Segunda epístola de San Pablo a los Tesalonicens

El deber de trabajar

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pablo a los Tesalonicenses > El deber de trabajar (53:3:6 - 53:3:15)

Sin embargo, os mandamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente y no conforme a la doctrina que recibieron de parte nuestra.

Vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos, porque no hemos vivido desordenadamente entre vosotros,

ni hemos comido de balde el pan de nadie. Más bien, trabajamos arduamente hasta la fatiga, de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros;

no porque no tuviésemos autoridad, sino para daros en nuestras personas un ejemplo a imitar.

Aún estando con vosotros os amonestábamos así: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.

Porque hemos oído que algunos andan desordenadamente entre vosotros, sin trabajar en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno.

A los tales les ordenamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajando sosegadamente coman su propio pan.

Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.

Si alguno no obedece nuestra palabra por carta, a ése señaladlo y no tengáis trato con él, para que le dé vergüenza.

Pero no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano.

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Bendición final

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pablo a los Tesalonicenses > Bendición final (53:3:16 - 53:3:18)

Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.

Este saludo es de mi mano, Pablo. Así es mi firma en todas mis cartas, tal como escribo.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.

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