Infidelidad de Jerusalén

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Ezequiel > Infidelidad de Jerusalén (26:16:1 - 26:16:63)

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“Oh hijo de hombre, haz conocer sus abominaciones a Jerusalén.

Dile que así ha dicho el Señor Jehovah a Jerusalén: En cuanto a tu origen y a tu nacimiento, eres de la tierra de los cananeos; tu padre fue un amorreo y tu madre una hetea.

Y en cuanto a tu nacimiento, el día en que naciste no fue cortado tu cordón umbilical, ni fuiste lavada con agua por higiene. No fuiste frotada con sal, ni envuelta en pañales.

No hubo ojo que te tuviese lástima, para hacer por ti alguna de estas cosas, teniendo compasión de ti. Al contrario, el día en que naciste, fuiste echada sobre la superficie del campo con repulsión por tu vida.

“Pero pasé junto a ti y te vi revolcándote en tu sangre. Y estando tú en tu sangre, te dije: ¡Vive! Te dije: ¡Sí, vive en tu sangre!

“Te hice crecer como la hierba del campo. Creciste, te desarrollaste y llegaste a la flor de la juventud. Tus pechos se afirmaron, y tu cabello creció; pero estabas desnuda y descubierta.

“Pasé junto a ti y te miré, y he aquí que estabas en tu tiempo de amar. Entonces extendí sobre ti mis alas y cubrí tu desnudez. Te hice juramento y entré en pacto contigo; y fuiste mía, dice el Señor Jehovah.

Te lavé con agua, limpié la sangre que tenías sobre ti y te ungí con aceite.

Te vestí con un vestido de colores variados, y te calcé con sandalias de cuero fino. Te ceñí de lino y te cubrí de seda.

Te adorné con joyas; puse brazaletes en tus manos y un collar en tu cuello.

Puse un zarcillo en tu nariz, aretes en tus orejas y una corona de hermosura sobre tu cabeza.

Fuiste adornada con oro y plata; tu vestido era de lino, de seda y de tela bordada. Comiste harina fina, miel y aceite. Llegaste a ser sumamente bella y alcanzaste la realeza.

Y tu fama se difundió entre las naciones, a causa de tu belleza, que era perfecta por el esplendor que puse en ti, dice el Señor Jehovah.

“Pero confiaste en tu belleza y te prostituiste a causa de tu fama; vertiste tu lujuria sobre todo el que pasaba, fuera quien fuese.

Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste lugares altos de vivos colores, y sobre ellos te prostituiste. ¡Cosa semejante no ha sucedido ni volverá a suceder!

Asimismo, tomaste las bellas joyas de mi oro y de mi plata que yo te había dado, y te hiciste símbolos de varón, y con ellos te prostituías.

Tomaste tus vestidos bordados para cubrirlos, y pusiste ante ellos mi aceite y mi incienso.

También tomaste mi pan que yo te había dado—la harina fina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba— y lo pusiste delante de ellos como grato olor, dice el Señor Jehovah.

“Además de esto, tomaste a tus hijos y a tus hijas que me habías dado a luz, y los sacrificaste ante ellos para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus prostituciones?

Pues degollaste a mis hijos y los diste para hacerlos pasar por fuego ante ellos.

En medio de tus abominaciones y de tus prostituciones, no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, revolcándote en tu sangre.

Y sucedió que después de toda tu maldad (¡Ay, ay de ti! dice el Señor Jehovah),

construiste plataformas e hiciste lugares altos en todas las plazas.

En cada comienzo de camino construiste lugares altos y convertiste tu hermosura en abominación, ofreciéndote a cuantos pasaban y multiplicando tus prostituciones.

“Te prostituiste con los hijos de Egipto, tus vecinos de grandes carnes; multiplicaste tus prostituciones, provocándome a ira.

Por tanto, he aquí que extendí mi mano contra ti y disminuí tu ración. Te entregué a la voluntad de quienes te aborrecen, las hijas de los filisteos, las cuales se avergüenzan de tu conducta infame.

Y como no te quedaste satisfecha, te prostituiste también con los hijos de Asiria. Te prostituiste con ellos, pero tampoco te quedaste satisfecha.

Igualmente, multiplicaste tus prostituciones con una tierra de mercaderes, con Caldea. Pero tampoco con esto te quedaste satisfecha.

“¡Cuán débil es tu corazón!, dice el Señor Jehovah. Porque has hecho todas estas cosas, obras de una prostituta atrevida,

al edificar tus plataformas en el comienzo de cada camino, y tus altares que hiciste en todas las plazas. No has sido como una prostituta, porque tú despreciaste la paga.

¡Mujer adúltera! ¡En lugar de su marido recibe a los extraños!

A todas las prostitutas les dan obsequios; en cambio, tú diste regalos a todos tus amantes y los sobornaste para que vinieran a ti de todas partes para tus prostituciones.

Cuando te prostituiste, contigo sucedió lo contrario de las otras mujeres. A ti no se te solicitó para la prostitución; y eres diferente, porque diste tú la paga, y no te fue dada la paga a ti.

“Por tanto, oh prostituta, escucha la palabra de Jehovah.

Así ha dicho el Señor Jehovah: Por cuanto han sido vertidos tus recursos, ha sido descubierta tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes y con todos tus ídolos abominables, y les has dado la sangre de tus hijos,

por eso, he aquí que voy a reunir a todos tus amantes con quienes tuviste placer. A todos los que amaste y a todos los que aborreciste, los reuniré contra ti de los alrededores. Ante ellos descubriré tu desnudez, y verán toda tu desnudez.

Luego te aplicaré la sentencia de las mujeres adúlteras y de las que derraman sangre. Traeré sobre ti sangre de ira y de celos.

Te entregaré en mano de ellos, y destruirán tus plataformas y derribarán tus altares. Te desnudarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas joyas y te dejarán desnuda y descubierta.

Harán subir contra ti una multitud, quienes te arrojarán piedras y con sus espadas te harán pedazos.

Quemarán tus casas con fuego y ejecutarán actos justicieros contra ti, ante los ojos de muchas mujeres. Así haré que dejes de ser una prostituta y que ceses de dar tú la paga.

Haré que sobre ti se asiente mi ira; mi celo se apartará de ti y me calmaré, y no me enojaré más.

Porque no te acordaste de los días de tu juventud y me provocaste a ira con todas estas cosas, yo también haré recaer tu conducta sobre tu propia cabeza, dice el Señor Jehovah. ¿Acaso no has agregado la depravación a todas tus abominaciones?

“He aquí que todo el que suele usar refranes usará este refrán contra ti, diciendo: ¡De tal madre, tal hija!

¡Tú eres hija de tu madre! Ella aborreció a su marido y a sus hijos. Eres hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre fue una hetea, y vuestro padre un amorreo.

Tu hermana mayor es Samaria, la cual con sus hijas habita al norte de ti. Y tu hermana menor es Sodoma, la cual con sus hijas habita al sur de ti.

Pero no sólo anduviste en los caminos de ellas e hiciste sus abominaciones. ¡Como si fuera poca cosa, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos!

¡Vivo yo, que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como hiciste tú con tus hijas!, dice el Señor Jehovah.

He aquí, ésta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: Orgullo, abundancia de pan y despreocupada tranquilidad tuvieron ella y sus hijas. Pero ella no dio la mano al pobre y al necesitado.

Ellas se enaltecieron e hicieron abominación delante de mí; de modo que cuando las vi, las eliminé.

Samaria no ha cometido ni la mitad de tus pecados, porque tú has hecho muchas más abominaciones que ellas. Por todas tus abominaciones que has cometido, ¡has hecho que tus hermanas parezcan justas!

Tú, también, carga con tu afrenta, pues has hecho que el juicio fuese favorable para tus hermanas; porque los pecados que tú has cometido son más abominables que los de ellas. ¡Ellas son más justas que tú! Avergüénzate, pues, tú también y carga con tu afrenta; pues has hecho que tus hermanas parezcan justas.

“Sin embargo, yo las restauraré de su cautividad: la cautividad de Sodoma y de sus hijas, y la cautividad de Samaria y de sus hijas. Y entre ellas también te restauraré a ti de tu cautividad,

para que cargues con tu afrenta y te avergüences de todo lo que has hecho, sirviéndoles de consuelo.

Tus hermanas, Sodoma y sus hijas, volverán a su estado anterior; y Samaria y sus hijas volverán a su estado anterior. También tú y tus hijas volveréis a vuestro estado anterior.

¿Acaso tu hermana Sodoma no fue un proverbio en tu boca en el día de tu soberbia,

antes que fuese descubierta tu propia maldad? Ahora tú has llegado a ser como ella, una vergüenza para las hijas de Edom y todos los que la rodean, y para las hijas de los filisteos, quienes por todos lados te desprecian.

Cargarás con tu infamia y con tus abominaciones, dice Jehovah.

Porque así ha dicho el Señor Jehovah: Haré contigo como tú hiciste al menospreciar el juramento e invalidar mi pacto.

“Sin embargo, yo me acordaré de mi pacto que hice contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto eterno.

Entonces te acordarás de tus caminos y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas mayores que tú, y a las menores que tú, las cuales te daré por hijas, pero no a causa del pacto hecho contigo.

Pues yo restableceré mi pacto contigo, y tú sabrás que yo soy Jehovah;

para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca a causa de tu afrenta cuando yo haga expiación por todo lo que has hecho,” dice el Señor Jehovah.




Parábola de las águilas y la vid

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Ezequiel > Parábola de las águilas y la vid (26:17:1 - 26:17:24)

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“Oh hijo de hombre, propón un enigma y relata una parábola a la casa de Israel.

Di que así ha dicho el Señor Jehovah: Una gran águila de grandes alas, largos miembros y llena de un plumaje de diversos colores, vino al Líbano y tomó la copa del cedro.

Arrancó la punta de su renuevo, lo llevó a una tierra de mercaderes, y la puso en una ciudad de comerciantes.

Tomó también de la semilla de la tierra, un brote, y lo puso en un campo fértil, junto a aguas abundantes, como se planta un sauce.

Luego creció y se hizo una vid de muchas ramas, aunque de baja altura, para dirigir sus ramas hacia el águila, de modo que sus raíces estuviesen debajo de ella. Así llegó a ser una vid, y arrojó renuevos y extendió sus ramas.

“Pero surgió otra gran águila, de grandes alas y denso plumaje. Y he aquí que aquella vid dirigió hacia ella sus raíces y extendió a ella sus ramas desde el terreno donde estaba plantada, a fin de ser regada.

En buen campo, junto a muchas aguas, estaba plantada para que echase ramaje y llevase fruto, a fin de que fuese una vid espléndida.

“Di que así ha dicho el Señor Jehovah: ¿Será prosperada? ¿Acaso el águila no habrá de arrancar sus raíces y echará a perder su fruto, y se secará? Todos sus renuevos verdes se secarán. No será necesario un gran brazo, ni mucha gente para arrancarla de sus raíces.

He aquí que está plantada; pero, ¿será prosperada? ¿No se secará del todo, cuando la toque el viento oriental? ¡Sobre el mismo terreno donde creció se secará!”

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“Di a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Di: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, tomó a su rey y a sus magistrados, y los llevó consigo a Babilonia.

También tomó a uno de la descendencia real e hizo un convenio con él, poniéndolo bajo juramento. También se llevó a los poderosos del país,

para que el reino fuera abatido y no volviera a levantarse, para que guardara el convenio y lo mantuviera.

No obstante, se rebeló contra él al enviar embajadores a Egipto para que le diesen caballos y mucha gente. ¿Será prosperado? ¿Escapará el que hace estas cosas? ¿Podrá romper el convenio y quedar ileso?

“¡Vivo yo, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció y cuyo convenio con él rompió!, dice el Señor Jehovah.

Cuando construyan terraplenes y edifiquen muros de asedio para destruir muchas vidas, el faraón no lo socorrerá en la batalla, a pesar del gran ejército y de la numerosa multitud.

No escapará, pues menospreció el juramento para invalidar el convenio; porque he aquí que habiendo dado la mano, hizo todas estas cosas.

Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah, ¡vivo yo, que traeré sobre su cabeza mi juramento que menospreció y mi convenio que quebrantó!

Yo extenderé sobre él mi red, y será apresado en mi trampa. Lo haré traer a Babilonia, y allí entraré en juicio contra él por su rebelión contra mí.

Todos sus fugitivos y todas sus tropas caerán a espada, y los que queden serán esparcidos hacia todos los vientos. Y sabréis que yo, Jehovah, he hablado.

“Así ha dicho el Señor Jehovah: Pero yo mismo arrancaré un renuevo de la alta copa de aquel cedro, y lo plantaré. De los principales renuevos cortaré uno tierno y lo plantaré sobre un monte alto y erguido.

Lo plantaré en el monte más alto de Israel. Y echará ramas, llevará fruto y se convertirá en un cedro majestuoso. Debajo de él habitará toda clase de pájaros; a la sombra de sus ramas habitará toda clase de aves.

Y así sabrán todos los árboles del campo que yo, Jehovah, eché abajo el árbol elevado y elevé el árbol bajo; que hice que el árbol verde se secara y que el árbol seco floreciera. Yo, Jehovah, lo he dicho y lo haré.”




El alma que pecare morirá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Ezequiel > El alma que pecare morirá (26:18:1 - 26:18:32)

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“¿Por qué usáis vosotros este refrán acerca de la tierra de Israel: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos sufren la dentera?

¡Vivo yo, que nunca más habréis de pronunciar este refrán en Israel!, dice el Señor Jehovah.

He aquí que todas las almas son mías; tanto el alma del padre como el alma del hijo son mías. El alma que peca, ésa morirá.

“Si un hombre es justo y practica el derecho y la justicia

—no come sobre los montes, no alza sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel, no mancilla a la mujer de su prójimo, no se une a mujer menstruosa,

no oprime a nadie, devuelve su prenda a quien le debe, no comete robo, da de su pan al hambriento y cubre con ropa al desnudo,

no presta con usura ni cobra intereses, retrae su mano de la maldad, obra verdadera justicia entre hombre y hombre,

camina según mis estatutos y guarda mis decretos para actuar de acuerdo con la verdad—, éste es justo. Este vivirá, dice el Señor Jehovah.

“Pero si engendra un hijo violento, derramador de sangre, que hace alguna de estas cosas

(pero el padre no ha hecho ninguna de estas cosas), y también come sobre los montes, mancilla a la mujer de su prójimo,

oprime al pobre y al necesitado, comete robo, no devuelve la prenda, alza sus ojos hacia los ídolos, hace abominación,

presta con usura o cobra intereses, ¿vivirá tal hijo? ¡No vivirá! Si hace todas estas abominaciones, morirá irremisiblemente; su sangre recaerá sobre él.

“Pero he aquí que si éste engendra un hijo que ve todos los pecados que su padre cometió y teme, y no hace cosas como éstas

—no come sobre los montes, no alza sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel, no mancilla a la mujer de su prójimo,

no oprime a nadie, no toma prenda, no comete robo, da de su pan al hambriento y cubre con ropa al desnudo,

retrae su mano de la maldad, y no presta con usura ni cobra intereses, ejecuta mis decretos y camina según mis estatutos—, éste no morirá por el pecado de su padre; ciertamente vivirá.

Pero su padre, porque hizo agravio y cometió extorsión, y porque en medio de su pueblo hizo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su iniquidad.

“Y si preguntáis: ¿Por qué es que el hijo no cargará con el pecado de su padre?, es porque el hijo practicó el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los puso por obra; por eso vivirá.

El alma que peca, ésa morirá. El hijo no cargará con el pecado del padre, ni el padre cargará con el pecado del hijo. La justicia del justo será sobre él, y la injusticia del impío será sobre él.

“Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá; no morirá.

No le serán recordadas todas sus transgresiones que cometió; por la justicia que hizo vivirá.

¿Acaso quiero yo la muerte del impío?, dice el Señor Jehovah. ¿No vivirá él, si se aparta de sus caminos?

Pero si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, conforme a todas las abominaciones que hace el impío, ¿vivirá él? Ninguna de las acciones justas que hizo vendrán a la memoria; por la infidelidad que cometió y por el pecado que cometió, por ellos morirá.

“Sin embargo, decís: No es correcto el camino del Señor. Oíd, oh casa de Israel: ¿No es correcto mi camino? ¿No son, más bien, vuestros caminos los incorrectos?

Si el justo se aparta de su justicia y hace injusticia, por ello morirá; por la injusticia que hizo morirá.

Y si el impío se aparta de la maldad que hizo, y practica el derecho y la justicia, hará vivir su alma.

Por cuanto mira y se aparta de todas las transgresiones que cometió, ciertamente vivirá; no morirá.

“Sin embargo, la casa de Israel dice: No es correcto el camino del Señor. ¿Acaso mis caminos son incorrectos, oh casa de Israel? ¿No son, más bien, vuestros caminos los incorrectos?

Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Jehovah. Arrepentíos y volved de todas vuestras transgresiones, para que la iniquidad no os sea causa de tropiezo.

Echad de vosotros todas vuestras transgresiones que habéis cometido, y adquirid un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habréis de morir, oh casa de Israel?

Ciertamente, yo no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehovah. ¡Arrepentíos y vivid!




El camino de Dios es justo

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Ezequiel > El camino de Dios es justo (26:19:1 - 26:19:14)

“Entona tú un lamento por los gobernantes de Israel,

y di: “¡Qué madre la tuya! Era una leona en medio de los leones. Tendida entre los leoncillos criaba sus cachorros.

Enalteció a uno de sus cachorros, el cual se hizo león. Aprendió a arrebatar la presa y devoró hombres.

Las naciones oyeron de él, y fue cazado en la trampa de ellas. Y lo llevaron con ganchos a la tierra de Egipto.

“Al ver que había aguardado demasiado, y que se había perdido su esperanza, tomó a otro de sus cachorros y lo puso por león.

El merodeaba entre los leones y se hizo león. Aprendió a arrebatar la presa y devoró hombres.

Arruinó sus palacios y asoló sus ciudades. Quedó desolada la tierra y su plenitud a causa del ruido de sus rugidos.

Entonces arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor. Extendieron sobre él su red, y fue cazado en la trampa de ellas.

Con ganchos lo pusieron en una jaula y lo llevaron al rey de Babilonia. Lo metieron en la prisión, para que su voz ya no fuese oída sobre los montes de Israel.

“Tu madre era como una vid en tu viña plantada junto a las aguas. Era fructífera y llena de ramas a causa de la abundancia de aguas.

Ella tenía varas fuertes para cetros de gobernantes. Se elevó su estatura hasta las nubes; se hizo visible por su altura y por la abundancia de sus ramas.

Pero con ira fue arrancada y derribada a tierra. El viento del oriente secó su fruto; sus varas fuertes fueron quebradas y se secaron. El fuego las consumió.

Ahora está transplantada en el desierto, en una tierra reseca y sedienta.

Y ha salido fuego de la vara de sus renuevos, el cual consumió su fruto. En ella no ha quedado una vara fuerte, un cetro para gobernar.” Este es un lamento, y como lamento servirá.




Lamentación sobre los príncipes de Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Ezequiel > Lamentación sobre los príncipes de Israel (26:20:1 - 26:20:44)

Aconteció en el día 10 del mes quinto del séptimo año que vinieron algunos hombres de los ancianos de Israel para consultar a Jehovah, y se sentaron delante de mí.

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“Oh hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles que así ha dicho el Señor Jehovah: ¿Habéis venido para consultarme? ¡Vivo yo, que no seré consultado por vosotros!, dice el Señor Jehovah.

¿Quieres juzgarlos tú? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres.

Diles que así ha dicho el Señor Jehovah: El día que escogí a Israel, alcé mi mano jurando a la descendencia de la casa de Jacob, y me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto. Entonces alcé mi mano jurando y dije: Yo soy Jehovah vuestro Dios.

Aquel día les alcé mi mano jurando que les sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que había explorado para ellos, que fluye leche y miel y que es la más hermosa de todas las tierras.

Entonces les dije: Arroje cada uno de sí los ídolos detestables que sus ojos aman, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehovah vuestro Dios.

“Pero ellos se obstinaron contra mí y no quisieron obedecerme. No arrojaron de sí los ídolos detestables que sus ojos aman, ni dejaron los ídolos de Egipto. Entonces yo dije que derramaría sobre ellos mi ira para agotar en ellos mi furor, en medio de la tierra de Egipto.

Pero actué por causa de mi nombre, para no ser profanado a la vista de las naciones en medio de las cuales se encontraban, ante cuya vista me di a conocer al sacarlos de la tierra de Egipto.

“Yo los saqué de la tierra de Egipto y los traje al desierto.

Les di mis estatutos y les hice conocer mis decretos, los cuales, el hombre que los cumpla, por ellos vivirá.

También les di mis sábados para que fueran una señal entre yo y ellos, para que supieran que yo soy Jehovah, el que los santifico.

Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no anduvieron en mis estatutos. Más bien, rechazaron mis decretos, los cuales, el hombre que los cumpla, por ellos vivirá. Y profanaron gravemente mis sábados, por lo cual dije que había de derramar sobre ellos mi ira en el desierto, para acabar con ellos.

Pero actué por causa de mi nombre, para no ser profanado a vista de las naciones, ante cuya vista los saqué.

También en el desierto alcé mi mano, jurándoles que no les llevaría a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel y que es la más hermosa de todas las tierras.

Fue porque rechazaron mis decretos, no anduvieron en mis estatutos y profanaron mis sábados; porque el corazón de ellos se iba tras sus ídolos.

A pesar de ello, mi ojo les tuvo lástima, para no destruirlos, y no acabé con ellos en el desierto.

“Y dije a sus hijos en el desierto: No andéis según las leyes de vuestros padres; no guardéis sus decretos, ni os contaminéis con sus ídolos.

Yo soy Jehovah vuestro Dios. Andad según mis estatutos, guardad mis decretos y ponedlos por obra.

Santificad mis sábados, y serán una señal entre mí y vosotros, para que se sepa que yo soy Jehovah vuestro Dios.

“Pero los hijos se rebelaron contra mí. No anduvieron según mis estatutos, ni guardaron mis decretos poniéndolos por obra, los cuales, el hombre que los cumpla, por ellos vivirá. Y profanaron mis sábados, por lo cual dije que derramaría sobre ellos mi ira para agotar en ellos mi furor en el desierto.

Pero yo retiré mi mano y actué por causa de mi nombre, para no ser profanado a vista de las naciones, ante cuya vista los saqué.

También en el desierto les alcé mi mano jurándoles que los dispersaría entre las naciones y que los esparciría entre los países,

porque no pusieron por obra mis decretos, rechazaron mis estatutos, profanaron mis sábados, y sus ojos se fueron tras los ídolos de sus padres.

Yo también les di leyes que no eran buenas y decretos por los cuales no pudiesen vivir.

Y cuando hacían pasar por fuego a todo primogénito del vientre, los consideré inmundos, juntamente con sus dones, para desolarlos, a fin de que supiesen que yo soy Jehovah.

“Por tanto, oh hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles que así ha dicho el Señor Jehovah: Aun en esto vuestros padres me afrentaron cuando actuaron contra mí con infidelidad.

Los llevé a la tierra con respecto a la cual yo había alzado mi mano jurándoles que les habría de dar, pero ellos vieron toda colina alta y todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas y presentaron sus ofrendas que me indignan. Allí pusieron también su grato olor y allí derramaron sus libaciones.

Les dije: ¿Qué es este lugar alto adonde vais? Y fue llamado su nombre Bamah, hasta el día de hoy.

“Por tanto, di a los de la casa de Israel que así ha dicho el Señor Jehovah: ¿A la manera de vuestros padres os contamináis vosotros y os prostituís tras sus ídolos abominables?

Pues al presentar vuestras ofrendas y hacer pasar por fuego a vuestros hijos, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos, hasta ahora. ¿Y he de ser consultado por vosotros, oh casa de Israel? ¡Vivo yo, que no seré consultado por vosotros!, dice el Señor Jehovah.

No será como lo habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las demás naciones, como las familias de los países, para servir a la madera y a la piedra.

¡Vivo yo, que con mano fuerte, con brazo extendido y con ira derramada he de reinar sobre vosotros!, dice el Señor Jehovah.

Yo os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de los países en los cuales habéis sido dispersados con mano fuerte, con brazo extendido y con ira derramada.

Os traeré al desierto de los pueblos, y allí, cara a cara, entraré en juicio contra vosotros.

Como entré en juicio contra vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así entraré en juicio contra vosotros, dice el Señor Jehovah.

Os haré pasar bajo la vara y os haré entrar en el vínculo del pacto.

Eliminaré de entre vosotros a los rebeldes y a los que han transgredido contra mí. Los sacaré de la tierra de sus peregrinaciones, pero no entrarán en la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehovah.

“Y en cuanto a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho el Señor Jehovah: Si a mí no me escucháis, ¡vaya cada uno tras sus dioses y sírvalos! Pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y vuestros ídolos.

“Ciertamente en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor Jehovah, allí me servirá toda la casa de Israel, cuando toda ella esté en la tierra. Allí los aceptaré, y allí reclamaré vuestras ofrendas alzadas y las primicias de vuestros obsequios con todas vuestras cosas sagradas.

Como grato olor os aceptaré cuando yo os haya sacado de entre los pueblos y os haya reunido de los países en que estáis dispersados. Entonces en medio de vosotros seré tratado como santo, ante la vista de las naciones.

Y sabréis que yo soy Jehovah, cuando os traiga a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.

Allí os acordaréis de vuestros caminos y de todos vuestros hechos con que os habéis contaminado, y os detestaréis a vosotros mismos por todas vuestras maldades que habéis hecho.

Y sabréis que yo soy Jehovah, cuando por causa de mi nombre yo haga con vosotros, no según vuestros malos caminos, ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel,” dice el Señor Jehovah.