Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > EpÃstola de San Pablo a los Gálatas > El propósito de la ley (48:3:19 - 48:4:7)
Entonces, ¿para qué existe la ley? Fue dada por causa de las transgresiones, hasta que viniese la descendencia a quien habÃa sido hecha la promesa. Y esta ley fue promulgada por medio de ángeles, por mano de un mediador.
Y el mediador no es de uno solo, pero Dios es uno.
Por consecuencia, ¿es la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si hubiera sido dada una ley capaz de vivificar, entonces la justicia serÃa por la ley.
No obstante, la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa fuese dada por la fe en Jesucristo a los que creen.
Pero antes que viniese la fe, estábamos custodiados bajo la ley, reservados para la fe que habÃa de ser revelada.
De manera que la ley ha sido nuestro tutor para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por la fe.
Pero como ha venido la fe, ya no estamos bajo tutor.
Asà que, todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús,
porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo.
Ya no hay judÃo ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Y ya que sois de Cristo, ciertamente sois descendencia de Abraham, herederos conforme a la promesa.
Digo, además, que entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
más bien, está bajo guardianes y mayordomos hasta el tiempo señalado por su padre.
De igual modo nosotros también, cuando éramos niños, éramos esclavos sujetos a los principios elementales del mundo.
Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el EspÃritu de su Hijo, que clama: “Abba, Padre.”
Asà que ya no eres más esclavo, sino hijo; y si hijo, también eres heredero por medio de Dios.