Diez leprosos son limpiados

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Diez leprosos son limpiados (42:17:11 - 42:17:19)

Aconteció que yendo a Jerusalén, pasaba por Samaria y Galilea.

Cuando entró en una aldea, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos

y alzaron la voz diciendo: —¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!

Cuando él los vio, les dijo: —Id, mostraos a los sacerdotes. Aconteció que mientras iban, fueron limpiados.

Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, volvió glorificando a Dios en alta voz.

Y se postró sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias. Y éste era samaritano.

Y respondiendo Jesús dijo: —¿No eran diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?

¿No hubo quién volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero?

—Y le dijo—: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.




La venida del Reino

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > La venida del Reino (42:17:20 - 42:17:37)

Y cuando los fariseos le preguntaron acerca de cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió diciendo: —El reino de Dios no vendrá con advertencia.

No dirán: “¡Mirad, aquí está!” o “¡Allí está!” Porque el reino de Dios está en medio de vosotros.

Dijo a sus discípulos: —Vendrá el tiempo cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre y no lo veréis.

Os dirán: “¡Mirad, aquí está!” o “¡Mirad, allí está!” Pero no vayáis ni les sigáis.

Porque como el relámpago que resplandece ilumina el cielo de un extremo al otro, así también será el Hijo del Hombre en su día.

Pero primero es necesario que él padezca mucho y sea rechazado por esta generación.

Como pasó en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre:

Ellos comían y bebían; se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.

Asimismo, también será como pasó en los días de Lot: Comían, bebían, compraban, vendían, plantaban y edificaban;

pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

Así será en el día en que se manifieste el Hijo del Hombre.

En aquel día, el que esté en la azotea y sus cosas estén en la casa, no descienda para tomarlas. Asimismo, el que esté en el campo, no vuelva atrás.

Acordaos de la mujer de Lot.

Cualquiera que procure salvar su vida, la perderá; y cualquiera que la pierda, la conservará.

Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado.

Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada.

Estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado.

Respondiendo le preguntaron: —¿Dónde, Señor? Y él dijo: —Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.




Parábola de la viuda y el juez injusto

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Parábola de la viuda y el juez injusto (42:18:1 - 42:18:8)

Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar.

Les dijo: “En cierta ciudad había un juez que ni temía a Dios ni respetaba al hombre.

Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Hazme justicia contra mi adversario.

El no quiso por algún tiempo, pero después se dijo a sí mismo: Aunque ni temo a Dios ni respeto al hombre,

le haré justicia a esta viuda, porque no me deja de molestar; para que no venga continuamente a cansarme.”

Entonces dijo el Señor: “Oíd lo que dice el juez injusto.

¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a él de día y de noche? ¿Les hará esperar?

Os digo que los defenderá pronto. Sin embargo, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”




Parábola del fariseo y el publicano

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Parábola del fariseo y el publicano (42:18:9 - 42:18:14)

Dijo también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como que eran justos y menospreciaban a los demás:

“Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; y el otro, publicano.

El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano.

Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo.

Pero el publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, que soy pecador.

Os digo que éste descendió a casa justificado en lugar del primero. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”




Jesús bendice a los niños

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Jesús bendice a los niños (42:18:15 - 42:18:17)

También le presentaban los niños pequeños para que los tocase. Y los discípulos, al ver esto, les reprendían.

Pero Jesús los llamó diciendo: “Dejad a los niños venir a mí y no les impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.

De cierto os digo que cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño, jamás entrará en él.”