Las obras de la carne y el fruto del EspÃritu
Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > EpÃstola de San Pablo a los Gálatas > Las obras de la carne y el fruto del EspÃritu (48:5:16 - 48:6:10)
Digo, pues: Andad en el EspÃritu, y asà jamás satisfaréis los malos deseos de la carne.
Porque la carne desea lo que es contrario al EspÃritu, y el EspÃritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagáis lo que quisierais.
Pero si sois guiados por el EspÃritu, no estáis bajo la ley.
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza, desenfreno,
idolatrÃa, hechicerÃa, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos,
envidia, borracheras, orgÃas y cosas semejantes a éstas, de las cuales os advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pero el fruto del EspÃritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley,
porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Ahora que vivimos en el EspÃritu, andemos en el EspÃritu.
No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros.
Hermanos, en caso de que alguien se encuentre enredado en alguna transgresión, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con espÃritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Sobrellevad los unos las cargas de los otros y de esta manera cumpliréis la ley de Cristo.
Porque si alguien estima que es algo, no siendo nada, a sà mismo se engaña.
Asà que, examine cada uno su obra, y entonces tendrá motivo de orgullo sólo en sà mismo y no en otro;
porque cada cual llevará su propia carga.
El que recibe instrucción en la palabra comparta toda cosa buena con quien le instruye.
No os engañéis; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará.
Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra para el EspÃritu, del EspÃritu cosechará vida eterna.
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.
Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.