Jehová consuela a Sion

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Jehová consuela a Sion (23:40:1 - 23:40:11)

“¡Consolad, consolad a mi pueblo!,” dice vuestro Dios.

“Hablad al corazón de Jerusalén y proclamadle que su condena ha terminado y su iniquidad ha sido perdonada, que de la mano de Jehovah ya ha recibido el doble por todos sus pecados.”

Una voz proclama: “¡En el desierto preparad el camino de Jehovah; enderezad calzada en la soledad para nuestro Dios!

¡Todo valle será rellenado, y todo monte y colina rebajados! ¡Lo torcido será convertido en llanura, y lo escabroso en amplio valle!

Entonces se manifestará la gloria de Jehovah, y todo mortal juntamente la verá; porque la boca de Jehovah ha hablado.”

Una voz decía: —¡Proclámalo! Y yo respondí: —¿Qué he de proclamar? —Que todo mortal es hierba, y toda su gloria es como la flor del campo.

La hierba se seca, y la flor se marchita; porque el viento de Jehovah sopla sobre ella. Ciertamente el pueblo es hierba.

La hierba se seca, y la flor se marchita; pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.

Sube sobre un monte alto, oh Sion, tú que anuncias buenas nuevas. Levanta con fuerza la voz, oh Jerusalén, tú que anuncias buenas nuevas. Levántala; no temas. Di a las ciudades de Judá: “¡He aquí vuestro Dios!”

He aquí que el Señor Jehovah vendrá con poder, y su brazo gobernará por él. He aquí que su retribución viene con él, y su obra delante de él.

Como un pastor, apacentará su rebaño; con su brazo lo reunirá. A los corderitos llevará en su seno, y conducirá con cuidado a las que todavía están criando.




El incomparable Dios de Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > El incomparable Dios de Israel (23:40:12 - 23:40:31)

¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano y calculó la extensión de los cielos con su palmo? ¿Quién contuvo en una medida el polvo de la tierra, y pesó los montes con báscula y las colinas en balanza?

¿Quién ha escudriñado al Espíritu de Jehovah, y quién ha sido su consejero y le ha enseñado?

¿A quién pidió consejo para que le hiciera entender, o le guió en el camino correcto, o le enseñó conocimiento, o le hizo conocer la senda del entendimiento?

He aquí que las naciones son como una gota de agua que cae de un balde, y son estimados como una capa de polvo sobre la balanza. El pesa las islas como si fuesen polvo menudo.

El Líbano no bastaría para el fuego, ni todos sus animales para un holocausto.

Todas las naciones son como nada delante de él; son consideradas por él como cosa vana, y como lo que no es.

¿A qué, pues, haréis semejante a Dios; o con qué imagen le compararéis?

El escultor hace una imagen de fundición, y el platero la recubre con oro y le funde cadenas de plata.

El que es pobre para ofrecer tal ofrenda escoge una madera que no se pudra y se busca un escultor experto, para que le haga una imagen que no se tambalee.

¿Acaso no sabéis? ¿Acaso no habéis oído? ¿Acaso no se os ha dicho desde el principio? ¿Acaso no habéis comprendido la fundación del mundo?

El es el que está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos habitantes le son como langostas. El despliega los cielos como un velo y los extiende como una tienda para habitar.

El convierte en nada a los poderosos, y a los gobernantes de la tierra hace como cosa vana.

Apenas plantados, apenas sembrados, apenas su tallo ha echado raíz en la tierra, él sopla sobre ellos; y se secan. El torbellino los levanta como a la paja.

“¿A quién, pues, me haréis semejante, para que yo sea su igual?, dice el Santo.

Levantad en alto vuestros ojos y mirad quién ha creado estas cosas. El saca y cuenta al ejército de ellas; a todas llama por su nombre. Por la grandeza de su vigor y el poder de su fuerza, ninguna faltará.”

¿Por qué, pues, dices, oh Jacob; y hablas tú, oh Israel: “Mi camino le es oculto a Jehovah, y mi causa pasa inadvertida a mi Dios”?

¿No lo has sabido? ¿No has oído que Jehovah es el Dios eterno que creó los confines de la tierra? No se cansa ni se fatiga, y su entendimiento es insondable.

Da fuerzas al cansado y le aumenta el poder al que no tiene vigor.

Aun los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen.

Pero los que esperan en Jehovah renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.




Seguridad de Dios para Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Seguridad de Dios para Israel (23:41:1 - 23:41:20)

“¡Guardad silencio ante mí, oh costas; y renueven fuerzas las naciones! Acérquense y entonces hablen. Acerquémonos juntos para juicio.

¿Quién despertó del oriente al que para justicia convocó ante sus pies? Entregará delante de él las naciones, de modo que tenga dominio sobre los reyes. Los convertirá en polvo con su espada; y con su arco, en paja arrebatada.

Los perseguirá y pasará en paz por una senda donde sus pies nunca habían caminado.

¿Quién ha hecho y realizado esto, llamando a las generaciones desde el principio? Yo Jehovah soy el primero, y yo mismo estoy con los últimos.”

Las costas han visto y temen. Los confines de la tierra tiemblan; se congregan y acuden.

Cada cual ayuda a su compañero y dice a su hermano: “¡Esfuérzate!”

El escultor anima al platero, y el que alisa con martillo dice al que golpea en el yunque, con respecto a la soldadura: “¡Está bien!” Luego lo afirma con clavos para que no se tambalee.

“Pero tú, oh Israel, eres mi siervo; tú, oh Jacob, a quien escogí, descendencia de Abraham mi amigo.

Yo te tomé de los extremos de la tierra, y de sus regiones más remotas te llamé diciéndote: Tú eres mi siervo; yo te he escogido y no te he desechado.

No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia.

He aquí que todos los que se enardecen contra ti serán avergonzados y afrentados; los que contienden contigo serán como nada, y perecerán.

Buscarás a los que contienden contigo, pero no los hallarás más. Aquellos que te hacen la guerra serán como nada, y como algo que no existe.

Porque yo, Jehovah, soy tu Dios que te toma fuertemente de tu mano derecha y te dice: No temas; yo te ayudo.

No temas, gusanito de Jacob; vosotros, los poquitos de Israel. Yo soy tu socorro, dice Jehovah, tu Redentor, el Santo de Israel.

He aquí que yo te he puesto como trillo, como rastrillo nuevo lleno de dientes. Trillarás los montes y los harás polvo; y a las colinas dejarás como tamo.

Los aventarás, y se los llevará el viento; el torbellino los esparcirá. Pero tú te regocijarás en Jehovah; te gloriarás en el Santo de Israel.

“Los pobres y los necesitados buscan agua, y no la hay; su lengua se reseca de sed. Pero yo, Jehovah, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.

Sobre las cumbres áridas abriré ríos, y manantiales en medio de los valles. Convertiré el desierto en lagunas, y la tierra reseca en fuentes de agua.

Haré crecer en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos. Pondré en la región árida cipreses, olmos y abetos,

para que vean y conozcan; para que juntos reflexionen y entiendan que la mano de Jehovah ha hecho esto, y que el Santo de Israel lo ha creado.




Dios reta a los falsos dioses

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Dios reta a los falsos dioses (23:41:21 - 23:41:29)

“Presentad vuestra causa, dice Jehovah; exponed vuestros argumentos, dice el Rey de Jacob.

Que se acerquen y nos anuncien lo que ha de suceder. Declárennos las cosas que han sucedido desde el principio, y prestaremos atención. O hacednos oír de las cosas por venir, y sabremos su final.

“Decidnos lo que ha de venir después, para que sepamos que vosotros sois dioses. Por lo menos, haced el bien o el mal, para que nosotros tengamos miedo y también temamos.

He aquí que vosotros nada sois, y vuestras obras no existen; el que os escoja es una abominación.

“Del norte desperté a uno, y vendrá; desde el lugar donde nace el sol, él invocará mi nombre. Y pisoteará a gobernantes como a lodo, como el alfarero pisa el barro.

¿Quién lo anunció desde el principio, para que lo supiéramos? ¿Quién lo dijo de antemano, para que dijéramos: El tenía razón? Ciertamente no hay quien lo diga, ni quien lo anuncie. Tampoco hay quien oiga vuestras palabras.

He aquí que yo fui el primero que declaré estas cosas a Sion, y a Jerusalén le daré un portador de buenas nuevas.”

Miré, y no había ninguno. Entre ellos no había consejeros a quienes les preguntara para que me dieran respuesta.

He aquí que todos son iniquidad, y la obra de ellos nada es. Viento y vanidad son sus imágenes de fundición.




El Siervo de Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > El Siervo de Jehová (23:42:1 - 23:42:9)

“He aquí mi siervo, a quien sostendré; mi escogido en quien se complace mi alma. Sobre él he puesto mi Espíritu, y él traerá justicia a las naciones.

No gritará ni alzará su voz, ni la hará oír en la calle.

No quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha que se está extinguiendo; según la verdad traerá justicia.

No se desalentará ni desfallecerá hasta que haya establecido la justicia en la tierra. Y las costas esperarán su ley.”

Así dice Dios Jehovah, el que crea los cielos y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos, y el que da respiración al pueblo que está en ella y aliento a los que andan por ella:

“Yo, Jehovah, te he llamado en justicia, y te asiré de la mano. Te guardaré y te pondré como pacto para el pueblo, y como luz para las naciones,

a fin de que abras los ojos que están ciegos y saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en las tinieblas.

Yo, Jehovah; éste es mi nombre. No daré mi gloria a otros, ni mi alabanza a los ídolos.

He aquí, ya sucedieron las cosas primeras; ahora os anuncio las cosas nuevas. Antes que salgan a luz, yo os las anuncio.”