Jesús y el divorcio

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  1. HERMANA ROSA

    CUANDO NOSOTROS NO ESTAMOS EN LA VERDAD ALCANZAMOS MISERICORDIA DE DIOS.

    PODEMOS REHACER NUESTRA VIDA, PERO AHORA TENEMOS QUE PENSAR MEJOR.

    LA PALABRA DE DIOS DICE DE MODO QUE SI ALGUNO ESTA EN CRISTO NUEVA CRIATURA ES, LAS COSAS VIEJAS PASARON HE AQUI, TODAS SON HECHAS NUEVAS

    GRACIA Y PAZ

  2. Para Oscar M.:
    Me parece que debes luchar porque tu matrimonio se restablezca, si eres cristiano es bueno que pidas consejo en tu congregación o iglesia, pero prioritariamente acude al Señor y actúa para que el Señor se glorifique en tu hogar. Es poco lo que te podemos aconsejar por este medio, ya que no sabemos realmente tu problema, pero debes tener en cuenta que todo problema de pareja es siempre responsabilidad de ambos esposos. Es tiempo que hagas un auto análisis de los errores cometidos a fin de que puedas corregir, habla con tu esposa.
    Por más problemas que haya, si aún no se ha llegado a la ruptura de la unión matrimonial como por causa del adulterio, siempre habrá una ultima oportunidad.
    Si pides consejo, que sea a personas que tengan un ejemplo de vida de pareja, que hayan pasado por problemas y los han sabido resolver, muchas veces acudimos a quienes están peor que nosotros y terminamos en mayor calamidad. Ya no converses con quienes te dicen que ella no es para tí, eso es una tontería, como no va a ser para tí si ya te casaste, tuviste hijos y una vida de pareja, ella es tuya y tú eres de ella.
    En la búsqueda de restablecer tu vida matrimonial, no busques culpables, busca soluciones con sabiduría e inteligencia.
    Que el Señor te ayude.
  3. Para ROSA:
    El matrimonio, no es validado o invalidado, por la ceremonia civil o religiosa, sino por el pacto que se hace de amarse y respetarse mutuamente, ese pacto es lo que Dios toma en cuenta (según mi entender de la Biblia). Una persona no será mejor o peor, por casarse aquí o allá o en la religión que sea, sino por saber cumplir sus responsabilidades ante Dios, ante su familia y ante la sociedad.
    Tienes todo el derecho de pedir que tu pareja te respete, el Señor no te somete a vivir en la esclavitud de la humillación, es al contrario, si ahora eres cristiana, no debes permitir que en tu matrimonio tu cónyuge practique el adulterio, porque eso acarrea maldición que afectará a tu hogar. Entra en tu habitación, sola, allí de rodillas cuéntale al Señor tus problemas, pídele consejo y toma una decisión con fe, lo que decidas de esa manera estará bien.
    En mi país existen instituciones públicas que ayudan en estos casos, el adulterio también es penado por las leyes, me imagino que en tu país será similar, acude también a ellas. Lucha por tu matrimonio, pero de ninguna manera debes continuar viviendo en la misma situación. No malinterpretes el perdón, perdonar no es soportar el adulterio, perdonar no es tampoco vivir en la humillación, perdonar tampoco es olvidar. Perdonas para estar en paz con Dios y contigo misma, pero eso no significa soportar el engaño y la traición. Si después de todo tu esfuerzo, tu esposo decide siempre por irse, pues es su problema, no el tuyo.
    Dtb.
  4. Dios les Bendiga y le guade,creo que el tema es muy importante,mi pregunta es;cuando el esposo encuentra la mujer en el acto,debe separarse,pues segun la biblia es la unica causa que se permite el divolcio.que debe hacer el hombre,pues si se casa con otra,la hace adultera ?segun dicen algunos hermanos,y yo creo que no es asi,pero si estoy muy segura de que debe perdonar y perdonarse a si mismo.quiro mas luz sobre este tema.bendiciones,
  5. Hola Thelma:

    La enseñanza de Jesús (Mt. 5:32, 19:4-6,9)

    Cristo no presenta una nueva ley, sino que nos remite al plano ideal, al mandato cultural que se halla en el origen de las intenciones de Dios para el hombre y la mujer. (Gn. 2: 24). Jesús corrige a los fariseos, puesto que Moisés no mandó dar carta de divorcio y mucho menos todavía por cualquier causa.

    Moisés permitió esta práctica debido a la dureza del corazón humano. La lección del Señor en todos estos pasajes es idéntica: sólo existe un motivo legítimo de divorcio a los ojos de Dios, cuando se ha adulterado. La razón es que la infidelidad destruye aquella unión expresada en la sentencia divina: “y los dos serán una sola carne”. En el AT, la infidelidad disolvía el matrimonio mediante la muerte de la parte culpable.

    El cónyuge inocente podía contraer nuevo matrimonio. En cambio, la enseñanza de Jesús admite el divorcio para liberar al marido en caso de adulterio de la esposa o para liberar a ésta cuando el adulterio lo comete el hombre (Mr. 10:11-12). El Señor introduce dos innovaciones, una negativa y otra positiva.

    Abroga el castigo mosaico y legitima el divorcio por causa de adulterio. Bien leído, tampoco el AT legitimaba la ruptura, salvo en caso de adulterio. Sin embargo, la economía mosaica toleraba el divorcio por la dureza del corazón humano. La normativa que introduce Jesús anula dicha tolerancia.

    En su reino, la ley sobre el divorcio será más estricta, más de acuerdo con la intención original del Creador para el hombre y la mujer. Jesús permite el divorcio en caso de adulterio porque esta ruptura no depende de Dios, sino de los cónyuges.

    Se trata del fracaso del amor humano; no es cuestión del amor de Dios. La infidelidad destroza la pareja. No se trata tampoco de que Dios instituya el divorcio, como antes instituyó el matrimonio entre un hombre y una mujer, que es el único que contempla la Biblia. Esto es inimaginable, ya que el divorcio es siempre un mal, incluso cuando es un mal menor.

    Lo que hace Jesús es señalar la realidad del divorcio como un hecho innegable producido por la infidelidad. La comprensión de este punto es capital para entender la doctrina bíblica sobre el divorcio.

    Pero todavía hay más: parece justificado afirmar que cuando uno de los cónyuges repudia al otro por adulterio, este repudio expresa la disolución –la quiebra- del lazo matrimonial y, por consiguiente, el hombre o la mujer, quedan libres para volverse a casar sin caer en la responsabilidad de un nuevo adulterio.

    El divorcio disuelve el matrimonio.

    Conclusión

    Lo que hemos comentado es la enseñanza de Jesús sobre el divorcio que obliga a los creyentes. Sabemos que las leyes humanas y nuestra sociedad se mueve a impulsos de otros valores contrarios al evangelio, pero no debemos olvidar que Jesús remite a sus interlocutores al mandamiento universal que es para todos los seres humanos, tanto si son creyentes como si no lo son.

    Es, pues, fundamental que para testimonio a nuestra sociedad empecemos nosotros mismos por observar los principios del Reino expresados en el Sermón del monte

    Dios te bendiga.

  6. AMADO HERMANO RUBEN

    TU DICES ESTA BIEN SOY DE LA MISMA OPINION.

    DAVID NO FUE BUEN ESPOSO, NO FUE BUEN PADRE QUE PASO ALLI MI HERMANO RUBEN.

    NOSOTROS TENEMOS QUE HABLAR CON LA PALABRA DE DIOS NO CON NUESTROS RAZONAMIENTOS NI OPINIONES QUE NO TIENEN RESPALDO DE LA PALABRA DE DIOS.

  7. Para JAIME BARBOZA SALAS:
    Espero que expliques la relación que existe entre el caso que se comenta y la vida de David.
    Si tienes una opinión diferente es bueno que lo menciones. Porque si solo das a entender que esta mal pero no aportas en nada, te pones en el papel de un crítico de cine o de novela.
    Saludos.
  8. Para Ruben:

    gracias por sus comentarios, y por sus palabras, pido a Dios que me de sabiduria para poder decidir que es lo que debo de hacer, me siento muy triste, confundida, no se que hacer, porque creame que estoy haciendo me mayor esfuerzo por salvar mi matrimonio, pero yo siento que mi esposo ya no me quiere, porque es una indiferencia total, antes yo era todo para el. gracias por por sus consejos y pidale a Dios por mi.

  9. Para JAIME BARBOZA SALAS:

    gracias por sus comentarios me gustaria me orientara un poco mas, porque la verdad estoy muy confundida, a la vez quiero seguir luchando por por mi matrimonio le pido Tanto a Dios que lo cambie, tengo la esperanza en Dios y siempre le pido tanto por el. porque el recapacite y buelva a ser la persona que era. Dios lo vendiga

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