Éxodo

El agua amarga de Mara

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > El agua amarga de Mara (2:15:22 - 2:15:27)

Moisés hizo que Israel partiese del mar Rojo, y ellos se dirigieron al desierto de Shur. Caminaron tres días por el desierto, sin hallar agua,

y llegaron a Mara. Pero no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas. Por eso pusieron al lugar el nombre de Mara.

Entonces el pueblo murmuró contra Moisés diciendo: —¿Qué hemos de beber?

Moisés clamó a Jehovah, y Jehovah le mostró un árbol. Cuando él arrojó el árbol dentro de las aguas, las aguas se volvieron dulces. Allí dio al pueblo leyes y decretos. Allí lo probó

diciéndole: —Si escuchas atentamente la voz de Jehovah tu Dios y haces lo recto ante sus ojos; si prestas atención a sus mandamientos y guardas todas sus leyes, ninguna enfermedad de las que envié a Egipto te enviaré a ti, porque yo soy Jehovah tu sanador.

Llegaron a Elim, donde había doce manantiales de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.

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Dios da el maná

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > Dios da el maná (2:16:1 - 2:16:36)

Toda la congregación de los hijos de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, el día 15 del mes segundo después de salir de la tierra de Egipto.

Entonces toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto.

Los hijos de Israel les decían: —¡Ojalá Jehovah nos hubiera hecho morir en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —He aquí, yo haré llover para vosotros pan del cielo. El pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción de cada día; así lo pondré a prueba, si anda en mi ley o no.

Pero en el sexto día prepararán lo que han de llevar, que será el doble de lo que recogen cada día.

Moisés y Aarón dijeron a todos los hijos de Israel: —Al atardecer sabréis que Jehovah os ha sacado de la tierra de Egipto.

Y al amanecer veréis la gloria de Jehovah, porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehovah. Pues, ¿qué somos nosotros para que murmuréis contra nosotros?

—Agregó Moisés—: Jehovah os dará al atardecer carne para comer y al amanecer pan hasta saciaros, porque Jehovah ha oído vuestras murmuraciones contra él. Pues, ¿qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehovah.

Moisés dijo a Aarón: —Di a toda la congregación de los hijos de Israel: “Acercaos a la presencia de Jehovah, pues él ha oído vuestras murmuraciones.”

Y sucedió que mientras Aarón hablaba a toda la congregación de Israel, miraron hacia el desierto; y he aquí, la gloria de Jehovah se apareció en la nube.

Y Jehovah habló a Moisés diciendo:

—Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Háblales diciendo: “Al atardecer comeréis carne, y al amanecer os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehovah vuestro Dios.”

Al atardecer vinieron las codornices y cubrieron el campamento. Y al amanecer había una capa de rocío alrededor del campamento.

Cuando se evaporó la capa de rocío, he aquí que sobre la superficie del desierto había una sustancia menuda, escamosa y fina como la escarcha sobre la tierra.

Al verla, los hijos de Israel se preguntaron unos a otros: —¿Qué es esto? Pues no sabían lo que era. Entonces Moisés les dijo: —Es el pan que Jehovah os da para comer.

Esto es lo que Jehovah ha mandado: “Recoged de ello cada uno según lo que necesite para comer: un gomer por persona. Cada uno recogerá según el número de las personas que están en su tienda.”

Así lo hicieron los hijos de Israel. Unos recogieron más, y otros menos.

Lo midieron por gomer; y al que recogió mucho no le sobró, y al que recogió poco no le faltó. Cada uno recogió según lo que necesitaba para comer.

Y Moisés les dijo: —Ninguno guarde nada de ello hasta el día siguiente.

Pero no obedecieron a Moisés, sino que algunos guardaron algo para el día siguiente; pero crió gusanos y hedió. Y Moisés se enojó contra ellos.

Lo recogían cada mañana, cada uno según lo que necesitaba para comer; y cuando el sol calentaba, se derretía.

En el sexto día recogieron doble porción de comida: dos gomeres para cada uno. Todos los principales de la congregación fueron a Moisés y se lo hicieron saber.

Y él les dijo: —Esto es lo que ha dicho Jehovah: “Mañana es sábado de reposo, el sábado consagrado a Jehovah. Lo que tengáis que cocer al horno, cocedlo hoy; y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo. Y todo lo que sobre, dejadlo a un lado y guardadlo para la mañana.”

Ellos lo guardaron para la mañana, según lo había mandado Moisés, y no hedió ni crió gusanos.

Y dijo Moisés: —Comedlo hoy, porque es el sábado de Jehovah. Hoy no lo hallaréis en el campo.

Seis días lo recogeréis; pero el séptimo día es sábado, en el cual no será hallado.

Aconteció que algunos del pueblo salieron para recoger en el séptimo día, y no hallaron nada.

Y Jehovah dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis instrucciones?

Mirad que Jehovah os ha dado el sábado, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Permanezca cada uno en su lugar; nadie salga de allí en el séptimo día.

Así reposó el pueblo el séptimo día.

La casa de Israel lo llamó Maná. Era como semilla de cilantro, blanco; y su sabor era como de galletas con miel.

Moisés dijo: —Esto es lo que Jehovah ha mandado: “Llenad un gomer de maná para que sea conservado para vuestras generaciones, a fin de que ellas vean el pan que os di a comer en el desierto, cuando os saqué de la tierra de Egipto.”

Moisés también dijo a Aarón: —Toma una vasija y pon en ella un gomer lleno de maná; colócala delante de Jehovah, para que sea conservado para vuestras generaciones.

Y Aarón lo puso delante del Testimonio, para que fuese conservado, como Jehovah había mandado a Moisés.

Los hijos de Israel comieron el maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron maná hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán.

(Un gomer es la décima parte de un efa.)

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Agua de la roca

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > Agua de la roca (2:17:1 - 2:17:7)

Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin, para continuar sus etapas, según el mandato de Jehovah; y acamparon en Refidim, donde no había agua para que el pueblo bebiese.

El pueblo altercó con Moisés diciendo: —¡Danos agua para beber! Moisés les dijo: —¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué ponéis a prueba a Jehovah?

Así que el pueblo sediento murmuró allí contra Moisés diciendo: —¿Por qué nos trajiste de Egipto para matarnos de sed, a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?

Moisés clamó a Jehovah diciendo: —¿Qué haré con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.

Jehovah respondió a Moisés: —Pasa delante del pueblo y toma contigo a algunos de los ancianos de Israel. Toma también en tu mano la vara con que golpeaste el Nilo, y vé.

He aquí, yo estaré delante de ti allí sobre la peña de Horeb. Tú golpearás la peña, y saldrá de ella agua, y el pueblo beberá. Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.

Y llamó el nombre de aquel lugar Masá y Meriba, por el altercado de los hijos de Israel y porque pusieron a prueba a Jehovah, diciendo: “¿Está Jehovah entre nosotros, o no?”

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Guerra con Amalec

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > Guerra con Amalec (2:17:8 - 2:17:16)

Entonces vino Amalec y combatió contra Israel en Refidim.

Y Moisés dijo a Josué: —Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cima de la colina con la vara de Dios en mi mano.

Josué hizo como le dijo Moisés y combatió contra Amalec, mientras Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre de la colina.

Sucedió que cuando Moisés alzaba su mano, Israel prevalecía; pero cuando bajaba su mano, prevalecía Amalec.

Ya las manos de Moisés estaban cansadas; por tanto, tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y él se sentó sobre ella. Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro del otro lado. Así hubo firmeza en sus manos hasta que se puso el sol.

Y así derrotó Josué a Amalec y a su pueblo, a filo de espada.

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Escribe esto en un libro como memorial, y di claramente a Josué que yo borraré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

Moisés edificó un altar y llamó su nombre Jehovah-nisi.

Y dijo: —Por cuanto alzó la mano contra el trono de Jehovah, Jehovah tendrá guerra contra Amalec de generación en generación.

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Jetro visita a Moisés

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > Jetro visita a Moisés (2:18:1 - 2:18:12)

Jetro, sacerdote de Madián y suegro de Moisés, oyó todas las cosas que Dios había hecho a favor de Moisés y de su pueblo Israel, y cómo Jehovah había sacado a Israel de Egipto.

Y Jetro, suegro de Moisés, tomó a Séfora, la mujer de Moisés, a quien éste había enviado;

también tomó a sus dos hijos. (El uno se llamaba Gersón, porque Moisés había dicho: “Fui forastero en tierra extranjera.”

El otro se llamaba Eliezer, porque había dicho: “El Dios de mi padre me ayudó y me libró de la espada del faraón.”)

Jetro, suegro de Moisés, y la mujer de éste y sus hijos fueron a ver a Moisés en el desierto donde estaba el campamento, junto al monte de Dios.

Y envió a decir a Moisés: “Yo, tu suegro Jetro, vengo a ti con tu mujer y con sus dos hijos.”

Moisés salió a recibir a su suegro, se postró ante él y lo besó. Se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y entraron en la tienda.

Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehovah había hecho al faraón y a los egipcios a favor de Israel, los contratiempos que habían pasado en el camino, y cómo los había librado Jehovah.

Se alegró Jetro de todo el bien que Jehovah había hecho a Israel, librándole de la mano de los egipcios.

Jetro dijo: —¡Bendito sea Jehovah, que os libró de mano de los egipcios y de mano del faraón! El es quien libró al pueblo de mano de los egipcios.

Ahora reconozco que Jehovah es más grande que todos los dioses, porque castigó a aquellos que os trataron con arrogancia.

Después Jetro, suegro de Moisés, ofreció un holocausto y sacrificios a Dios. Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés delante de Dios.

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