David derrota a los filisteos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > David derrota a los filisteos (13:14:8 - 13:14:17)

Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos los filisteos en busca de David. Cuando David oyó esto, salió contra ellos.

Los filisteos llegaron y se extendieron por el valle de Refaím.

Entonces David consultó a Dios diciendo: —¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehovah le respondió: —Sube, porque los entregaré en tu mano.

Subieron a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Entonces dijo David: —¡Dios ha irrumpido contra mis enemigos por mi mano, como irrumpen las aguas! Por eso llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.

Los filisteos abandonaron allí sus dioses, y David ordenó que fuesen quemados.

Los filisteos volvieron a extenderse por el valle.

Entonces David volvió a consultar a Dios, y Dios le dijo: —No subas tras ellos, sino rodéalos y alcánzalos frente a los árboles de bálsamo.

Y sucederá que cuando escuches el sonido de una marcha en las copas de los árboles, sal a la batalla; porque Dios saldrá delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.

David hizo como Dios le había mandado, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer.

La fama de David se divulgó por todos los países. Y Jehovah hizo que todas las naciones temieran a David.




David trae el arca a Jerusalén

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > David trae el arca a Jerusalén (13:15:1 - 13:16:6)

David construyó casas para sí en la Ciudad de David, y edificó un lugar para el arca de Dios y le levantó una tienda.

Entonces dijo David: “El arca de Dios no debe ser traída sino por los levitas, porque a ellos ha elegido Jehovah para que lleven el arca de Jehovah y le sirvan perpetuamente.”

David congregó a todo Israel en Jerusalén para hacer subir el arca de Jehovah al lugar que había preparado para ella.

David reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas:

De los hijos de Cohat el principal era Uriel, y sus hermanos eran 120.

De los hijos de Merari, el principal era Asaías, y sus hermanos, 220.

De los hijos de Gersón, el principal era Joel, y sus hermanos, 130.

De los hijos de Elizafán, el principal era Semaías, y sus hermanos, 200.

De los hijos de Hebrón, el principal era Eliel, y sus hermanos, 80.

De los hijos de Uziel, el principal era Aminadab, y sus hermanos, 112.

Entonces David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab,

y les dijo: “Vosotros que sois los jefes de las casas paternas de los levitas, purificaos junto con vuestros hermanos, y haced subir el arca de Jehovah Dios de Israel al lugar que le he preparado.

Porque por no haber estado vosotros la primera vez, Jehovah nuestro Dios irrumpió contra nosotros; pues no le consultamos de acuerdo con lo establecido.”

Los sacerdotes y los levitas se purificaron para traer el arca de Jehovah Dios de Israel.

Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios sobre sus hombros, puesta en las varas, como había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehovah.

Asimismo, David dijo a los principales de los levitas que designaran de sus hermanos a cantores, con instrumentos musicales: liras, arpas y címbalos resonantes, y que levantasen la voz con alegría.

Entonces los levitas nombraron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos a Asaf hijo de Berequías; y de los hijos de Merari, sus hermanos, a Eitán hijo de Cusaías.

Con ellos estaban sus hermanos, de segundo orden: los porteros Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Yejiel, Uni, Eliab, Benaías, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel.

Los músicos Hemán, Asaf y Eitán hacían sonar címbalos de bronce.

Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Yejiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaías tocaban liras sobre Alamot.

Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tocaban arpas sobre Seminit, para dirigir.

Quenanías, jefe de los levitas, daba instrucciones en el canto, porque era entendido en ello.

Berequías y Elcana eran guardianes del arca.

Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaías y Eliezer tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obed-edom y Yejías eran también guardianes del arca.

Entonces David, los ancianos de Israel y los jefes de los millares fueron para hacer subir con regocijo el arca del pacto de Jehovah desde la casa de Obed-edom.

Y sucedió que cuando Dios ayudó a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehovah, ellos sacrificaron siete toros y siete carneros.

David estaba vestido con una túnica de lino fino, así como todos los levitas que llevaban el arca, los cantores y Quenanías, el director del canto de los cantores. David llevaba también un efod de lino sobre sí.

De esta manera, todo Israel subía el arca del pacto de Jehovah, con gritos de júbilo y con sonido de corneta, con trompetas, con címbalos resonantes, con liras y con arpas.

Y sucedió que cuando el arca del pacto de Jehovah llegó a la Ciudad de David, Mical hija de Saúl miró por la ventana; y al ver al rey David bailando y regocijándose, lo menospreció en su corazón.

Así trajeron el arca de Dios y la colocaron en medio de la tienda que David había erigido para ella. Luego ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios.

Cuando David acabó de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehovah.

Entonces repartió a todos los de Israel, tanto a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una de dátiles y una de pasas.

También puso delante del arca de Jehovah a servidores de entre los levitas para que invocasen, dieran gracias y alabasen a Jehovah Dios de Israel:

Asaf era el jefe; el segundo después de él era Zacarías; y luego Jeiel, Semiramot, Yejiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed-edom y Jeiel, con instrumentos, arpas y liras. Asaf tocaba los címbalos resonantes.

También los sacerdotes Benaías y Yajaziel tocaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.




Salmo de acción de gracias de David

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Salmo de acción de gracias de David (13:16:7 - 13:16:36)

Aquel mismo día, por primera vez, David ordenó cantar este salmo de acción de gracias a Jehovah, por medio de Asaf y sus hermanos:

Entonces David alzó sus ojos y vio al ángel de Jehovah que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.

Y David dijo a Dios: —¿No soy yo el que hizo contar al pueblo? Yo soy el que ha pecado, y en verdad he actuado mal. Pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Oh Jehovah, Dios mío, por favor, sea tu mano contra mí y contra mi casa paterna, pero no haya epidemia en tu pueblo.

Entonces el ángel de Jehovah ordenó a Gad decir a David que subiera y erigiera un altar a Jehovah en la era de Ornán el jebuseo.

David subió, conforme a la palabra que Gad le había hablado en nombre de Jehovah.

Ornán se volvió y vio al ángel, y sus cuatro hijos que estaban con él se escondieron. Ornán estaba trillando trigo.

Cuando David llegó hasta Ornán, éste miró y vio a David, y saliendo de la era se postró ante David con el rostro en tierra.

Entonces David dijo a Ornán: —Dame el lugar de la era para que edifique en él un altar a Jehovah. Dámelo por su justo precio, a fin de que cese la epidemia en el pueblo.

Ornán respondió a David: —Tómalo para ti, y haga mi señor el rey lo que le parezca bien. Mira, yo doy los bueyes para el holocausto, los trillos para leña y el trigo para la ofrenda vegetal. Todo lo doy.

Pero el rey David respondió a Ornán: —No, sino que por su justo precio lo compraré; porque no tomaré para Jehovah lo que es tuyo, ni ofreceré un holocausto que no me cueste nada.

Entonces David dio a Ornán por el lugar el peso de 600 siclos de oro.

David edificó allí un altar a Jehovah, y ofreció holocaustos y sacrificios de paz. E invocó a Jehovah, y él le respondió con fuego desde los cielos sobre el altar del holocausto.

Jehovah habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.




Los levitas encargados del arca

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Los levitas encargados del arca (13:16:37 - 13:16:43)

David dejó allí, delante del arca del pacto de Jehovah, a Asaf y a sus hermanos, para que sirviesen continuamente delante del arca, e hicieran cada cosa en su día;

también a Obed-edom y a sus sesenta y ocho hermanos. Y puso como porteros a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa.

Asimismo, puso al sacerdote Sadoc y a sus hermanos los sacerdotes delante del tabernáculo de Jehovah que estaba en el lugar alto de Gabaón,

para que ofrecieran holocaustos a Jehovah continuamente en el altar del holocausto, al amanecer y al atardecer, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehovah que él mandó a Israel.

Con ellos estaban Hemán, Jedutún y otros escogidos que fueron designados por nombre, para alabar a Jehovah, porque para siempre es su misericordia.

Con ellos estaban Hemán y Jedutún con trompetas, címbalos resonantes y otros instrumentos para el canto de Dios. Y los hijos de Jedutún fueron designados para la puerta.

Después todo el pueblo se fue, cada uno a su casa, y David se volvió para bendecir su casa.




Pacto de Dios con David

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Crónicas > Pacto de Dios con David (13:17:1 - 13:17:27)

Aconteció que cuando David ya habitaba en su casa, David dijo al profeta Natán: —He aquí, yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca del pacto de Jehovah está bajo una tienda.

Y Natán dijo a David: —Haz todo lo que hay en tu corazón, porque Dios está contigo.

Pero aconteció que aquella noche vino la palabra de Dios a Natán, diciendo:

“Vé y di a mi siervo David que así ha dicho Jehovah: No serás tú el que me edifique una casa en la que yo habite.

Ciertamente no he habitado en una casa desde el día en que hice subir a Israel, hasta el día de hoy. Más bien, he estado de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.

Dondequiera que he peregrinado con todo Israel, ¿acaso he dicho una palabra a alguno de los jueces de Israel, al que comisioné para apacentar a mi pueblo, preguntando: ¿Por qué no me habéis edificado una casa de cedro?

“Ahora pues, dirás a mi siervo David que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Yo te tomé del prado, de detrás del rebaño, para que fueras el soberano de mi pueblo Israel.

He estado contigo por dondequiera que has andado. He eliminado a todos tus enemigos de tu presencia, y haré que tu nombre sea como el nombre de los grandes de la tierra.

Asimismo, dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que habite en su lugar sin que sea molestado más, ni los inicuos vuelvan a consumirlo como al comienzo,

desde los días en que constituí jueces sobre mi pueblo Israel. Y yo doblegaré a todos tus enemigos. “Además, te declaro que Jehovah te edificará casa a ti.

Sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas a estar con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, que será uno de tus hijos, y afirmaré su reino.

El me edificará una casa, y yo estableceré su trono para siempre.

Yo seré para él, padre; y él será para mí, hijo. Y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que te antecedió.

Lo estableceré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono será estable para siempre.”

Natán habló a David conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión.

Entonces entró el rey David, se sentó delante de Jehovah y dijo: “Oh Jehovah Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí?

Y esto te ha parecido poco, oh Dios, pues has hablado del futuro de la casa de tu siervo, y me has mirado a mí como a uno de los hombres más excelsos, oh Jehovah Dios.

¿Qué más puede añadir David ante ti, por haber honrado a tu siervo? Pues tú conoces a tu siervo,

oh Jehovah. A favor de tu siervo y conforme a tu corazón, has realizado toda esta gran cosa para dar a conocer todas estas grandezas.

Oh Jehovah, no hay nadie como tú, ni hay Dios aparte de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

“¿Y qué otra nación hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue para rescatarlo como pueblo para sí, a fin de darte renombre mediante hechos grandes y temibles, al expulsar las naciones ante tu pueblo que rescataste de Egipto?

Has puesto a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehovah, has venido a ser su Dios.

“Ahora pues, oh Jehovah, sea firme para siempre la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, y haz tal como has dicho.

Sea firme y engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel, es Dios de Israel. Que la casa de tu siervo David sea estable delante de ti;

porque tú, oh Dios mío, has revelado al oído de tu siervo que le has de edificar casa. Por esto, tu siervo ha hallado valor para orar en tu presencia.

Ahora pues, oh Jehovah, tú eres Dios, y has prometido este bien a tu siervo.

Y ahora, ten a bien bendecir a la casa de tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de ti. Porque tú, oh Jehovah, la has bendecido, y será bendita para siempre.”