PartÃcipes de la naturaleza divina
Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > Segunda epÃstola de San Pedro > PartÃcipes de la naturaleza divina (61:1:3 - 61:1:15)
Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia.
Mediante ellas nos han sido dadas preciosas y grandÃsimas promesas, para que por ellas seáis hechos participantes de la naturaleza divina, después de haber huido de la corrupción que hay en el mundo debido a las bajas pasiones.
Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadid a vuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia; a la perseverancia, devoción;
a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Porque cuando estas cosas están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Pues el que no tiene estas cosas es ciego y tiene la vista corta, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados.
Por eso, hermanos, procurad aun con mayor empeño hacer firme vuestro llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezaréis jamás.
Pues de esta manera os será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Por eso, siempre habré de traeros estas cosas a la memoria, aunque vosotros las sabéis y estáis afirmados en la verdad que está presente en vosotros.
Pero considero justo estimularos la memoria entre tanto que estoy en esta mi morada temporal.
Pues como sé que dentro de poco tengo que dejar mi frágil morada, como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo,
también procuraré con empeño que, después de mi partida, vosotros podáis tener memoria de estas cosas en todo momento.