El rugido del león

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Amós > El rugido del león (30:3:1 - 30:3:8)

Oíd esta palabra que Jehovah ha hablado contra vosotros, oh hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así:

“Solamente a vosotros he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.

¿Andarán dos juntos, a menos que se pongan de acuerdo?

¿Rugirá el león en el bosque sin haber cazado presa? ¿Dará su rugido el cachorro de león desde su guarida sin haber atrapado algo?

¿Caerá el ave en la trampa en la tierra sin haber cazador? ¿Se alzará la trampa del suelo sin haber atrapado algo?

¿Se tocará la corneta en la ciudad y no se estremecerá el pueblo? ¿Habrá alguna calamidad en la ciudad sin que Jehovah la haya hecho?”

Así, nada hará el Señor Jehovah sin revelar su secreto a sus siervos los profetas.

Si ruge el león, ¿quién no temerá? Si habla el Señor Jehovah, ¿quién no profetizará?




Destrucción de Samaria

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Amós > Destrucción de Samaria (30:3:9 - 30:4:3)

Proclamad en los palacios de Asdod y en los palacios de la tierra de Egipto, y decid: “¡Reuníos sobre los montes de Samaria y ved los muchos tumultos y la opresión que hay en medio de ella!

No saben hacer lo recto, los que atesoran violencia y despojo en sus palacios,” dice Jehovah.

Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah: “Un enemigo vendrá por todos los lados de la tierra. Echará abajo tus fortalezas, y tus palacios serán saqueados.

Así dice Jehovah: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas o la punta de la oreja, así escaparán los hijos de Israel que en Samaria se sientan en un borde de la cama o en un diván de Damasco.

“Oíd y testificad contra la casa de Jacob, dice Jehovah Dios de los Ejércitos.

El día en que castigue las rebeliones de Israel, también castigaré los altares de Betel. Serán derribados los cuernos del altar y caerán al suelo.

Yo golpearé la casa de invierno junto con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán. ¡Muchas casas serán arruinadas!,” dice Jehovah.

Oíd esta palabra, oh vacas de Basán que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres, que quebrantáis a los necesitados, que decís a vuestros maridos: “¡Traed y bebamos!”

El Señor Jehovah juró por su santidad: “He aquí, vienen días sobre vosotras, en que se os llevará con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescar.

¡Saldréis por las brechas una tras otra, y seréis arrojadas hacia el Hermón!,” dice Jehovah.




Aunque castigado, Israel no aprende

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Amós > Aunque castigado, Israel no aprende (30:4:4 - 30:4:13)

“¡Id a Betel, y rebelaos! ¡A Gilgal, y multiplicad la rebelión! ¡Traed de mañana vuestros sacrificios y vuestros diezmos al tercer día!

¡Quemad pan con levadura como ofrenda de acción de gracias! ¡Pregonad, anunciad ofrendas voluntarias, ya que eso es lo que os gusta, oh hijos de Israel!,” dice el Señor Jehovah.

“Por mi parte, yo os he tenido a diente limpio en todas vuestras ciudades, y con falta de pan en todos vuestros pueblos. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.

“También os detuve la lluvia faltando tres meses para la siega. Hice llover sobre una ciudad, y sobre otra no hice llover. Sobre una parcela llovió, y la parcela sobre la cual no llovió se secó.

Acudían dos o tres ciudades a otra ciudad para beber agua, y no se saciaban. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.

“Yo os golpeé con tizón y añublo. La langosta comió vuestros muchos huertos, vuestras viñas, vuestras higueras y vuestros olivos. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.

“Envié entre vosotros una plaga, como en Egipto. Maté a espada a vuestros jóvenes, mientras vuestros caballos eran capturados. Hice que el hedor de vuestros campamentos subiese a vuestras narices. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.

“Os trastorné, como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis cual leño salvado del fuego. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.

“Por tanto, de esta manera te haré, oh Israel. Y porque voy a hacerte esto, ¡prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel!”

Porque he aquí, el que forma las montañas y crea el viento y revela al hombre su pensamiento, el que hace a la aurora tinieblas y pisa sobre las alturas de la tierra, ¡Jehovah Dios de los Ejércitos es su nombre!




Llamamiento al arrepentimiento

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Amós > Llamamiento al arrepentimiento (30:5:1 - 30:5:27)

Oíd esta palabra que yo pronuncio como lamento por vosotros, oh casa de Israel:

¡Cayó la virgen de Israel para no volverse a levantar! Sobre su suelo yace abandonada, y no hay quien la levante.

Porque así dice el Señor Jehovah a la casa de Israel: “La ciudad que salía con mil quedará con cien, y la que salía con cien quedará con diez.”

Porque así ha dicho Jehovah a la casa de Israel: “¡Buscadme y viviréis!

Y no busquéis a Betel, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba; porque Gilgal será llevada en cautiverio, y Betel será convertida en nada.”

¡Buscad a Jehovah y vivid! No sea que él acometa como fuego contra la casa de José y consuma a Betel sin que haya quien lo apague.

Vosotros que convertís el derecho en ajenjo y echáis por tierra la justicia,

buscad al que hizo las Pléyades y el Orión, que a las tinieblas convierte en mañana, y que hace oscurecer el día hasta que se hace noche. Buscad al que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. ¡Jehovah es su nombre!

El es el que irrumpe con destrucción contra la fortaleza, de modo que la destrucción alcance a la plaza fuerte.

Ellos aborrecen al que les amonesta en el tribunal, y abominan al que habla lo recto.

Por tanto, puesto que pisoteáis al pobre y tomáis de él tributo de granos, aunque hayáis edificado casas de piedra labrada, no las habitaréis. Plantasteis hermosas viñas, pero no beberéis el vino de ellas.

Porque yo conozco vuestras muchas rebeliones y vuestros grandes pecados: que hostilizáis al justo, que tomáis soborno y que hacéis perder su causa a los pobres en el tribunal.

Por eso, en tal tiempo el prudente calla, porque es tiempo malo.

¡Buscad el bien y no el mal, para que viváis! Así estará con vosotros Jehovah Dios de los Ejércitos, como decís.

Aborreced el mal y amad el bien. Estableced el juicio en el tribunal; quizás Jehovah Dios de Israel tenga piedad del remanente de José.

Por tanto, así ha dicho Jehovah Dios de los Ejércitos, el Señor: “En todas las plazas habrá llanto, y en todas las ciudades dirán: ¡Ay, ay! Convocarán a duelo al labrador, y a lamentación a los que saben entonar lamentos.

En todas las viñas habrá llanto, porque pasaré por en medio de ti,” ha dicho Jehovah.

¡Ay de los que anhelan el día de Jehovah! ¿Para qué queréis este día de Jehovah? Será día de tinieblas, y no de luz.

Será como el que huye de un león y choca con un oso; entra en casa y apoya su mano en la pared, y le muerde una serpiente.

¿No será el día de Jehovah para él tinieblas y no luz, oscuridad y no resplandor?

“Aborrezco, rechazo vuestras festividades, y no me huelen bien vuestras asambleas festivas.

Aunque me ofrezcáis vuestros holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré, ni miraré vuestros sacrificios de paz de animales engordados.

Quita de mí el bullicio de tus canciones, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.

Más bien, corra el derecho como agua, y la justicia como arroyo permanente.

“¿Acaso me ofrecisteis sacrificios y ofrendas vegetales en el desierto durante cuarenta años, oh casa de Israel?

Al contrario, llevasteis el tabernáculo de vuestros ídolos Moloc y Quiún, la estrella de vuestros dioses que os habéis hecho.

Por tanto, yo haré que os lleven cautivos más allá de Damasco,” ha dicho Jehovah, cuyo nombre es Dios de los Ejércitos.




Destrucción de Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Amós > Destrucción de Israel (30:6:1 - 30:6:14)

¡Ay de los que viven reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, señalados como los principales de las naciones, y a quienes acuden los de la casa de Israel!

Pasad a Calne y mirad. De allí id a la gran Hamat. Luego descended a Gat de los filisteos. ¿Acaso sois mejores que aquellos reinos? ¿Acaso el territorio de ellos era mayor que el vuestro?

Vosotros suponéis que el día malo está lejos, y acercáis la sede del terror.

Dormís en camas de marfil, os extendéis sobre vuestros lechos y coméis los carneros del rebaño y los terneros de engorde.

Improvisáis al son de la lira e inventáis instrumentos musicales, al estilo de David.

Bebéis vino en grandes copas y os ungís con los más finos perfumes, y no os afligís por la ruina de José.

Por tanto, ahora seréis llevados a la cabeza de los cautivos, ¡y se acabará el banquete de los holgazanes!

El Señor Jehovah ha jurado por su alma; Jehovah Dios de los Ejércitos dice: “Abomino la soberbia de Jacob, y aborrezco sus palacios. Entregaré al enemigo la ciudad y todo lo que hay en ella.”

Acontecerá que si quedan diez hombres en una casa, morirán,

y su pariente lo tomará para incinerarlo. Al sacar sus restos de la casa, preguntará al que se encuentra en la parte más recóndita: “¿Hay algún otro contigo?” Este responderá: “¡Nadie!” Y le dirá: “¡Calla; no hay que mencionar el nombre de Jehovah!”

Porque he aquí, Jehovah ha mandado que sea reducida a escombros la casa mayor, y a ruinas la casa menor.

¿Acaso corren los caballos por las peñas? ¿Se arará con bueyes en el mar? Pero vosotros habéis convertido el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo.

Vosotros os alegráis por Lo-debar, y decís: “¿Acaso no hemos tomado Carnaim con nuestra fuerza?”

“Pues he aquí, oh casa de Israel, yo levantaré sobre vosotros una nación que os oprimirá desde Lebo-hamat hasta el arroyo del Arabá,” dice Jehovah Dios de los Ejércitos.