El joven rico

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Enviado por JOSE

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > El joven rico (42:18:18 - 42:18:30)

Le preguntó cierto hombre principal, diciendo: —Maestro bueno, ¿qué haré para obtener la vida eterna?

Y Jesús le dijo: —¿Por qué me llamas “bueno”? Ninguno es bueno, sino sólo uno, Dios.

Tú conoces los mandamientos: No cometas adulterio, no cometas homicidio, no robes, no digas falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.

Entonces él dijo: —Todo esto lo he guardado desde mi juventud.

Jesús, al oírlo, le dijo: —Aún te falta una cosa: Vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

Entonces él, al oír estas cosas, se entristeció mucho, porque era muy rico.

Jesús, al ver que se había entristecido mucho, dijo: —¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

Porque más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.

Los que oyeron esto dijeron: —¿Y quién podrá ser salvo?

El les dijo: —Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.

Entonces Pedro dijo: —He aquí, nosotros hemos dejado lo nuestro y te hemos seguido.

Y él les dijo: —De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por causa del reino de Dios,

que no haya de recibir muchísimo más en este tiempo, y en la edad venidera, la vida eterna.




Nuevamente Jesús anuncia su muerte

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Nuevamente Jesús anuncia su muerte (42:18:31 - 42:18:34)

Jesús, tomando a los doce, les dijo: —He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que fueron escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre.

Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido, injuriado y escupido.

Después que le hayan azotado, le matarán; pero al tercer día resucitará.

Sin embargo, ellos no entendían nada de esto. Esta palabra les estaba encubierta, y no entendían lo que se les decía.




Un ciego de Jericó recibe la vista

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Un ciego de Jericó recibe la vista (42:18:35 - 42:18:43)

Aconteció, al acercarse Jesús a Jericó, que un ciego estaba sentado junto al camino, mendigando.

Este, como oyó pasar a la multitud, preguntó qué era aquello.

Y le dijeron que pasaba Jesús de Nazaret.

Entonces él gritó diciendo: —¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!

Los que iban delante le reprendían para que se callase, pero él clamaba con mayor insistencia: —¡Hijo de David, ten misericordia de mí!

Entonces Jesús se detuvo, mandó que se lo trajesen; y cuando llegó, le preguntó

diciendo: —¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: —Señor, que yo recobre la vista.

Jesús le dijo: —Recobra la vista; tu fe te ha salvado.

Inmediatamente recobró la vista y le seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo al ver esto dio alabanza a Dios.




Jesús y Zaqueo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Jesús y Zaqueo (42:19:1 - 42:19:10)

Habiendo entrado Jesús en Jericó, pasaba por la ciudad.

Y he aquí, un hombre llamado Zaqueo, que era un principal de los publicanos y era rico,

procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, porque era pequeño de estatura.

Entonces corrió delante y subió a un árbol sicómoro para verle, pues había de pasar por allí.

Cuando Jesús llegó a aquel lugar, alzando la vista le vio y le dijo: —Zaqueo, date prisa, desciende; porque hoy es necesario que me quede en tu casa.

Entonces él descendió aprisa y le recibió gozoso.

Al ver esto, todos murmuraban diciendo que había entrado a alojarse en la casa de un hombre pecador.

Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: —He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.

Jesús le dijo: —Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham.

Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.




Parábola de las diez minas

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Parábola de las diez minas (42:19:11 - 42:19:27)

Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén y porque ellos pensaban que inmediatamente habría de ser manifestado el reino de Dios.

Dijo, pues: “Cierto hombre de noble estirpe partió a un país lejano para recibir un reino y volver.

Entonces llamó a diez siervos suyos y les dio diez minas, diciéndoles: Negociad hasta que yo venga.

“Pero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.

“Aconteció que cuando él volvió después de haber tomado el reino, mandó llamar ante sí a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que habían negociado.

Vino el primero y dijo: Señor, tu mina ha producido diez minas.

Y él le dijo: Muy bien, buen siervo; puesto que en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.

Vino el segundo y dijo: Señor, tu mina ha hecho cinco minas.

También a éste le dijo: Tú también estarás sobre cinco ciudades.

Y vino otro y dijo: Señor, he aquí tu mina, la cual he guardado en un pañuelo.

Porque tuve miedo de ti, que eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste y cosechas lo que no sembraste.

Entonces él le dijo: ¡Mal siervo, por tu boca te juzgo! Sabías que yo soy hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré.

¿Por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al venir yo lo cobrara junto con los intereses?

Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina y dadla al que tiene diez minas.

Ellos le dijeron: Señor, él ya tiene diez minas.

El respondió: Pues yo os digo que a todo el que tiene, le será dado; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

Pero, en cuanto a aquellos enemigos míos que no querían que yo reinara sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.”