Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > EpÃstola de San Pablo a los Filipenses > Para mà el vivir es Cristo (50:1:12 - 50:1:30)
Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el adelanto del evangelio.
De esta manera, mis prisiones por la causa de Cristo han sido conocidas en todo el Pretorio y entre todos los demás.
La mayorÃa de los hermanos, tomando ánimo en el Señor por mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.
Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda, pero otros lo hacen de buena voluntad.
Estos últimos lo hacen por amor, sabiendo que he sido puesto para la defensa del evangelio,
mientras aquéllos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones.
¿Qué, pues? Solamente que de todas maneras Cristo es anunciado, sea por pretexto o sea de verdad, y en esto me alegro. Pero me alegraré aun más,
pues sé que mediante vuestra oración y el apoyo del EspÃritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación,
conforme a mi anhelo y esperanza: que en nada seré avergonzado; sino que con toda confianza, tanto ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, sea por la vida o por la muerte.
Porque para mà el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Pero si el vivir en la carne me sirve para una obra fructÃfera, ¿cuál escogeré? No lo sé.
Me siento presionado por ambas partes. Tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchÃsimo mejor;
pero quedarme en la carne es más necesario por causa de vosotros.
Pues, convencido de esto, sé que me quedaré y que aún permaneceré con todos vosotros para vuestro desarrollo y gozo en la fe,
para que en mà haya motivo de aumentar vuestro orgullo en Cristo Jesús a causa de mi presencia otra vez entre vosotros.
Solamente procurad que vuestra conducta como ciudadanos sea digna del evangelio de Cristo, de manera que sea que yo vaya a veros o que esté ausente, oiga acerca de vosotros que estáis firmes en un mismo espÃritu, combatiendo juntos y unánimes por la fe del evangelio,
y no siendo intimidados de ninguna manera por los adversarios. Para ellos esta fe es indicio de perdición, pero para vosotros es indicio de salvación; y esto procede de Dios.
Porque se os ha concedido a vosotros, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él, sino también el de sufrir por su causa.
Asà tendréis el mismo conflicto que habéis visto y que ahora oÃs que sigue en mÃ.