Bildad proclama la justicia de Dios

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Job > Bildad proclama la justicia de Dios (18:8:1 - 18:8:22)

Entonces intervino Bildad el sujita y dijo:

—¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán viento impetuoso?

¿Acaso pervertirá Dios el derecho? ¿El Todopoderoso pervertirá la justicia?

Si tus hijos pecaron contra él, él los entregó en mano de su transgresión.

Si con diligencia buscaras a Dios e imploraras la gracia del Todopoderoso,

si fueras limpio y recto, ciertamente ahora él velaría por ti y te restauraría la morada que en justicia mereces.

Aunque tu comienzo haya sido insignificante, tu porvenir se engrandecerá en gran manera.

Pues indaga, por favor, en las generaciones del pasado; investiga lo que sus padres han descubierto.

Pues nosotros somos tan sólo de ayer y nada sabemos; nuestros días sobre la tierra son una sombra.

¿No te enseñarán ellos y te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?

¿Crece el papiro donde no hay pantano? ¿Crece el junco sin agua?

Y estando aún en su tallo, sin ser cortado, se seca antes que toda hierba.

Así son las sendas de todos los que se olvidan de Dios, y la esperanza del impío perecerá.

El objeto de su confianza es como tul de verano y aquello en que confía es como tela de araña:

Si se apoya sobre su tela, no le sostendrá; si se agarra de ella, no le resistirá.

Así es él: Lleno de savia delante del sol, sus retoños sobresalen del huerto.

Sus raíces se entretejen sobre un montón de piedras, y vive entre los pedregales.

Si alguien intenta arrancarlo de su lugar, éste le niega diciendo: “¡Nunca te he visto!”

He aquí, así es el gozo de su camino, y otros brotarán del polvo.

He aquí, Dios no rechaza al íntegro ni sostiene la mano de los malhechores.

Aún llenará tu boca de risa, y tus labios con grito de júbilo.

Los que te aborrecen se vestirán de vergüenza, y la morada de los impíos desaparecerá.




Incapacidad de Job para responder a Dios

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Job > Incapacidad de Job para responder a Dios (18:9:1 - 18:9:35)

Entonces respondió Job y dijo:

—Ciertamente yo sé que es así. ¿Y cómo se ha de justificar un hombre ante Dios?

Si uno quisiera contender con él, no le podría responder una cosa entre mil.

El es sabio de corazón y poderoso en fuerza. ¿Quién se ha endurecido contra él y ha quedado ileso?

El arranca las montañas de su lugar, y ellas no saben que en su furor las trastorna.

El sacude la tierra de su lugar y estremece sus columnas.

El manda al sol, y éste no brilla; y pone un sello a las estrellas.

Por sí solo extiende los cielos y camina sobre las ondas del mar.

El hizo la Osa Mayor, el Orión, las Pléyades y las constelaciones del sur.

El hace cosas tan grandes que son inescrutables, y maravillas que no se pueden enumerar.

Si él cruza junto a mí, yo no le veo; él pasa sin que yo lo comprenda.

Si él arrebata, ¿quién lo hará desistir? ¿Quién le dirá: “¿Qué haces?”

Dios no detendrá su ira; bajo él se postran los que ayudan a Rahab.

¿Cómo, pues, podré responderle? ¿Podré yo escoger mis palabras para con él?

Aun siendo justo, no podría responder; más bien, pediría clemencia en mi causa.

Si yo le invocara y él me respondiese, yo no podría creer que escuchara mi voz.

Porque me aplasta con tormenta, y aumenta mis heridas sin causa.

No me deja cobrar aliento, sino que me colma de amarguras.

Si se trata de fuerzas, ¡he aquí que es poderoso! Si se trata de juicio, ¿quién le convocará?

Si me declaro justo, mi boca me condena; si íntegro, él me declara culpable.

¿Soy íntegro? Ni yo mismo me conozco. ¡Desprecio mi vida!

Da lo mismo, por lo cual digo: “Al íntegro y al impío, él los consume.

Si el azote mata de repente, él se ríe de la desesperación de los inocentes.

La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, entonces, ¿quién es?

Mis días son más veloces que un corredor; huyen sin lograr ver el bien.

Pasan como embarcaciones de junco, como un águila que se lanza sobre su comida.”

Si digo: “Olvidaré mi queja; cambiaré mi semblante y estaré alegre,”

entonces me turban todos mis dolores; sé que no me tendrás por inocente.

Yo he sido declarado culpable; entonces, ¿para qué fatigarme en vano?

Aunque me bañe con jabón y limpie mis manos con lejía,

aun así me hundirás en el hoyo, y me abominarán mis vestiduras.

Porque él no es hombre como yo para que le responda, y para que juntos vengamos a juicio.

No hay entre nosotros un árbitro que ponga su mano sobre ambos.

¡Que quite de sobre mí su vara, y que no me espante su terror!

Entonces yo hablaré y no le temeré; de otro modo, yo no soy dueño de mí mismo.




Job lamenta su condición

Imagen Job lamenta su condición 1
Enviado por selin villanueva

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Job > Job lamenta su condición (18:10:1 - 18:10:22)

Mi alma está hastiada de mi vida. Daré rienda suelta a mi queja; hablaré en la amargura de mi alma.

Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo.

¿Te parece bueno oprimir y desechar la obra de tus manos, mientras resplandeces sobre el consejo de los impíos?

¿Acaso tus ojos son humanos? ¿Acaso ves como ve un hombre?

¿Son tus días como los días de un hombre; o tus años, como los días de un mortal,

para que indagues mi iniquidad e inquieras por mi pecado?

Tú sabes que yo no soy culpable, y que no hay quien libre de tu mano.

Tus manos me formaron y me hicieron, ¿y después, cambiando, me destruyes?

Acuérdate, por favor, de que tú me formaste como al barro, y que me harás volver al polvo.

¿Acaso no me derramaste como a la leche, y me cuajaste como al queso?

De piel y de carne me vestiste, y me entretejiste con huesos y tendones.

Vida y misericordia me concediste, y tu cuidado guardó mi espíritu.

Estas cosas tenías escondidas en tu corazón; yo sé que esto estaba en tu mente.

Si peco, entonces me vigilas, y no me declaras inocente de mi iniquidad.

Si soy culpable, ¡ay de mí! Pero aun siendo justo, no levanto mi cabeza, pues estoy harto de ignominia y de ver mi aflicción.

Si me levanto, me cazas como a león, y vuelves a mostrar en mí tus proezas.

Traes de nuevo tus testigos contra mí, y aumentas contra mí tu ira con tropas de relevo en mi contra.

¿Por qué, pues, me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto.

Habría sido como si nunca hubiera existido, conducido desde el vientre hasta la tumba.

¿Acaso no son pocos los días de mi existencia? Apártate de mí, de modo que me aliente un poco,

antes que me vaya, para no volver, a la tierra de oscuridad y de tinieblas:

tierra lóbrega como la oscuridad, de densas tinieblas y desorden, donde lo que brilla es como oscuridad.




Zofar acusa de maldad a Job

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Job > Zofar acusa de maldad a Job (18:11:1 - 18:11:20)

Entonces intervino Zofar el namatita y dijo:

—¿No ha de tener respuesta tal abundancia de palabras? ¿Habrá de salir justificado el charlatán?

¿Harán callar a los hombres tus jactancias? ¿Harás escarnio, sin que haya quien te afrente?

Tú dices: “Mi doctrina es pura, y yo soy limpio ante tus ojos.”

Pero, ¡quién diera que Dios hablara y abriera sus labios para contigo!

El te revelaría los secretos de la sabiduría, porque la sagacidad es de doble valor. Así conocerías que Dios, en tu favor, ha pasado por alto parte de tu iniquidad.

¿Alcanzarás tú las cosas profundas de Dios? ¿Alcanzarás el propósito del Todopoderoso?

Es más alto que los cielos; ¿qué puedes tú hacer? Es más profundo que el Seol; ¿qué puedes tú saber?

Su dimensión es más extensa que la tierra y más ancha que el mar.

Si Dios pasa y aprisiona, o si congrega, ¿quién le puede detener?

Ya que él conoce a los hombres vanos, ¿no examinará la iniquidad cuando la vea?

El hombre de cabeza hueca se hará inteligente cuando un borriquillo de asno montés nazca humano.

Si tú predispones tu corazón y extiendes a él tus manos

(si hay injusticia en tus manos, aléjala de ti, y no cobijes la maldad en tu morada),

entonces levantarás tu cara libre de mancha y estarás firmemente fundado, y no temerás.

Pues así te olvidarás de tu sufrimiento; como aguas que ya pasaron lo recordarás.

Tu existencia será más resplandeciente que el mediodía; aun la oscuridad te será como la alborada.

Estarás confiado, porque hay esperanza; explorarás alrededor y te acostarás seguro.

Te recostarás, y no habrá quien te espante; muchos implorarán tu favor.

Pero los ojos de los malos serán consumidos; no habrá para ellos escapatoria, y su esperanza será el último suspiro.




Job proclama el poder y la sabiduría de Dios

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Job > Job proclama el poder y la sabiduría de Dios (18:12:1 - 18:12:25)

Entonces respondió Job y dijo:

—Ciertamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría.

Pero yo también, como vosotros, tengo entendimiento; en nada soy inferior a vosotros. ¿Quién no sabe tales cosas?

Soy alguien que para su amigo es motivo de risa, uno que clamó a Dios, y se le respondió, un justo e íntegro que es motivo de risa.

Según la evaluación de quien no se duele, él es una tea despreciada; pero estuvo lista para los pies que resbalan.

Las moradas de los destructores prosperan, y los que provocan a Dios están seguros en aquello que la mano de Dios les ha traído.

En efecto, pregunta, por favor, a los cuadrúpedos, y te enseñarán; a las aves del cielo, y te informarán.

O habla a la tierra, y te enseñará; y los peces del mar te lo contarán.

¿Cuál de todos ellos no sabe que la mano de Jehovah ha hecho esto?

En sus manos está la vida de todo viviente y el hálito de todo mortal.

¿No distingue el oído las palabras, y el paladar prueba la comida?

En los ancianitos hay sabiduría; y en la mucha edad, entendimiento.

Con Dios están la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y el entendimiento.

Si él destruye, no será edificado de nuevo. Si él cierra ante el hombre, no habrá quien le abra.

Si él detiene las aguas, se secan; y si las deja ir, trastornan la tierra.

Con él están el poderío y la victoria; suyo es el que yerra y el que hace errar.

A los consejeros despoja de consejo y entontece a los jueces.

El suelta las ataduras que imponen los reyes, y ata con una cuerda sus cinturas.

Hace ir descalzos a los sacerdotes, y arruina a los poderosos.

Quita la palabra a los tenidos por fieles, y a los ancianos priva de discernimiento.

Derrama menosprecio sobre los nobles, y afloja el cinturón de los fuertes.

Descubre las profundidades de las tinieblas y saca a la luz la densa oscuridad.

Lleva las naciones al apogeo y luego las destruye; él expande a los pueblos y los abandona.

Priva de reflexión a los jefes del pueblo de la tierra, y les hace errar sin rumbo en el vacío.

No teniendo luz van palpando las tinieblas, y los hace tambalear como borrachos.