Éxodo

La plaga de langostas

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La plaga de langostas (2:10:1 - 2:10:20)

Jehovah dijo a Moisés: —Vé al faraón, porque yo he endurecido su corazón y el corazón de sus servidores para manifestar entre ellos estas señales mías,

y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, las señales que yo hice en medio de ellos, para que sepáis que yo soy Jehovah.

Entonces Moisés y Aarón fueron al faraón y le dijeron: —Jehovah, el Dios de los hebreos, ha dicho así: “¿Hasta cuándo rehusarás humillarte ante mí? Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

Si rehúsas dejarlo ir, he aquí mañana yo traeré la langosta a tu territorio;

y cubrirá la superficie de la tierra, de modo que ésta no pueda verse. Devorará el resto de lo que ha escapado, lo que os ha quedado del granizo. Devorará también todos los árboles que crecen en el campo.

Y llenará tus casas, las casas de tus servidores y las casas de todos los egipcios, como nunca vieron tus padres ni tus abuelos desde que existieron sobre la tierra, hasta el día de hoy.” Moisés dio media vuelta y salió de la presencia del faraón.

Entonces los servidores del faraón le dijeron: —¿Hasta cuándo ha de sernos éste una trampa? Deja ir a esos hombres para que sirvan a Jehovah su Dios. ¿Todavía no te das cuenta de que Egipto está destruido?

Moisés y Aarón volvieron a ser traídos ante el faraón, quien les dijo: —Id y servid a Jehovah vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?

Moisés respondió: —Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros ancianos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; hemos de ir con nuestras ovejas y con nuestras vacas, porque tendremos una fiesta de Jehovah.

Y él les dijo: —¡Sea Jehovah con vosotros, si yo os dejo ir a vosotros y a vuestros niños! ¡Ved cómo vuestras malas intenciones están a la vista!

¡No será así! Id vosotros los varones y servid a Jehovah, pues esto es lo que vosotros habéis pedido. Y los echaron de la presencia del faraón.

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto, para que la langosta suba sobre la tierra de Egipto. Ella devorará toda la hierba de la tierra y todo lo que ha dejado el granizo.

Moisés extendió su vara sobre la tierra de Egipto, y Jehovah trajo un viento del oriente sobre el país, todo aquel día y toda aquella noche. Al amanecer, el viento del oriente trajo la langosta.

Esta subió sobre toda la tierra de Egipto y se posó muy densamente en todos los rincones del país. Nunca antes hubo tal plaga de langosta, ni la habrá después.

Cubrieron la superficie de toda la tierra, de modo que la tierra se oscureció. Devoraron toda la hierba de la tierra y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo. En toda la tierra de Egipto no quedó nada verde, ni en los árboles, ni en la hierba del campo.

Entonces el faraón hizo llamar apresuradamente a Moisés y a Aarón, y les dijo: —He pecado contra Jehovah vuestro Dios y contra vosotros.

Pero perdonad, por favor, mi pecado sólo una vez más y rogad a Jehovah vuestro Dios para que él aparte de mí solamente esta mortandad.

Moisés salió de la presencia del faraón y oró a Jehovah.

Jehovah hizo soplar un fortísimo viento del occidente que llevó la langosta y la arrojó al mar Rojo. Ni una sola langosta quedó en todo el territorio de Egipto.

Pero Jehovah endureció el corazón del faraón, y éste no dejó ir a los hijos de Israel.

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La plaga de tinieblas

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La plaga de tinieblas (2:10:21 - 2:10:29)

Jehovah dijo a Moisés: —Extiende tu mano hacia el cielo para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tinieblas que hasta puedan ser palpadas.

Moisés extendió su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas por toda la tierra de Egipto, durante tres días.

No se podían ver unos a otros, ni nadie se movió de su lugar durante tres días. Pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas.

Luego el faraón hizo llamar a Moisés y le dijo: —Id y servid a Jehovah. Vayan también vuestros niños con vosotros. Solamente que sean dejadas vuestras ovejas y vuestras vacas.

Moisés respondió: —Entonces tú nos tendrás que dar animales para sacrificar y ofrecer en holocausto a Jehovah nuestro Dios.

¡También nuestro ganado irá con nosotros! No quedará ni una pezuña de ellos, porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehovah nuestro Dios. No sabemos con qué hemos de servir a Jehovah, hasta que lleguemos allá.

Pero Jehovah endureció el corazón del faraón, y no quiso dejarlos ir.

Y el faraón dijo a Moisés: —¡Retírate de mi presencia! ¡Guárdate de volver a ver mi cara; porque el día en que veas mi cara, morirás!

Y Moisés respondió: —Bien has dicho. ¡Jamás volveré a ver tu cara!

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Anunciada la muerte de los primogénitos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > Anunciada la muerte de los primogénitos (2:11:1 - 2:11:10)

Jehovah dijo a Moisés: —Traeré una sola plaga más sobre el faraón y sobre Egipto. Después de esto, él os dejará ir de aquí. Cuando os deje ir, él os echará de aquí por completo.

Habla, pues, al pueblo para que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y de oro.

Jehovah dio gracia al pueblo ante los ojos de los egipcios. El mismo Moisés era considerado como un gran hombre en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los servidores del faraón, como a los ojos del pueblo.

Entonces dijo Moisés: —Así ha dicho Jehovah: “Como a la media noche yo pasaré por en medio de Egipto.

Y todo primogénito en la tierra de Egipto morirá, desde el primogénito del faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está detrás del molino, y todo primerizo del ganado.

Habrá un gran clamor en toda la tierra de Egipto, como nunca lo hubo ni lo habrá.

Pero entre todos los hijos de Israel, ni un perro les ladrará, ni a los hombres ni a los animales, para que sepáis que Jehovah hace distinción entre los egipcios y los israelitas.”

Entonces vendrán a mí todos estos tus servidores, y postrados delante de mí dirán: “Sal tú, y todo el pueblo que te sigue.” Y después de esto, yo saldré. Salió muy enojado de la presencia del faraón.

Y Jehovah dijo a Moisés: —Faraón no os escuchará, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.

Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante del faraón. Pero Jehovah endureció el corazón del faraón, y éste no dejó ir de su tierra a los hijos de Israel.

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La Pascua

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > La Pascua (2:12:1 - 2:12:28)

Jehovah habló a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:

—Este mes os será el principio de los meses; será para vosotros el primero de los meses del año.

Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo que el 10 de este mes cada uno tome para sí un cordero en cada casa paterna, un cordero por familia.

Si la familia es demasiado pequeña como para comer el cordero, entonces lo compartirán él y su vecino de la casa inmediata, de acuerdo con el número de las personas. Según la cantidad que ha de comer cada uno, repartiréis el cordero.

El cordero será sin defecto, macho de un año; tomaréis un cordero o un cabrito.

Lo habréis de guardar hasta el día 14 de este mes, cuando lo degollará toda la congregación del pueblo de Israel al atardecer.

Tomarán parte de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las puertas de las casas en donde lo han de comer.

Aquella misma noche comerán la carne, asada al fuego. La comerán con panes sin levadura y con hierbas amargas.

No comeréis del cordero nada crudo, ni cocido en agua; sino asado al fuego, con su cabeza, sus piernas y sus entrañas.

Nada dejaréis de él hasta la mañana. Lo que quede hasta la mañana habréis de quemarlo en el fuego.

Así lo habréis de comer: con vuestros cintos ceñidos, puestas las sandalias en vuestros pies y con vuestro bastón en la mano. Lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehovah.

La misma noche yo pasaré por la tierra de Egipto y heriré de muerte a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de los hombres como del ganado. Así ejecutaré actos justicieros contra todos los dioses de Egipto. Yo, Jehovah.

La sangre os servirá de señal en las casas donde estéis. Yo veré la sangre y en cuanto a vosotros pasaré de largo y cuando castigue la tierra de Egipto, no habrá en vosotros ninguna plaga para destruiros.

Habréis de conmemorar este día. Lo habréis de celebrar como fiesta a Jehovah a través de vuestras generaciones. Lo celebraréis como estatuto perpetuo.

Siete días comeréis panes sin levadura. El primer día quitaréis de vuestras casas la levadura, porque cualquiera que coma algo con levadura desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será excluida de Israel.

El primer día habrá asamblea sagrada. También en el séptimo día habrá asamblea sagrada. Ningún trabajo haréis en ellos, excepto la preparación de lo que cada uno haya de comer. Sólo eso podréis hacer.

Guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día habré sacado vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Por tanto, guardaréis este día como estatuto perpetuo a través de vuestras generaciones.

Comeréis los panes sin levadura en el mes primero, desde el día 14 del mes al atardecer, hasta el día

del mes al atardecer.

Durante siete días no se hallará en vuestras casas nada que tenga levadura. Cualquiera que coma algo con levadura, sea forastero o natural de la tierra, esa persona será excluida de la congregación de Israel.

No comeréis ninguna cosa con levadura. En todo lugar donde habitéis comeréis panes sin levadura.

Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo: —Sacad y tomad del rebaño para vuestras familias, y sacrificad el cordero pascual.

Tomad luego un manojo de hisopo y empapadlo en la sangre que está en la vasija, y untad el dintel y los postes de la puerta con la parte de la sangre que está en la vasija. Ninguno de vosotros salga de la puerta de su casa hasta la mañana.

Porque Jehovah pasará matando a los egipcios, y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará de largo aquella puerta y no dejará entrar en vuestras casas al destructor para matar.

Guardaréis estas palabras como ley para vosotros y para vuestros hijos, para siempre.

Cuando hayáis entrado en la tierra que Jehovah os dará, como lo prometió, guardaréis este rito.

Y cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué significa este rito para vosotros?,”

vosotros les responderéis: “Este es el sacrificio de la Pascua de Jehovah, quien pasó de largo las casas de los hijos de Israel cuando mató a los egipcios y libró nuestras casas.” Entonces el pueblo se inclinó y adoró.

Los hijos de Israel fueron y lo hicieron; como Jehovah había mandado a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.

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Muerte de los primogénitos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Éxodo > Muerte de los primogénitos (2:12:29 - 2:12:36)

Aconteció que a la medianoche Jehovah mató a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito del faraón que se sentaba en el trono, hasta el primogénito del preso que estaba en la mazmorra, y todo primerizo del ganado.

Aquella noche se levantaron el faraón, todos sus servidores y todos los egipcios, pues había un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.

Entonces hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: —¡Levantaos y salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel! Id y servid a Jehovah, como habéis dicho.

Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos. Y bendecidme a mí también.

Los egipcios apremiaban al pueblo, apresurándose a echarlos del país, porque decían: —¡Todos seremos muertos!

La gente llevaba sobre sus hombros la masa que aún no tenía levadura y sus artesas envueltas en sus mantos.

Los hijos de Israel hicieron también conforme al mandato de Moisés, y pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos.

Jehovah dio gracia al pueblo ante los ojos de los egipcios, quienes les dieron lo que pidieron. Así despojaron a los egipcios.

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