Rut recoge espigas en el campo de Booz
Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Rut > Rut recoge espigas en el campo de Booz (8:2:1 - 8:2:23)
Noemí tenía un pariente de su marido, un hombre de buena posición de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Boaz.
Y Rut la moabita dijo a Noemí: —Permíteme ir al campo para recoger espigas tras aquel ante cuyos ojos yo halle gracia. Y ella le respondió. —Vé, hija mía.
Ella fue y al llegar espigó en el campo tras los segadores. Y dio la casualidad de que la parcela del campo pertenecía a Boaz, que era de la familia de Elimelec.
Y he aquí que Boaz llegó de Belén y dijo a los segadores: —¡Jehovah sea con vosotros! Ellos le respondieron: —¡Jehovah te bendiga!
Y Boaz preguntó a su criado encargado de los segadores: —¿De quién es esa joven?
El criado encargado de los segadores le respondió diciendo: —Ella es la joven moabita que ha vuelto con Noemí de los campos de Moab.
Me ha dicho: “Permite que yo espigue y recoja entre las gavillas, detrás de los segadores.” Ella vino y ha estado desde la mañana hasta ahora. No ha vuelto a casa ni por un momento.
Entonces Boaz dijo a Rut: —Escucha, hija mía: No vayas a espigar a otro campo, ni te alejes de aquí. Aquí estarás junto con mis criadas.
Mira bien el campo donde siegan, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Cuando tengas sed, vé a los depósitos y bebe del agua que sacan los criados.
Ella se postró sobre su rostro, se inclinó a tierra y le dijo: —¿Por qué he hallado gracia ante tus ojos, para que tú te hayas fijado en mí, siendo yo una extranjera?
Boaz le respondió diciendo: —Ciertamente me han contado todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu marido, y que has dejado a tu padre, a tu madre y la tierra donde has nacido, y has venido a un pueblo que no conociste previamente.
¡Que Jehovah premie tu acción! Que tu recompensa sea completa de parte de Jehovah Dios de Israel, ya que has venido a refugiarte bajo sus alas.
Ella dijo: —Señor mío, halle yo gracia ante tus ojos, porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque yo no soy ni como una de tus criadas.
Boaz le dijo a la hora de la comida: —Acércate aquí, come pan y moja tu bocado en el vinagre. Entonces ella se sentó junto a los segadores, y él le dio grano tostado. Ella comió hasta que se sació, y le sobró.
Cuando ella se levantó para espigar, Boaz mandó a sus criados, diciendo: —Que recoja espigas también entre las gavillas, y no la avergoncéis.
Más bien, sacad para ella de los manojos y dejad que las recoja, y no la reprendáis.
Rut espigó en el campo hasta el atardecer y desgranó lo que había espigado, y he aquí que había como un efa de cebada.
Lo tomó y se fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había espigado. También sacó lo que le había sobrado de la comida después de haberse saciado, y se lo dio.
Entonces su suegra le preguntó: —¿Dónde has espigado hoy? ¿Dónde has trabajado? ¡Bendito sea el que se haya fijado en ti! Ella contó a su suegra con quién había trabajado y dijo: —El hombre con quien he trabajado hoy se llama Boaz.
Y Noemí dijo a su nuera: —¡Sea él bendito de Jehovah, pues no ha rehusado su bondad ni a los vivos ni a los que han muerto! —Noemí le dijo después—: Aquel hombre es nuestro familiar. El es uno de los parientes que nos pueden redimir.
Rut la moabita dijo: —Además de esto, me ha dicho: “Permanece con mis criados hasta que hayan acabado toda mi siega.”
Noemí respondió a Rut su nuera: —Está bien, hija mía, que salgas con sus criadas, para que no te vayan a molestar en otro campo.
Estuvo, pues, junto con las criadas de Boaz espigando hasta que terminó la siega de la cebada y la siega del trigo. Y ella vivía con su suegra.