Jesús ora en Getsemaní

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Jesús ora en Getsemaní (41:14:32 - 41:14:42)

Llegaron al lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: —Sentaos aquí, mientras yo oro.

Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.

Y les dijo: —Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quedaos aquí y velad.

Decía: —¡Abba, Padre, todo es posible para ti! ¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.

Volvió y los halló durmiendo, y le dijo a Pedro: —Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una sola hora?

Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

De nuevo se apartó y oró diciendo las mismas palabras.

Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque sus ojos estaban cargados de sueño. Y no sabían qué responderle.

Volvió por tercera vez y les dijo: —¿Todavía estáis durmiendo y descansando? Basta ya. La hora ha venido. He aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.

¡Levantaos, vamos! He aquí, está cerca el que me entrega.




Arresto de Jesús

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Arresto de Jesús (41:14:43 - 41:14:50)

En seguida, mientras él aún hablaba, llegó Judas, uno de los doce, y con él una multitud con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.

El que le entregaba les había dado señal diciendo: “Al que yo bese, ése es. Prendedle y llevadle con seguridad.”

Cuando llegó, de inmediato se acercó a él y dijo: —¡Rabí! Y le besó.

Entonces ellos le echaron mano y le prendieron;

pero uno de los que estaban allí, sacando su espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.

Jesús respondió y les dijo: —¿Como contra un asaltante habéis salido con espadas y palos para prenderme?

Cada día yo estaba delante de vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Pero así es, para que se cumplan las Escrituras.

Entonces todos los suyos le abandonaron y huyeron.




El joven que huyó

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > El joven que huyó (41:14:51 - 41:14:52)

Pero cierto joven, habiendo cubierto su cuerpo desnudo con una sábana, le seguía; y le prendieron.

Pero él, dejando la sábana, huyó desnudo.




Jesús ante el concilio

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Jesús ante el concilio (41:14:53 - 41:14:65)

Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote; y se reunieron con él todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.

Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote, y estaba sentado con los guardias y se calentaba ante el fuego.

Los principales sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a muerte; pero no lo hallaban.

Porque muchos daban falso testimonio contra Jesús, pero sus testimonios no concordaban.

Entonces se levantaron unos, y dieron falso testimonio contra él diciendo:

—Nosotros le oímos decir: “Yo derribaré este templo que ha sido hecho con manos, y en tres días edificaré otro hecho sin manos.”

Pero ni aun así concordaba el testimonio de ellos.

Entonces el sumo sacerdote se levantó en medio y preguntó a Jesús diciendo: —¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?

Pero él callaba y no respondió nada. Otra vez el sumo sacerdote le preguntó y le dijo: —¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?

Jesús le dijo: —Yo soy. Y además, veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo.

Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestidura y dijo: —¿Qué más necesidad tenemos de testigos?

Vosotros habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece? Y todos ellos le condenaron como reo de muerte.

Algunos comenzaron a escupirle, a cubrirle la cara y a darle de bofetadas, diciendo: —¡Profetiza! También los guardias le recibieron a bofetadas.




Pedro niega a Jesús

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Pedro niega a Jesús (41:14:66 - 41:14:72)

Estando Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote.

Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él y le dijo: —Tú también estabas con Jesús de Nazaret.

Pero él negó diciendo: —No lo conozco, ni sé lo que dices. Y salió afuera a la entrada, y el gallo cantó.

Cuando la criada le vio, comenzó otra vez a decir a los que estaban allí: —Este es uno de ellos.

Pero él negó otra vez. Poco después, los que estaban allí decían otra vez a Pedro: —Verdaderamente tú eres uno de ellos, porque eres galileo.

Pero él comenzó a maldecir y a jurar: —¡No conozco a este hombre de quien habláis!

Y en seguida cantó el gallo por segunda vez, y Pedro se acordó de la palabra, como Jesús le había dicho: “Antes que cante el gallo dos veces, tú me negarás tres veces.” Y pensando en esto, lloraba.