Todo es vanidad

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Eclesiastés > Todo es vanidad (21:1:1 - 21:1:11)

Las palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén:

“Vanidad de vanidades,” dijo el Predicador; “vanidad de vanidades, todo es vanidad.”

¿Qué provecho tiene el hombre de todo su duro trabajo con que se afana debajo del sol?

Generación va, y generación viene; pero la tierra siempre permanece.

El sol sale, y el sol se pone. Vuelve a su lugar y de allí sale de nuevo.

El viento sopla hacia el sur y gira hacia el norte; va girando de continuo, y de nuevo vuelve el viento a sus giros.

Todos los ríos van al mar, pero el mar no se llena. Al lugar adonde los ríos corren, allí vuelven a correr.

Todas las cosas son fatigosas, y nadie es capaz de explicarlas. El ojo no se harta de ver, ni el oído se sacia de oír.

Lo que fue, eso será; y lo que ha sido hecho, eso se hará. Nada hay nuevo debajo del sol.

¿Hay algo de lo que se pueda decir: “Mira, esto es nuevo”? Ya sucedió en las edades que nos han precedido.

No hay memoria de lo primero, ni tampoco de lo que será postrero. No habrá memoria de ello entre los que serán después.

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