Jesús sana a un paralítico

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Jesús sana a un paralítico (42:5:17 - 42:5:26)

Y aconteció en uno de esos días que Jesús estaba enseñando, y estaban sentados allí unos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para sanar.

Y he aquí, unos hombres traían sobre una camilla a un hombre que era paralítico, y procuraban llevarlo adentro y ponerlo delante de Jesús.

Al no encontrar cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa y juntamente con la camilla, le bajaron por el tejado en medio, delante de Jesús.

Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo: —Hombre, tus pecados te son perdonados.

Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a razonar diciendo: —¿Quién es éste, que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?

Pero Jesús, dándose cuenta de los razonamientos de ellos, respondió y les dijo: —¿Qué razonáis en vuestros corazones?

¿Qué es más fácil? ¿Decir: “Tus pecados te son perdonados,” o decir: “Levántate y anda”?

Pero para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, —dijo al paralítico—: A ti te digo: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!

De inmediato se levantó en presencia de ellos, tomó la camilla en que estaba recostado y se fue a su casa glorificando a Dios.

El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Fueron llenos de temor y decían: —¡Hoy hemos visto maravillas!




Llamamiento de Leví

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Llamamiento de Leví (42:5:27 - 42:5:32)

Después de esto, Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el lugar de los tributos públicos. Y le dijo: —¡Sígueme!

El, dejándolo todo, se levantó y le siguió.

Entonces Leví le hizo un gran banquete en su casa, y había un gran número de publicanos y otros que estaban a la mesa con ellos.

Los fariseos y sus escribas murmuraban contra los discípulos de él, diciendo: —¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?

Respondiendo Jesús les dijo: —Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.




La pregunta sobre el ayuno

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > La pregunta sobre el ayuno (42:5:33 - 42:5:39)

Entonces ellos le dijeron: —Los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.

Jesús les dijo: —¿Acaso podéis hacer que los que están de bodas ayunen mientras el novio está con ellos?

Pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces, en aquellos días ayunarán.

Les decía también una parábola: —Nadie corta un parche de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De otra manera, el vestido nuevo se rompe, y el parche tomado del nuevo no armoniza con lo viejo.

Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino nuevo romperá los odres; el vino se derramará, y los odres se perderán.

Pero el vino nuevo debe ser echado en odres nuevos.

Y ninguno que bebe lo añejo quiere el nuevo, porque dice: “Lo añejo es lo mejor.”




Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Los discípulos recogen espigas en el día de reposo (42:6:1 - 42:6:5)

Aconteció que Jesús pasaba por los sembrados en sábado, y sus discípulos arrancaban espigas y las comían, restregándolas con las manos.

Y algunos de los fariseos dijeron: —¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?

Respondiéndoles, Jesús dijo: —¿No habéis leído qué hizo David cuando tuvo hambre él y también los que estaban con él?

Entró en la casa de Dios, tomó los panes de la Presencia, que no es lícito comer, sino sólo a los sacerdotes, y comió y dio también a los que estaban con él.

—También les decía—: El Hijo del Hombre es Señor del sábado.




El hombre de la mano seca

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > El hombre de la mano seca (42:6:6 - 42:6:11)

Aconteció en otro sábado que él entró en la sinagoga y enseñaba. Y estaba allí un hombre cuya mano derecha estaba paralizada.

Los escribas y los fariseos le acechaban para ver si le sanaría en sábado, para hallar de qué acusarle.

Pero él, conociendo los razonamientos de ellos, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: —Levántate y ponte en medio. El se levantó y se puso en medio.

Entonces Jesús les dijo: —Yo os pregunto: ¿Es lícito en el sábado hacer bien o hacer mal? ¿Salvar la vida o quitarla?

Y mirándolos a todos en derredor, dijo al hombre: —Extiende tu mano. El lo hizo, y su mano le fue restaurada.

Entonces ellos se llenaron de enojo y discutían los unos con los otros qué podrían hacer con Jesús.