Apostasía y dificultades de Salomón

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Reyes > Apostasía y dificultades de Salomón (11:11:1 - 11:11:40)

Pero el rey Salomón amó, además de la hija del faraón, a muchas otras mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y heteas;

de los pueblos de los que Jehovah había dicho a los hijos de Israel: “No os unáis a ellos ni ellos se unan a vosotros, no sea que hagan desviar vuestros corazones tras sus dioses.” A éstos Salomón se apegó con amor.

Tuvo 700 mujeres reinas y 300 concubinas. Y sus mujeres hicieron que se desviara su corazón.

Y sucedió que cuando Salomón era ya anciano, sus mujeres hicieron que su corazón se desviara tras otros dioses. Su corazón no fue íntegro para con Jehovah su Dios, como el corazón de su padre David.

Porque Salomón siguió a Astarte, diosa de los sidonios, y a Moloc, ídolo detestable de los amonitas.

Salomón hizo lo malo ante los ojos de Jehovah y no siguió plenamente a Jehovah como su padre David.

Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemós, ídolo detestable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo detestable de los hijos de Amón.

Y así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.

Jehovah se indignó contra Salomón, porque su corazón se había desviado de Jehovah Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces

y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a otros dioses. Pero él no guardó lo que Jehovah le había mandado.

Entonces Jehovah dijo a Salomón: “Por cuanto ha habido esto en ti y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, ciertamente arrancaré de ti el reino y lo entregaré a un servidor tuyo.

Pero por amor a tu padre David, no lo haré en tus días; lo arrancaré de la mano de tu hijo.

Sin embargo, no arrancaré todo el reino, sino que daré a tu hijo una tribu, por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, que yo he elegido.”

Entonces Jehovah levantó un adversario a Salomón: Hadad el edomita, de la descendencia real en Edom.

Sucedió que cuando David estuvo en Edom, Joab, jefe del ejército, subió a enterrar a los muertos y mató a todos los varones de Edom.

(Porque Joab había permanecido allí seis meses, con todo Israel, hasta que exterminaron a todos los varones de Edom.)

Pero Hadad huyó con algunos hombres edomitas de los servidores de su padre, y se fue a Egipto. Entonces Hadad era un muchacho pequeño.

Partieron de Madián, fueron a Parán, tomaron consigo a algunos hombres de Parán y se fueron a Egipto, al faraón rey de Egipto, quien le dio casa, le prometió alimentos y le dio tierras.

Hadad halló gran favor ante los ojos del faraón, quien le dio por mujer a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tajpenes.

La hermana de Tajpenes le dio a luz a su hijo Genubat, al cual destetó Tajpenes en la casa del faraón. Genubat estaba en la casa del faraón, entre los hijos del faraón.

Hadad oyó en Egipto que David había reposado con sus padres y que Joab, el jefe del ejército, había muerto. Entonces Hadad dijo al faraón: —Déjame ir, para que regrese a mi tierra.

El faraón le preguntó: —Pero, ¿qué te falta conmigo, para que procures irte a tu tierra? El respondió: —Nada, pero de todas maneras déjame ir.

Dios también le levantó como adversario a Rezón hijo de Eliada, quien había huido de su señor Hadad-ezer, rey de Soba.

Cuando David mató a los de Soba, aquél reunió gente alrededor de sí y se hizo jefe de una banda armada. Después se fueron a Damasco y habitaron allí, y reinaron en Damasco.

Fue adversario de Israel todos los días de Salomón, además del mal que hacía Hadad; fue hostil a Israel y reinó sobre Siria.

También Jeroboam hijo de Nabat, servidor de Salomón, efrateo de Zereda, se rebeló contra el rey. Su madre era una mujer viuda llamada Zerúa.

Estas son las circunstancias en las que se rebeló contra el rey: Salomón estaba edificando el Milo y cerró la brecha de la muralla de la Ciudad de David, su padre.

Este Jeroboam era hombre valeroso. Salomón vio que el joven era eficiente y le puso a cargo de todo el trabajo forzado de la casa de José.

Aconteció en aquel tiempo que Jeroboam salió de Jerusalén, y el profeta Ajías de Silo lo encontró en el camino. Este estaba cubierto con un manto nuevo, y los dos estaban solos en el campo.

Entonces Ajías tomó el manto nuevo que llevaba sobre sí, lo rasgó en doce pedazos,

y dijo a Jeroboam: “Toma para ti diez pedazos, porque así ha dicho Jehovah Dios de Israel: He aquí, yo arranco el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus.

Pero él tendrá una tribu por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que yo he elegido de entre todas las tribus de Israel.

Porque me han dejado y han adorado a Astarte, diosa de los sidonios; a Quemós, dios de Moab; y a Moloc, dios de los hijos de Amón. No han andado en mis caminos para hacer lo recto ante mis ojos y guardar mis estatutos y mis decretos, como su padre David.

“Pero no quitaré de su mano todo el reino, porque lo he puesto como gobernante todos los días de su vida, por amor a mi siervo David, al cual yo elegí, y el cual guardó mis mandamientos y mis estatutos.

Pero quitaré el reino de mano de su hijo y a ti te daré las diez tribus.

Sin embargo, a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga en él una lámpara delante de mí continuamente en Jerusalén, la ciudad que yo me he elegido para poner allí mi nombre.

“Yo, pues, te tomaré a ti, y reinarás en todo lo que desee tu alma, y serás rey de Israel.

Y sucederá que si obedeces todo lo que te mande, y andas en mis caminos y haces lo recto ante mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos como hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te edificaré una casa estable como se la edifiqué a David, y te entregaré Israel.

Afligiré a la descendencia de David por causa de esto, pero no para siempre.”

Salomón procuró matar a Jeroboam; pero Jeroboam se levantó, huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo allí hasta la muerte de Salomón.




Muerte de Salomón

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Reyes > Muerte de Salomón (11:11:41 - 11:11:43)

Los demás hechos de Salomón, todas las cosas que hizo y su sabiduría, ¿no están escritos en el libro de los hechos de Salomón?

El tiempo que reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel fue de 40 años.

Salomón reposó con sus padres, y fue sepultado en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó en su lugar.




Rebelión de Israel

Imagen Rebelión de Israel 1
Enviado por Daniel C.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Reyes > Rebelión de Israel (11:12:1 - 11:12:24)

Entonces Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para proclamarle rey.

Y sucedió que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat (que aún estaba en Egipto, a donde había huido a causa del rey Salomón), Jeroboam volvió de Egipto.

Entonces mandaron a llamarle, y Jeroboam vino con toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam diciendo:

—Tu padre agravó nuestro yugo; pero ahora, alivia tú el duro trabajo y el pesado yugo que tu padre puso sobre nosotros, y te serviremos.

El les dijo: —Idos, y volved a mí dentro de tres días. El pueblo se fue.

Entonces el rey Roboam consultó a los ancianos que habían servido a su padre Salomón, cuando aún vivía, y preguntó: —¿Cómo aconsejáis vosotros que yo responda a este pueblo?

Y ellos le respondieron diciendo: —Si te constituyes hoy en servidor de este pueblo y les sirves, y al responderles les hablas buenas palabras, ellos serán tus siervos para siempre.

Imagen Rebelión de Israel 2
Enviado por Daniel C.

Pero él dejó de lado el consejo que le habían dado los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.

Les preguntó: —¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: “Alivia el yugo que tu padre puso sobre nosotros”?

Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo: —Así contestarás a este pueblo que ha hablado contigo diciendo: “Tu padre hizo pesado nuestro yugo; pero tú, hazlo más liviano sobre nosotros”; así les hablarás: “Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre.

Ahora bien, mi padre cargó sobre vosotros un pesado yugo; pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo os castigaré con escorpiones.”

Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, como el rey había hablado diciendo: “Volved a mí al tercer día.”

Entonces el rey respondió al pueblo con dureza, y dejó de lado el consejo que le habían dado los ancianos.

Les habló siguiendo el consejo de los jóvenes, diciendo: —Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo os castigaré con escorpiones.

El rey no hizo caso del pueblo, porque esto estaba dispuesto de parte de Jehovah, para que se cumpliera la palabra que había hablado a Jeroboam hijo de Nabat por medio de Ajías de Silo.

Y viendo todo Israel que el rey no les había hecho caso, el pueblo respondió al rey diciendo: —¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos herencia en el hijo de Isaí! ¡Israel, a tus moradas! ¡Mira ahora por tu propia casa, oh David! Entonces Israel se fue a sus moradas,

pero Roboam reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.

Después el rey Roboam envió a Adoniram, que estaba a cargo del tributo laboral; pero todo Israel le apedreó, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir en un carro para huir a Jerusalén.

Así se rebeló Israel contra la casa de David, hasta el día de hoy.

Aconteció que al oír todo Israel que Jeroboam había vuelto, le mandaron a llamar a la asamblea y le hicieron rey de todo Israel. No quedó quien siguiese a la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.

Entonces Roboam llegó a Jerusalén y reunió a todos los de la casa de Judá y a la tribu de Benjamín,

guerreros escogidos, a fin de combatir contra la casa de Israel y devolver el reino a Roboam hijo de Salomón.

Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo:

“Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo, diciendo que

así ha dicho Jehovah: No subáis ni combatáis contra vuestros hermanos, los hijos de Israel. Volveos, cada uno a su casa, porque de parte mía ha sucedido esto.” Ellos escucharon la palabra de Jehovah y desistieron de ir, conforme a la palabra de Jehovah.




El pecado de Jeroboam

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Reyes > El pecado de Jeroboam (11:12:25 - 11:12:33)

Jeroboam reedificó Siquem, en la región montañosa de Efraín, y habitó en ella. De allí fue y reedificó Penuel.

Y Jeroboam pensó en su corazón: “Ahora el reino volverá a la casa de David,

si este pueblo sube para ofrecer sacrificios en la casa de Jehovah en Jerusalén. El corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam, rey de Judá, y me matarán y volverán a Roboam, rey de Judá.”

Y habiendo tomado consejo, el rey hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: “¡Bastante habéis subido a Jerusalén! ¡He aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto!”

Puso el uno en Betel y el otro lo puso en Dan.

Y esto fue ocasión de pecado, porque el pueblo iba para adorar delante de uno de ellos, hasta Dan.

También hizo santuarios en los lugares altos e instituyó sacerdotes de entre la gente común, que no eran hijos de Leví.

Jeroboam instituyó una fiesta el día 15 del mes octavo, semejante a la fiesta que había en Judá, y subió al altar que hizo en Betel, para ofrecer sacrificios a los becerros que había hecho. En Betel estableció también sacerdotes para los lugares altos que había edificado.

Subió al altar que había hecho en Betel, el día 15 del mes octavo, fecha que inventó en su corazón. Hizo la fiesta para los hijos de Israel y subió al altar para quemar incienso.




Un profeta de Judá amonesta a Jeroboam

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Reyes > Un profeta de Judá amonesta a Jeroboam (11:13:1 - 11:13:34)

He aquí que un hombre de Dios llegó de Judá a Betel, por mandato de Jehovah, cuando Jeroboam estaba de pie junto al altar para quemar incienso.

Y clamó contra el altar, por mandato de Jehovah, diciendo: —Altar, altar, así ha dicho Jehovah: “He aquí, a la casa de David le nacerá un hijo que se llamará Josías, quien matará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman incienso sobre ti; y sobre ti quemarán huesos de hombres.”

Aquel mismo día dio una señal diciendo: —Esta es la señal de que Jehovah ha hablado: He aquí que el altar se partirá, y la ceniza que está sobre él se desparramará.

Sucedió que cuando el rey Jeroboam oyó la palabra que el hombre de Dios había clamado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, diciendo: —¡Prendedle! Pero se le secó la mano que había extendido contra él, de manera que no pudo volverla hacia sí.

Entonces el altar se partió, y la ceniza se desparramó del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por mandato de Jehovah.

Entonces el rey respondió y dijo al hombre de Dios: —Implora, por favor, a Jehovah tu Dios y ora por mí, para que mi mano me sea restaurada. El hombre de Dios imploró el favor de Jehovah, y la mano del rey le fue restaurada, y volvió a ser como antes.

Entonces el rey dijo al hombre de Dios: —Ven conmigo a casa y come, y yo te daré un presente.

Pero el hombre de Dios respondió al rey: —Aunque me dieses la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan, ni bebería agua en este lugar;

porque me ha sido ordenado por mandato de Jehovah, diciendo: “No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el camino que vayas.”

Se fue, pues, por otro camino y no volvió por el camino por donde había venido a Betel.

Vivía en Betel un profeta anciano, a quien fueron sus hijos y le contaron todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Betel. También contaron a su padre las palabras que había hablado al rey.

Y su padre les preguntó: —¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde se había ido el hombre de Dios que había venido de Judá.

El dijo a sus hijos: —Aparejadme el asno. Ellos le aparejaron el asno. Entonces montó sobre él,

fue tras aquel hombre de Dios y le halló sentado debajo de la encina. Le preguntó: —¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? Le respondió: —Sí, yo soy.

Entonces le dijo: —Ven conmigo a casa y come pan.

Pero él respondió: —No podré volver contigo ni entrar contigo. Tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar,

porque me fue dicho por mandato de Jehovah: “No comas pan, ni bebas agua de allí, ni vuelvas por el camino que vayas.”

Y le dijo: —Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por mandato de Jehovah, diciendo: “Hazle volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.” Pero le mintió.

Entonces se volvió con él, y comió pan en su casa y bebió agua.

Y aconteció que estando ellos sentados a la mesa, vino la palabra de Jehovah al profeta que le había hecho volver,

y clamó al hombre de Dios que había venido de Judá, diciendo: —Así ha dicho Jehovah: “Porque has sido desobediente al dicho de Jehovah y no guardaste el mandamiento que Jehovah tu Dios te había mandado,

sino que volviste y comiste pan y bebiste agua en este lugar del cual él te había dicho que no comieras pan ni bebieras agua, tu cuerpo no entrará en el sepulcro de tus padres.”

Sucedió que cuando había comido pan y bebido agua, el profeta que le había hecho volver le aparejó el asno.

Cuando se fue, un león lo encontró en el camino y lo mató. Su cadáver quedó tendido en el camino. El asno estaba de pie junto a él, y también el león estaba de pie junto al cadáver.

Y he aquí que pasaron unos hombres y vieron el cadáver que estaba tendido en el camino y el león que estaba de pie junto al cadáver, y fueron y lo dijeron en la ciudad donde habitaba el profeta anciano.

Cuando se enteró el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: —El es el hombre de Dios que fue desobediente al mandato de Jehovah. Por eso Jehovah le ha entregado al león, que le ha destrozado y matado conforme a la palabra que Jehovah le había dicho.

Entonces habló a sus hijos diciendo: —Aparejadme el asno. Ellos se lo aparejaron.

Y fue y halló el cadáver tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cadáver. El león no había devorado el cadáver ni había destrozado al asno.

El profeta levantó el cuerpo del hombre de Dios, lo colocó sobre el asno y se lo llevó. El profeta anciano fue a la ciudad para hacer duelo por él y sepultarlo.

Puso su cuerpo en su propio sepulcro, e hicieron duelo por él diciendo: —¡Ay, hermano mío!

Sucedió que después de haberlo sepultado, habló a sus hijos diciendo: —Cuando yo muera, sepultadme en el sepulcro en que está sepultado el hombre de Dios. Poned mis restos junto a los suyos,

porque sin duda sucederá lo que él proclamó por mandato de Jehovah contra el altar que está en Betel y contra todos los santuarios de los lugares altos que hay en las ciudades de Samaria.

Después de este suceso, Jeroboam no se volvió de su mal camino. Más bien, volvió a designar sacerdotes de entre la gente común para los lugares altos. Investía a quien deseaba, y él llegaba a ser sacerdote de los lugares altos.

Y esto vino a ser el pecado de la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y destruida de sobre la faz de la tierra.