Observancia del día de reposo

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Observancia del día de reposo (24:17:19 - 24:17:27)

Así me ha dicho Jehovah: “Vé y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén.

Y diles: Oíd la palabra de Jehovah, oh reyes de Judá, todo Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entráis por estas puertas.

Así ha dicho Jehovah: Guardaos a vosotros mismos, no trayendo cargas en el día del sábado para introducirlas por las puertas de Jerusalén.

Tampoco saquéis carga de vuestras casas en el día del sábado, ni hagáis obra alguna. Más bien, santificad el día del sábado, como mandé a vuestros padres.

Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz para no escuchar ni recibir corrección.

Sin embargo, dice Jehovah, si vosotros de veras me obedecéis, no introduciendo cargas por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino santificando el día del sábado y no haciendo en él ningún trabajo,

entonces entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y a caballo, los reyes y los magistrados que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus magistrados, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. Y así esta ciudad será habitada para siempre.

Entonces vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, de la Sefela, de la región montañosa y del Néguev, trayendo holocaustos, sacrificios, ofrendas vegetales e incienso, y trayendo a la casa de Jehovah sacrificios de acción de gracias.

Pero si no me obedecéis para santificar el día del sábado, y para no llevar cargas ni entrar por las puertas de Jerusalén en día del sábado, prenderé fuego a sus puertas, el cual devorará los palacios de Jerusalén, y no se apagará.




La señal del alfarero y el barro

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > La señal del alfarero y el barro (24:18:1 - 24:18:17)

La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah, diciendo:

“Levántate y desciende a la casa del alfarero. Allí te haré oír mis palabras.”

Descendí a la casa del alfarero, y he aquí que él estaba trabajando sobre la rueda.

Y el vaso de barro que hacía se dañó en la mano del alfarero, pero el alfarero volvió a hacer otro vaso según le pareció mejor.

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“¿No podré yo hacer con vosotros como hace este alfarero, oh casa de Israel?, dice Jehovah. He aquí que vosotros sois en mi mano como el barro en la mano del alfarero, oh casa de Israel.

En un instante hablaré acerca de una nación o de un reino, como para arrancar, desmenuzar y arruinar.

Pero si esa nación de la cual he hablado se vuelve de su maldad, yo desistiré del mal que había pensado hacerle.

Y en un instante hablaré acerca de una nación o de un reino, como para edificar y para plantar.

Pero si hace lo malo ante mis ojos, no obedeciendo mi voz, desistiré del bien que había prometido hacerle.

“Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, y diles que así ha dicho Jehovah: He aquí que yo produzco contra vosotros un mal, y trazo un plan contra vosotros. Vuélvase cada uno de su mal camino, y mejorad vuestros caminos y vuestras obras.

Pero ellos dirán: Es inútil; pues en pos de nuestras imaginaciones hemos de ir, y hemos de realizar cada uno la porfía de su malvado corazón.

Por tanto, así ha dicho Jehovah: Preguntad entre los pueblos quién ha oído cosa semejante. Una cosa horrible ha hecho la virgen de Israel:

¿Desaparecerá la nieve del Líbano de los peñascos de las montañas? ¿Se agotarán las aguas frías que fluyen de lejanas tierras?

Pero mi pueblo se ha olvidado de mí, ofreciendo incienso a lo que es vanidad. Les hacen tropezar en sus caminos, las sendas antiguas, para andar por senderos, por un camino no preparado,

convirtiendo su tierra en una desolación, en una rechifla perpetua. Todo el que pase por ella quedará horrorizado y moverá su cabeza.

Como el viento del oriente, los esparciré delante del enemigo. Les daré las espaldas y no la cara en el día de su desastre.”




Conspiración del pueblo y oración de Jeremías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Conspiración del pueblo y oración de Jeremías (24:18:18 - 24:18:23)

Ellos dijeron: “Venid, hagamos planes contra Jeremías; porque la instrucción no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámosle con la lengua, y no prestemos atención a ninguna de sus palabras.”

Oh Jehovah, ¡escúchame y oye la voz de los que contienden conmigo!

¿Acaso se paga mal por bien? Ciertamente han cavado fosa para mi vida. Recuerda que me puse de pie delante de ti para hablar el bien acerca de ellos, para apartar de ellos tu ira.

Por tanto, entrega sus hijos al hambre, y arrójalos al poder de la espada. Queden sus mujeres privadas de hijos, y viudas. Sean sus maridos expuestos a la muerte, y sus jóvenes sean heridos a espada en la guerra.

Oigase clamor en sus casas cuando de repente traigas tropas sobre ellos. Porque han cavado una fosa para prenderme y han escondido trampas para mis pies.

Pero tú, oh Jehovah, conoces todo su consejo contra mí para matarme. No hagas expiación de su pecado, ni borres su pecado de delante de ti. Tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu furor.




La señal de la vasija rota

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > La señal de la vasija rota (24:19:1 - 24:19:15)

Así ha dicho Jehovah: “Vé y compra del alfarero una vasija de barro. Lleva contigo ancianos del pueblo y ancianos de los sacerdotes.

Saldrás al valle de Ben-hinom que está a la entrada de la puerta de los Tiestos, y allí proclamarás las palabras que yo te hable.

Dirás: Oíd la palabra de Jehovah, oh reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo un mal tan grande sobre este lugar, que a quien lo oiga le retiñirán los oídos.

Porque me han abandonado, han hecho de este lugar algo extraño, y en él han quemado incienso a otros dioses que no conocieron ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá. Han llenado este lugar con sangre de inocentes.

Han edificado lugares altos a Baal para quemar en el fuego a sus hijos en holocausto a Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino a la mente.

Por tanto, dice Jehovah, he aquí que vendrán días cuando este lugar no se llamará más Tófet, ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza.

En este lugar anularé el consejo de Judá y de Jerusalén. Los haré caer a espada delante de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida. Daré sus cadáveres por comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra.

Convertiré a esta ciudad en horror y rechifla: Todo el que pase por ella quedará horrorizado y silbará por causa de todas sus plagas.

Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas. En el asedio y en la angustia con que les angustiarán sus enemigos y los que buscan sus vidas, cada uno comerá la carne de su prójimo.

“Luego quebrarás la vasija ante los ojos de los hombres que vayan contigo,

y les dirás que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra un vaso de barro que no se puede volver a restaurar. En el Tófet serán sepultados, porque no habrá otro lugar para sepultar.

Así haré a este lugar y a sus habitantes, dice Jehovah, para convertir esta ciudad como al Tófet.

Las casas de Jerusalén y las casas de los reyes de Judá serán inmundas como el lugar del Tófet, todas las casas sobre cuyos terrados quemaron incienso a todo el ejército del cielo y derramaron libaciones a otros dioses.”

Jeremías regresó del Tófet, a donde Jehovah le había enviado para profetizar. Luego se puso de pie en el atrio de la casa de Jehovah y dijo a todo el pueblo:

“Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus aldeas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz para no escuchar mis palabras.”




Profecía contra Pasur

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Profecía contra Pasur (24:20:1 - 24:20:6)

Entonces el sacerdote Pasjur hijo de Imer, que era funcionario en la casa de Jehovah, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras.

Y golpeó Pasjur al profeta Jeremías y le puso en el cepo de la puerta superior de Benjamín, al lado de la casa de Jehovah.

Sucedió al día siguiente que Pasjur sacó a Jeremías del cepo. Y Jeremías le dijo: “Jehovah no ha llamado tu nombre Pasjur, sino Magor-misabib.

Porque así ha dicho Jehovah: He aquí, yo te convertiré en terror a ti, y a todos tus amigos. Caerán ante la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán. Y a todo Judá entregaré en mano del rey de Babilonia. El los transportará a Babilonia y los herirá a espada.

Asimismo, entregaré toda la riqueza de esta ciudad, todo el producto de su labor y todas sus cosas preciosas. Todos los tesoros de los reyes de Judá entregaré en mano de sus enemigos. Los saquearán y los tomarán, y los llevarán a Babilonia.

Y tú, Pasjur, y todos los que viven en tu casa, iréis cautivos. Entrarás en Babilonia, y allí morirás. Allá seréis sepultados tú y todos tus amigos a los cuales has profetizado con engaño.”