Súplica por la liberación. Al músico principal. Salmo de David, para conmemorar.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Súplica por la liberación. Al músico principal. Salmo de David, para conmemorar. (19:70:1 - 19:70:5)

(Al músico principal. Salmo de David. Para conmemorar) ¡Ten a bien, oh Dios, librarme! ¡Oh Jehovah, apresúrate a socorrerme!

Sean avergonzados y humillados los que buscan mi vida. Vuelvan atrás y sean confundidos los que desean mi mal.

Vuelvan a causa de su vergüenza los que dicen: “¡Ajá, ajá!”

Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan. Digan siempre los que aman tu salvación: “¡Dios sea engrandecido!”

Aunque yo sea pobre y necesitado, ¡apresúrate y ven a mí, oh Dios! Tú eres mi ayuda y mi libertador. ¡Oh Jehovah, no te tardes!




Oración de un anciano

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Oración de un anciano (19:71:1 - 19:71:24)

En ti, oh Jehovah, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás.

Socórreme y líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído y sálvame.

Sé tú mi roca fuerte a donde recurra yo continuamente. Has mandado que yo sea librado, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.

Oh Dios mío, líbrame de la mano de los impíos, de la mano de los perversos y opresores.

Porque tú, oh Señor Jehovah, eres mi esperanza, mi seguridad desde mi juventud.

Por ti he sido sustentado desde el vientre; tú eres quien me sacó del seno de mi madre. Siempre será tuya mi alabanza.

Para muchos he sido objeto de asombro, pero tú eres mi fuerte refugio.

Esté llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.

No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando mi fuerza se acabe.

Porque mis enemigos han hablado contra mí, y los que acechan mi vida consultan unidos

diciendo: “Dios lo ha abandonado. Perseguidlo y capturadlo, porque no hay quien lo libre.”

Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, apresúrate a socorrerme.

Sean avergonzados y desfallezcan los adversarios de mi alma. Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que buscan mi mal.

Pero yo siempre esperaré; te alabaré más y más.

Mi boca proclamará tu justicia y tu salvación, todo el día, aunque no sepa enumerarlas.

Celebraré los poderosos actos del Señor Jehovah; haré memoria de tu justicia, que es sólo tuya.

Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud; hasta ahora he manifestado tus maravillas.

Aun en la vejez y en las canas, no me desampares, oh Dios, hasta que proclame a la posteridad las proezas de tu brazo, tu poderío a todos los que han de venir,

y tu justicia, oh Dios, hasta lo sumo. Porque has hecho grandes cosas. ¡Oh Dios, quién como tú!

Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás desde los abismos de la tierra.

Aumentarás mi grandeza y me volverás a consolar.

Asimismo, oh Dios mío, te alabaré con la lira. Tu verdad cantaré con el arpa, oh Santo de Israel.

Mis labios se alegrarán, cuando yo te cante salmos; aun mi alma, a la cual has redimido.

También mi lengua hablará de tu justicia todo el día, porque fueron avergonzados y confundidos los que procuraban mi mal.




El reino de un rey justo. Para Salomón.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > El reino de un rey justo. Para Salomón. (19:72:1 - 19:72:20)

(A Salomón) Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.

El juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus pobres con rectitud.

Los montes producirán paz para el pueblo; y las colinas, justicia.

Juzgará a los pobres del pueblo; salvará a los hijos del necesitado y quebrantará al opresor.

Durará con el sol y la luna, generación tras generación.

Descenderá como lluvia sobre la hierba cortada, como los aguaceros que humedecen la tierra.

En sus días florecerá el justo; habrá abundancia de paz, hasta que no haya más luna.

Dominará de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra.

Delante de él se postrarán los habitantes del desierto, y sus enemigos lamerán el polvo.

Los reyes de Tarsis y de las costas del mar le traerán presentes; los reyes de Saba y de Seba le presentarán tributo.

Ante él se arrodillarán todos los reyes, y le servirán todas las naciones.

Librará al necesitado que suplica, y al pobre que no tiene quien le socorra.

Tendrá piedad del pobre y del necesitado, y salvará las vidas de los necesitados.

De la opresión y de la violencia redimirá sus vidas; la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.

Vivirá, y se le dará el oro de Saba. Se orará por él continuamente; todo el día se le bendecirá.

Haya abundancia de grano en la tierra; sea copioso en las cumbres de los montes. Su fruto brotará como el Líbano, y surgirá como la hierba de la tierra.

Para siempre será su nombre; será perpetuado mientras dure el sol. En él serán benditas todas las naciones, y lo llamarán bienaventurado.

¡Bendito sea Jehovah Dios, Dios de Israel! Sólo él hace maravillas.

¡Bendito sea para siempre su nombre glorioso! Toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y amén.

Aquí terminan las oraciones de David hijo de Isaí.




El destino de los malos. Salmo de Asaf.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > El destino de los malos. Salmo de Asaf. (19:73:1 - 19:73:28)

(Salmo de Asaf) ¡Ciertamente bueno es Dios para con Israel, para con los limpios de corazón!

En cuanto a mí, por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos,

porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos.

Pues no hay para ellos dolores de muerte; más bien, es robusto su cuerpo.

No sufren las congojas humanas, ni son afligidos como otros hombres.

Por eso la soberbia los ciñe cual collar, y los cubre un vestido de violencia.

Sus ojos se les salen de gordura; logran con creces los antojos de su corazón.

Se mofan y hablan con maldad; desde lo alto planean la opresión.

Dirigen contra el cielo su boca, y sus lenguas recorren la tierra.

Por eso mi pueblo va hacia ellos, y beben de lleno sus palabras.

Ellos dicen: “¿Cómo sabrá Dios?” o “¿Habrá conocimiento en el Altísimo?”

He aquí, estos impíos siempre están tranquilos, y aumentan sus riquezas.

¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!

Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo por las mañanas.

Si yo dijera: “Hablaré como ellos,” he aquí que traicionaría a la generación de tus hijos.

Pensé para entender esto; ha sido duro trabajo ante mis ojos,

hasta que, venido al santuario de Dios, comprendí el destino final de ellos:

Ciertamente los has puesto en deslizaderos, y los harás caer en la decepción.

¡Cómo han sido desolados de repente! Se acabaron; fueron consumidos por el terror.

Como al despertar del sueño, así, Señor, al levantarte, despreciarás sus apariencias.

De veras se amargaba mi corazón, y en mi interior sentía punzadas.

Pues yo era ignorante y no entendía; yo era como un animal delante de ti.

Con todo, yo siempre estuve contigo. Me tomaste de la mano derecha.

Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.

¿A quién tengo yo en los cielos? Aparte de ti nada deseo en la tierra.

Mi cuerpo y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios, para siempre.

Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; pues tú destruirás a todo aquel que se prostituye apartándose de ti.

En cuanto a mí, la cercanía de Dios constituye el bien. En el Señor Jehovah he puesto mi refugio para contar todas tus obras.




Apelación a Dios en contra del enemigo. Masquil de Asaf.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Apelación a Dios en contra del enemigo. Masquil de Asaf. (19:74:1 - 19:74:23)

(Masquil de Asaf) ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué humea tu furor contra las ovejas de tu prado?

Acuérdate de tu congregación que adquiriste en tiempos antiguos, y redimiste para que sea la tribu de tu heredad: este monte Sion en el cual has habitado.

Dirige tus pasos hacia las ruinas perpetuas; todo lo ha destruido el enemigo en el santuario.

Tus adversarios han rugido en medio de tu santuario, y han puesto sus estandartes por señal.

Fueron semejantes a los que levantan el hacha contra el tupido bosque.

Ahora, con hachas y barras han destruido todas tus entalladuras.

Han prendido fuego a tu santuario; han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.

Dijeron en su corazón: “¡Destruyámoslos de una vez!” Han quemado todos los lugares de culto a Dios en el país.

Ya no distinguimos nuestras señales; ya no hay profeta, ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo

¿Hasta cuándo, oh Dios, nos ha de afrentar el adversario? ¿Ha de ultrajar el enemigo tu nombre perpetuamente?

¿Por qué retraes tu mano, y retienes tu diestra en tu seno?

Sin embargo, Dios es mi Rey desde los tiempos antiguos. El es quien obra salvación en medio de la tierra.

Tú con tu poder dividiste el mar; rompiste sobre las aguas las cabezas de los monstruos acuáticos.

Tú machacaste las cabezas del Leviatán, y lo diste por comida a los moradores del desierto.

Tú abriste el manantial y el arroyo; tú secaste los ríos inagotables.

Tuyo es el día, tuya es también la noche; tú estableciste la luna y el sol.

Tú fijaste todas las fronteras de la tierra. El verano y el invierno, tú los formaste.

Acuérdate de que el enemigo ha injuriado a Jehovah; un pueblo vil ha blasfemado tu nombre.

No entregues a las fieras la vida de tu tórtola; no olvides para siempre la congregación de tus pobres.

Mira el pacto; porque los tenebrosos lugares de la tierra están llenos de moradas de violencia.

No vuelva avergonzado el oprimido; alaben tu nombre el pobre y el necesitado.

Levántate, oh Dios; defiende tu causa. Acuérdate de cómo te injuria el vil todo el día.

No olvides el vocerío de tus enemigos; constantemente sube el tumulto de los que se levantan contra ti.