Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Reyes > Sabiduría y prosperidad de Salomón (11:3:16 - 11:4:34)
Por aquel entonces dos prostitutas vinieron al rey y se pusieron de pie delante de él.
Una de ellas dijo: —¡Ay, señor mío! Esta mujer y yo habitábamos en la misma casa. Yo di a luz mientras estaba en la casa con ella.
Y sucedió que tres días después de mi parto, esta mujer también dio a luz. Las dos estábamos juntas, y nadie de fuera estaba con nosotras en casa; sólo nosotras dos estábamos en casa.
Cierta noche murió el hijo de esta mujer, porque ella se recostó encima de él.
Entonces se levantó a medianoche, y estando yo, tu sierva, dormida, ella tomó a mi hijo de mi lado, y lo puso en su seno; y puso a su hijo muerto en mi seno.
Cuando me levanté por la mañana para dar de mamar a mi hijo, he aquí que estaba muerto. Pero lo observé bien por la mañana y he aquí que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.
Entonces dijo la otra mujer: —¡No! Sino que mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: —¡No! Sino que tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.
Entonces el rey dijo: —Esta dice: “Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto”; y la otra dice: “¡No! Sino que tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive.”
—Y el rey añadió—: ¡Traedme una espada! Trajeron la espada ante el rey,
y enseguida dijo el rey: —¡Partid al niño vivo en dos, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra!
Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey, porque sus entrañas se conmovieron por su hijo, y dijo: —¡Ay, señor mío! Dad a ésta el niño vivo; no lo matéis. Pero la otra dijo: —No será ni para mí ni para ti. Partidlo.
El rey respondió diciendo: —Dad a aquélla el hijo vivo. No lo matéis; ella es su madre.
Todo Israel se enteró de la sentencia que había dado el rey, y tuvieron temor al rey, porque vieron que en él había sabiduría de Dios para administrar justicia.
El rey Salomón reinó sobre todo Israel.
Estos fueron los oficiales que tenía: Azarías hijo de Sadoc era el sacerdote.
Elijoref y Ajías, hijos de Sisa, eran los escribas. Josafat hijo de Ajilud era el cronista.
Benaías hijo de Joyada estaba al mando del ejército. Sadoc y Abiatar eran los sacerdotes.
Azarías hijo de Natán estaba al mando de los gobernadores. Zabud hijo de Natán era sacerdote y amigo del rey.
Ajisar era el administrador del palacio. Y Adoniram hijo de Abda estaba a cargo del tributo laboral.
Salomón tenía doce gobernadores en todo Israel, los cuales abastecían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerle durante un mes al año.
Estos eran sus nombres: Ben-hur, en la región montañosa de Efraín.
Ben-decar, en Macaz, Saalbim, Bet-semes y Elon-bet-janán.
Ben-jésed, en Arubot. Este también lo era en Soco y en toda la tierra de Hefer.
Ben-abinadab, en toda Nafot-dor. Este tenía por mujer a Tafat hija de Salomón.
Baaná hijo de Ajilud, en Taanac y Meguido, y en todo Bet-seán, que está cerca de Zaretán, más abajo de Jezreel; y desde Bet-seán hasta Abel-mejola y hasta la otra parte de Jocmeam.
Ben-geber, en Ramot de Galaad. Este también lo era en las aldeas de Jaír hijo de Manasés, las cuales estaban en Galaad. Tenía también la región de Argob, que estaba en Basán; sesenta grandes ciudades con muros y cerrojos de bronce.
Ajinadab hijo de Ido, en Majanaim.
Ajimaas, en Neftalí. Este también tomó por mujer a Basemat hija de Salomón.
Baaná hijo de Husai, en Aser y en Alot.
Josafat hijo de Parúaj, en Isacar.
Simei hijo de Ela, en Benjamín.
Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, en la tierra de Sejón rey de los amorreos, y de Og rey de Basán. Y había un solo gobernador en la tierra
de Judá. Israel era numeroso, como la arena que está junto al mar en multitud; y comían, bebían y se regocijaban.
Salomón gobernaba sobre todos los reinos, desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera con Egipto. Traían tributo y servían a Salomón todos los días de su vida.
Las provisiones diarias de Salomón eran: 30 coros de harina refinada, 60 coros de harina corriente,
10 vacunos de engorde, 20 vacunos de pasto y 100 ovejas, sin contar los venados, las gacelas, los corzos y las aves engordadas.
Porque él dominaba en toda la región al oeste del Río, desde Tifsaj hasta Gaza, sobre todos los reyes del oeste del Río, y tuvo paz por todos los lados en derredor suyo.
Judá e Israel, desde Dan hasta Beerseba, vivían seguros todos los días de Salomón, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera.
Salomón tenía 4.000 establos para los caballos de sus carros, y 12.000 jinetes.
Los gobernadores proveían, cada uno durante un mes, al rey Salomón y a todos los que venían a la mesa del rey Salomón, haciendo que nada faltase.
También hacían llevar cebada y paja para los caballos y para los corceles al lugar donde él estaba, cada uno conforme a su cuota.
Dios dio a Salomón sabiduría, gran entendimiento y amplitud de corazón, como la arena que está a la orilla del mar.
La sabiduría de Salomón sobrepasaba la de todos los orientales y toda la sabiduría de los egipcios.
El fue el más sabio de todos los hombres: más que Eitán el ezrajita y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Majol. Su nombre llegó a ser conocido en todas la naciones de alrededor.
Salomón compuso 3.000 proverbios y 1.005 poemas.
También disertó acerca de las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que crece en la pared. Asimismo, disertó acerca de los cuadrúpedos, las aves, los reptiles y los peces.
De todos los pueblos venían para escuchar la sabiduría de Salomón, de parte de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría.