Presentación de Jesús en el templo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Presentación de Jesús en el templo (42:2:21 - 42:2:38)

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre Jesús, nombre que le fue puesto por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre.

Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos conforme a la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarle al Señor

(así como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abre la matriz será llamado santo al Señor)

y para dar la ofrenda conforme a lo dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.

He aquí, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre era justo y piadoso; esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él.

A él le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viera al Cristo del Señor.

Movido por el Espíritu, entró en el templo; y cuando los padres trajeron al niño Jesús para hacer con él conforme a la costumbre de la ley,

Simeón le tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:

—Ahora, Soberano Señor, despide a tu siervo en paz conforme a tu palabra;

porque mis ojos han visto tu salvación

que has preparado en presencia de todos los pueblos:

luz para revelación de las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Su padre y su madre se maravillaban de las cosas que se decían de él.

Y Simeón los bendijo y dijo a María su madre: —He aquí, éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel y para señal que será contradicha,

para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones. Y una espada traspasará tu misma alma.

También estaba allí la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era de edad avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su matrimonio;

y había quedado como viuda hasta ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones de noche y de día.

En la misma hora acudió al templo y daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.




El regreso a Nazaret

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > El regreso a Nazaret (42:2:39 - 42:2:40)

Cuando cumplieron con todos los requisitos de la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.




El niño Jesús en el templo

Imagen El niño Jesús en el templo 1
Enviado por jenny

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > El niño Jesús en el templo (42:2:41 - 42:2:52)

Iban sus padres todos los años a Jerusalén, para la fiesta de la Pascua.

Cuando cumplió doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.

Una vez acabados los días de la fiesta, mientras ellos volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén; y sus padres no lo supieron.

Suponiendo que él estaba en la caravana, fueron un día de camino y le buscaban entre los parientes y los conocidos.

Como no le encontraron, volvieron a Jerusalén buscándole.

Aconteció que después de tres días, le encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas.

Todos los que le oían se asombraban de su entendimiento y de sus respuestas.

Cuando le vieron, se maravillaron, y su madre le dijo: —Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? He aquí, tu padre y yo te buscábamos con angustia.

Entonces él les dijo: —¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar?

Pero ellos no entendieron el dicho que les habló.

Descendió con ellos y fue a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.




Predicación de Juan el Bautista

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Predicación de Juan el Bautista (42:3:1 - 42:3:20)

En el año quince del gobierno de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de las regiones de Iturea y de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia;

en tiempo de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan hijo de Zacarías, en el desierto.

Entonces él anduvo por toda la región alrededor del Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,

como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que proclama en el desierto: “Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas.

Todo valle será rellenado, y toda montaña y colina serán rebajadas. Los senderos torcidos serán enderezados; y los caminos ásperos, allanados;

y toda carne verá la salvación de Dios.”

Juan, pues, decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: —¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

Producid, pues, fruto digno de arrepentimiento y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: “A Abraham tenemos por padre.” Porque os digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abraham.

También el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por lo tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.

Las multitudes le preguntaban diciendo: —Pues, ¿qué haremos?

Respondiendo les decía: —El que tiene dos túnicas dé al que no tiene, y el que tiene comida haga lo mismo.

También fueron unos publicanos para ser bautizados y le preguntaron: —Maestro, ¿qué haremos?

El les decía: —No cobréis más de lo que os está ordenado.

También unos soldados le preguntaban diciendo: —Y nosotros, ¿qué haremos? El les dijo: —No hagáis extorsión ni denunciéis falsamente a nadie, y contentaos con vuestros salarios.

Como el pueblo estaba a la expectativa, y todos especulaban en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo,

Juan respondió a todos, diciendo: —Yo, a la verdad, os bautizo en agua. Pero viene el que es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado. El os bautizará en el Espíritu Santo y fuego.

Su aventador está en su mano para limpiar su era y juntar el trigo en su granero, pero quemará la paja en el fuego que nunca se apagará.

Así que, exhortando con estas y otras muchas cosas, anunciaba las buenas nuevas al pueblo.

Pero el tetrarca Herodes, cuando fue reprendido por Juan respecto de Herodía, la mujer de su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho,

añadió a todo también esto: Encerró a Juan en la cárcel.




El bautismo de Jesús

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > El bautismo de Jesús (42:3:21 - 42:3:22)

Aconteció que, en el tiempo en que todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado. Y mientras oraba, el cielo fue abierto,

y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como paloma. Luego vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.”