Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Liberaciones pasadas y pruebas presentes. Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré. (19:44:1 - 19:44:26)
(Al músico principal. De los hijos de Coré. Masquil) Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído; nuestros padres nos han contado de la obra que hiciste en sus días, en tiempos antiguos.
Con tu mano echaste a las naciones para plantarlos a ellos; abatiste a los pueblos y los arrojaste.
No se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro; porque tú los favorecías.
Tú, oh Dios, eres mi Rey; manda liberación a Jacob.
Por medio de ti embestiremos a nuestros enemigos; en tu nombre pisotearemos a los que se nos oponen.
No confiaré en mi arco, ni mi espada me librará;
pues tú nos libras de nuestros enemigos y avergüenzas a los que nos aborrecen.
En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y alabaremos su nombre para siempre. (Selah)
Sin embargo, nos has desechado y nos has confundido; ya no sales con nuestros ejércitos.
Nos has hecho retroceder ante el enemigo, y los que nos aborrecen nos han saqueado.
Nos has puesto como ovejas para el consumo, y nos has esparcido entre las naciones.
Has vendido de balde a tu pueblo, y ningún provecho has ganado con su precio.
Nos has puesto como afrenta ante nuestros vecinos, por burla y ridículo ante los que están a nuestro alrededor.
Nos has puesto como refrán en medio de las naciones, y como objeto de burla en medio de los pueblos.
Cada día mi confusión está delante de mí, y mi cara se cubre de vergüenza,
por la voz del que injuria y deshonra, por causa del enemigo y del vengativo.
Todo esto nos ha venido, pero no nos hemos olvidado de ti, ni hemos faltado a tu pacto.
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni tampoco nuestros pasos se han apartado de tu camino,
para que nos abatas en el lugar de los chacales y nos cubras con densa oscuridad.
Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios o alzado nuestras manos a un dios extraño,
¿no averiguaría esto Dios, quien conoce los secretos del corazón?
Más bien, por tu causa nos matan cada día; somos tratados como ovejas para el matadero.
Despierta; ¿por qué duermes, oh Señor? Despierta; no nos abandones para siempre.
¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestra aflicción y opresión?
Nuestra alma está agobiada hasta el polvo; nuestro vientre está pegado a la tierra.
Levántate, socórrenos y redímenos por tu misericordia.
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