Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros. Al músico principal; en Neginot. Masquil de David. (19:55:1 - 19:55:23)
(Al músico principal. Con Neguinot. Masquil de David) Atiende, oh Dios, mi oración; no te escondas ante mi súplica.
Escúchame y respóndeme. En mi pensar estoy deprimido y turbado
por la voz del enemigo, por la presión de los impÃos que me inculpan de iniquidad y me odian con furor.
Mi corazón se estremece dentro de mÃ; terrores de muerte me han caÃdo encima.
Temor y temblor me han sobrevenido, y me cubre el espanto.
Dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! VolarÃa y hallarÃa reposo.
Ciertamente huirÃa lejos y pasarÃa las noches en el desierto. (Selah)
Me apresurarÃa a buscar refugio del viento tempestuoso, de la tempestad.
Destrúyelos, oh Señor, y confunde sus lenguas; porque violencia y rencilla he visto en la ciudad.
DÃa y noche hacen rondas sobre sus muros, y la maldad y el abuso están adentro.
Agravio hay en medio de ella; el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas.
Si un enemigo me hubiera afrentado, yo lo habrÃa soportado. Si el que me aborrece se hubiera levantado contra mÃ, yo me habrÃa ocultado de él.
Pero fuiste tú, un hombre igual a mÃ, mi compañero, mi Ãntimo amigo;
que juntos compartÃamos dulcemente los secretos, y con afecto nos paseábamos en la casa de Dios.
Que la muerte los sorprenda y desciendan vivos al Seol. Porque el mal está en sus moradas, instalado en medio de ellos.
No obstante, yo clamaré a Dios, y Jehovah me salvará.
Al anochecer, al amanecer y al mediodÃa oraré y clamaré; y él oirá mi voz.
Ha rescatado en paz mi alma de la guerra que han desatado en contra de mÃ, aunque son muchos los que han estado contra mÃ.
Dios oirá, y luego los humillará: ¡El, que permanece desde la antigüedad! (Selah) Porque no cambian de actitud ni temen a Dios.
Más bien, aquél extiende sus manos contra sus propios aliados, y viola su pacto.
Ellos ablandan su boca más que mantequilla, pero en su corazón hay contienda. Suavizan sus palabras más que el aceite, pero son como espadas desenvainadas.
Echa tu carga sobre Jehovah, y él te sostendrá. Jamás dejará caÃdo al justo.
Tú, oh Dios, harás descender a aquéllos al pozo de la destrucción. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus dÃas, pero yo confiaré en ti.