Epístolas

Pedro es librado de la cárcel

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Pedro es librado de la cárcel (44:12:6 - 44:12:19)

Cuando Herodes iba a sacarlo, aquella misma noche Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas, y los guardias delante de la puerta vigilaban la cárcel.

Y he aquí se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro dándole un golpe en el costado y le dijo: —¡Levántate pronto! Y las cadenas se le cayeron de las manos.

Entonces le dijo el ángel: —Cíñete y ata tus sandalias. Y así lo hizo. Luego le dijo: —Envuélvete en tu manto y sígueme.

Y habiendo salido, le seguía y no comprendía que lo que hacía el ángel era realidad. Más bien, le parecía que veía una visión.

Cuando habían pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma. Cuando habían salido, avanzaron por una calle, y de repente el ángel se apartó de él.

Entonces Pedro, al volver en sí, dijo: “Ahora entiendo realmente que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de toda la expectación del pueblo judío.”

Cuando se dio cuenta de esto, fue a la casa de María, la madre de Juan que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban congregados y orando.

Cuando Pedro tocó a la puerta de la entrada, una muchacha llamada Rode salió para responder.

Cuando ella reconoció la voz de Pedro, de puro gozo no abrió la puerta, sino que corrió adentro y anunció que Pedro estaba ante la puerta.

Ellos le dijeron: —¡Estás loca! Pero ella insistía en que así era. Entonces ellos decían: —¡Es su ángel!

Mientras tanto, Pedro persistía en tocar; y cuando abrieron, le vieron y se asombraron.

Con la mano Pedro les hizo señal de guardar silencio y les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Luego dijo: —Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y saliendo se fue a otro lugar.

Cuando se hizo de día, hubo un alboroto no pequeño entre los soldados sobre qué habría pasado con Pedro.

Pero Herodes, como le buscó y no le halló, después de interrogar a los guardias, les mandó ejecutar. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí.

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Muerte de Herodes

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Muerte de Herodes (44:12:20 - 44:12:25)

Herodes estaba furioso con los de Tiro y de Sidón. Pero ellos se presentaron a él de común acuerdo; y habiendo persuadido a Blasto, el camarero mayor del rey, pedían la paz, porque su región era abastecida por la del rey.

En un día señalado, Herodes, vestido de sus vestiduras reales, se sentó en el tribunal y les arengaba.

Y el pueblo aclamaba diciendo: “¡Voz de un dios, y no de un hombre!”

De repente le hirió un ángel del Señor, por cuanto no dio la gloria a Dios. Y murió comido de gusanos.

Pero la palabra de Dios crecía y se multiplicaba.

Bernabé y Saulo volvieron de Jerusalén, una vez cumplido su encargo, tomando también consigo a Juan que tenía por sobrenombre Marcos.

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Bernabé y Saulo comienzan su primer viaje misionero

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Bernabé y Saulo comienzan su primer viaje misionero (44:13:1 - 44:13:3)

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, unos profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Níger, Lucio de Cirene, Manaén, que había sido criado con el tetrarca Herodes, y Saulo.

Mientras ellos ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.”

Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

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Los apóstoles predican en Chipre

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Los apóstoles predican en Chipre (44:13:4 - 44:13:12)

Por lo tanto, siendo enviados por el Espíritu Santo, ellos descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.

Después de llegar a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. También tenían a Juan como ayudante.

Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a un mago, falso profeta judío, llamado Barjesús.

El estaba con el procónsul Sergio Paulo, un hombre prudente. Este, mandando llamar a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.

Pero el mago Elimas (pues así se traduce su nombre) les resistía, intentando apartar al procónsul de la fe.

Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó los ojos en él

y dijo: —¡Oh tú, lleno de todo engaño y de toda malicia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de pervertir los caminos rectos del Señor?

Y ahora, ¡he aquí la mano del Señor está contra ti! Quedarás ciego por un tiempo sin ver el sol. De repente cayeron sobre él niebla y tinieblas, y andando a tientas, buscaba quien le condujese de la mano.

Entonces, al ver lo que había sucedido, el procónsul creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

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Pablo y Bernabé en Antioquía de Pisidia

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Pablo y Bernabé en Antioquía de Pisidia (44:13:13 - 44:13:52)

Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén.

Pasando de Perge, ellos llegaron a Antioquía de Pisidia. Y en el día sábado, habiendo entrado en la sinagoga, se sentaron.

Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: —Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.

Entonces Pablo se levantó, y haciendo una señal con la mano, dijo: —Hombres de Israel y los que teméis a Dios, oíd.

El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres. Enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de allí.

Por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto.

Luego destruyó siete naciones en la tierra de Canaán, y les hizo heredar la tierra de ellas;

como unos 450 años. Después de eso, les dio jueces hasta el profeta Samuel.

Y a partir de entonces pidieron rey, y Dios les dio por cuarenta años a Saúl hijo de Quis, hombre de la tribu de Benjamín.

Después de quitarlo, les levantó por rey a David, de quien dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a mi corazón, quien hará toda mi voluntad.”

De la descendencia de David, conforme a la promesa, Dios trajo para Israel un Salvador, Jesús.

Antes de presenciar su venida, Juan predicó el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.

Entonces, cuando Juan terminaba su carrera, decía: “¿Quién pensáis que yo soy? Yo no lo soy. Más bien, he aquí viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar el calzado de sus pies.”

Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen a Dios: A nosotros nos ha sido enviado el mensaje de esta salvación.

Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, por no reconocer a Jesús ni hacer caso a las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo.

Sin hallar en él ninguna causa digna de muerte, pidieron a Pilato que le matase.

Y como habían cumplido todas las cosas escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro.

Pero Dios le levantó de entre los muertos.

Y él apareció por muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.

Nosotros también os anunciamos las buenas nuevas de que la promesa que fue hecha a los padres,

ésta la ha cumplido Dios para nosotros sus hijos, cuando resucitó a Jesús; como también está escrito en el Salmo segundo: Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy.

Y acerca de que le levantó de los muertos para no volver más a la corrupción, ha dicho así: Os daré las santas y fieles bendiciones prometidas a David.

Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción.

Porque, después de haber servido en su propia generación a la voluntad de Dios, David murió, fue reunido con sus padres y vio corrupción.

En cambio, aquel a quien Dios levantó no vio corrupción.

Por lo tanto, hermanos, sea conocido de vosotros que por medio de él se os anuncia el perdón de pecados.

Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.

Mirad, pues, que no sobrevenga lo que está dicho en los Profetas:

Mirad, burladores, asombraos y pereced. Porque yo hago una gran obra en vuestros días: una obra que jamás la creeréis, aunque alguien os la cuente.

Cuando ellos salían, les rogaron que el sábado siguiente les hablasen de estos temas.

Entonces una vez despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes les hablaban y les persuadían a perseverar fieles en la gracia de Dios.

El sábado siguiente se reunió casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.

Y cuando los judíos vieron las multitudes, se llenaron de celos, y blasfemando contradecían lo que Pablo decía.

Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron: —Era necesario que se os hablase a vosotros primero la palabra de Dios; pero ya que la habéis desechado y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.

Porque así nos ha mandado el Señor: Te he puesto por luz a los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.

Al oír esto, los gentiles se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron cuantos estaban designados para la vida eterna.

Y la palabra del Señor se difundía por toda la región.

Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de sus territorios.

Entonces sacudieron el polvo de sus pies contra ellos, y se fueron a Iconio.

Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.

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