Persecuciones venideras

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Persecuciones venideras (40:10:16 - 40:10:25)

“He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas.

Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y en sus sinagogas os azotarán.

Seréis llevados aun ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio a ellos y a los gentiles.

Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué hablaréis, porque os será dado en aquella hora lo que habéis de decir.

Pues no sois vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre que hablará en vosotros.

“El hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir.

Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Y cuando os persigan en una ciudad, huid a la otra. Porque de cierto os digo que de ningún modo acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.

“El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.

Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia le llamaron Beelzebul, ¡cuánto más lo harán a los de su casa!




A quién se debe temer

Imagen A quién se debe temer 1
Enviado por Rnrique

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > A quién se debe temer (40:10:26 - 40:10:33)

“Así que, no les temáis. Porque no hay nada encubierto que no será revelado, ni oculto que no será conocido.

Lo que os digo en privado, decidlo en público; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.

No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, temed a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.

¿Acaso no se venden dos pajaritos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.

Pues aun vuestros cabellos están todos contados.

Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajaritos.

“Por tanto, a todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.




Jesús, causa de división (San Mateo)

Imagen Jesús, causa de división (San Mateo) 1

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Jesús, causa de división (40:10:34 - 40:10:39)

“No penséis que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada.

Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra.

Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa.

“El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí.

El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí.

El que halla su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi causa la hallará.




Recompensas

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Recompensas (40:10:40 - 40:10:42)

“El que os recibe a vosotros a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió.

El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, recibirá recompensa de justo.

Cualquiera que da a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente porque es mi discípulo, de cierto os digo que jamás perderá su recompensa.”




Los mensajeros de Juan el Bautista

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Los mensajeros de Juan el Bautista (40:11:1 - 40:11:19)

Aconteció que, cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

Ahora bien, cuando oyó Juan en la cárcel de los hechos de Cristo, envió a él por medio de sus discípulos,

y le dijo: —¿Eres tú aquel que ha de venir, o esperaremos a otro?

Y respondiendo Jesús les dijo: —Id y haced saber a Juan las cosas que oís y veis:

Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son hechos limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres se les anuncia el evangelio.

Y bienaventurado es el que no toma ofensa en mí.

Mientras ellos se iban, Jesús comenzó a hablar de Juan a las multitudes: “¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido de ropa delicada? He aquí, los que se visten con ropa delicada están en los palacios de los reyes.

Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? ¡Sí, os digo, y más que profeta!

Este es aquel de quien está escrito: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu rostro, quien preparará tu camino delante de ti.

De cierto os digo que no se ha levantado entre los nacidos de mujer ningún otro mayor que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos se apoderan de él.

Porque todos los Profetas y la Ley profetizaron hasta Juan.

Y si lo queréis recibir, él es el Elías que había de venir.

El que tiene oídos, oiga.

“Pero, ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas y dan voces a sus compañeros,

diciendo: Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos canciones de duelo y no lamentasteis.

Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: Tiene demonio.

Y vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hechos.”