La generosidad de Dios en la naturaleza. Al músico principal. Salmo. Cántico de David.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > La generosidad de Dios en la naturaleza. Al músico principal. Salmo. Cántico de David. (19:65:1 - 19:65:13)

(Al músico principal. Salmo. Cántico de David) En Sion, oh Dios, te corresponde la alabanza; a ti serán pagados los votos.

Tú oyes la oración; a ti acudirá todo ser.

Las palabras de iniquidad prevalecen contra mí, pero tú perdonarás nuestras rebeliones.

Bienaventurado el hombre que tú escoges y haces que se acerque a ti, para que habite en tus atrios. Seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo.

Con hechos tremendos nos responderás en justicia, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los confines de la tierra y de todos los mares más distantes.

Tú eres el que afirmas las montañas con poder, ceñido de poderío.

Tú eres el que sosiegas el estruendo de los mares, el estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos.

Por eso los habitantes de los confines de la tierra tienen temor de tus maravillas. Tú haces cantar de júbilo a las salidas de la mañana y de la noche.

Visitas la tierra y la riegas; en gran manera la enriqueces. El río de Dios está lleno de aguas. Produces los trigales, porque así lo has preparado.

Haces que se empapen sus surcos y allanas sus crestas. Disuelves los terrones con aguaceros y bendices sus brotes.

Coronas el año con tus bondades, y tus recorridos fluyen abundancia.

Los pastizales del desierto fluyen abundancia, y las colinas se ciñen de alegría.

Los prados se visten de rebaños y los valles se cubren de grano. Gritan de júbilo y cantan.




Alabanza por los hechos poderosos de Dios. Al músico principal. Cántico. Salmo.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Alabanza por los hechos poderosos de Dios. Al músico principal. Cántico. Salmo. (19:66:1 - 19:66:20)

(Al músico principal. Cántico y salmo) ¡Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra!

Cantad a la gloria de su nombre; dadle la gloria en la alabanza.

Decid a Dios: “¡Cuán admirables son tus obras! Por tu gran poder se someterán a ti tus enemigos.

¡Toda la tierra te adorará y cantará a ti! ¡Cantarán a tu nombre!” (Selah)

Venid y ved los actos de Dios, admirable en sus hechos para con los hijos del hombre.

El convirtió el mar en tierra seca, y por el río pasaron a pie. ¡Regocijémonos en él!

Se enseñorea con su poder para siempre; sus ojos observan a las naciones para que los rebeldes no se enaltezcan contra él. (Selah)

¡Bendecid, oh pueblos, a nuestro Dios! Haced que se escuche la voz de su alabanza.

El es quien preservó la vida a nuestra alma y no permitió que resbalasen nuestros pies.

Tú nos has probado, oh Dios; nos has purificado como se prueba la plata.

Nos metiste en la red, y pusiste apretura sobre nuestros lomos.

Hiciste que los hombres cabalgaran encima de nuestras cabezas. Pasamos por el fuego y por el agua, pero luego nos sacaste a abundancia.

Entraré en tu templo con holocaustos; te pagaré mis votos

que pronunciaron mis labios y que mi boca prometió cuando yo estaba angustiado.

Te ofreceré holocaustos de animales engordados, con incienso de carneros. Sacrificaré toros y machos cabríos. (Selah)

Venid; oíd, todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho por mi vida.

A él invoqué con mi boca y con mi lengua lo ensalcé.

Si en mi corazón yo hubiese consentido la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.

¡Pero de veras Dios me ha escuchado! El atendió a la voz de mi oración.

¡Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración ni de mí su misericordia!




Exhortación a las naciones, para que alaben a Dios. Al músico principal; en Neginot. Salmo. Cántico.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Exhortación a las naciones, para que alaben a Dios. Al músico principal; en Neginot. Salmo. Cántico. (19:67:1 - 19:67:7)

(Al músico principal. Con Neguinot. Salmo y cántico) Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga. Haga resplandecer su rostro sobre nosotros; (Selah)

para que sea reconocido en la tierra tu camino, y en todas las naciones tu salvación.

¡Los pueblos te alaben, oh Dios! ¡Todos los pueblos te alaben!

Alégrense y gócense las naciones, porque tú juzgarás a los pueblos con equidad y guiarás a las naciones de la tierra. (Selah)

¡Los pueblos te alaben, oh Dios! ¡Todos los pueblos te alaben!

La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

Dios nos bendiga, y témanlo todos los confines de la tierra.




El Dios del Sinaí y del santuario. Al músico principal. Salmo de David. Cántico.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > El Dios del Sinaí y del santuario. Al músico principal. Salmo de David. Cántico. (19:68:1 - 19:68:35)

(Al músico principal. Salmo de David. Cántico) Dios se levantará, y se dispersarán sus enemigos; huirán de su presencia los que le aborrecen.

Como se disipa el humo, así los disiparás. Como se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos delante de Dios.

Pero los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios y saltarán de alegría.

¡Cantad a Dios! ¡Cantad salmos a su nombre! ¡Preparad camino al que cabalga sobre las nubes! Jehovah es su nombre. ¡Alegraos delante de él!

Padre de los huérfanos y juez de las viudas es Dios en su santa morada.

Es el Dios que hace habitar en familia a los solitarios y saca a los cautivos a prosperidad, pero los rebeldes habitan en sequedales.

Oh Dios, cuando saliste delante de tu pueblo, cuando marchaste por el desierto, (Selah)

la tierra tembló; también los cielos gotearon ante Dios. Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.

Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu posesión exhausta reanimaste.

Tu rebaño ha habitado en ella. Por tu bondad, oh Dios, has provisto para el pobre.

El Señor da la palabra, y una gran hueste de mujeres anuncia la buena nueva:

“¡Huyen, huyen los reyes de los ejércitos!” Y en casa las mujeres reparten el botín.

Aunque os recostabais entre los rediles, las alas de la paloma se cubrieron de plata, y sus plumas con la amarillez del oro.

Cuando el Todopoderoso esparció allí a los reyes, el monte Salmón se cubrió de nieve.

¡Monte de Dios es el monte de Basán! ¡Alto es el monte de Basán!

Oh montes de elevados picachos, ¿por qué miráis con hostilidad al monte que Dios ha deseado como morada? Ciertamente Jehovah habitará allí para siempre.

Los carros de Dios son miríadas de miríadas, y millares de millares. ¡Entre ellos el Señor viene del Sinaí al santuario!

Subiste a lo alto, tomaste cautivos. Tomaste tributos de los hombres, aun de los rebeldes, para que allí habitase Jehovah Dios.

¡Bendito sea el Señor! Día tras día lleva nuestras cargas el Dios de nuestra salvación. (Selah)

Nuestro Dios es Dios de salvación; de Jehovah el Señor es el librar de la muerte.

Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos; la cabelluda coronilla del que camina en sus pecados.

El Señor dijo: “De Basán los haré volver; los haré volver de lo profundo del mar,

para que laves tus pies en sangre, y también la lengua de tus perros en la de tus enemigos.

¡Ved las marchas triunfales de Dios, las marchas triunfales de mi Dios y Rey, en el santuario!

Los cantores van delante, los músicos detrás, y en medio van las jóvenes tocando tamboriles.

¡Bendecid a Dios en la congregación! ¡Bendecid al Señor, vosotros de la estirpe de Israel!

Allí está Benjamín, el más joven, dirigiéndoles. Allí están los jefes de Judá con su multitud, los jefes de Zabulón y los jefes de Neftalí.

Tu Dios ha ordenado tu fuerza. ¡Confirma, oh Dios, lo que has hecho en nosotros!

Por causa de tu templo en Jerusalén, los reyes te traerán obsequios.

Reprende a la fiera del cañaveral, a la manada de toros con los becerros de los pueblos. Atropella a los que persiguen la plata. Dispersa a los pueblos que se complacen en las batallas.

Vendrán dignatarios de Egipto; Etiopía extenderá sus manos hacia Dios.

Reinos de la tierra, cantad a Dios; ¡cantad al Señor! (Selah)

Cantad al que cabalga en los cielos, los cielos milenarios; él emitirá su voz, su poderosa voz.

¡Reconoced el poderío de Dios! Sobre Israel sea su magnificencia, y su poder en los cielos.

Temible eres, oh Dios, en tu santuario. El Dios de Israel es quien da poder y vigor a su pueblo. ¡Bendito sea Dios!




Un grito de angustia. Al músico principal; sobre Lirios. Salmo de David.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Un grito de angustia. Al músico principal; sobre Lirios. Salmo de David. (19:69:1 - 19:69:36)

(Al músico principal. Sobre Sosanim. Salmo de David) ¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta mi alma!

Estoy hundido en el lodo profundo, donde no hay suelo firme. He llegado a las profundidades de las aguas, y la corriente me ha arrastrado.

Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido. Mis ojos han desfallecido esperando a mi Dios.

Los que me aborrecen sin causa se han aumentado; son más que los cabellos de mi cabeza. Se han fortalecido mis enemigos que me destruyen sin razón. ¡He tenido que devolver lo que no había robado!

Oh Dios, tú conoces mi insensatez; mis pecados no te son ocultos.

No sean avergonzados por mi culpa los que esperan en ti, oh Señor Jehovah de los Ejércitos. No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.

Por tu causa he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi cara.

He venido a ser extraño a mis hermanos, y extranjero para los hijos de mi madre.

Pues el celo por tu casa me ha consumido, y las afrentas de los que te afrentan han caído sobre mí.

Me afligí a mí mismo con ayuno; también esto me ha servido de afrenta.

Además, me puse cilicio como vestido y llegué a servirles de refrán.

Hablaban contra mí los que se sentaban en el tribunal, y los borrachos cantaban canciones contra mí.

Sin embargo, oh Jehovah, yo dirigía a ti mi oración en el tiempo de tu buena voluntad. Oh Dios, respóndeme por tu gran bondad, por la verdad de tu salvación.

Sácame del lodo; no sea yo sumergido. Sea yo librado de los que me aborrecen, y de las profundidades de las aguas.

No me arrastre la corriente de las aguas; no me trague el abismo, ni la fosa cierre su boca sobre mí.

Escúchame, oh Jehovah, porque buena es tu misericordia. Mírame conforme a tu inmensa compasión.

No escondas tu rostro de tu siervo, porque estoy angustiado; apresúrate a escucharme.

Acércate a mi alma y redímela; líbrame a causa de mis enemigos.

Tú conoces mi afrenta, mi confusión y mi oprobio. Delante de ti están todos mis enemigos.

La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé que alguien se compadeciera de mí, y no hubo quién. Busqué consoladores y no hallé ninguno.

Además, me dieron hiel en lugar de alimento, y para mi sed me dieron de beber vinagre.

Séales una trampa la mesa que tienen delante; lo que es para bien, séales tropiezo.

Oscurézcanse sus ojos para no ver, y haz que siempre tambaleen sus lomos.

Derrama tu ira sobre ellos, y el furor de tu enojo los alcance.

Quede desolada su casa, y en sus tiendas no haya morador.

Porque persiguieron a quien tú heriste, y comentan el dolor de los que tú llagaste.

Añade maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.

Sean borrados del libro de los vivientes, y no sean contados con los justos.

Yo estoy afligido y dolorido. Tu liberación, oh Dios, me ponga en alto.

Alabaré con cánticos el nombre de Dios; lo exaltaré con acciones de gracias.

Esto agradará a Jehovah más que sacrificios de toros o de novillos que echan cuernos y pezuñas.

Lo ven los humildes y se alegran. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón.

Porque Jehovah escucha a los necesitados; y no menosprecia a sus prisioneros.

Alábenle los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos.

Porque Dios salvará a Sion y reedificará las ciudades de Judá. Habitarán allí y la poseerán.

Los descendientes de sus siervos la heredarán, y los que aman su nombre habitarán en ella.