Jesús ante el concilio
San Mateo 26:57 – San Mateo 26:68
Los que habían prendido a Jesús le llevaron ante Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos se habían reunido.
Y Pedro le seguía de lejos hasta el patio de la casa del sumo sacerdote. Habiéndose metido adentro, estaba sentado con los guardias para ver cómo terminaba aquello.
Los principales sacerdotes, los ancianos y todo el Sanedrín buscaban falso testimonio contra Jesús, para que le entregaran a muerte.
Pero no lo hallaron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos. Por fin se presentaron dos,
y dijeron: —Este dijo: «Puedo derribar el templo de Dios y edificarlo en tres días.»
Se levantó el sumo sacerdote y le dijo: —¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: —¡Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!
Jesús le dijo: —Tú lo has dicho. Además os digo: De aquí en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del cielo.
Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestidura diciendo: —¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo, vosotros habéis oído la blasfemia.
¿Qué os parece? Y ellos respondiendo dijeron: —¡Es reo de muerte!
Entonces le escupieron en la cara y le dieron de puñetazos, y otros le dieron bofetadas,
diciendo: —¡Profetízanos, Cristo! ¿Quién es el que te golpeó?