Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Job > Job se queja de que Dios es indiferente ante la maldad (18:24:1 - 18:30:31)
¿Por qué no han sido fijados los tiempos de parte del Todopoderoso? ¿Por qué los que le conocen no vislumbran sus días?
Hay quienes remueven los linderos, roban rebaños y los apacientan.
Se llevan el asno de los huérfanos y toman en prenda el buey de la viuda.
A los necesitados desvían del camino. A una se esconden todos los pobres de la tierra.
He aquí, como asnos monteses en el desierto, salen a su trabajo en busca de una presa; el Arabá les da el sustento para sus pequeños.
Siegan en el campo su forraje y rebuscan en la viña del impío.
Pasan la noche desnudos, sin ropa, y no tienen cubierta en el frío.
Se mojan con los aguaceros de los montes, y a falta de refugio se abrazan a las rocas.
Hay quienes arrancan del pecho a los huérfanos, y toman en prenda al bebé de los pobres.
De modo que andan desnudos, sin vestido; y hambrientos, recolectan gavillas.
Entre sus muros exprimen el aceite; pisan uvas en lagares, pero siguen sedientos.
Desde la ciudad gimen los moribundos, y clama el alma de los heridos de muerte. Pero Dios no atiende
Mi arpa ha llegado a ser para el duelo, y mi flauta para la voz de los que lloran.
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