La culpabilidad del hombre

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > La culpabilidad del hombre (45:1:18 - 45:1:32)

Pues la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia detienen la verdad.

Porque lo que de Dios se conoce es evidente entre ellos, pues Dios hizo que fuese evidente.

Porque lo invisible de él—su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas; de modo que no tienen excusa.

Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias; más bien, se hicieron vanos en sus razonamientos, y su insensato corazón fue entenebrecido.

Profesando ser sabios se hicieron fatuos,

y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen a la semejanza de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Por tanto, Dios los entregó a la impureza, en las pasiones de sus corazones, para deshonrar sus cuerpos entre sí.

Ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y veneraron y rindieron culto a la creación antes que al Creador, ¡quien es bendito para siempre! Amén.

Por esta causa, Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por relaciones contra naturaleza.

De la misma manera, también los hombres, dejando las relaciones naturales con la mujer, se encendieron en sus pasiones desordenadas unos con otros, cometiendo actos vergonzosos, hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución que corresponde a su extravío.

Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada, para hacer lo que no es debido.

Se han llenado de toda injusticia, maldad, avaricia y perversidad. Están repletos de envidia, homicidios, contiendas, engaños, mala intención.

Son contenciosos, calumniadores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de males, desobedientes a sus padres,

insensatos, desleales, crueles y sin misericordia.

A pesar de que ellos reconocen el justo juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen en los que las practican.




El justo juicio de Dios

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > El justo juicio de Dios (45:2:1 - 45:2:16)

Por lo tanto, no tienes excusa, oh hombre, no importa quién seas tú que juzgas; porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo, pues tú que juzgas haces lo mismo.

Pero sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que practican tales cosas.

Oh hombre que juzgas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, ¿supones que escaparás del juicio de Dios?

¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?

Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, acumulas sobre ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.

El recompensará a cada uno conforme a sus obras:

vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción;

pero enojo e ira a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;

tribulación y angustia sobre toda persona que hace lo malo (el judío primero, y también el griego);

pero gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien (al judío primero y también al griego).

Pues no hay distinción de personas delante de Dios.

Así que todos los que pecaron sin la ley, sin la ley también perecerán; y todos los que pecaron teniendo la ley, por la ley serán juzgados.

Porque no son los oidores de la ley los que son justos delante de Dios, sino que los hacedores de la ley serán justificados.

Porque cuando los gentiles que no tienen ley practican por naturaleza el contenido de la ley, aunque no tienen ley, son ley para sí mismos.

Ellos muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, mientras que su conciencia concuerda en su testimonio; y sus razonamientos se acusan o se excusan unos a otros,

en el día en que, conforme a mi evangelio, Dios juzgue los secretos de los hombres, por medio de Cristo Jesús.




Los judíos y la ley

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > Los judíos y la ley (45:2:17 - 45:3:8)

He aquí, tú tienes nombre de ser judío, te apoyas en la ley y te glorías en Dios.

Tú conoces su voluntad y apruebas lo que más vale, porque estás instruido en la ley.

Tú estás persuadido de que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,

instructor de los que no saben, maestro de niños, teniendo en la ley la completa expresión del conocimiento y de la verdad.

Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas contra el robo, ¿robas?

Tú que hablas contra el adulterio, ¿cometes adulterio? Tú que abominas a los ídolos, ¿cometes sacrilegio?

Tú que te jactas en la ley, ¿deshonras a Dios con la infracción de la ley?

Porque como está escrito: El nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los gentiles.

Porque la circuncisión aprovecha en verdad, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión ha llegado a ser incircuncisión.

De manera que, si el incircunciso cumple los justos preceptos de la ley, ¿su incircuncisión no será considerada como circuncisión?

El que físicamente es incircunciso pero guarda completamente la ley, te juzgará a ti, que con la letra y con la circuncisión eres transgresor de la ley.

Porque no es judío el que lo es en lo visible, ni es la circuncisión la visible en la carne;

sino más bien, es judío el que lo es en lo íntimo, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no en la letra. La alabanza del tal no proviene de los hombres, sino de Dios.

¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O qué beneficio hay en la circuncisión?

Mucho, en todo sentido. Primeramente, que las palabras de Dios les han sido confiadas.

¿Qué, pues, si algunos de ellos han sido infieles? ¿Acaso podrá la infidelidad de ellos invalidar la fidelidad de Dios?

¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz, aunque todo hombre sea mentiroso, como está escrito: para que seas justificado en tus palabras y venzas cuando seas juzgado.

Pero si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es injusto Dios que da el castigo? (Hablo como hombre.)

¡De ninguna manera! Porque en tal caso, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?

Pero si la verdad de Dios abundó en mi falsedad para su gloria, ¿por qué todavía soy juzgado yo como pecador?

¿Y por qué no decir: “Hagamos lo malo para que venga lo bueno”? De esto se nos calumnia, y algunos afirman que así decimos. La condenación de los tales es justa.




No hay justo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > No hay justo (45:3:9 - 45:3:20)

¿Qué, pues? ¿Les llevamos alguna ventaja? Claro que no; porque ya hemos acusado tanto a judíos como a gentiles, diciendo que todos están bajo pecado,

como está escrito: No hay justo ni aun uno;

no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.

Todos se apartaron, a una fueron hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Hay veneno de serpiente debajo de sus labios;

su boca está llena de maldiciones y amargura.

Sus pies son veloces para derramar sangre;

hay ruina y miseria en sus caminos.

No conocieron el camino de paz;

no hay temor de Dios delante de sus ojos.

Pero sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre, y todo el mundo esté bajo juicio ante Dios.

Porque por las obras de la ley nadie será justificado delante de él; pues por medio de la ley viene el reconocimiento del pecado.




La justicia es por medio de la fe

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Romanos > La justicia es por medio de la fe (45:3:21 - 45:3:31)

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas.

Esta es la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen. Pues no hay distinción;

porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,

siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.

Como demostración de su justicia, Dios le ha puesto a él como expiación por la fe en su sangre, a causa del perdón de los pecados pasados, en la paciencia de Dios,

con el propósito de manifestar su justicia en el tiempo presente; para que él sea justo y a la vez justificador del que tiene fe en Jesús.

¿Dónde, pues, está la jactancia? Está excluida. ¿Por qué clase de ley? ¿Por la de las obras? ¡Jamás! Más bien, por la ley de la fe.

Así que consideramos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.

¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? ¡Por supuesto! También lo es de los gentiles.

Porque hay un solo Dios, quien justificará por la fe a los de la circuncisión, y mediante la fe a los de la incircuncisión.

Luego, ¿invalidamos la ley por la fe? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la ley.