La venida del Señor
Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > Primera epÃstola de San Pablo a los Tesalonicenses > La venida del Señor (52:4:13 - 52:5:11)
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios traerá por medio de Jesús, y con él, a los que han dormido.
Pues os decimos esto por palabra del Señor: Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera precederemos a los que ya durmieron.
Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para el encuentro con el Señor en el aire; y asà estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba.
Porque vosotros mismos sabéis perfectamente bien que el dÃa del Señor vendrá como ladrón de noche.
Cuando digan: “Paz y seguridad,” entonces vendrá la destrucción de repente sobre ellos, como vienen los dolores sobre la mujer que da a luz; y de ninguna manera escaparán.
Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, como para que aquel dÃa os sorprenda como un ladrón.
Todos vosotros sois hijos de luz e hijos del dÃa. No somos hijos de la noche ni de las tinieblas.
Por tanto, no durmamos como los demás, sino vigilemos y seamos sobrios;
porque los que duermen, de noche duermen; y los que se emborrachan, de noche se emborrachan.
Pero nosotros que somos del dÃa seamos sobrios, vestidos de la coraza de la fe y del amor, y con el casco de la esperanza de la salvación.
Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
quien murió por nosotros para que, ya sea que velemos o sea que durmamos, vivamos juntamente con él.
Por lo cual, animaos los unos a los otros y edificaos los unos a los otros, asà como ya lo hacéis.