Profecía contra los pastores de Israel
Ezequiel 34:1 – Ezequiel 39:29
Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:
«Oh hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza y di a los pastores que así ha dicho el Señor Jehovah: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar a las ovejas?
Pero vosotros os coméis a las mejores de ellas y os vestís con la lana. Degolláis a la oveja engordada, y no apacentáis al rebaño.
No fortalecéis a las ovejas débiles ni curáis a las enfermas. No habéis vendado a la perniquebrada, ni habéis hecho volver a la descarriada, ni habéis buscado a la perdida. Más bien, las habéis dominado con dureza y con violencia.
Ellas se han dispersado por falta de pastor, y están expuestas a ser devoradas por todas las fieras del campo. Han sido dispersadas;
mis ovejas han andado descarriadas en todos los montes y sobre toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadas por toda la faz de la tierra, y no ha habido quien se preocupe de ellas ni quien las busque.
Por eso, oh pastores, oíd la palabra de Jehovah:
«¡Vivo yo, dice el Señor Jehovah, que por cuanto mis ovejas fueron expuestas a ser robadas o a ser devoradas por las fieras del campo, por no tener pastor, y mis pastores no se preocuparon por mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas;
por eso, oh pastores, oíd la palabra de Jehovah.
Así ha dicho el Señor Jehovah: ¡He aquí yo estoy contra los pastores, y demandaré mis ovejas de sus manos! Haré que dejen de apacentar a las ovejas, y ellos dejarán de apacentarse a sí mismos. Libraré a mis ovejas de sus bocas, y no les servirán más de comida.»
Ciertamente así ha dicho el Señor Jehovah: «He aquí, yo mismo buscaré mis ovejas y cuidaré de ellas.
Como el pastor cuida de su rebaño cuando está entre las ovejas dispersas, así cuidaré de mis ovejas y las libraré en todos los lugares a donde han sido dispersadas en el día del nublado y de la oscuridad.
Las sacaré de los pueblos, las reuniré de los países y las traeré a su propia tierra. Las apacentaré en los montes de Israel, en las quebradas y en todos los lugares habitados del país.
En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel tendrán su pastizal. Se recostarán en el buen pastizal, y se apacentarán con pastos abundantes sobre los montes de Israel.
Yo apacentaré mis ovejas y las haré recostar, dice el Señor Jehovah.
Buscaré a la perdida y haré volver a la descarriada. A la perniquebrada vendaré, y fortaleceré a la enferma. Y a la engordada y a la fuerte guardaré. Las apacentaré con justicia.
«Pero en cuanto a vosotros, oh rebaño mío, así ha dicho el Señor Jehovah, he aquí que yo juzgo entre cordero y cordero, entre los carneros y los machos cabríos.
¿Os parece poco que os apacentéis del buen pastizal, para que tengáis que pisotear con vuestros pies lo que queda de vuestros pastos, y que después de haber bebido las aguas tranquilas, tengáis que enlodar el resto de ellas con vuestros pies?
¿Mis ovejas han de comer lo que vuestros pies han pisoteado y han de beber lo que han enlodado vuestros pies?»
Por tanto, así les ha dicho el Señor Jehovah: «He aquí, yo mismo juzgaré entre el cordero engordado y el cordero flaco.
Por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y corneasteis con vuestros cuernos a todas las ovejas débiles hasta dispersarlas lejos,
yo libraré a mis ovejas, y nunca más quedarán expuestas al pillaje. ¡Yo juzgaré entre cordero y cordero!
«Yo levantaré sobre ellas un solo pastor, mi siervo David; y él las apacentará. El las apacentará y así será su pastor.
Yo, Jehovah, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo Jehovah, he hablado.
«Estableceré con ellos un pacto de paz, y haré que desaparezcan de la tierra las fieras dañinas, de modo que habiten seguros en el desierto y duerman en los bosques.
Apartarán gente para atravesar constantemente la tierra y sepultar a los que pasaron y que han quedado sobre la faz de la tierra, a fin de purificarla. Al cabo de siete meses harán el reconocimiento.
Pasarán los que vayan por la tierra, y el que vea el hueso de algún hombre levantará junto a él una señal hasta que los sepultureros los sepulten en el valle de Hamón-gog.
El nombre de la ciudad también será Hamonah. Así purificarán la tierra.
«Y tú, oh hijo de hombre, así ha dicho el Señor Jehovah, di a las aves de rapiña, a las aves de toda especie y a los animales del campo: ¡Juntaos y venid! Reuníos de todas partes al sacrificio que hago para vosotros: un gran sacrificio sobre los montes de Israel. Comeréis carne y beberéis sangre.
Comeréis la carne de los poderosos y beberéis la sangre de los gobernantes de la tierra, de carneros, de corderos, de machos cabríos y de toros, todos ellos engordados en Basán.
Comeréis sebo hasta hartaros, y beberéis la sangre del sacrificio que he hecho para vosotros, hasta embriagaros.
En mi mesa os saciaréis de caballos y de jinetes, de valientes y de todos los hombres de guerra, dice el Señor Jehovah.
«Entonces pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho y mi poderío que habré impuesto sobre ellas.
De aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehovah su Dios.
Las naciones sabrán también que la casa de Israel fue llevada cautiva por causa de su pecado. Porque se rebelaron contra mí, yo escondí de ellos mi rostro y los entregué en mano de sus enemigos; y todos ellos cayeron a espada.
Hice con ellos de acuerdo con su impureza y sus transgresiones, y escondí de ellos mi rostro.»
Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah: «Ahora restauraré de la cautividad a Jacob. Tendré misericordia de toda la casa de Israel, y mostraré mi celo por mi santo nombre.
Olvidarán su afrenta y toda la infidelidad con que fueron infieles contra mí, cuando habiten en su tierra en seguridad y no haya quien los espante;
cuando yo los haya hecho volver de los pueblos, los haya reunido de las tierras de sus enemigos, y haya mostrado mi santidad en ellos a vista de muchas naciones.
Y sabrán que soy Jehovah su Dios, cuando yo los lleve cautivos entre las naciones y cuando los reúna sobre su tierra sin dejar allá a ninguno de ellos.
No esconderé más de ellos mi rostro, porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel,» dice el Señor Jehovah.
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