Distribución de músicos y cantores

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Distribución de músicos y cantores (13:25:1 - 13:25:31)

Asimismo, David y los jefes del ejército apartaron para el servicio a algunos de los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún, quienes profetizaban con arpas, liras y címbalos. La lista de ellos, de los hombres que realizaban su servicio fue:

De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela. Los hijos de Asaf estaban bajo la dirección de Asaf, quien profetizaba bajo la dirección del rey.

De Jedutún, los hijos de Jedutún: Gedalías, Zeri, Jesaías, Simei, Hasabías y Matatías; seis en total. Ellos estaban bajo la dirección de su padre Jedutún, quien profetizaba acompañado de arpa para dar gracias y alabar a Jehovah.

De Hemán, los hijos de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Subael, Jeremot, Ananías, Hanani, Eliata, Gidalti, Romamti-ezer, Josbecasa, Maloti, Hotir y Majaziot.

Todos éstos eran hijos de Hemán, vidente del rey, y tenían palabras de Dios, para ensalzar su poder. Dios dio a Hemán catorce hijos y tres hijas.

Todos éstos, bajo la dirección de su padre, estaban dedicados a la música en la casa de Jehovah con címbalos, liras y arpas, para el servicio de la casa de Dios. Y Asaf, Jedutún y Hemán estaban bajo la dirección del rey.

El número de ellos y de sus hermanos, expertos en la música dedicada a Jehovah, todos maestros, era de 288.

Echaron suertes para establecer los turnos del servicio, participando tanto el pequeño como el grande, lo mismo el maestro que el alumno.

La primera suerte tocó a José, de los de Asaf. La segunda, a Gedalías, que con sus hermanos y sus hijos eran doce.

La tercera, a Zacur, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La cuarta, a Izri, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La quinta, a Netanías, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La sexta, a Buquías, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La séptima, a Jesarela, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La octava, a Jesaías, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La novena a Matanías, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La décima, a Simei, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La undécima, a Azareel, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La duodécima, a Hasabías, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La decimotercera, a Subael, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La decimocuarta, a Matatías, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La decimoquinta, a Jeremot, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La decimosexta, a Ananías, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La decimoséptima, a Josbecasa, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La decimoctava, a Hanani, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La decimonovena, a Maloti, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La vigésima, a Eliata, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La vigesimoprimera, a Hotir, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La vigesimosegunda, a Gidalti, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La vigesimotercera, a Majaziot, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.

La vigesimocuarta, a Romamti-ezer, que con sus hijos y sus hermanos eran doce.




Porteros y oficiales

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Porteros y oficiales (13:26:1 - 13:26:32)

La distribución de los porteros fue así: De los coreítas, Meselemías hijo de Coré, de los hijos de Asaf.

Los hijos de Meselemías fueron: Zacarías el primogénito, Yediael el segundo, Zebadías el tercero, Jatniel el cuarto,

Elam el quinto, Johanán el sexto, Elioenai el séptimo.

Los hijos de Obed-edom fueron: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Jóaj el tercero, Sacar el cuarto, Natanael el quinto,

Amiel el sexto, Isacar el séptimo, Peultai el octavo; porque Dios había bendecido a Obed-edom.

También a su hijo Semaías le nacieron hijos que gobernaban en sus casas paternas, porque eran hombres valientes.

Los hijos de Semaías fueron: Otni, Rafael, Obed, Elzabad y sus hermanos, hombres valerosos, Elihú y Samaquías.

Todos éstos fueron de los hijos de Obed-edom. Ellos, con sus hijos y sus hermanos, hombres robustos y fuertes para el servicio, fueron sesenta y dos de Obed-edom.

Los hijos de Meselemías y sus parientes fueron dieciocho hombres valerosos.

Los hijos de Hosa, de los hijos de Merari, fueron: Simri el primero (aunque no era el primogénito, su padre lo designó el primero),

Hilquías el segundo, Tebalías el tercero y Zacarías el cuarto. Todos los hijos y hermanos de Hosa fueron trece.

Estos grupos de porteros, a través de sus hombres principales, tenían los deberes, igual que sus hermanos, de servir en la casa de Jehovah.

Echaron suertes para cada puerta, participando tanto el pequeño como el grande, según sus casas paternas.

La suerte para la del oriente tocó a Selemías. También incluyeron en el sorteo a su hijo Zacarías, consejero entendido, y le tocó la del norte.

A Obed-edom le tocó la del sur, y a sus hijos les tocó la casa de las provisiones.

A Supim y a Hosa les tocó la del occidente con la puerta de Salequet, en la calzada que sube. Una guardia estaba frente a la otra guardia:

Al oriente había seis levitas, al norte había cuatro por día, al sur había cuatro por día, en la casa de las provisiones se turnaban de dos en dos,

en el atrio del occidente había cuatro en la avenida y dos en el atrio mismo.

Esta es la distribución de los porteros, descendientes de Coré y de Merari.

De los levitas, Ajías estaba encargado de los tesoros de la casa de Dios y de los tesoros de las cosas sagradas.

De los hijos de Ladán, de los hijos de los gersonitas a través de Ladán: El jefe de las casas paternas de Ladán el gersonita era Yejiel.

Los hijos de Yejiel, Zetam y su hermano Joel, estaban encargados de los tesoros de la casa de Jehovah.

De los amramitas, de los izjaritas, de los hebronitas y de los uzielitas,

Sebuel hijo de Gersón, hijo de Moisés, era jefe sobre los tesoros.

Y sus hermanos, a través de Eliezer: su hijo Rejabías, cuyo hijo fue Jesaías, cuyo hijo fue Joram, cuyo hijo fue Zicri, cuyo hijo fue Selomot.

Este Selomot y sus hermanos estaban encargados de todos los tesoros de las cosas sagradas que habían consagrado el rey David, los jefes de las casas paternas, los jefes de millares y de centenas y los jefes del ejército.

Las habían consagrado de las batallas y del botín, para mantener la casa de Jehovah.

Asimismo, todo lo que habían consagrado el vidente Samuel, Saúl hijo de Quis, Abner hijo de Ner y Joab, hijo de Sarvia, y todo lo que cualquiera consagraba estaba bajo la administración de Selomot y de sus hermanos.

De los izjaritas, Quenaanías y sus hijos estaban encargados de la administración externa. Eran oficiales y jueces en Israel.

De los hebronitas, Hasabías y sus hermanos, 1.700 hombres de valor, estaban encargados de la administración de Israel en la región occidental del Jordán, en toda la obra de Jehovah y en el servicio del rey.

En cuanto a los hebronitas, Jerías era el jefe de los hebronitas, distribuidos según sus clanes y casas paternas. En el año 40 del reinado de David se buscaron, y se hallaron entre ellos hombres valerosos en Jazer de Galaad.

Y sus hermanos, hombres de valor, sumaban 2.700 jefes de casas paternas, a los cuales el rey David constituyó sobre los rubenitas, los gaditas y sobre la media tribu de Manasés, tanto para los asuntos de Dios como para los asuntos del rey.




Otros oficiales de David

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Otros oficiales de David (13:27:1 - 13:27:34)

Esta es la lista de los hijos de Israel, los jefes de casas paternas, los jefes de millares y de centenas, y sus oficiales que servían al rey en todo lo concerniente a las divisiones del ejército, que entraban y salían cada mes, durante todos los meses del año. Cada división tenía 24.000 hombres.

Al frente de la primera división, para el primer mes estaba Jasobeam hijo de Zabdiel. Su división tenía

hombres.

El era de los hijos de Fares y estaba al frente de todos los jefes del ejército para el primer mes.

Al frente de la división del segundo mes estaba Dodai el ajojita, y un jefe en su división era Miclot. Su división tenía 24.000 hombres.

El tercer jefe del ejército, para el tercer mes, era Benaías, hijo del sumo sacerdote Joyada. Su división tenía 24.000 hombres.

Este Benaías era uno de los treinta valientes, y estaba al mando de los treinta. En su división estaba su hijo Amisabad.

El cuarto, para el cuarto mes, era Asael, hermano de Joab. Y después de él estaba su hijo Zebadías. Su división tenía 24.000 hombres.

El quinto, para el quinto mes, era el jefe Samot el izrajita. Su división tenía 24.000 hombres.

El sexto, para el sexto mes, era Ira hijo de Iques, de Tecoa. Su división tenía 24.000 hombres.

El séptimo, para el séptimo mes, era Heles el pelonita, de los hijos de Efraín. Su división tenía 24.000 hombres.

El octavo, para el octavo mes, era Sibecai, de Husa, de los zerajitas. Su división tenía 24.000 hombres.

El noveno, para el noveno mes, era Abiezer, de Anatot, de los de Benjamín. Su división tenía 24.000 hombres.

El décimo, para el décimo mes, era Maharai, de Netofa, de los zerajitas. Su división tenía 24.000 hombres.

El undécimo, para el undécimo mes, era Benaías, de Piratón, de los hijos de Efraín. Su división tenía

hombres.

El duodécimo, para el duodécimo mes, era Heldai, de Netofa, de Otoniel. Su división tenía 24.000 hombres.

Asimismo, al frente de las tribus de Israel estaban: de los rubenitas, el jefe Eliezer hijo de Zicri; de los simeonitas, Sefatías hijo de Maaca;

de los levitas, Hasabías hijo de Quemuel; de los aaronitas, Sadoc;

de Judá, Elihú, uno de los hermanos de David; de Isacar, Omri hijo de Micael;

de Zabulón, Ismaías hijo de Abdías; de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel;

de los hijos de Efraín, Oseas hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías;

de la otra media tribu de Manasés en Galaad, Ido hijo de Zacarías; de Benjamín, Jaaziel hijo de Abner;

de Dan, Azareel hijo de Jerojam. Estos fueron los jefes de las tribus de Israel.

David no tomó el número de los de 20 años para abajo, porque Jehovah había prometido que él había de multiplicar a Israel como las estrellas del cielo.

Joab, hijo de Sarvia, había comenzado a contar, pero no acabó, pues por esto vino la ira sobre Israel. Y el número no fue registrado en el libro de las crónicas del rey David.

Azmávet hijo de Adiel era el encargado de los tesoros reales. Jonatán hijo de Uzías, de los almacenes en el campo, en las ciudades, en las aldeas y en las torres.

Ezri hijo de Quelub, de los que trabajaban en el cultivo de las tierras.

Simei, de Ramá, de las viñas. Zabdías el sifmita, del producto de las viñas para las bodegas.

Baal-janán, de Gedera, de los olivares y de los sicómoros que había en la Sefela. Joás, de los almacenes de aceite.

Sitrai, de Sarón, del ganado vacuno que pastaba en Sarón. Safat hijo de Adlai, del ganado vacuno que estaba en los valles.

Obil el ismaelita, de los camellos. Jehedías, de Meronot, de los asnos.

Y Jaziz el hagrieno, de los rebaños de ovejas. Todos éstos eran los encargados del patrimonio del rey David.

Jonatán, tío de David, era consejero, hombre prudente y escriba; él y Yejiel hijo de Hacmoni asistían a los hijos del rey.

Ajitofel era consejero del rey. Husai el arquita era amigo del rey.

Después de Ajitofel estaban Joyada hijo de Benaías y Abiatar. Y Joab era el jefe del ejército del rey.




Salomón sucede a David

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Salomón sucede a David (13:28:1 - 13:29:25)

David reunió en Jerusalén a todos los jefes de Israel: los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y los jefes de centenas, los jefes de todo el patrimonio, del ganado del rey y de sus hijos, con los funcionarios, los hombres valerosos y todos los guerreros valientes.

Y poniéndose de pie, David dijo: “Oídme, hermanos míos y pueblo mío: Yo tenía en mi corazón el anhelo de edificar una casa para que reposara el arca del pacto de Jehovah y para estrado de los pies de nuestro Dios. Yo hice los preparativos para edificar,

pero Dios me dijo: No edificarás una casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra y has derramado mucha sangre.

No obstante, Jehovah Dios de Israel me eligió de entre toda la familia de mi padre para que fuese rey de Israel para siempre, porque escogió a Judá como caudillo. De la tribu de Judá escogió a la casa de mi padre, y entre los hijos de mi padre se complació en mí para constituirme rey sobre todo Israel.

Y de todos mis hijos (porque Jehovah me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón, para que se sentara en el trono del reino de Jehovah sobre Israel.

El me ha dicho: Tu hijo Salomón, él edificará mi casa y mis atrios; porque a él he escogido como mi hijo, y yo seré padre para él.

Asimismo, yo confirmaré su reino para siempre, si se esfuerza en poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.

“Ahora pues, ante los ojos de todo Israel, la congregación de Jehovah, y a oídos de nuestro Dios, guardad y escudriñad todos los mandamientos de Jehovah vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra y para que la dejéis por heredad a vuestros hijos después de vosotros, para siempre.

“Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele con un corazón íntegro y con ánimo voluntario; porque Jehovah escudriña todos los corazones y entiende toda la intención de los pensamientos. Si tú le buscas, él se dejará hallar; pero si le abandonas, él te desechará para siempre.

Mira ahora, porque Jehovah te ha elegido para que edifiques una casa para ser santuario. ¡Esfuérzate y actúa!”

Entonces David entregó a su hijo Salomón el diseño del pórtico, de sus edificios, de sus almacenes, de sus salas superiores, de sus cámaras interiores y del lugar del propiciatorio.

También entregó el diseño de todo lo que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehovah, para todas las cámaras de alrededor, para los tesoros de la casa de Dios, para los almacenes de las cosas sagradas,

para los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para toda la obra del servicio en la casa de Jehovah y para todos los utensilios del servicio de la casa de Jehovah.

Para las cosas de oro, también entregó la debida cantidad de oro para todos los utensilios de cada servicio, y para todos los utensilios de plata, la debida cantidad para todos los utensilios de cada servicio.

Entregó la debida cantidad de oro para los candelabros de oro y sus lámparas de oro: la debida cantidad para cada candelabro con sus lámparas. De igual manera dio para los candelabros de plata: la debida cantidad para cada candelabro y sus lámparas, de acuerdo con la función de cada candelabro.

También entregó la debida cantidad de oro para cada una de las mesas para la presentación de los panes, y la plata para las mesas de plata.

También entregó oro puro para los tenedores, los tazones de la aspersión y las vasijas. Para las tazas de oro, la debida cantidad de oro para cada taza; y para las tazas de plata, la debida cantidad para cada taza.

Además, entregó la debida cantidad de oro refinado para el altar del incienso, para el diseño de la carreta y para los querubines de oro que extienden sus alas y cubren el arca del pacto de Jehovah.

“Todo esto,” dijo David, “está por escrito, porque la mano de Jehovah está sobre mí, y él me ha hecho entender todos los detalles del diseño.”

Además, David dijo a su hijo Salomón: “Esfuérzate, sé valiente y actúa. No temas ni desmayes, porque Jehovah Dios, mi Dios, estará contigo. No te abandonará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehovah.

He aquí que los grupos de los sacerdotes y de los levitas para todo el servicio de la casa de Dios estarán contigo en toda la obra. Asimismo, todos los voluntarios y expertos en toda clase de artesanía, los jefes y todo el pueblo estarán totalmente a tus órdenes.”

Después el rey David dijo a toda la congregación: “Sólo a mi hijo Salomón ha elegido Dios. El es joven e inmaduro, y la obra es grande; porque el templo no será para hombre sino para Jehovah Dios.

Con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios: oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las cosas de bronce, hierro para las cosas de hierro, madera para las cosas de madera, piedras de ónice y de engaste, piedras de turquesa y de diversos colores; toda clase de piedras preciosas y piedras de mármol en abundancia.

Además, en mi anhelo por la casa de mi Dios, doy mi tesoro personal de oro y de plata para la casa de mi Dios, además de todo lo que he preparado para el edificio del santuario;

a saber: 3.000 talentos de oro, oro de Ofir, y 7.000 talentos de plata refinada para recubrir las paredes de los edificios:

oro para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata; para toda la obra de mano de los artífices. Y ahora, ¿quién de vosotros se consagrará hoy a Jehovah, haciendo una ofrenda voluntaria?”

Entonces los jefes de las casas paternas, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de millares y de centenas, y los encargados de las obras del rey hicieron ofrendas voluntarias.

Y dieron para el servicio de la casa de Dios 5.000 talentos y 10.000 dracmas de oro, 10.000 talentos de plata, 18.000 talentos de bronce y 100.000 talentos de hierro.

Todo el que tenía piedras preciosas las entregó en manos de Yejiel el gersonita, para el tesoro de la casa de Jehovah.

Y el pueblo se regocijó por haber contribuido con ofrendas voluntarias, porque con un corazón íntegro habían hecho a Jehovah ofrendas voluntarias. Y el rey David se alegró muchísimo.

David bendijo a Jehovah a la vista de toda la congregación. Y dijo David: “¡Bendito seas tú, oh Jehovah Dios de Israel, nuestro Padre desde la eternidad y hasta la eternidad!

Tuyos son, oh Jehovah, la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la majestad; porque tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra. Tuyo es el reino, oh Jehovah, y tú te enalteces como cabeza sobre todo.

Las riquezas y la honra provienen de ti. Tú lo gobiernas todo; en tu mano están la fuerza y el poder, y en tu mano está la facultad de engrandecer y de fortalecer a todos.

Y ahora, oh Dios nuestro, nosotros te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre.

Porque, ¿quién soy yo, y qué es mi pueblo, para que podamos ofrecer espontáneamente cosas como éstas, siendo todo tuyo, y que de lo que hemos recibido de tu mano, te damos?

Somos forasteros y advenedizos delante de ti, así como todos nuestros padres. Nuestros días son como una sombra sobre la tierra, y sin esperanza.

Oh Jehovah, Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar una casa a tu santo nombre, de tu mano proviene y todo es tuyo.

Yo sé, oh Dios mío, que tú pruebas el corazón y que te agrada la rectitud. Por eso, con rectitud de corazón te he ofrecido voluntariamente todo esto. Y ahora he visto con alegría que tu pueblo que se encuentra aquí ha dado para ti espontáneamente.

Oh Jehovah, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, nuestros padres, preserva esto para siempre, formando el pensamiento del corazón de tu pueblo, y predispón su corazón hacia ti.

Asimismo, da a mi hijo Salomón un corazón íntegro, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus leyes, a fin de que haga todas las cosas y edifique el templo para el cual yo he hecho preparativos.”

David dijo después a toda la congregación: “¡Bendecid, por favor, a Jehovah, vuestro Dios!” Entonces toda la congregación bendijo a Jehovah, el Dios de sus padres. Luego se inclinaron y se postraron delante de Jehovah y delante del rey.

Al día siguiente hicieron sacrificios a Jehovah y ofrecieron holocaustos a Jehovah: 1.000 toros, 1.000 carneros, 1.000 corderos, con sus libaciones, y muchos sacrificios por todo Israel.

Aquel día comieron y bebieron con gran gozo delante de Jehovah, y por segunda vez proclamaron rey a Salomón hijo de David, y lo ungieron ante Jehovah como el soberano. Y ungieron a Sadoc como sacerdote.

Así se sentó Salomón como rey en el trono de Jehovah, en lugar de su padre David, y fue prosperado. Todo Israel le rindió obediencia.

Todos los principales, los valientes y todos los hijos del rey David se sometieron a la autoridad del rey Salomón.

Y Jehovah engrandeció a Salomón hasta lo sumo ante la vista de todo Israel, y le dio un esplendor real, como ningún otro rey lo tuvo antes de él en Israel.




Muerte de David

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Muerte de David (13:29:26 - 13:29:30)

Así David hijo de Isaí reinó sobre todo Israel.

El tiempo que reinó sobre Israel fue de 40 años. En Hebrón reinó 7 años, y en Jerusalén reinó 33 años.

Murió en buena vejez y lleno de años, de riquezas y de gloria. Y su hijo Salomón reinó en su lugar.

Los hechos del rey David, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro del vidente Samuel, en el libro del profeta Natán y en el libro del vidente Gad,

con todo lo relativo a su reinado, a su poder y a las circunstancias por las cuales pasaron él, Israel y todos los reinos de aquellas tierras.