Salmos

Morando bajo la sombra del Omnipotente

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Morando bajo la sombra del Omnipotente (19:91:1 - 19:91:16)

El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso.

Diré yo a Jehovah: “¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!”

Porque él te librará de la trampa del cazador y de la peste destructora.

Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas te refugiarás; escudo y defensa es su verdad.

No tendrás temor de espanto nocturno, ni de flecha que vuele de día,

ni de peste que ande en la oscuridad, ni de plaga que en pleno día destruya.

Caerán a tu lado mil y diez mil a tu mano derecha, pero a ti no llegará.

Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.

Porque a Jehovah, que es mi refugio, al Altísimo, has puesto como tu morada,

no te sobrevendrá mal, ni la plaga se acercará a tu tienda.

Pues a sus ángeles dará órdenes acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos.

En sus manos te llevarán, de modo que tu pie no tropiece en piedra.

Sobre el león y la cobra pisarás; hollarás al leoncillo y a la serpiente.

“Porque en mí ha puesto su amor, yo lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

El me invocará, y yo le responderé; con él estaré en la angustia. Lo libraré y lo glorificaré;

lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación.”

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Alabanza por la bondad de Dios. Salmo. Cántico para el día de reposo.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Alabanza por la bondad de Dios. Salmo. Cántico para el día de reposo. (19:92:1 - 19:92:15)

(Salmo. Cántico para el día de sábado) Bueno es alabar a Jehovah, cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.

Bueno es anunciar por la mañana tu misericordia y tu verdad en las noches,

con el arpa de diez cuerdas y la lira, con el tono suave del arpa.

Ciertamente me has alegrado, oh Jehovah, con tus hechos, grito de gozo por las obras de tus manos.

¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehovah! Muy profundos son tus pensamientos.

El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto:

que los impíos brotan como la hierba, y que todos los que hacen iniquidad florecen para ser destruidos para siempre.

Pero tú, oh Jehovah, para siempre eres el Altísimo.

Porque he aquí tus enemigos, oh Jehovah; porque he aquí, tus enemigos perecerán. Serán dispersados todos los que hacen iniquidad.

Pero tú enaltecerás mi poder como el de un toro salvaje, y sobre mí verterás aceite fresco.

Mis ojos mirarán sobre mis enemigos; mis oídos oirán de los malhechores que se levantaron contra mí.

El justo florecerá como la palmera; crecerá alto como el cedro en el Líbano.

Plantados estarán en la casa de Jehovah; florecerán en los atrios de nuestro Dios.

Aun en la vejez fructificarán. Estarán llenos de savia y frondosos,

para anunciar que Jehovah, mi roca, es recto, y que en él no hay injusticia.

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La majestad de Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > La majestad de Jehová (19:93:1 - 19:93:5)

¡Jehovah reina! Se ha vestido de magnificencia. Jehovah se ha vestido de poder y se ha ceñido. También afirmó el mundo, y no se moverá.

Firme es tu trono desde la antigüedad; tú eres desde la eternidad.

Alzaron los ríos, oh Jehovah, alzaron los ríos su sonido; alzaron los ríos su estruendo.

Jehovah en las alturas es más poderoso que el estruendo de muchas aguas, más que las recias olas del mar.

Tus testimonios son muy firmes. La santidad adorna tu casa, oh Jehovah, a través de los años.

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Oración clamando por venganza

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Oración clamando por venganza (19:94:1 - 19:94:23)

Oh Jehovah, Dios de las venganzas, oh Dios de las venganzas, ¡manifiéstate!

¡Exáltate, oh Juez de la tierra! Da su recompensa a los soberbios.

¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Jehovah, se regocijarán los impíos?

Vocean, hablan insolencias y se confabulan los que hacen iniquidad.

A tu pueblo, oh Jehovah, quebrantan; a tu heredad afligen.

A la viuda y al forastero matan; a los huérfanos asesinan.

Han dicho: “No lo verá Jehovah, ni entenderá el Dios de Jacob.”

Entended, torpes del pueblo; vosotros, necios, ¿cuándo seréis entendidos?

El que puso el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?

El que disciplina a las naciones, ¿no reprenderá? ¿No sabrá el que enseña al hombre el saber?

Jehovah conoce los pensamientos de los hombres, que son vanidad.

Bienaventurado el hombre a quien tú, oh Jehovah, disciplinas y lo instruyes sobre la base de tu ley,

para darle tranquilidad en los días de la desgracia; en tanto que para los impíos se cava una fosa.

Porque Jehovah no abandonará a su pueblo, ni desamparará a su heredad.

Más bien, el derecho volverá a la justicia, y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.

¿Quién se levantará por mí contra los malhechores? ¿Quién estará por mí contra los que hacen iniquidad?

Si Jehovah no me ayudara, pronto mi alma moraría en el silencio.

Cuando yo decía: “Mi pie resbala,” tu misericordia, oh Jehovah, me sustentaba.

En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.

¿Se aliará contigo el trono de maldad, el que por decreto instituye el abuso?

Conspiran contra la vida del justo y condenan la sangre inocente.

Pero Jehovah ha sido mi refugio; mi Dios ha sido la roca de mi confianza.

El hará volver sobre ellos su iniquidad, y los destruirá a causa de su maldad. Jehovah, nuestro Dios, los destruirá.

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Cántico de alabanza y de adoración

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Cántico de alabanza y de adoración (19:95:1 - 19:95:11)

¡Venid, cantemos con gozo a Jehovah! Aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.

Acerquémonos ante su presencia con acción de gracias; aclamémosle con salmos.

Porque Jehovah es Dios grande, Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra; suyas son las alturas de los montes.

Suyo es el mar, pues él lo hizo; y sus manos formaron la tierra seca.

¡Venid, adoremos y postrémonos! Arrodillémonos delante de Jehovah, nuestro Hacedor.

Porque él es nuestro Dios; nosotros somos el pueblo de su prado, y las ovejas de su mano. Si oís hoy su voz,

“no endurezcáis vuestros corazones como en Meriba; como el día de Masá, en el desierto,

donde vuestros padres me pusieron a prueba; me probaron y vieron mis obras:

Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación y dije: Este pueblo se desvía en su corazón y no ha conocido mis caminos.

Por eso juré en mi ira: ¡Jamás entrarán en mi reposo!”

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