Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > Primera epÃstola de San Pablo a los Corintios > Dones espirituales (46:12:1 - 46:12:31)
Pero no quiero que ignoréis, hermanos, acerca de los dones espirituales.
Sabéis que cuando erais gentiles, ibais como erais arrastrados, tras los Ãdolos mudos.
Por eso os hago saber que nadie, hablando por el EspÃritu de Dios, dice: “Anatema sea Jesús.” Tampoco nadie puede decir: “Jesús es el Señor,” sino por el EspÃritu Santo.
Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el EspÃritu es el mismo.
Hay también diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
También hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos.
Pero a cada cual le es dada la manifestación del EspÃritu para provecho mutuo.
Porque a uno se le da palabra de sabidurÃa por medio del EspÃritu; pero a otro, palabra de conocimiento según el mismo EspÃritu;
a otro, fe por el mismo EspÃritu; y a otro, dones de sanidades por un solo EspÃritu;
a otro, el hacer milagros; a otro, profecÃa; a otro, discernimiento de espÃritus; a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
Pero todas estas cosas las realiza el único y el mismo EspÃritu, repartiendo a cada uno en particular como él designa.
Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y tiene muchos miembros, y que todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo, asà también es Cristo.
Porque por un solo EspÃritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo, tanto judÃos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un solo EspÃritu.
Pues el cuerpo no consiste de un solo miembro, sino de muchos.
Si el pie dijera: “Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo,” ¿por eso no serÃa parte del cuerpo?
Y si la oreja dijera: “Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo,” ¿por eso no serÃa parte del cuerpo?
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estarÃa el oÃdo? Si todo fuese oreja, ¿dónde estarÃa el olfato?
Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como él quiso.
Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estarÃa el cuerpo?
Pero ahora son muchos los miembros y a la vez un solo cuerpo.
El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti”; ni tampoco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de vosotros.”
Muy al contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son indispensables.
Además, a los miembros del cuerpo que estimamos ser de menos honor, a éstos los vestimos aun con más honor; y nuestros miembros menos decorosos son tratados con aun más decoro.
Porque nuestros miembros más honrosos no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;
para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros.
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él.
Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros suyos individualmente.
A unos puso Dios en la iglesia, primero apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros; después los que hacen milagros, después los dones de sanidades, los que ayudan, los que administran, los que tienen diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿todos profetas? ¿todos maestros? ¿Acaso hacen todos milagros?
¿Acaso tienen todos dones de sanidades? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
Con todo, anhelad los mejores dones. Y ahora os mostraré un camino todavÃa más excelente: