Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > EpÃstola a los Hebreos > El sacerdocio de Melquisedec (58:7:1 - 58:7:28)
Porque este Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios AltÃsimo, salió al encuentro de Abraham que volvÃa de derrotar a los reyes, y le bendijo.
Asimismo, le dio Abraham los diezmos de todo. En primer lugar, su nombre significa “rey de justicia,” y también era rey de Salem, que significa “rey de paz”.
Sin padre ni madre ni genealogÃa, no tiene principio de dÃas ni fin de vida; y en esto se asemeja al Hijo de Dios, en que permanece sacerdote para siempre.
Mirad, pues, cuán grande fue aquel a quien aun el patriarca Abraham le dio los diezmos del botÃn.
Ciertamente, aquellos descendientes de Levà que han recibido el sacerdocio tienen, según la ley, mandamiento de recibir los diezmos del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque ellos también son descendientes de Abraham.
Pero aquel, cuya genealogÃa no es contada entre ellos, recibió los diezmos de Abraham y bendijo al que tenÃa las promesas.
Indiscutiblemente, el que es menor es bendecido por el mayor.
Aquà los hombres que mueren reciben los diezmos, mientras que allà los recibe aquel acerca de quien se ha dado testimonio de que vive.
Y por decirlo asÃ, en la persona de Abraham también LevÃ, el que recibe los diezmos, dio el diezmo.
Porque él todavÃa estaba en el cuerpo de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
Ahora bien, si fuera posible lograr la perfección por medio del sacerdocio levÃtico (porque bajo éste el pueblo ha recibido la ley), ¿qué necesidad habrÃa aún de que se levantase otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Porque de haber cambio de sacerdocio, es necesario que también se haga cambio de ley.
Pues aquel de quien se dice esto es de otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar.
Porque es evidente que nuestro Señor nació de la tribu de Judá, sobre la cual Moisés no dijo nada en cuanto al sacerdocio.
Esto es aun más evidente si otro sacerdote se levanta a la semejanza de Melquisedec,
quien no ha sido constituido conforme al mandamiento de la ley acerca del linaje carnal, sino según el poder de una vida indestructible.
Pues de él se da este testimonio: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
A la verdad, el mandamiento anterior fue abrogado por ser ineficaz e inútil,
porque la ley no perfeccionó nada. Sin embargo, se introduce una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.
Y esto no fue hecho sin juramento.
Los otros fueron hechos sacerdotes sin juramento, mientras que éste lo fue por el juramento del que le dijo: Juró el Señor y no se arrepentirá: “Tú eres sacerdote para siempre.”
De igual manera, Jesús ha sido hecho fiador de un pacto superior.
A la verdad, muchos fueron hechos sacerdotes, porque debido a la muerte no podÃan permanecer.
Pero éste, porque permanece para siempre, tiene un sacerdocio perpetuo.
Por esto también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive para siempre para interceder por ellos.
Porque tal sumo sacerdote nos convenÃa: santo, inocente, puro, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos.
El no tiene cada dÃa la necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sà mismo.
La ley constituye como sumos sacerdotes a hombres débiles; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, constituyó al Hijo, hecho perfecto para siempre.