La elección de Israel

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > La elección de Israel (45:9:1 - 45:9:29)

Digo la verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia da testimonio conmigo en el Espíritu Santo

de que tengo una gran tristeza y continuo dolor en el corazón;

porque desearía yo mismo ser separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los que son mis familiares según la carne.

Ellos son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas.

De ellos son los patriarcas; y de ellos según la carne proviene el Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

No es que haya fallado la palabra de Dios; porque no todos los nacidos de Israel son de Israel,

ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos suyos, sino que en Isaac será llamada tu descendencia.

Esto quiere decir que no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios; más bien, los hijos de la promesa son contados como descendencia.

Porque la palabra de la promesa es ésta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.

Y no sólo esto, sino que también cuando Rebeca concibió de un hombre, de Isaac nuestro padre,

y aunque todavía no habían nacido sus hijos ni habían hecho bien o mal—para que el propósito de Dios dependiese de su elección,

no de las obras sino del que llama—, a ella se le dijo: “El mayor servirá al menor,”

como está escrito: A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí.

¿Qué, pues, diremos? ¿Acaso hay injusticia en Dios? ¡De ninguna manera!

Porque dice a Moisés: Tendré misericordia de quien tenga misericordia, y me compadeceré de quien me compadezca.

Por lo tanto, no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios quien tiene misericordia.

Porque la Escritura dice al Faraón: Para esto mismo te levanté, para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.

De manera que de quien quiere, tiene misericordia; pero a quien quiere, endurece.

Luego me dirás: “¿Por qué todavía inculpa? Porque, ¿quién ha resistido a su voluntad?”

Antes que nada, oh hombre, ¿quién eres tú para que contradigas a Dios? ¿Dirá el vaso formado al que lo formó: “¿Por qué me hiciste así?”

¿O no tiene autoridad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para uso honroso y otro para uso común?

¿Y qué hay si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los vasos de ira que han sido preparados para destrucción?

¿Y qué hay si él hizo esto, para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre los vasos de misericordia que había preparado de antemano para gloria,

a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles?

Como también en Oseas dice: Al que no era mi pueblo llamaré pueblo mío, y a la no amada, amada.

Y será que, en el lugar donde se les dijo: “Vosotros no sois mi pueblo,” allí serán llamados hijos del Dios viviente.

También Isaías proclama con respecto a Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, el remanente será salvo.

Porque el Señor ejecutará su palabra pronto y con vigor sobre la tierra.

Y como dijo antes Isaías: Si el Señor de los Ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, habríamos llegado a ser como Sodoma y seríamos semejantes a Gomorra.




La justicia que es por fe

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > La justicia que es por fe (45:9:30 - 45:10:21)

¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, quienes no iban tras la justicia, alcanzaron la justicia, es decir, la justicia que procede de la fe;

mientras que Israel, que iba tras la ley de justicia, no alcanzó la ley.

¿Por qué? Porque no era por fe, sino por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo,

como está escrito: He aquí pongo en Sion una piedra de tropiezo y una roca de escándalo; y aquel que cree en él no será avergonzado.

Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por Israel es para salvación.

Porque yo les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no de acuerdo con un conocimiento pleno.

Pues, ignorando la justicia de Dios y procurando establecer su propia justicia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Moisés escribe de la justicia que es por la ley: El hombre que haga estas cosas vivirá por ellas.

Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón, “¿Quién subirá al cielo?” (esto es, para hacer descender a Cristo)

ni “¿Quién descenderá al abismo?” (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).

Más bien, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:

que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y si crees en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo.

Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se hace confesión para salvación.

Porque la Escritura dice: Todo aquel que cree en él no será avergonzado.

Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos es rico para con todos los que le invocan.

Porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

¿Y cómo predicarán sin que sean enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de las cosas buenas!

Pero no todos obedecieron el evangelio, porque Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?

Por esto, la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo.

Pero pregunto: ¿Acaso no oyeron? ¡Claro que sí! Por toda la tierra ha salido la voz de ellos; y hasta los confines del mundo, sus palabras.

Pero pregunto: ¿Acaso no comprendió Israel? Moisés fue el primero en decir: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es mío; con una nación sin entendimiento os provocaré a enojo.

También Isaías se atreve a decir: Fui hallado entre los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí.

Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo desobediente y rebelde.




El remanente de Israel

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > El remanente de Israel (45:11:1 - 45:11:10)

Por tanto pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque yo mismo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.

Dios no rechazó a su pueblo, al cual conoció de antemano. ¿O no sabéis lo que dicen las Escrituras en el caso de Elías, cuando consultó con Dios contra Israel? Dice:

Señor, han matado a tus profetas y han derribado tus altares; y yo he quedado solo, y procuran quitarme la vida.

Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? He dejado para mí siete mil hombres que no han doblado la rodilla delante de Baal.

Así también, en este tiempo presente se ha levantado un remanente según la elección de gracia.

Y si es por la gracia, no procede de las obras; de otra manera, la gracia ya no sería gracia.

¿Qué, pues? Lo que Israel busca, eso no alcanzó, pero los elegidos sí lo alcanzaron; y los demás fueron endurecidos,

como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos para no ver, y oídos para no oír, hasta el día de hoy.

Y David dice: Que su mesa se convierta en trampa y red, en tropezadero y retribución para ellos.

Que sus ojos se oscurezcan para no ver, y haz que su espalda se doblegue para siempre.




La salvación de los gentiles

Imagen La salvación de los gentiles 1

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > La salvación de los gentiles (45:11:11 - 45:11:24)

Pregunto pues: ¿Acaso tropezaron para que cayesen? ¡De ninguna manera! Más bien, con la transgresión de ellos ha venido la salvación a los gentiles, para que ellos sean provocados a celos.

Y si su transgresión es la riqueza del mundo y su fracaso es la riqueza de los gentiles, ¡cuánto más será la plena restauración de ellos!

Y a vosotros los gentiles digo: Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio,

por si de alguna manera pueda provocar a celos a los de mi carne y hacer salvos a algunos de ellos.

Porque si la exclusión de ellos resulta en la reconciliación del mundo, ¡qué será su readmisión, sino vida de entre los muertos!

Si la primicia es santa, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.

Y si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado entre ellas y has sido hecho copartícipe de la raíz, es decir, de la abundante savia del olivo,

no te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú quien sustentas a la raíz, sino la raíz a ti.

Entonces dirás: “Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.”

Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas. Pero tú por tu fe estás firme. No te ensoberbezcas, sino teme;

porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron; pero la bondad para contigo, si permaneces en su bondad. De otra manera, tú también serás cortado.

Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo.

Pues si tú fuiste cortado del olivo silvestre y contra la naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¡cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo!




La restauración de Israel

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > La restauración de Israel (45:11:25 - 45:11:36)

Hermanos, para que no seáis sabios en vuestro propio parecer, no quiero que ignoréis este misterio: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.

Y así todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el libertador; quitará de Jacob la impiedad.

Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.

Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros, pero en cuanto a la elección son amados por causa de los padres;

porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.

De igual manera, vosotros en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos.

Asimismo, ellos han sido desobedientes en este tiempo, para que por la misericordia concedida a vosotros, también a ellos les sea ahora concedida misericordia.

Porque Dios encerró a todos bajo desobediencia, para tener misericordia de todos.

¡Oh la profundidad de las riquezas, y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!

Porque: ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién llegó a ser su consejero?

¿O quién le ha dado a él primero para que sea recompensado por él?

Porque de él y por medio de él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.