Encargo de Dios para Ciro

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Encargo de Dios para Ciro (23:45:1 - 23:45:7)

“Así ha dicho Jehovah, a su ungido, a Ciro, a quien tomé por su mano derecha para sojuzgar a las naciones delante de él, para desvestir a los reyes de sus armaduras y para abrir puertas delante de él, de modo que las puertas de las ciudades no se cierren:

Yo iré delante de ti y allanaré las montañas. Romperé las puertas de bronce y haré pedazos los cerrojos de hierro.

Yo te daré los tesoros de la oscuridad, las riquezas de los lugares secretos, para que sepas que yo soy Jehovah Dios de Israel, que te llama por nombre.

A causa de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, yo te llamo por tu nombre. Te doy un título de honor, aunque tú no me conoces.

Yo soy Jehovah, y no hay otro. Aparte de mí no hay Dios. Yo te ciño, aunque tú no me conoces,

para que desde el nacimiento del sol y hasta el occidente se sepa que no hay nadie más que yo. Yo soy Jehovah, y no hay otro.

Yo soy quien forma la luz y crea las tinieblas, quien hace la paz y crea la adversidad. Yo, Jehovah, soy quien hace todas estas cosas.




Jehová el Creador

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Jehová el Creador (23:45:8 - 23:45:19)

“Destilad, oh cielos, desde arriba; derramen justicia las nubes. Abrase la tierra, brote la salvación y juntamente crezca la justicia. Yo, Jehovah, lo he creado.”

¡Ay del que contiende con su Hacedor, siendo nada más que un pedazo de tiesto entre los tiestos de tierra! ¿Dirá el barro al que le da forma: “¿Qué haces?” o “Tu obra no tiene asas”?

Ay del que dice al padre: “¿Qué engendras?,” y a la mujer: “¿Qué das a luz?”

Así ha dicho Jehovah, el Santo de Israel y su Hacedor: “¿Me pediréis señales acerca de mis hijos, o me daréis órdenes respecto a la obra de mis manos?

Yo hice la tierra y creé al hombre sobre ella. Son mis propias manos las que han desplegado los cielos, y soy yo quien ha dado órdenes a todo su ejército.

“Yo lo levantaré a él en justicia, y allanaré todos sus caminos. El edificará mi ciudad y dejará ir a mis cautivos; no por precio, ni por soborno,” dice Jehovah de los Ejércitos.

Así ha dicho Jehovah: “Los productos de Egipto, las mercaderías de Etiopía y de los sabeos, hombres de alta estatura, pasarán a ti y serán tuyos. Irán en pos de ti, pasarán encadenados. Ante ti se postrarán, y a ti te suplicarán diciendo: Ciertamente Dios está en ti, y no hay otro; no hay otro Dios.”

Verdaderamente tú eres un Dios misterioso, oh Dios de Israel, el Salvador.

Todos ellos quedarán avergonzados y afrentados; irán con afrenta todos los que fabrican ídolos.

Israel será salvado por Jehovah con salvación eterna. No os avergonzaréis, ni seréis afrentados, por los siglos de los siglos.

Porque así ha dicho Jehovah—el que ha creado los cielos, él es Dios; el que formó la tierra y la hizo, él la estableció; no la creó para que estuviera vacía, sino que la formó para que fuera habitada—: “Yo soy Jehovah, y no hay otro.

Yo no he hablado en secreto, en un lugar de tierra tenebrosa. No he dicho a la generación de Jacob: Buscadme en vano. Yo soy Jehovah, que hablo lo que es justo y que declaro lo que es recto.




Jehová y los ídolos de Babilonia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Jehová y los ídolos de Babilonia (23:45:20 - 23:46:13)

“¡Reuníos y venid! ¡Acercaos, todos los sobrevivientes de entre las naciones! No tienen conocimiento los que cargan un ídolo de madera y ruegan a un dios que no puede salvar.

Hablad, presentad vuestra causa. Sí, que deliberen juntos. ¿Y quién ha anunciado esto desde la antigüedad? ¿Quién lo ha dicho desde entonces? ¿No he sido yo, Jehovah? No hay más Dios aparte de mí: Dios justo y Salvador. No hay otro fuera de mí.

“¡Mirad a mí y sed salvos, todos los confines de la tierra! Porque yo soy Dios, y no hay otro.

Por mí mismo lo he jurado; de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: que delante de mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.

De mí se dirá: Ciertamente, en Jehovah está la justicia y el poder.” A él vendrán, y serán avergonzados todos los que se enfurecen contra él.

En Jehovah será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.

¡Bel se ha postrado; Nebo se ha doblegado! Sus ídolos fueron puestos sobre animales y sobre bestias; las cosas que lleváis son pesadas, una carga para las bestias cansadas.

Se han doblegado y se han postrado juntos; no pudieron rescatar la carga y ellos mismos han ido en cautividad.

“Escuchadme, oh casa de Jacob y todo el remanente de Israel, los que sois cargados por mí desde el vientre y llevados desde la matriz.

Hasta vuestra vejez yo seré el mismo, y hasta las canas yo os sostendré. Yo lo he hecho así, y os seguiré llevando. Yo os sostendré y os libraré.

“¿A quién me haréis semejante, o a quién me haréis igual? ¿A quién me compararéis para que seamos semejantes?

Hay quienes sacan el oro de la bolsa y pesan la plata en la balanza. Luego contratan a un platero para hacer de ello un dios. ¡Luego se postran y lo adoran!

Lo cargan sobre los hombros y lo llevan; lo colocan en su lugar. Allí permanece y no se mueve de su sitio. Aunque alguien le invoque, no responde ni lo libra de la tribulación.

“Acordaos de esto y tened valor; volved en vosotros, oh transgresores.

Acordaos de las cosas del pasado que son desde la antigüedad, porque yo soy Dios, y no hay otro. Yo soy Dios, y no hay nadie semejante a mí.

“Yo anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no ha sido hecho. Digo: Mi plan se realizará, y haré todo lo que quiero.

Yo llamo desde el oriente al ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre que llevará a cabo mi plan. Yo hablé, y yo haré que suceda. Lo he planeado y también lo haré.

“Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia.

Haré que se acerque mi justicia; no se alejará. Mi salvación no se tardará. Pondré salvación en Sion, y para Israel será mi gloria.




Juicio sobre Babilonia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Juicio sobre Babilonia (23:47:1 - 23:47:15)

“Desciende y siéntate en el polvo, oh virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra, sin trono, oh hija de los caldeos; porque nunca más volverás a ser llamada tierna y delicada.

Toma el molino y muele harina. Quita tu velo, alza tu larga falda, descubre tus piernas, vadea los ríos.

Tu desnudez será descubierta, y vista tu afrenta. Tomaré venganza, y no habrá quien interceda,”

dice nuestro Redentor, cuyo nombre es Jehovah de los Ejércitos, el Santo de Israel.

“Siéntate en silencio y entra en la penumbra, oh hija de los caldeos, porque nunca más te volverán a llamar soberana de reinos.

Yo me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad y los entregué en tus manos. Pero tú no tuviste misericoridia de ellos. Hiciste muy pesado tu yugo sobre los viejos,

y dijiste: Para siempre seré soberana. No consideraste esto en tu corazón, ni te acordaste de su resultado.

“Ahora pues, escucha esto, oh voluptuosa que habitas confiadamente y dices en tu corazón: Yo, y nadie más. No quedaré viuda, ni conoceré la privación de hijos.

Pero estas dos cosas te sucederán de repente, en un mismo día; privación de hijos y viudez vendrán de lleno sobre ti, a pesar de tus muchas hechicerías y de tus muchos encantamientos.

Confiaste en tu maldad y dijiste: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu conocimiento te han engañado, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más.

Vendrá sobre ti un mal que no podrás impedir con conjuros. Caerá sobre ti una ruina que no podrás evitar con rescate. De repente vendrá sobre ti una devastación que no te imaginas.

“Persiste, pues, en tus encantamientos y en tus muchas hechicerías, con las cuales te has desvelado desde tu juventud. Quizás puedas sacar algún provecho; quizás puedas ocasionar terror.

Te has agotado con tus muchos planes. Pues que se pongan de pie y te libren tus astrólogos, los que contemplan las estrellas y anuncian el comienzo de los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.

He aquí que serán como paja; el fuego los quemará. No librarán sus propias vidas del poder de la llama de fuego. No quedará brasa para calentarse, ni lumbre ante la cual se sienten.

Así serán aquellos con quienes tanto te has afanado, quienes han negociado contigo desde tu juventud. Cada uno divagará por su lado; no habrá quien te salve.”




Dios reprende la infidelidad de Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Dios reprende la infidelidad de Israel (23:48:1 - 23:48:22)

Oíd esto, oh casa de Jacob, los que sois llamados con el nombre de Israel, los que habéis salido de las entrañas de Judá, los que juráis por el nombre de Jehovah e invocáis al Dios de Israel, pero no en verdad ni con justicia.

Porque dicen pertenecer a la Santa Ciudad y se apoyan en el Dios de Israel, cuyo nombre es Jehovah de los Ejércitos.

“Las cosas primeras las manifesté con anticipación. De mi boca salieron; yo las anuncié. Repentinamente las hice, y llegaron a ser.

Porque sé que eres duro, que tu cuello es como un tendón de hierro, y tu frente de bronce.

Por eso te lo declaré desde entonces; antes que sucediera te lo anuncié, no sea que digas: Mi ídolo las hizo; mi imagen tallada y mi imagen de fundición ordenaron estas cosas.

Tú lo has oído; considéralo todo. ¿Acaso no dirás que es verdad? Desde ahora te hago oír cosas nuevas, y cosas ocultas que tú no sabes.

Hoy han sido creadas, y no en el pasado. No habías oído de ellas antes de este día, para que no digas: He aquí que yo lo sabía.

Ni tú habías oído de ellas, ni nunca las habías conocido. Tampoco fue abierto desde entonces tu oído, porque yo sabía que ciertamente me traicionarías; por tanto, desde el vientre se te ha llamado rebelde.

“Por amor de mi nombre refreno mi furor; para alabanza mía lo reprimo, para no destruirte.

He aquí que te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el horno de la aflicción.

Por mí, por amor de mí mismo lo hago; pues, ¿cómo ha de ser profanado mi nombre? ¡No daré a otro mi gloria!

“Escúchame, oh Jacob; y tú, oh Israel, a quien he llamado. Yo Soy. Yo soy el primero, y también soy el último.

Ciertamente mi mano puso los fundamentos de la tierra; mi mano derecha extendió los cielos. Cuando yo los convoco, ellos comparecen juntos.

“Reuníos todos vosotros y escuchad: ¿Quién hay entre vosotros que revele estas cosas? Aquel a quien Jehovah ama, él hará su voluntad sobre Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos.

Yo, yo mismo he hablado; en verdad le he llamado. Yo le he traído, y haré prosperar su camino.

Acercaos a mí y oíd esto: Desde el principio no he hablado en secreto; desde que las cosas sucedieron, allí he estado yo.” Y ahora me ha enviado el Señor Jehovah y su Espíritu.

Así ha dicho Jehovah, tu Redentor, el Santo de Israel: “Yo soy Jehovah tu Dios que te enseña provechosamente, y que te conduce por el camino en que has de andar.

¡Oh, si hubieras estado atento a mis mandamientos! Tu paz habría sido como un río, y tu justicia como las ondas del mar.

Tu descendencia sería como la arena, y los que salen de tus entrañas como sus granos. Su nombre nunca sería eliminado ni borrado de mi presencia.

“¡Salid de Babilonia! ¡Huid de entre los caldeos! Anunciad esto con voz de alegría; hacedlo oír. Difundidlo hasta el extremo de la tierra. Decid: Jehovah ha redimido a su siervo Jacob.

No tuvieron sed cuando los llevó por lugares secos; él hizo brotar agua de la roca para su pueblo. Partió la peña, y fluyeron aguas.

“¡No hay paz para los malos!,” dice Jehovah.