Epístola de San Pablo a los Efesios

Someteos los unos a los otros

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Efesios > Someteos los unos a los otros (49:5:21 - 49:6:9)

y sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo.

Las casadas estén sujetas a sus propios esposos como al Señor,

porque el esposo es cabeza de la esposa, así como Cristo es cabeza de la iglesia, y él mismo es salvador de su cuerpo.

Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, de igual manera las esposas lo estén a sus esposos en todo.

Esposos, amad a vuestras esposas, así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella,

a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra,

para presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin falta.

De igual manera, los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama.

Porque nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida, tal como Cristo a la iglesia,

porque somos miembros de su cuerpo.

Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.

Grande es este misterio, pero lo digo respecto de Cristo y de la iglesia.

Por tanto, cada uno de vosotros ame a su esposa como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo.

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa)

para que te vaya bien y vivas largo tiempo sobre la tierra.

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y la instrucción del Señor.

Siervos, obedeced a los que son vuestros amos en la tierra con temor y temblor, con sinceridad de corazón, como a Cristo;

no sirviendo sólo cuando se os esté mirando, como los que quieren quedar bien con los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios con ánimo.

Servid de buena voluntad, como al Señor, no como a los hombres,

sabiendo que el bien que haga cada uno, eso recibirá de parte del Señor, sea siervo o libre.

Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas; porque sabéis que el mismo Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que no hay distinción de personas delante de él.

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La armadura de Dios

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Efesios > La armadura de Dios (49:6:10 - 49:6:20)

Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo;

porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.

Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes.

Permaneced, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia

y calzados vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz.

Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Tomad también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,

orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.

Y también orad por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio,

por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar.

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Salutaciones finales

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Efesios > Salutaciones finales (49:6:21 - 49:6:24)

Ahora bien, para que también vosotros sepáis cómo me va y qué estoy haciendo, todo os informará Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor.

Por esto mismo, os lo he enviado para que sepáis lo tocante a nosotros y para que él anime vuestros corazones.

Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.

La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible.

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