Proverbios antitéticos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Proverbios antitéticos (20:28:1 - 20:29:27)

Huye el impío sin que nadie lo persiga, pero los justos están confiados como un león.

Por la rebelión del país se multiplican sus gobernantes, pero por el hombre de entendimiento y de inteligencia permanecerá.

El hombre pobre que oprime a los más débiles es como lluvia torrencial que deja sin pan.

Los que abandonan la ley alaban a los impíos, pero los que guardan la ley contenderán con ellos.

Los hombres malos no entienden el derecho, pero los que buscan a Jehovah lo entienden todo.

Mejor es el pobre que camina en su integridad que el de caminos torcidos, aunque sea rico.

El que guarda la ley es hijo inteligente, pero el que se junta con glotones avergüenza a su padre.

El que aumenta sus riquezas con usura e intereses acumula para el que se compadece de los pobres.

El que aparta su oído para no oír la ley, aun su oración es abominable.

El que hace errar a los rectos por el mal camino, él caerá en su propia fosa; pero los íntegros heredarán el bien.

El hombre rico es sabio en su propia opinión, pero el pobre que es inteligente lo escudriña.

Cuando triunfan los justos, grande es la gloria; pero cuando se levantan los impíos, se esconden los hombres.

El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona alcanzará misericordia.

Bienaventurado el hombre que siempre teme, pero el que endurece su corazón caerá en el mal.

León rugiente y oso que embiste es el gobernante impío sobre el pueblo empobrecido.

El gobernante falto de entendimiento aumenta la extorsión, pero el que aborrece las ganancias deshonestas alargará sus días.

El hombre que carga con un delito de sangre huirá hasta la fosa, y nadie lo detendrá.

El que camina en integridad será salvo, pero el de caminos torcidos caerá en una fosa.

El que cultiva su tierra se saciará de pan, pero el que persigue cosas vanas se saciará de pobreza.

El hombre fiel tendrá muchas bendiciones, pero el que se apresura a enriquecerse no quedará impune.

No es bueno hacer distinción de personas, pues un hombre puede delinquir hasta por un bocado de pan.

El hombre de malas intenciones se apresura a enriquecerse, y no sabe que le ha de venir escasez.

El que reprende al hombre hallará después mayor gracia que el que le lisonjea con la lengua.

El que roba a su padre y a su madre, y dice que no es maldad, es compañero del destructor.

El de ánimo altivo suscita contiendas, pero el que confía en Jehovah prosperará.

El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que camina en sabiduría estará a salvo.

Al que da al pobre no le faltará, pero el que cierra ante él sus ojos tendrá muchas maldiciones.

Cuando se levantan los impíos, se ocultan los hombres; pero cuando perecen, los justos se engrandecen.

El hombre que al ser reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y para él no habrá remedio.

Cuando los justos aumentan, el pueblo se alegra; pero cuando gobierna el impío, el pueblo gime.

El hombre que ama la sabiduría alegra a su padre, pero el que se junta con prostitutas malgasta sus bienes.

El rey con la justicia da estabilidad al país, pero el que lo abruma con impuestos lo destruye.

El hombre que lisonjea a su prójimo le tiende red ante sus pasos.

El hombre malo cae en la trampa de su propia transgresión, pero el justo cantará y se alegrará.

El justo se preocupa por la causa de los más necesitados, pero el impío no entiende tal preocupación.

Los burladores agitan la ciudad, pero los sabios aplacan la ira.

Si el sabio pleitea con el necio, aunque se enoje o se ría, no tendrá reposo.

Los hombres sanguinarios aborrecen al íntegro, pero los rectos buscan su bien.

El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el sabio conteniéndose la apacigua.

Si el gobernante atiende a palabras mentirosas, todos sus servidores serán unos impíos.

El pobre y el opresor tienen esto en común: A ambos Jehovah les alumbra los ojos.

El rey que juzga a los pobres según la verdad afirma su trono para siempre.

La vara y la corrección dan sabiduría, pero el muchacho dejado por su cuenta avergüenza a su madre.

Cuando abundan los impíos, abunda la transgresión; pero los justos verán la ruina de ellos.

Corrige a tu hijo, y te dará reposo; él dará satisfacciones a tu alma.

Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena; pero el que guarda la ley es bienaventurado.

El siervo no se corrige sólo con palabras; porque entiende, pero no hace caso.

¿Has visto a un hombre apresurado en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.

El que mima a su siervo desde la niñez, a la postre, éste será su heredero.

El hombre iracundo suscita contiendas, y el furioso comete muchas transgresiones.

La soberbia del hombre lo abate, pero al humilde de espíritu le sustenta la honra.

El cómplice del ladrón aborrece su vida; aunque oiga las maldiciones, no lo denunciará.

El temor al hombre pone trampas, pero el que confía en Jehovah estará a salvo.

Muchos buscan el favor del gobernante, pero de Jehovah proviene el derecho de cada uno.

Abominación es a los justos el hombre inicuo, y el de caminos rectos es abominación al impío.




Las palabras de Agur

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Las palabras de Agur (20:30:1 - 20:30:33)

Las palabras de Agur hijo de Jaqué, de Masá: El hombre dice: “No hay Dios; no hay Dios.” ¿Y acaso podré yo saber?

Ciertamente yo soy el más ignorante de los hombres y no tengo entendimiento humano.

No he aprendido sabiduría para conocer al Santo.

¿Quién ha subido al cielo y ha descendido? ¿Quién reunió los vientos en sus puños? ¿Quién contuvo las aguas en un manto? ¿Quién levantó todos los extremos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si lo sabes?

Probada es toda palabra de Dios; él es escudo a los que en él se refugian.

No añadas a sus palabras, no sea que te reprenda, y seas hallado mentiroso.

Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes que muera:

Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, y no me des pobreza ni riqueza. Sólo dame mi pan cotidiano;

no sea que me sacie y te niegue, o diga: “¿Quién es Jehovah?” No sea que me empobrezca y robe, y profane el nombre de mi Dios.

No difames al siervo ante su señor; no sea que te maldiga, y seas hallado culpable.

Hay generación que maldice a su padre y no bendice a su madre.

Hay generación limpia en su propia opinión, a pesar de que no ha sido lavada de su inmundicia.

Hay generación cuyos ojos son altivos y cuya vista es altanera.

Hay generación cuyos dientes son espadas y cuyas mandíbulas son cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra y a los necesitados de entre los hombres.

La sanguijuela tiene dos hijas: Dame y Dame.

Tres cosas hay que nunca se sacian, y la cuarta nunca dice: “¡Basta!” El Seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de agua y el fuego que jamás dice: “¡Basta!”

Al ojo que se burla de su padre y menosprecia el obedecer a su madre, sáquenlo los cuervos de la quebrada, y tráguenlo los polluelos del águila.

Tres cosas me son misteriosas, y tampoco comprendo la cuarta:

el rastro del águila en el aire, el rastro de la serpiente sobre la peña, el rastro del barco en el corazón del mar y el rastro del hombre en la joven.

La mujer adúltera procede así: Come, limpia su boca y dice: “No he hecho ninguna iniquidad.”

Por tres cosas tiembla la tierra, y la cuarta no puede soportar:

por el esclavo, cuando llega a ser rey; por el vil, cuando se sacia de pan;

por la mujer aborrecida, cuando se casa; y por una criada que hereda a su señora.

Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más sabias que los sabios:

las hormigas, pueblo no fuerte, pero en el verano preparan su comida;

los conejos, pueblo no poderoso, pero tienen su casa en la roca;

las langostas, que no tienen rey, pero salen por cuadrillas;

y la lagartija, que atrapas con las manos, pero está en los palacios del rey.

Hay tres cosas de paso gallardo; y la cuarta camina muy bien:

el león, fuerte entre todos los animales, que no vuelve atrás por nada;

el gallo erguido, el macho cabrío; y el rey, a quien nadie resiste.

Si neciamente te has enaltecido y has pensado el mal, pon tu mano sobre tu boca:

Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla; el que con fuerza se suena la nariz sacará sangre, y el que provoca la ira causará contienda.




Exhortación a un rey

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Exhortación a un rey (20:31:1 - 21:11:8)

Palabras de Lemuel, rey de Masá, que le enseñara su madre:

¡Oh, hijo mío! ¡Oh, hijo de mi vientre! ¡Oh, hijo de mis votos!

No des a las mujeres tu fuerza, ni tus caminos a las que destruyen a los reyes.

No es cosa de reyes, oh Lemuel, no es cosa de reyes beber vino; ni de los magistrados, el licor.

Si se embota el hacha y no es afilada, hay que añadir más esfuerzo. Pero es más ventajoso aplicar la sabiduría.

Si la serpiente muerde antes de ser encantada, de nada sirve el encantador.

Las palabras de la boca del sabio son agradables, pero los labios del necio causan su propia ruina.

El comienzo de las palabras de su boca es necedad, y el final de su hablar es locura nociva.

El insensato multiplica las palabras, aunque el hombre no sabe lo que ha de suceder. Y lo que habrá de ser después de él, ¿quién se lo declarará?

El duro trabajo fatiga al necio, de manera que él ni siquiera sabe cómo ir a la ciudad.

¡Ay de ti, oh tierra, cuando tu rey es un muchacho y tus príncipes se festejan de mañana!

Bienaventurada tú, oh tierra, cuando tu rey es un hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para embriagarse.

Por la pereza se hunde el techo, y por la flojedad de manos tiene goteras la casa.

El alimento se prepara para disfrutarlo, el vino alegra la vida, y el dinero preocupa a todos.

Ni aun en tu alcoba maldigas al rey, ni en tu dormitorio maldigas al rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las criaturas aladas declararán el asunto.

Echa tu pan sobre las aguas, porque después de muchos días lo volverás a encontrar.

Reparte a siete, y también a ocho; porque no sabes qué mal vendrá sobre la tierra.

Si las nubes se recargan de agua, derramarán lluvia sobre la tierra. Y si el árbol cae hacia el sur o hacia el norte, en el lugar donde caiga, allí quedará.

El que observa el viento no sembrará, y el que se queda mirando las nubes no segará.

Como tú no comprendes cómo entra el espíritu a los huesos en el vientre de la mujer encinta, así no comprenderás la obra de Dios, quien hace todas las cosas.

En la mañana siembra tu semilla, y por la tarde no dejes reposar tu mano; porque tú no sabes cuál será mejor, si esto o lo otro, o si ambas cosas son igualmente buenas.

Agradable es la luz, y bueno es a los ojos ver el sol.

Si el hombre vive muchos años, alégrese en todos ellos; pero traiga a la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos. Todo lo que habrá ocurrido es vanidad.




Consejos para la juventud

Consejos para la juventud 1
Enviado por TuBiblia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Eclesiastés > Consejos para la juventud (21:11:9 - 21:12:8)

Alégrate, joven, en tu adolescencia, y tenga placer tu corazón en los días de tu juventud. Anda según los caminos de tu corazón y según la vista de tus ojos, pero ten presente que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio.

Quita, pues, de tu corazón la ansiedad, y aleja de tu cuerpo el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud: antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: “No tengo en ellos contentamiento”;

antes que se oscurezcan el sol y la luz de la luna y de las estrellas, y las nubes vuelvan tras la lluvia;

cuando tiemblen los guardias de la casa y se dobleguen los hombres valerosos; cuando estén inactivas las muelas, por quedar pocas, y se oscurezcan los que miran por las ventanas;

cuando se cierren las puertas de la calle, y se debilite el ruido del molino; cuando uno se levante ante el gorjeo de un pajarito, y todas las hijas del canto sean abatidas;

cuando también se tenga miedo de la altura y haya horrores en el camino; cuando florezca el almendro, la langosta se arrastre pesadamente y se pierda el deseo. Es que el hombre se va a su morada eterna, y los que hacen duelo rondan alrededor de la plaza.

Cuando la juventud termina 2
Enviado por TuBiblia

Acuérdate de él antes que se rompa el cordón de plata y se destroce el tazón de oro; antes que el cántaro se quiebre junto al manantial, y la rueda se rompa sobre el pozo.

Es que el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio.

“Vanidad de vanidades,” dijo el Predicador; “todo es vanidad.”

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Resumen del deber del hombre

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Eclesiastés > Resumen del deber del hombre (21:12:9 - 21:12:14)

Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo. También sopesó, investigó y compuso muchos proverbios.

El Predicador procuró hallar palabras agradables y escribir correctamente palabras de verdad.

Las palabras de los sabios son como aguijones, y como clavos hincados son las palabras que forman parte de una colección y que son expuestas por un Pastor.

Además de esto, hijo mío, queda advertido: El hacer muchos libros es algo sin fin, y el mucho estudio fatiga el cuerpo.

La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre.

Porque Dios traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido, sea bueno o sea malo. Cantares 1