La plaga de piojos

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Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La plaga de piojos (2:8:16 - 2:8:19)

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Di a Aarón: “Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra para que se convierta en piojos en toda la tierra de Egipto.”

Ellos lo hicieron así. Aarón extendió su mano con su vara y golpeó el polvo de la tierra, el cual se convirtió en piojos, tanto sobre los hombres como sobre los animales. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos, en toda la tierra de Egipto.

Los magos también intentaron hacer piojos con sus encantamientos, pero no pudieron. Había piojos tanto en los hombres como en los animales.

Entonces los magos dijeron al faraón: —¡Esto es el dedo de Dios! Pero el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como Jehovah lo había dicho.




La plaga de moscas

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La plaga de moscas (2:8:20 - 2:8:32)

Jehovah dijo a Moisés: —Levántate muy de mañana, preséntate ante el faraón cuando él salga al río y dile que Jehovah ha dicho así: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré una nube de moscas sobre ti y sobre tus servidores, sobre tu pueblo y dentro de tus casas. Y las casas de los egipcios se llenarán de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén.

Pero el mismo día yo excluiré la tierra de Gosén, donde habita mi pueblo, para que no vaya allí la nube de moscas, a fin de que sepas que yo, Jehovah, estoy en medio de la tierra.

Yo haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana tendrá lugar esta señal.”

Jehovah lo hizo así: Vino una densa nube de moscas sobre la casa del faraón, sobre las casas de sus servidores, y sobre toda la tierra de Egipto. La tierra quedó devastada a causa de ellas.

Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Id, ofreced sacrificios a vuestro Dios, dentro del país.

Moisés respondió: —No conviene que lo hagamos así, porque ofreceríamos como sacrificio a Jehovah lo que es una abominación a los egipcios. Si sacrificáramos en presencia de los egipcios lo que para ellos es una abominación, ¿no nos apedrearían?

Iremos a tres días de camino por el desierto y ofreceremos sacrificios a Jehovah, según él nos diga.

El faraón dijo: —Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehovah vuestro Dios en el desierto, con tal que no os vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.

Respondió Moisés: —He aquí, al salir yo de tu presencia, rogaré a Jehovah, y él hará que mañana la nube de moscas se aparte del faraón, de sus servidores y de su pueblo, con tal que el faraón no se vuelva a burlar, no dejando ir al pueblo para ofrecer sacrificios a Jehovah.

Entonces Moisés salió de la presencia del faraón y oró a Jehovah.

Y Jehovah hizo conforme a la palabra de Moisés y apartó del faraón, de sus servidores y de su pueblo la nube de moscas, sin que quedara una sola.

Pero el faraón endureció también esta vez su corazón, y no dejó ir al pueblo.




La plaga en el ganado

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La plaga en el ganado (2:9:1 - 2:9:7)

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Vé al faraón y dile que Jehovah, el Dios de los hebreos, ha dicho así: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

Porque si rehúsas dejarlos ir y los sigues deteniendo,

he aquí la mano de Jehovah traerá una terrible peste sobre tu ganado que está en el campo: caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas.

Pero Jehovah hará distinción entre el ganado de Israel y el de Egipto, de modo que no muera nada de todo lo que pertenece a los hijos de Israel.”

—Jehovah fijó un plazo diciendo—: Mañana Jehovah hará esto en el país.

Al día siguiente Jehovah hizo esto, y murió todo el ganado de Egipto. Pero del ganado de los hijos de Israel no murió ni un solo animal.

El faraón envió observadores, y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto ni un solo animal. Pero el corazón del faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo.




La plaga de úlceras

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La plaga de úlceras (2:9:8 - 2:9:12)

Jehovah dijo a Moisés y a Aarón: —Tomad puñados de hollín de un horno, y que Moisés lo esparza hacia el cielo, en presencia del faraón.

Este se convertirá en polvo sobre toda la tierra de Egipto, y ocasionará sarpullido que producirá úlceras, tanto en los hombres como en los animales, en toda la tierra de Egipto.

Tomaron, pues, el hollín del horno y se pusieron de pie delante del faraón. Moisés lo esparció hacia el cielo, y éste se convirtió en sarpullido que producía úlceras, tanto en los hombres como en los animales.

Y los magos no podían estar en presencia de Moisés por causa de las úlceras, porque los magos tenían úlceras, como todos los egipcios.

Pero Jehovah endureció el corazón del faraón. Y éste no los escuchó, tal como Jehovah lo había dicho a Moisés.




La plaga de granizo

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La plaga de granizo (2:9:13 - 2:9:35)

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Levántate muy de mañana, preséntate delante del faraón y dile que Jehovah, el Dios de los hebreos, dice así: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas sobre ti, sobre tus servidores y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra.

Porque hasta ahora yo podría haber extendido mi mano para herirte a ti y a tu pueblo con una plaga tal que ya habrías sido eliminado de la tierra.

Pero por esto mismo te he dejado con vida, para mostrarte mi poder y para dar a conocer mi nombre en toda la tierra.

¿Todavía te insolentas contra mi pueblo para no dejarlos ir?

He aquí, mañana a estas horas yo haré caer granizo tan pesado, como nunca lo hubo en Egipto desde el día en que fue fundado, hasta ahora.

Ordena, pues, que recojan tu ganado y todo lo que tienes en el campo, en un lugar seguro; porque el granizo caerá sobre todo hombre o animal que se halle en el campo y que no haya sido recogido en casa, y morirá.”

De los servidores del faraón, el que temió la palabra de Jehovah hizo que sus criados y su ganado huyeran a casa.

Pero los que no tomaron en serio la palabra de Jehovah dejaron a sus criados y sus ganados en el campo.

Jehovah dijo a Moisés: —Extiende tu mano hacia el cielo para que caiga granizo sobre toda la tierra de Egipto, sobre los hombres, sobre los animales y sobre toda la hierba del campo en la tierra de Egipto.

Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehovah envió truenos y granizo. El fuego se descargó sobre la tierra, y Jehovah hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.

Hubo, pues, granizo y fuego centelleante mezclado con el granizo, y era tan pesado que nunca lo hubo como aquél en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser nación.

El granizo destruyó en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, tanto los hombres como los animales. El granizo también arruinó toda la hierba del campo y destrozó todos los árboles del campo.

Sólo en la tierra de Gosén, donde habitaban los hijos de Israel, no cayó granizo.

Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: —He pecado esta vez. Jehovah es el justo; yo y mi pueblo somos los culpables.

Rogad a Jehovah para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y yo os dejaré ir, y vosotros no os detendréis más.

Moisés le respondió: —Al salir yo de la ciudad, extenderé mis manos a Jehovah, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Jehovah.

Pero yo sé que ni tú ni tus servidores teméis todavía la presencia de Jehovah Dios.

El lino y la cebada fueron destruidos, porque la cebada estaba en espiga y el lino en flor.

Pero el trigo y el centeno no fueron destruidos, pues eran tardíos.

Después de haber salido de la presencia del faraón y de la ciudad, Moisés extendió sus manos a Jehovah, y cesaron los truenos y el granizo; y no cayó más lluvia sobre la tierra.

Entonces, al ver que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, el faraón volvió a pecar. Tanto él como sus servidores endurecieron su corazón.

El corazón del faraón se endureció, y no dejó ir a los hijos de Israel, tal como Jehovah lo había dicho por medio de Moisés.