Humillación y exaltación de Cristo
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Por tanto, si hay algún aliento en Cristo; si hay algún incentivo en el amor; si hay alguna comunión en el EspÃritu; si hay algún afecto profundo y alguna compasión,
completad mi gozo a fin de que penséis de la misma manera, teniendo el mismo amor, unánimes, pensando en una misma cosa.
No hagáis nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos;
no considerando cada cual solamente los intereses propios, sino considerando cada uno también los intereses de los demás.
Haya en vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús:
Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse;
sino que se despojó a sà mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en condición de hombre,
se humilló a sà mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
Por lo cual también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre;
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor.