El aguijón en la carne
Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > Segunda epÃstola de San Pablo a los Corintios > El aguijón en la carne (47:12:1 - 47:12:13)
Me es preciso gloriarme, aunque no es provechoso. Sin embargo, recurriré a las visiones y revelaciones del Señor.
Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años—si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cielo.
Y sé respecto a este hombre—si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe—
que fue arrebatado al paraÃso, donde escuchó cosas inefables que al hombre no le es permitido expresar.
¡De aquel hombre me gloriaré! Pero de mà mismo no me gloriaré sino en mis debilidades.
Porque, si acaso quisiera gloriarme, no serÃa yo insensato, pues dirÃa la verdad. Pero desisto, para que nadie piense de mà más de lo que ve en mà u oye de mÃ.
Y para que no me exalte desmedidamente por la grandeza de las revelaciones, me ha sido dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás, que me abofetee para que no me enaltezca demasiado.
En cuanto a esto, tres veces he rogado al Señor que lo quite de mÃ;
y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad.” Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mà el poder de Cristo.
Por eso me complazco en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
¡Me he hecho necio! ¡Vosotros me obligasteis! Pues más bien, yo deberÃa ser recomendado por vosotros; porque en nada he sido menos que los apóstoles eminentes, aunque nada soy.
Las señales de apóstol han sido realizadas entre vosotros con toda paciencia, con señales, prodigios y hechos poderosos.
Pues, ¿en qué habéis sido menos que las otras iglesias, excepto en que yo mismo no os he sido carga? ¡Perdonadme este agravio!