Estad firmes en la libertad

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Gálatas > Estad firmes en la libertad (48:5:1 - 48:5:15)

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no os pongáis otra vez bajo el yugo de la esclavitud.

He aquí yo, Pablo, os digo que si os dejáis circuncidar, de nada os aprovechará Cristo.

Y otra vez declaro a todo hombre que acepta ser circuncidado, que está obligado a cumplir toda la ley.

Vosotros que pretendéis ser justificados en la ley, ¡habéis quedado desligados de Cristo y de la gracia habéis caído!

Porque nosotros por el Espíritu aguardamos por la fe la esperanza de la justicia.

Pues en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada, sino la fe que actúa por medio del amor.

Corríais bien. ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad?

Tal persuasión no proviene de aquel que os llama.

Un poquito de levadura leuda toda la masa.

Yo confío en el Señor con respecto a vosotros que no pensaréis de ninguna otra manera; y el que os inquieta llevará su castigo, sea quien sea.

Pero con respecto a mí, hermanos, si todavía predico la circuncisión, ¿por qué aún soy perseguido? En tal caso, se habría quitado el tropiezo de la cruz.

¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!

Vosotros fuisteis llamados a la libertad, hermanos; solamente que no uséis la libertad como pretexto para la carnalidad. Más bien, servíos los unos a los otros por medio del amor,

porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Pero si os mordéis y os coméis los unos a los otros, mirad que no seáis consumidos los unos por los otros.




Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

Imagen Las obras de la carne y el fruto del Espíritu 1
Enviado por mexicano1963@hotmail.com

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Gálatas > Las obras de la carne y el fruto del Espíritu (48:5:16 - 48:6:10)

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y así jamás satisfaréis los malos deseos de la carne.

Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagáis lo que quisierais.

Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza, desenfreno,

idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos,

envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas, de las cuales os advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley,

porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu.

No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros.

Hermanos, en caso de que alguien se encuentre enredado en alguna transgresión, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Sobrellevad los unos las cargas de los otros y de esta manera cumpliréis la ley de Cristo.

Porque si alguien estima que es algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

Así que, examine cada uno su obra, y entonces tendrá motivo de orgullo sólo en sí mismo y no en otro;

porque cada cual llevará su propia carga.

El que recibe instrucción en la palabra comparta toda cosa buena con quien le instruye.

No os engañéis; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará.

Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.

Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.




Pablo se gloría en la cruz de Cristo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Gálatas > Pablo se gloría en la cruz de Cristo (48:6:11 - 48:6:17)

Mirad con cuán grandes letras os escribo con mi propia mano.

Aquellos que quieren tener el visto bueno en la carne os obligan a ser circuncidados, solamente para no ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo.

Pues ni los que son circuncidados guardan la ley; sin embargo, quieren que vosotros seáis circuncidados para gloriarse en vuestra carne.

Pero lejos esté de mí el gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien el mundo me ha sido crucificado a mí y yo al mundo.

Porque ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada, sino la nueva criatura.

Para todos los que anden según esta regla, paz y misericordia sean sobre ellos, y sobre el Israel de Dios.

De aquí en adelante nadie me cause dificultades, pues llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.




Bendición final

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Gálatas > Bendición final (48:6:18 - 48:6:18)

La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu, hermanos. Amén.




Salutación

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Efesios > Salutación (49:1:1 - 49:1:2)

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios; a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso:

Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.