Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Jesús sana a un paralítico (41:2:1 - 41:2:12)
Cuando él entró otra vez en Capernaúm después de algunos días, se oyó que estaba en casa.
Muchos acudieron a él, de manera que ya no cabían ni ante la puerta; y él les hablaba la palabra.
Entonces vinieron a él trayendo a un paralítico cargado por cuatro.
Y como no podían acercarlo a él debido al gentío, destaparon el techo donde Jesús estaba, y después de hacer una abertura bajaron la camilla en que el paralítico estaba recostado.
Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: —Hijo, tus pecados te son perdonados.
Algunos de los escribas estaban sentados allí y razonaban en sus corazones:
—¿Por qué habla éste así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados, sino uno solo, Dios?
De inmediato Jesús, dándose cuenta en su espíritu de que razonaban así dentro de sí mismos, les dijo: —¿Por qué razonáis así en vuestros corazones?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”; o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”?
Pero para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar pecados en la tierra—dijo al paralítico—:
A ti te digo, ¡levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!
Y se levantó, y en seguida tomó su camilla y salió en presencia de todos, de modo que todos se asombraron y glorificaron a Dios, diciendo: —¡Jamás hemos visto cosa semejante!