Música Cristiana

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1739 Comentarios sobre “Música Cristiana”

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  1. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ¡HIJUEMADRE! UN MOMENTO… ¿PRINCIPOS GNOSTICOS?… ESO NO PERTENECE AQUÍ YA EN ESTE BLOG ¡ESTO ES BASURA DE LA NUEVA ERA DE ACUARIO, YO NISIQUIERA VOY A LEER ESA PENDEJADA, CONFUNDEN A CUALQUIERA! EL EROR NO CONVIVE CON LA LUZ DEL EVANGELIO, ¡ESTO ME LO CANCELAN DE INMEDIATO! ¡LA CASA DE JEHOVÁ ES UNA CASA RESPETADA DE ORACIÓN!

    “SI QUIERES VIVIR AL 100%” ESTO ES NUEVA ERA DE ACUARIO, ¡AUN ESTÁN EN TINIEBLAS, SALGAN DE ALLÍ AHORA O TENDREMOS QUE SER PERSEGUIDOS EN LA GRAN TRIBULACIÓN! ¡HABLO EN SERIO!

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  2. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    COMENTARIOS…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  3. JAIME BARBOZA SALAS opina:

    AMADO HERMANO

    NATHANIEL D MENDOZA

    LA PALABRA TRINO ES TAMBIEN TRINIDAD

    NOSOTROS TENEMOS QUE SABER DIFERENCIAR

    TRINO O TRINIDAD QUIERE DECIR QUE SON PERSONAS INDIVIDUALES,

    TRIUNO ES MAS CLARO Y LA BIBLIA LO RESPALDA CON MUCHOS VERSICULOS

    LA PALABRA TRIUNO QUIERE DECIR QUE SON TRES PERO TAMBIEN SON UNO.

    GRACIAS

    [contesta a JAIME BARBOZA SALAS]

  4. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    Para JAIME BARBOZA SALAS:

    HOLA JAIME, LO ESTABA EXTRAÑANDO MUCHO…. SÍ Y ESO ME LO HABIAN EXPLICADO YA, ¿PERO SABES LO QUE PASA JAIME? TAL CÓMO YO HABÍA ESCRITO EN ALGUNOS DE MIS ESCRITOS, LA SANTÍSIMA TRINIDAD ES UN MISTERIO QUE NINGUN ERUDITO LO HA PODIDO EXPLICAR Y TODO EL MUNDO QUIERE TENER LA RAZÓN Y HAY MUCHOS PUNTOS CONTROVERCIALES ENTRE LAS IGLESIAS DE LA RESTAURACIÓN Y LAS OTRAS IGLESIAS CRISTIANAS, CABALLERO ILUSTRE…

    ESTO ES UN MISTERIO QUE SOLO SE RESUELVE CON EL JUICIO FINAL, AHORA AQUÍ EN LA TIERRA NO PODEMOS JUZGAR ESO Y NOSOTROS NACIMOS CON LOS ERORES DE LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ROMANA Y CONTÍNUAMENTE VAMOS PROGRESANDO CONOCIENDO LA VERDAD PERO OTRAS COSAS QUEDAN EN EL TINTERO Y NO SE MUEVE UNA SOLA HOJA SI NO ES LA VOLUNTAD DE DIOS…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  5. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    “AMARRES HECHIZOS DE AMOR” (MAGIA BLANCA Y ALGO MÁS) ESTO TAMBIÉN ES BASURA, RECICLENLO O DESECHENLO, ESTO NO SIRVE… NUESTRA IGLESIA ES CRISTIANA, NO PERMITIMOS EL SINCRETISMO CON LA NUEVA ERA DE ACUARIO EN ABSOLUTO, PARA NADA…
    ESAS SUSPERSTICIONES Y CREENCIAS PAGANAS NO SON NI COMPATIBLES CON LA RAZA AVANZADA THORIANA EXTRATERRESTRE Y POR SER AVANZADA, NO PERMITE NADA PRIMITIVO…
    JEHOVÁ ABORRECE ESTO EN SU BETSELLERS DE LA BIBLIA…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  6. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    TODO LO PAGANO INTERRUMPE EL CONTACTO CON LOS EXTRATERRESTRES QUE TARDE O TEMPRANO VOY A TENER…

    YO ESTABA VIENDO ALGO SOBRE LOS PICAPIEDRAS Y RESULTÓ QUE SALEN MUCHAS COSAS INFANTILES CON MENSAJES SUBLIMINALES Y UN VIDEO QUE TRATA COMO LA COCACOLA HACE MAL AL ORGANISMO COLOCANDO A UNA MUCHACHA TAL VEZ CRISTIANA A MOSTRAR UN EXPERIMENTO CON UNA TUERCA DONDE ELLA LO DEJÓ MASERAR EN UN BASO CON COCACOLA AL DIA SIGUIENTE Y LE QUITÓ EL OXIDO…
    ESO DE LOS MENSAJES SUBLIMINALES ME DEJÓ IMPACTADO QUE ESO LO HACE VOLVERSE UN URAÑO Y SE ABSTIENE POR COMPLETO DE LA TELEVISIÓN, ¡QUE TERRIBLE!¡NO SE IMAGINAN LO QUE PUEDEN HACER!

    SI UNO ESCUCHA CANCIONES DE MARILIN MANSON PUEDE OBTENER RARAS ENFERMEDADES… ESTO DE VERDAD ES RARO, AQUÍ HAY GATO ENCERRADO… LAS PERSONAS SE PARECEN A EL MISMO CANTANTE…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  7. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    MENSAJES SUBLIMINALES EN CANCIONES INFANTILES SOBRE MUERTE Y SEXO DURO…

    ¿OTROS COMENTARIOS, ADELANTE, SÍ, DIGAN?

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  8. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    CUANDO NO SABEMOS ALGO EN ABSOLUTO ES MEJOR PERMANECER NEUTRALES, OSEA, DENTRO DEL ESCEPTICISMO Y LA CREENCIA Y HASTA NO PONER EL DEDO ENTRE LA YAGA, NO ESTAR SEGURO A PLENITUD DE ESA VERDAD LATENTE PERO ESCURRIDIZA…
    YO HASTA CON LOS ALIENIGENAS MIOS QUE ESTOY ESPERANDO TAMBIÉN SOY ASÍ… NO CREAN QUE YO SOY UN CRÉDULO O QUE YO ME INVENTÉ TODO ESTO… YO ENCONTRÉ INDICIOS DE ALGUIEN QUE COINCIDE CON EL POSIBLE HECHO DE QUE ESTO ES VERDAD Y ESO ES UNA MUY BUENA INICIATIVA.

    ES CIERTO QUE TODOS ELOOS SON MUSCULOSOS, PERO AQUÍ TAMBIÉN EN LA TIERRA TAMBIÉN SE CAMUFLAN EN NIÑOS MÁS ESBELTOS, PARA QUE NADIE SOSPECHE DE NADIE… Y EL COMPORTAMIENTO TAMBIÉN, POR QUE NO TODOS AQUÍ SON NIÑOS BUENOS, HAY OTROS QUE SIMULAN SER MALOS PARA QUE HAYA UN EQUILIBRIO… LA COSA DE ELLOS ES BASTANTE JODIDA Y ESCURRIDIZA DE DETECTAR.

    HAY QUE ESPERAR EN FÉ QUE ELLOS SE VAN A REVELAR TARDE O TEMPRANO, SIN TRATAR DE CONTACTARLOS NI NADA, POR QUE ELLOS SI TIENEN PODERES MENTALES COMO QUANTEC MENSIONA Y VIAJAN A LA VELOCIDAD DE LA LUZ EN DIMENSIONES, PERO SIN NECESIDAD DE APARATOS DE VEZ EN CUANDO… Y OTRAS VECES EN LOS OVNIS.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  9. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    LAS EDADES QUE OBSILAN ESTOS CHICOS SON ENTRE LOS 9 O 10 AÑOS HASTA LOS 15 O 16 AÑOS DE EDAD.
    LOS NIÑOS NACEN COMO HUMANOS NORMALES Y CUANDO LLEGAN A LA ETAPA ADULTA SON HUANS OTRAVEZ HASTA MORIR, MIENTRAS QUE LOS NIÑOS ALIENIGENAS VUELVEN A SU PLANETA O SE DESPLAZAN A OTRO LUGAR DEL PLANETA PARA REPETIR SU CICLO… ESTO ES ALGO INEXPLICADO.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  10. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    LAS EDADES QUE ELLOS OXILAN SON DESDE LOS 9 O 10 AÑOS DE EDAD HASTA LOS 15 O 16 AÑOS DE EDAD APROXIMADAMENTE, RARAAS VECES 17 AÑOS… ELLOS NACEN COMO HUMANOS Y AL LLEGAR A LA ETAPA ADULTA SON HUMANOS DE NUEVO… MIENTRAS QUE SU ETAPA DE PREADOLESCENTES VUELVE A SU PLANETA O SE TRASLADA A OTRO RINCON DEL PLANETA A VOLVER A RECOMENZAR SU CICLO EN OTRA FAMILIA DE PADRES HUMANOS Y CON UN ADN MUY PARECIDO Y COMPATIBLE AL DE SUS “PADRES ADOPTIVOS HUMANOS”.
    ESTO ES INEXPLICABLE….

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  11. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    POR FAVOR CORRIJAN MIS ESCRITOS, ESTO ESTÁ MUY RARO Y ABSURDO, QUE FALTA DE RESPETO, SI ESTO SE TRATA DE ALGO MUY SERIO, NO DEBEN TENER ERRORES MIS ESCRITOS…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  12. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    EL BLOG NO ESTÁ EDITANDO DATOS SACADOS DE LAINTERNET PARA ACÁ, ¿QUIEN SABE SI ME RECIBE DATOS DE LA WACHTOWER LIBRARY? VOY A MIRAR PARA VER…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  13. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    Ovnis Gracias por el artículo “El punto de vista bíblico: ¿Son mensajeros de Dios los ovnis?” (8 de julio de 1996). Algunas personas de nuestra zona creen los informes sobre extraterrestres. Como piensan que la Biblia no habla sobre el asunto, abrigan dudas respecto a esta. El artículo nos hizo entender que Satanás y los demonios intentan engañar a la gente y que no sería prudente creer los informes infundados acerca de extraterrestres.
    A. W., Taiwan

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  14. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    SI SE TRATARA DE SERES DEPREDADORES COMO HAN MOSTRADO LOS CONOCEDORES DE LA CONSPIRACIÓN REPTILIANA, SERIA POSIBLE, PERO… ¿ACASO ES QUE NOSOTROS NO DEBEMOS SER FANÁTICOS NI SUSPERSTICIOSOS ACERCA DE ESTE TEMA?… SATANÁS EL DIABLO, SUS DEMONIOS Y EL INFIERNO DE FUEGO SERIA LO ULTIMO Y LO MÁS DESCABELLADO DE CONOCER SI FUESE VERDAD.
    ¿LA CONSPIRACIÓN ES REAL O ES PURO FANATISMO RELIGIOSO?

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  15. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ¿A quiénes debe creer?
    “Por supuesto, toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios.” (HEBREOS 3:4.)
    ¿ESTÁ usted de acuerdo con este razonamiento que se expone en la Biblia? En los dos mil años transcurridos desde que se redactó ese versículo, se han producido grandes avances científicos. ¿Todavía hay quien piensa que el diseño evidente en la naturaleza exige creer en un Diseñador o un Creador, en Dios?
    Sí, mucha gente así lo cree, incluso en los países industrializados. Por ejemplo, una encuesta realizada por la revista Newsweek en el año 2005 indicó que el 80% de los estadounidenses “considera que Dios creó el universo”. ¿Será que quienes opinan así tienen un bajo nivel educativo? ¿Habrá científicos que crean en Dios? Pues bien, un estudio efectuado entre biólogos, físicos y matemáticos reveló que el 40% cree no solo que Dios existe, sino que escucha y responde las oraciones, según publicó la revista científica Nature en 1997.
    Por otra parte, hay investigadores que piensan de forma totalmente distinta. El premio Nobel Herbert A. Hauptman afirmó hace poco en un congreso científico que la creencia en lo sobrenatural, y en particular en Dios, es incompatible con la verdadera ciencia. Dijo que “este tipo de creencia le hace mucho daño a la humanidad”. Hasta los científicos que creen en Dios dudan en enseñar que el diseño manifiesto en las plantas y los animales sea una prueba irrefutable de la existencia de un Diseñador. ¿Por qué? El paleobiólogo Douglas H. Erwin, del Instituto Smithsoniano, da la siguiente razón: “Uno de los fundamentos de la ciencia es que los milagros no existen”.
    Por consiguiente, cada uno de nosotros tiene ante sí dos posibilidades: dejar que los demás le digan lo que debe pensar y creer, o examinar las pruebas por sí mismo y llegar a sus propias conclusiones. En las siguientes páginas se habla sobre varios descubrimientos científicos recientes. Lo animamos a que, mientras lee la información, reflexione en si es lógico concluir que existe un Creador.
    [Comentario de la página 3]
    Examine las pruebas por sí mismo
    [Recuadro de la página 3]
    ¿SON CREACIONISTAS LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ?
    Los testigos de Jehová aceptan el relato de la creación que ofrece el libro bíblico de Génesis. Sin embargo, no puede decirse que sean creacionistas. ¿Por qué? En primer lugar, muchos creacionistas sostienen que el universo y la Tierra, con todos los seres vivos que la habitan, fueron creados en seis días de veinticuatro horas hace unos diez mil años. Pero esto no es lo que enseña la Biblia. Los creacionistas defienden también muchas otras doctrinas que carecen de fundamento bíblico. En el caso de los testigos de Jehová, sus enseñanzas se basan exclusivamente en la Palabra de Dios.
    Además, en algunos países, el término creacionistas se asocia con los llamados grupos fundamentalistas cristianos que participan activamente en política y presionan a miembros del gobierno, jueces y educadores para que se aprueben leyes y planes de estudio acordes con las doctrinas creacionistas.
    Los testigos de Jehová, por su parte, son neutrales en cuestiones políticas. Respetan el derecho de las autoridades a promulgar leyes y velar por su cumplimiento (Romanos 13:1-7). Pero, a la vez, viven en armonía con la afirmación de Jesús de que sus discípulos “no son parte del mundo” (Juan 17:14-16). Mediante su obra evangelizadora ofrecen a la gente la oportunidad de conocer los beneficios de seguir las leyes divinas. Sin embargo, no apoyan a los grupos fundamentalistas que luchan por la aprobación de leyes civiles que obliguen a los ciudadanos a adoptar las normas bíblicas, pues tal apoyo implicaría renunciar a la neutralidad cristiana (Juan 18:36).
    [Nota]
    Véase el artículo “El punto de vista bíblico: ¿Se contradicen el relato de Génesis y la ciencia?” (pág. 18).

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  16. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    Bautismo de Jesús en agua. El significado y propósito del bautismo de Jesús tuvo que ser completamente diferente del que tenían el resto de los bautismos que Juan efectuó, pues Jesús “no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño”. (1Pe 2:22.) Por lo tanto, no podía someterse a un acto que simbolizara arrepentimiento. Debió ser por este motivo por el que Juan no quería bautizar a Jesús, pero él le dijo: “Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo”. (Mt 3:13-15.)
    Lucas registra que Jesús estaba orando cuando se bautizó. (Lu 3:21.) Además, el escritor de la carta a los Hebreos dice que cuando Jesucristo ‘entró en el mundo’ (no cuando nació, pues no podía decir esas palabras, sino cuando se presentó para el bautismo e inició su ministerio), dijo, según el Salmo 40:6-8 (Versión de los Setenta): “‘Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo[’]. […] ‘¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios’”. (Heb 10:5-9.) Jesús pertenecía por nacimiento a la nación judía, que estaba en un pacto nacional con Dios, el pacto de la Ley. (Éx 19:5-8; Gál 4:4.) Debido a este hecho, Jesús ya estaba en una relación de pacto con Jehová Dios cuando se presentó a Juan para ser bautizado. Él iba más allá de lo que requería la Ley. Se presentaba él mismo a su Padre Jehová para hacer la “voluntad” de Él, voluntad que consistía en ofrecer su cuerpo “preparado” y así eliminar los sacrificios de animales que se ofrecían por requerimiento de la Ley. El apóstol Pablo comenta: “Por dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados mediante el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre”. (Heb 10:10.) La voluntad del Padre para Jesús también requería que trabajara en favor de los intereses del Reino, y Jesús también se presentó para este servicio. (Lu 4:43; 17:20, 21.) Jehová aceptó y reconoció esta presentación de su Hijo, ungiéndolo con espíritu santo y diciendo: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”. (Mr 1:9-11; Lu 3:21-23; Mt 3:13-17.)

    13 Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero este trató de impedírselo, diciendo: “Yo soy el que necesito ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí?”. 15 En respuesta Jesús le dijo: “Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo”. Entonces él dejó de impedírselo. 16 Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.

    ESTO QUIERE DECIR QUE EL ESPIRITU SANTO SE PERSONIFICÓ EN PALOMA, PERO NO QUIERE DECIR QUE SEA UNA PERSONA, LA SANTA BIBLIA NO TIENE REGISTROS SOBRE ESTO…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  17. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    Historias que deleitan a los niños
    EL AÑO pasado las oficinas centrales de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn recibieron esta carta de Sherwood, Oregon (E.U.A.):
    “Señores:
    ”Hace poco obtuve de la biblioteca, para mis hijos de cuatro y seis años de edad, un libro titulado Mi libro de historias bíblicas. El modo como se presentan las historias bíblicas las hace muy entendibles, y su lectura ha causado mucho placer a mis hijos. Quisiéramos tener este libro en nuestra biblioteca personal”.
    ”Al fin del libro dice que se puede obtener un ejemplar al escribir a la dirección que se da y enviar $2 (E.U.A.). Pero ha pasado algún tiempo desde la impresión del libro. ¿Pudieran decirme cuánto cuesta ahora, para enviar el pago y recibirlo?”.
    Cuando Mi libro de historias bíblicas se presentó al público en 1978, se podía obtener por dos dólares, pero ahora la contribución es de $3 (E.U.A.). Usted también puede recibir esta publicación hermosamente ilustrada (es un libro de letra grande y 256 páginas) al llenar y enviar, junto con tres dólares (E.U.A.), el cupón que se da aquí.
    Sírvanse enviarme, porte pagado, el libro de cubierta dura Mi libro de historias bíblicas, por el cual adjunto $3 (E.U.A).

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  18. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ESTOS CRISTIANOS SON MUY FUNDAMENTALISTAS Y TIENEN LA MENTE MUY CERRADA Y QUIEREN A TODA COSTA QUE TODO EL MUNDO SUPUESTAMENTE SE SALVE CON SOLO CREER HASTA LITERALMENTE TODO LO QUE DICE LA BIBLIA COMO LA UNICA REPRESENTACION DE LA INTERSECION DE JESUCRISTO CON JEHOVÁ Y EL ESPIRITU SANTO Y DE LO SECULAR OLVIDENSE, NADA QUE VER, CON TAL DE SALVARSE SOLO SE AFERRAN A LAS SANTAS ESCRITURAS Y MÁS NADA, YO HE CONOCIDO PERSONAS ASÍ.
    LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ SON MÁS CONCIENTES Y MÁS EQUILIBRADOS, PERO SINEMBARGO SE AFERRAN MÁS A LA BIBLIA QUE A LA CIENCIA, POR QUE EL CUERPO GOBERNANTE O EL ESCLAVO FIEL Y DISCRETO LS MANIPULA.
    ESA ES UNA DE LAS RAZONES DE POR QUE RESPETO A JOSE LUIS DE JESUS MIRANDA Y RESPETO EL SENTIDO COMÚN Y LA LIBERTAD INDIVIDUAL.
    ESTA SUPERIGLESIA ES MUY DISTINTA, ESTO NO ES UN CRISTIANISMO ABURRIDO Y MONÓTONO… AQUÍ SE RESPETA EL LIBRE ALBEDRIO A TODA COSTA. AMOR Y PAZ.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  19. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    TENEMOS QUE HACER LO POSIBLE DE QUE CON EL ECUMENISMO ESTA SUPER IGLESIA SEA LO MÁS ATRACTIVA POSIBLE Y MUY ACOGEDORA, PARA QUE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ ACEPTEN EL ECUMENISMO Y DEJEN DE SER UN CIRCULO RELIGIOSO MUY CERRADO.
    ELLOS PRETENDEN TENER LA VERDAD ABSOLUTA, CUANDO DIOS REALMENTE ESTÁ EN TODAS PARTES Y NO SE DAN CUENTA QUE ESTÁN HACIENDO UN DIOS PEQUEÑITO… “SOLO JEHOVÁ ESTÁ CON LOS TESTIGOS DE JEHOVA Y MÁS NADIE” ¡QUE ABSURDO! ESO LO DEMUESTRAN EN TODAS PARTES EN LA PREDICACIÓN, SU DIARIO VIVIR, EN LOS SALONES DEL REINO Y EN SUS ASAMBLEAS…

    Y ESTO SI ES CRITICABLE, PERO ESTO ES LA VERDAD AUNQUE LA VERDAD DUELA….

    SE DICE QUE NUNCA DEBERIAMOS CRITICAR LAS RELIGIONES, PERO SI ESTO NO SE CRITICA, TAMPOCO HAY ARREGLOS NI REFORMAS Y HAY QUE PARTIR DE UN PUNTO DE PARTIDA PARA CAMBIAR LAS COSAS PARA BIEN DE LA HUMANIDAD, LAS CRÍTICAS TANTO POSITIVAS COMO NEGATIVAS…

    PARA ALBERT EINSTEIN LA VERDAD ES RELATIVA Y NO ABSOLUTA.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  20. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ATEISMO:
    DOCTRINA U OPINIÓN DE LOS QUE NIEGAN LA EXISTENCIA DEDIOS, PROPIA GRALTE. DEL MATERIALISMO Y EL MECANICISMO. EN EL SENTIDO MÁS AMPLIO, EL ATEÍSMO ES UNA ACTITUD EXISTENCIAL QUE NO RECONOCE EL VALOR DE DIOS. PUEDE HABER, CIERTAMENTE, FORMAS DE ATEÍSMO QUE NO EXCLUYAN SU EXISTENCIA. SEGÚN ESTO, LAS ACTITUDES DEL HOMBRE ATEO SE ESPECIFICAN POR SU REFERENCIA AL VALR DE DIOS O A LA EXISTENCIA DE DIOS. PERTENECEN AL PRIER GRUPO LOS QUE DE TAL MODO ENALTECEN AL HOMBRE QUE LA FÉ EN DIOS SE HACE SUPERFLUA O INCOMPATIBLE, LOS QUE CARECEN DE TODA INQUIETUD RELIGIOSA, O LOS QUE VOLUNTARIAMENTE SE ALEJAN DE DIOS O DE LOS PROBLEMAS RELIGIOSOS. EN EL SEGUNDO GRUPO ESTÁN LOS QUE EXPLICITAMENTE NIEGAN SU EXISTENCIA, CUANTOS NO RECONOCEN UNA POSIBLE SOLUCIÓN A LA PREGUNTA SOBRE DIOS Y TODOS AQUELLOS QUE, EN UNA POSTURA MÁS RADICAL, NIEGAN EL SENTIDO MISMO DE TAL PREGUNTA.
    LA GÉNESIS Y CONFIGURACIÓN DEL ATEÍSMO MODERNO OCCIDENTAL PARTEN DE NIETZSCHE, ASÍ COMO DEL MATERIALISMO Y EL NATURALISMO (SCHOPENHAUER, SARTRE, CAMUS, HEINE, PROUDHON, FOYERBAG, MARX, LENIN, SOREN KIERGGEGARD Y HARTMAN) Y SE DESARROLLA PARALELAMENTE EN EL PROCESO DE SECULARIZACIÓN DEL CRISTIANISMO.
    HOY DÍA EL ATEÍSMO SE HA TRANSFORMADO EN UN FENÓMENO DE MASAS QUE PENETRA CADA VEZ MÁS EN LA CULTURA Y EN LA VIDA TODA.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  21. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ¿USTEDES SABEN POR QUÉ HABLÉ ALGUA VEZ DE QUE LAS PROCESIONES SE DEBERIAN LLEVARSE EN CARRETILLAS O EN ESOS BUSES ARTESANALES LLAMADOS CHIVAS?
    POR QUE AL LLEVARSE ESAS IMÁGENES CARGADAS EN EL HOMBRO SE DAÑAN LA COLUMNA VERTEBRAL Y ESE PESO ES DAÑOSÍSIMO PARA LA SALUD…
    HACE ALGUNOS AÑOS QUE CONOCÍ UN HERMANO ADVENTISTA QUE SE RETIRÓ DEL CATOLICISMO POR ESE BOCHORNOSO TESTIMONIO Y POR ESO SE VOLVIÓ ADVENTISTA DEL 7º DIA… Y ENTONCES YO CUANDO LLEGUÉ A CASA, IDEÉ ESE PLAN Y SE LO DIJE A UN AMIGO PORTERO Y LE GUSTÓ LA IDEA… HOY EN DÍA ESTÁ PUBLICADO POR INTERNET EN ESTE MISMÍSIMO BLOG.

    ESTO ES EN CASO SI AUN ANHELAN TODAVÍA CONSERVAR LAS IMÁGENES, ESTO ES OPCIONAL… POR QUE DA LA CASUALDAD QUE YA SE DAN CUENTA DE LO MALO QUE ES LA IDOLATRIA Y YA QUIERAN VOLVERSE MONOTEISTAS CASI QUE COMO LOS MUSULMANES QUE ES UNA INTERESANTÍSIMA RELIGIÓN.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  22. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ¿SERÁ QUE ESTO SE VUELVE BLANCO, POR QUE OTRAS PERSONAS QUIEREN COMENTAR O MOSTRAR COSAS?

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  23. reverendo joanny alberto afanador viloria opina:

    ¿que tal les parece la iglesia actualmente, no está más mejor y menos pior que antes?

    [contesta a reverendo joanny alberto afanador viloria]

  24. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    EN LA LIBRERIA Y PAPELERIA LA PANAMERICANA ESTUVE VIENDO EN UNA TIENDA DE JUEGOS Y LIBROS INFANTILES DE QUE HAY BIBLIAS PARA NIÑOS Y SE LLAMA “AMIGOS POR SIEMPRE” Y ME FASCINÓ POR QUE TIENE HASTA DIBUJITOS INFANTILES Y GUIAS PARA ORIENTARSE CÓMO ESTUDIAR LA BIBLIA Y ESTÁ MUY CHEVERE… EL PRESIO ES DE COMO UNOS $25.000 PESOS COLOMBIANOS Y CÓMO SIRVE PARA NIÑOS, SIRVE TAMBIÉN PARA TODA LA FAMILIA Y ES MUY DIDÁCTICO Y COLORIDO…

    ESTO PODRIA SER GENIAL PARA COMERCIALES CRISTIANOS EN ESTE BLOG.
    LA BIBLIA “DIOS HABLA HOY” TAMBIÉN TIENE EL MISMO PRESIO PERO ES MÁS GRANDESITA.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  25. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ¡PARENLES BOLAS QUE ESTO ESTÁ INTERESANTE!:

    OVNI: Bandera Falsa de Invasión Extraterrestre “NWO, Bilderberg, Illuminati”
    Posted: 16 enero, 2011 by jvpmoin in OVNI, UFO
    Etiquetas: adn, alien, area 51, avistamiento, bilderberg, cablegate, ciencia, circles, circulos, conspiracion, contacto, crop, declaracion, dna, encuentros, español, espacio, espiral, exoplanetas, exopolitica, extraterrestre, genes, illuminati, mensaje, nasa, nwo, ovni, ovnis, paradigma, proyecto, revelacion, secreto, seti, Transcendors, ufo, ufologia, universo, wikileaks
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    La estrategia del miedo y operaciones de manipulación psicológica masiva, las llamadas psyops.

    Observando hacia atrás en el tiempo, se ven detalles que empiezan a relacionarse…

    1. Desclasificación de archivos sobre ovnis y extraterrestres durante los últimos 3 o 4 años. Desde el 2007 los países más importantes han estado haciendo públicos sus archivos “secretos” sobre ovnis. Tenemos a Francia (2007), Irlanda (2007), luego Gran Bretaña (2008), Ecuador (2008), Dinamarca (2009), Canadá (2009), Argentina (2009), Suecia (2009), recientemente Nueva Zelanda (2010). En 1992 fue cuando España desclasificó algo sobre el tema, siguiéndole otros países. Entre ambos documentos uno se hace la idea de la desclasificación progresiva durante la última década. Una década para una aclimatación indirecta y progresiva al fenómeno ovni y extraterrestre…

    2. El Vaticano, gran institución de poder sobre la Tierra, se posiciona estratégicamente junto con Gran Bretaña sobre el tema extraterrestre. En los mismos días que Gran Bretaña abre su archivo (día 15/05/2008), el Vaticano dice un día antes (14/05/2008):

    El director del Observatorio Vaticano Jose Gabriel Funes declara ante L’Osservatore Romano que se puede admitir la existencia de otros mundos habitados por seres extraterrestres, y no contradice la fe cristiana. La figura más señalada en este campo dentro de la Iglesia fue Monseñor Corrado Balducci, un teólogo muy respetado en Roma. En sus frecuentes entrevistas en la televisión italiana y en otros medios, manifestaba de forma contundente que el “contacto con seres extraterrestres” es un fenómeno auténtico y genuino y que no hay incongruencia de todo aquello con respecto a la doctrina de la teología de la Iglesia Católica, y hacía hincapié en que los encuentros con extraterrestres.

    3. Ese mismo mayo del 2008 la comunidad Musulmana y Judía en Rusia se posiciona aceptando la presencia extraterrestre.

    4. En Julio del 2008, el astronauta Dr. Edgar Mitchell, sexto hombre en pisar la Luna, asegura en una entrevista de radio que los extraterrestres están aquí, el gobierno de EE.UU. lo sabe y oculta su presencia. Alguien con las credenciales de este hombre, hace estas declaraciones públicas que dan la vuelta al mundo. A este mismo astronauta se van sumando algunos otros.

    5. A través del cine internacional, el tema extraterrestre siempre ha estado vinculado a la invasión y la violencia. En los últimos años hemos visto las siguientes películas en cartelera, en los cines del mundo occidental: Una lista en Wikipedia

    El tono mayoritario de todas estas películas es la violencia, la invasión y la necesidad de unirnos todos los países del mundo para combatir al enemigo común que viene de fuera. Muchas de ellas la violencia es gratuita y sin sentido, como la de Skyline. Como decía este hombre Lindsay Williams, a través de las películas, la élite revela sus planes…

    6. El 28 de abril del 2010, tenemos estas increíbles declaraciones del “eminente científico” Stephen Hawking: “El científico Stephen Hawking alerta sobre los peligros del contacto con extraterrestres”. Este hombre continua diciendo:

    El científico británico y astrofísico, Stephen Hawking, ha afirmado en una serie televisiva para el canal de televisión ‘Discovery Channel’ que los extraterrestres “casi seguramente existen” aunque aconseja que los humanos eviten mantener el contacto con ellos. El profesor ha asegurado que es “perfectamente racional” asumir vida inteligente en otros lugares, aunque advierte de que los ‘aliens’ posiblemente harán incursión en la Tierra para proveerse de recursos y luego se irán. “Algunos extraterrestres evolucionados podrían haberse convertido en nómadas y tener intención de colonizar los planetas a los que llegaran”, afirma en la serie ‘En el universo con Stephen Hawking”. Para él, si los extraterrestres visitaran la Tierra el resultado sería similar a cuando Cristóbal Colón llegó a América, un encuentro en el cual los nativos del continente americano no fueron los más beneficiados. Así, el profesor piensa que en lugar de tratar de comunicarse activamente con seres alienígenas los humanos deberían hacer todo lo posible por evitar el contacto. A su juicio, las personas sólo tienen que observarse a sí mismas para darse cuenta de cómo un organismo inteligente puede tornarse en algo que no se quisiera conocer.

    Cuidado con semejantes declaraciones, ya que, primero, alguien como este hombre sienta cátedra, en otras palabras, “si lo dice él, es que debe de ser verdad”, porque hoy en día la Ciencia es la segunda religión del planeta; por supuesto, la ciencia que interesa. segundo, hace falta alguien con credenciales para decir algo así y que el mundo y los otros científicos, como borregos, le hagan caso, pero tiene guasa, porque este hombre no puede hablar, se comunica mediante sistemas electrónicos… ¿cómo se puede demostrar que lo ha dicho él?. Tal vez lo estén utilizando para que de un mensaje que interesa, por alguien que no se puede defender, aunque es una hipótesis… tercero, su mensaje es amenazador, mejor evitar el contacto porque vamos a destruirnos, una vez más el miedo en el público. Este mensaje es justamente el que interesa para el escenario de una posible invasión extraterrestre.

    7. En agosto del 2010, la NASA (never a straight answer) revela que ha “descubierto” más de 100 millones de planetas como la Tierra que podrían ser aptos para la vida. Si hay planetas habitables, es que hay posibilidad de vida extraterrestre.

    8. Un astrofísico de SETI Craig Kasnov ha anunciado que se acercan hacia la Tierra 3 objetos muy grandes y a gran velocidad.

    El tamaño de esos objetos es de varios kilómetros. Según cálculos de los científicos, llegarían a la Tierra a mediados de Dic. del 2012. Que curioso este dato… justo en dic. del 2012 cuando gran parte del mundo estará esperando que llegue algo… otra coincidencia. Ver más información aquí y Aqui

    9. Salen noticias en las que la prensa internacional habla de agua en Marte y signos de posible vida

    10. Salen noticias en la prensa internacional diciendo que en la Luna hay agua, y si hay agua podría haber o haber habido vida… aquí y aquí (10/1/11),

    11. Corre por Internet, nuevamente la idea de que US tiene planeado desclasificar la presencia ET en breve… siempre en breve…

    12. En enero del 2011, Alfred Webre entrevista a Aaron McCollum, un “producto” de tercera generación del programa Talento MKUltra, involucrado de joven en un proyecto de Alto Secreto en Estados Unidos llamado Seagate. Bien, en esta entrevista Aaron revela como los organizadores del “Festival of Enlightenment” que tendrá lugar en Junio del 2011, en Evergreen, Colorado, intentaron contratarlo para participar en la posible puesta en escena del ya conocido Blue Beam Project.

    Aaron cuenta que esta conferencia está organizada en un lugar militarmente estratégico, ya que hay tres bases militares inmensas triangulando el lugar. Sólo hay tres carreteras que llegan al lugar y se espera que participen unas 50.000 personas. Dentro de los organizadores hay un grupo más reducido que planea la puesta escena de la llegada de los Pleyadianos en sus naves, anunciando el inicio de la Ascensión Galáctica. Aaron también cuenta que gran parte de los ponentes pertenecen a grandes empresas multinacionales relacionadas con los Illuminati y el NWO.

    13. Aparece esta noticia en Internet: “El Ejercito de EEUU podria usar deidades holograficas en el campo de batalla” aquí la fuente de la información.

    La revista Wired reporta que Estados Unidos ha dado un paso en dirección de la utilización de hologramas como armas, con el desarrollo de hologramas móviles en 3D. El blog especializado en tecnología militar de Wired, Danger Room, hace referencia a una hipotética arma conocida como “El Rostro de Allah”, que proyectaría un masivo holograma con la imagen de una deidad “para incitar el miedo en los soldados en un campo de batalla”, según el analista militar William M. Arkin. Un simulacro hiperreal que llevaría a su máxima consecuencia la ficción bélica fingiendo la furia de dios o su epifanía confundiendo de esta forma la semántica intrínseca de una batalla.

    14. Ahora nos vamos al año 2001 en el Disclosure Project, con las declaraciones de la Dra. Carol Rosin, quien había trabajado con Werner von Brown, alto cargo de las SS, quien estuve al mando del proyecto Apolo a posteriori y quien le alertó de las operaciones de falsa bandera que la élite tenía planeadas de forma masiva: (1) Guerra Fría (2) El Terrorismo internacional (3) El peligro de los meteoritos y la necesidad de satélites y lásers de defensa (4) Una invasión extraterrestre. Aquí su testimonio

    15. Hace tan sólo unos días aparecen estos titulares en la prensa masiva:

    - “La Royal Society reclama un plan mundial para posibles contactos con extraterrestres” Aqui la noticia en el Mundo el dia 10/01/2011

    - “Los Cientificos dicen que La tierra debe prepararse para encuentro cercano con extraterrestres” Aqui la Noticia en The Guardian, prensa Inglesa, dia 10/01/2011

    - “Cientificos Britanicos piden a la ONU un plan mundial ante una Invasion violenta de Alienigenas” Aqui la Noticia en La Vanguardia el dia 11/01/2011

    - “Reunion de Los Lideres del mundo empresarial para analizar los OVNIs y Vida Extraterrestre” Aqui la Noticia en Honolulu Exopolitics Examiner de Michael Salla

    16. Cuál será el siguiente paso…?

    SECRET SOCIETIES - NWO, Illuminati, Bilderberg “Subtitulos ESPAÑOL”

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  26. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    LA IGLESIA NO DEBE ESTAR DORMIDA, PARA LA GLORIA DE DIOS…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  27. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ESTO SE LLAMA LA BANDERA FALSA DE LA INVASIÓN EXTRATERRESTRE, ASÍ SE LLAMA EL BLOG O A PÁGINA, MUCHACHOS.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  28. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ESTO SUBITAMENTE SE NOS SALE DE NUESTRAS MANOS MUCHACHOS, YA QUE NO QUEREMOS QUE HAYA FANATISMO EN LA IGLESIA Y NO SE DEN ENSEÑANZAS RARAS AUN DE LA MISMA SANTA BIBLIA…
    SOLO TOCA ESPERAR A VER QUE PASA… DE HECHO TAMBIÉN ESTÁ LA FEDERACIÓN INTERGALACTICA DE LA LUZ Y LAS ENSEÑANZAS DEL VEGANISMO DE QUE HAY QUE TRATAR DE SER VEGETARIANOS TODO EL TIEMPO PARA NO TERMINAR DE ACABAR ESTE PLANETA ENFERMO…¡NO AL ESPECIFISMO ANIMAL Y DEPREDADOR, SI AL VEGANISMO Y A LAS TENDENCIAS DE ALIMENTACION SANA!

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  29. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    ¿SI VEN AHORA EL POR QUÉ LA PREOCUPACION QUE YO TENIA POR USTEDES Y POR TODA LA RELIGION CATÓLICA EN GENERAL DE HAVERLOS VISTO EN ESE ESTADO DE PUDREDUMBRE RELIGIOSA EN QUE SE ENCONTRABAN EN UN PRINCIPIO?
    ESTO ES PARTE DE UN PLAN CÓSMICO EXTRATERRESTRE DE LOS UFOS PARA LIBERARLOS DE ESE MUNDO ANTICUADO RELIGIOSO QUE ALGUNA VEZ ME ENSEÑARON EN ALGÚNOS DE ESOS SUEÑOS CUANDO ESTOY DURMIENDO…
    LO SECULAR AVANZA A PASOS AGIGANTADOS, MIENTRAS LA RELIGIÓN CAMINA PERO A PASOS DE TORTUGA, ¡HAY QUE RECONTRARREVOLUCIONAR LA RELIGIÓN Y TRANSFORMARLA EN ESPIRITUALIDAD UNIVERSAL!
    AL FIN RECONOSCO CUAL ES MI MISIÓN AQUÍ EN LA TIERRA, MUCHACHOS Y NO ESTOY HECHANDO CARRETA NI MUCHO MENOS, ENTONCES HAGAMOS CADENA DE ORACIÓN DE NUEVO… ¿LES PARECE BUENA IDEA?… ASÍ LLEGAN LOS UFOS MUCHO MÁS RÁPIDO.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  30. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    LOS UFOS, LOS NIÑOS VARONES PREADOLESCENTES DE BUENA APARIENCIA FÍSICA…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  31. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    TAL VEZ AHORA ESTÉN UTILIZANDO UN CANAL DE COMUNICACIÓN INFILTRADO ATRAVÉS DE LOS NIÑOS INDIGO Y LOS NIÑOS CRISTAL, ¿QUIEN QUITA? ¡ESTO ES POSIBLE!… HACEN TODO LO POSIBLE PERO ELLOS PREFIEREN SEGUIR EN EL ANONIMATO.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  32. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA opina:

    TODO ESTO HAY QUE COMUNICARLO POR QUE ESTO SE SALE DE NUESTRAS MANOS, DE LA SANTA BIBLIA Y DE TODO LO ESTABLECIDO…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOOR VILORIA]

  33. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    INMORTALIDAD
    El término griego (a·tha·na·sí·a) se forma con el prefijo negativo a seguido de una forma de la palabra “muerte” (thá·na·tos). En consecuencia, el significado básico es “no mortalidad”, y con él se alude a la cualidad de la vida de que se disfruta: inacabable e indestructible. (1Co 15:53, 54, nota; 1Ti 6:16, nota.) La voz griega a·fthar·sí·a, que significa “incorrupción”, se refiere a aquello que no se puede corromper o pudrir, que es imperecedero. (Ro 2:7; 1Co 15:42, 50, 53; Ef 6:24; 2Ti 1:10.)
    Las expresiones “inmortal” e “inmortalidad” no aparecen en las Escrituras Hebreas, que, sin embargo, muestran que Jehová Dios, la Fuente de toda vida, no está sujeto a la muerte, de modo que es inmortal. (Sl 36:7, 9; 90:1, 2; Hab 1:12.) Este hecho también lo subraya el apóstol cristiano Pablo al referirse a Dios como el “Rey de la eternidad, incorruptible”. (1Ti 1:17.)
    Como se explica en el artículo ALMA, las Escrituras Hebreas también ponen de manifiesto que el hombre no tiene inmortalidad inherente. Son numerosas las referencias a que el alma humana (heb. né·fesch) muere, se encamina a la tumba y es destruida. (Gé 17:14; Jos 10:32; Job 33:22; Sl 22:29; 78:50; Eze 18:4, 20.) En armonía con las Escrituras Hebreas, las Escrituras Griegas Cristianas también contienen referencias a la muerte del alma (gr. psy·kjḗ). (Mt 26:38; Mr 3:4; Hch 3:23; Snt 5:20; Rev 8:9; 16:3.) Por consiguiente, las Escrituras Griegas Cristianas no contradicen o alteran la enseñanza inspirada que se halla en las Escrituras Hebreas, a saber, que el hombre, el alma humana, es mortal. Sin embargo, las Escrituras Griegas Cristianas contienen la revelación del propósito de Dios de conceder inmortalidad a algunos de sus siervos.
    ¿Por qué puede decirse que Jesús es “el único que tiene inmortalidad”?
    El primero que la Biblia dice que fue recompensado con el don de la inmortalidad es Jesucristo. Él no poseía la inmortalidad antes de que Dios le resucitase, como indican las palabras inspiradas del apóstol en Romanos 6:9: “Cristo, ahora que ha sido levantado de entre los muertos, ya no muere; la muerte ya no es amo sobre él”. (Compárese con Rev 1:17, 18.) Por esta razón, cuando 1 Timoteo 6:15, 16 dice que él es “el Rey de los que reinan y Señor de los que gobiernan como señores”, muestra que difiere de todos los otros reyes y señores en el sentido de que es “el único que tiene inmortalidad”. Por ser mortales, los otros reyes y señores mueren, tal como le ocurría también al sumo sacerdote de Israel. Sin embargo, el glorificado Jesús, el sumo sacerdote nombrado por Dios a la manera de Melquisedec, tiene “vida indestructible”. (Heb 7:15-17, 23-25.)
    En este pasaje, la palabra “indestructible” se traduce de la palabra griega a·ka·tá·ly·tos, que significa básicamente “indisoluble”. (Heb 7:16, nota.) La palabra se compone del prefijo negativo a, al que le siguen otras palabras relacionadas con “disolver”, como en la declaración de Jesús concerniente a la “disolución” o derribo de las piedras del templo de Jerusalén (Mt 24:1, 2) y en la referencia de Pablo a la disolución de la “tienda” terrestre de los cristianos, es decir, de su vida en cuerpos humanos. (2Co 5:1.) Por lo tanto, la vida inmortal otorgada a Jesús cuando se le resucitó no es meramente una vida sin fin; más bien, se trata de una vida que no puede sufrir ningún tipo de deterioro y que está más allá de toda destrucción.
    A los herederos del Reino se les otorga inmortalidad. A los cristianos ungidos llamados a reinar con Cristo en los cielos (1Pe 1:3, 4) se les promete que participarán con él en la semejanza de su resurrección. (Ro 6:5.) Así pues, como en el caso de su Señor y cabeza, los miembros ungidos de la congregación cristiana que mueren en fidelidad reciben una resurrección a vida inmortal espiritual, de manera que “esto que es mortal se [viste] de inmortalidad”. (1Co 15:50-54.) Su inmortalidad, al igual que la de Jesús, no significa simplemente vida eterna o el hecho de no morir. El que también se les otorga el “poder de una vida indestructible” como coherederos con Cristo lo indica la relación que el apóstol Pablo establece entre la incorruptibilidad y la inmortalidad que alcanzan. (1Co 15:42-49.) Sobre ellos “la muerte segunda no tiene autoridad”. (Rev 20:6; véase INCORRUPCIÓN.)
    El que se otorgue inmortalidad a los herederos del Reino es aún más notable cuando se tiene en cuenta que incluso los ángeles de Dios son mortales, a pesar de que no poseen cuerpos carnales, sino espirituales. Está claro que los ángeles pueden morir pues se emitió un juicio de muerte contra el hijo espiritual que se convirtió en adversario de Dios, o Satanás, y contra todos los demás ángeles que siguieron ese derrotero satánico y “no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación”. (Jud 6; Mt 25:41; Rev 20:10, 14.) Por consiguiente, el que se otorgue “vida indestructible” (Heb 7:16) o “vida indisoluble” a los cristianos que obtienen el privilegio de reinar con el Hijo de Dios en el Reino celestial demuestra de manera maravillosa la confianza que Dios tiene en ellos. (Véanse CIELO [El camino a la vida celestial]; VIDA.)

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  34. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    MAÑANA VOLVEMOS A COMENZAR EL LIBRO DE MIS HISTORIAS BÍBLICAS DESDE EL PRINCIPIO DEL GÉNESIS Y EMPESAMOS EL NUEVO CICLO DE ESTE PRECIOSO LIBRO RESUMIDO DE LA BIBLIA CON LENGUAJE SENCILLO Y ENTENDIBLE PARA TODO EL MUNDO…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  35. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    ESTO DEL ASUNTO DE LOS EXTRATERRESTRES NO NOS DEBE AFECTAR LA RELIGIÓN, PERO SIGAMOS PROGRESANDO JUNTOS Y EN ARMONIA CON LOS DESIGNIOS DEL CREADOR DEL CÓSMOS INFINITO.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  36. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    ¿TODAVÍA NO QUEDÓ CLARO SOBRE EL TEMA DE LA TRINIDAD?
    PUES AQUÍ LES TENGO ALGO INTERESANTE DEL ESCLAVO FIEL Y DISCRETO:

    Capítulo 10
    Aumenta el conocimiento exacto de la verdad
    LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ no se han propuesto introducir doctrinas nuevas ni una nueva forma de adoración ni una nueva religión. Más bien, su historia moderna refleja un esfuerzo consciente por enseñar lo que se halla en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios. A ella señalan como la base de todas sus creencias y su modo de vivir. En vez de fomentar creencias que reflejen la tendencia del mundo moderno hacia la permisividad, han procurado conformarse de manera más estrecha a las enseñanzas y prácticas bíblicas del cristianismo del siglo primero.
    A comienzos de los años setenta del siglo XIX Charles Taze Russell y sus colaboradores emprendieron un intenso estudio de la Biblia. Se les hizo patente que la cristiandad se había apartado mucho de las enseñanzas y prácticas del cristianismo primitivo. El hermano Russell no afirmó que él fuera el primero en discernir esto, y por eso reconoció francamente que estaba endeudado con otras personas por la ayuda que había recibido de ellas en los primeros años de su estudio de las Escrituras. Habló con aprecio de la buena labor que habían efectuado varios movimientos durante la Reforma para que la luz de la verdad resplandeciera con un brillo mayor. Mencionó a hombres mayores que él, como Jonas Wendell, George Stetson, George Storrs y Nelson Barbour, quienes contribuyeron personalmente de diversas maneras al entendimiento que él obtuvo de la Palabra de Dios.
    También dijo: “Varias doctrinas que aceptamos, y que parecen tan nuevas, recientes y distintas, ya se creían de alguna forma desde hace mucho tiempo; por ejemplo: La elección, el don gratuito, la restitución, la justificación, la santificación, la glorificación y la resurrección”. Sin embargo, a menudo sucedía que un grupo religioso se distinguía por su claro entendimiento de una verdad bíblica y otro grupo por su entendimiento de otra. Con frecuencia, el que estuvieran atados a doctrinas y credos que incluían creencias procedentes de la Babilonia o el Egipto antiguos o que se habían tomado de los filósofos griegos impedía su progreso.
    Pero ¿qué grupo se asiría gradualmente, con la ayuda del espíritu de Dios, del entero “modelo de palabras saludables” adoptado por los cristianos del siglo primero? (2 Tim. 1:13.) ¿Para quiénes resultaría cierto que su senda era “como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”? (Pro. 4:18.) ¿Quiénes harían realmente la obra que Jesús mandó cuando dijo: “Serán testigos de mí […] hasta la parte más distante de la tierra”? ¿Quiénes no solo harían discípulos, sino que también ‘les enseñarían a observar todas las cosas’ que Jesús había mandado? (Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20.) En verdad, ¿había llegado el tiempo para que el Señor hiciera una distinción clara entre los cristianos verdaderos, a quienes comparó a trigo, y los cristianos de imitación, a quienes llamó mala hierba (en realidad mala hierba de la clase que se parece mucho al trigo hasta que este y la mala hierba maduran)? (Mat. 13:24-30, 36-43.) ¿Quién resultaría ser “el esclavo fiel y discreto” a quien su Amo, Jesucristo, al tiempo de su presencia con poder real, le encomendaría más responsabilidades con relación a la obra predicha para la conclusión de este sistema de cosas? (Mat. 24:3, 45-47.)
    Dejan que resplandezca la luz
    Jesús mandó a sus discípulos que compartieran con otros la luz de la verdad divina que habían recibido de él. Dijo: “Ustedes son la luz del mundo. […] Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. (Mat. 5:14-16; Hech. 13:47.) Charles Taze Russell y sus colaboradores reconocieron que tenían la obligación de dejar brillar su luz.
    ¿Creían ellos que tenían todas las respuestas, la luz plena de la verdad? A esa pregunta el hermano Russell respondió categóricamente: “Desde luego que no; ni las tendremos hasta el ‘día perfecto’”. (Pro. 4:18, VA.) A menudo llamaban a sus creencias bíblicas la “verdad actual”, no con la idea de que la verdad misma cambiara, sino con la idea de que su comprensión de la verdad era progresiva.
    Aquellos estudiantes concienzudos de la Biblia no negaban que existiera tal cosa como la verdad en cuestiones de religión. Reconocían a Jehová como “el Dios de la verdad” y veían la Biblia como Su Palabra veraz. (Sal. 31:5; Jos. 21:45; Juan 17:17.) Estaban al tanto de que todavía desconocían muchas cosas, pero eso no impedía que declararan con convicción lo que habían aprendido de la Biblia. Y cuando las doctrinas y prácticas religiosas tradicionales contradecían lo que se explicaba claramente en la Palabra inspirada de Dios, imitando a Jesucristo denunciaban la falsedad, aunque tuvieran que sufrir entonces la burla y el odio del clero. (Mat. 15:3-9.)
    Para llegar a otras personas y alimentarlas espiritualmente, C. T. Russell empezó a publicar en julio de 1879 la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, hoy conocida en español como La Atalaya.
    La Biblia: realmente la Palabra de Dios
    La confianza que depositaba Charles Taze Russell en la Biblia no era solo cuestión de aceptar un punto de vista tradicional que fuera popular entonces. Por el contrario, lo popular entre muchas personas de su día era la crítica textual de la Biblia. Los partidarios de esta sostenían que no se podía confiar en las Escrituras.
    En su juventud Russell se había unido a la Iglesia Congregacional y estuvo activo en ella, pero la irracionalidad de los dogmas tradicionales lo llevaron al escepticismo. Descubrió que lo que le habían enseñado no se podía defender convincentemente con la Biblia. De modo que rechazó los dogmas de los credos eclesiásticos y, junto con ellos, la Biblia. Después investigó las principales religiones de Oriente, pero estas tampoco le fueron satisfactorias. Entonces empezó a preguntarse si acaso los credos de la cristiandad tergiversaban las enseñanzas bíblicas. Lo que escuchó cierta noche en una reunión adventista le impulsó a emprender un estudio sistemático de las Escrituras. En realidad lo que se le empezó a revelar fue la Palabra inspirada de Dios.
    Le impresionó profundamente la armonía interna de la Biblia y cómo concordaba esta con la personalidad de Aquel a quien se identifica como su Autor Divino. Para ayudar a otros a beneficiarse de esto, escribió más tarde el libro The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), que publicó en 1886. En él incluyó un profundo estudio de “La Biblia como una revelación divina examinada a la luz de la razón”. Al final de ese capítulo declaró categóricamente: “La profundidad, la fuerza, la sabiduría y el alcance de los testimonios de la Biblia nos llevan a la convicción de que no fue el hombre, sino el Dios Todopoderoso, el autor de sus planes y de su revelación”.
    La confianza en la Biblia entera como la Palabra de Dios sigue siendo la piedra angular de las creencias de los testigos de Jehová de hoy día. Por toda la Tierra disponen de ayudas para el estudio de la Biblia que les permiten examinar personalmente la prueba de su inspiración. A menudo se tratan en sus revistas aspectos de este asunto. En 1969 publicaron el libro ¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios? Veinte años después el libro La Biblia… ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? analizó de nuevo la cuestión de la autenticidad bíblica, proveyó evidencia adicional y llegó a la misma conclusión: la Biblia es realmente la Palabra inspirada de Dios. Otro libro de los Testigos, impreso por primera vez en inglés en 1963 y actualizado en 1990, es “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. Otros detalles adicionales se hallan en su enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras, publicada en inglés en 1988.
    Debido a que estudian esta información individualmente y como congregación están convencidos de que, aunque se utilizó a unos cuarenta hombres durante un período de dieciséis siglos para escribir lo que contienen los 66 libros de la Biblia, Dios mismo dirigió activamente la escritura mediante su espíritu. El apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada de Dios”. (2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:20, 21.) Esta convicción es un factor importante en la vida de los testigos de Jehová. Un periodista británico comentó así sobre esto: “Detrás de todo lo que un Testigo hace hay una razón bíblica. De hecho, uno de sus principios fundamentales es el reconocimiento de la Biblia como […] verdadera”.
    Se llega a conocer al Dios verdadero
    Por sus estudios de las Escrituras, el hermano Russell y sus colaboradores no tardaron en reconocer que el Dios del que habla la Biblia no es el mismo dios de la cristiandad. Este era un asunto importante, pues, como dijo Jesucristo, el que la gente obtenga vida eterna depende de que conozca al único Dios verdadero y a aquel a quien él ha enviado, su Agente Principal de salvación. (Juan 17:3; Heb. 2:10.) C. T. Russell y los que con él estudiaban la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con la sabiduría, el amor y el poder divinos, y de que estos atributos se manifiestan en todas Sus obras. Basándose en lo que sabían entonces de los propósitos de Dios, prepararon un análisis sobre por qué se permite el mal y lo incluyeron en una de sus primeras y más extensamente distribuidas publicaciones, el libro de 162 páginas Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), que originalmente se publicó como una edición especial de Zion’s Watch Tower en septiembre de 1881.
    Su estudio de la Palabra de Dios les ayudó a percibir que el Creador tiene un nombre personal y permite que los humanos le conozcan y disfruten de una relación estrecha con él. (1 Cró. 28:9; Isa. 55:6; Sant. 4:8.) La revista Watch Tower de octubre-noviembre de 1881 señaló que: “JEHOVÁ es el nombre que se aplica nada menos que al Ser Supremo, nuestro Padre, y aquel a quien Jesús llamó Padre y Dios”. (Sal. 83:18; Juan 20:17.)
    El año siguiente, en respuesta a la pregunta: “¿Aseguran ustedes que la Biblia no enseña que haya tres personas en un solo Dios?”, se dio la siguiente respuesta: “Es cierto; por el contrario, la Biblia nos dice que nuestro Señor Jesucristo tiene un solo Dios y Padre de quien son todas las cosas (o quien creó todas las cosas). Creemos, pues, en Un Solo Dios y Padre, y también en un solo Señor Jesucristo. […] Pero estos son dos seres, y no un solo ser. […] Son uno solamente en el sentido de que están en armonía. Creemos también en un espíritu de Dios. […] Pero este no es una persona, como tampoco lo son el espíritu de los demonios, el espíritu del mundo y el espíritu del anticristo”. (Zion’s Watch Tower, junio de 1882; Juan 17:20-22.)
    Aumenta el aprecio por el nombre de Dios
    Poco a poco aquellos Estudiantes de la Biblia fueron dándose cuenta, cada vez con más claridad, de la importancia que las Escrituras inspiradas dan al nombre personal de Dios. Este nombre había sido ocultado, en lo que se refiere al idioma inglés, por la versión católica Douay y la versión protestante del rey Jacobo, o Versión Autorizada, y lo mismo sucedió más tarde con la mayoría de las traducciones del siglo XX en diferentes idiomas. Pero varias traducciones, así como obras bíblicas de consulta, atestiguan que el nombre Jehová aparece miles de veces en el texto en sus lenguajes originales; de hecho, aparece muchas más veces que cualquier otro nombre y más que la suma total de otros títulos como Dios y Señor. Como “pueblo para su nombre”, el propio aprecio de los Estudiantes de la Biblia por el nombre divino aumentó. (Hech. 15:14.) En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 plantearon lo que reconocían como una cuestión que toda persona debe afrontar, a saber, “¿Quién honrará a Jehová?”.
    El énfasis que dieron al nombre de Dios no era solo asunto de tener conocimiento de un punto religioso. Como se explicó en el libro Profecía (publicado en inglés en 1929), la cuestión de mayor trascendencia que afronta toda la creación inteligente implica el nombre y la palabra de Jehová Dios. Los testigos de Jehová recalcan que la Biblia muestra que toda persona debe conocer el nombre de Dios y tratarlo como sagrado. (Mat. 6:9; Eze. 39:7.) Ese nombre tiene que ser limpiado de todo el oprobio que han amontonado sobre él no solo los que han desafiado abiertamente a Jehová, sino también los que por sus doctrinas y sus obras lo han representado mal. (Eze. 38:23; Rom. 2:24.) Los Testigos han reconocido, con las Escrituras como base, que el bienestar de todo el universo y de los que lo habitan depende de que el nombre de Jehová sea santificado.
    Se dan cuenta de que, antes de que Jehová tome acción para destruir a los inicuos, es el deber y el privilegio de sus testigos decir a otros la verdad acerca de él. Eso es lo que los testigos de Jehová han estado haciendo por toda la Tierra. Han sido tan celosos al cumplir con esa responsabilidad que por todo el mundo a cualquiera que emplea abiertamente el nombre Jehová se le identifica de inmediato como testigo de Jehová.
    Denuncia de la Trinidad
    Como testigos de Jehová, C. T. Russell y sus colaboradores consideraban que tenían la seria responsabilidad de denunciar las enseñanzas que representaban mal a Dios, para ayudar a los que amaban la verdad a reconocer que aquellas enseñanzas carecían de fundamento bíblico. Ellos no fueron los primeros que percibieron que la Trinidad no es una enseñanza bíblica, pero sí reconocieron que si querían ser siervos fieles de Dios tenían la responsabilidad de dar a conocer la verdad acerca de ella. Con valor denunciaron las raíces paganas de esta doctrina central de la cristiandad para beneficio de todos los que aman la verdad.
    La revista Watch Tower de junio de 1882 declaró: “Muchos filósofos paganos, al descubrir que les sería conveniente unirse a las filas de la religión en ascenso [una forma apóstata de cristianismo que tenía el apoyo de los emperadores romanos del siglo IV E.C.], empezaron a preparar un camino fácil a esta procurando descubrir similitudes entre el cristianismo y el paganismo, y así combinar ambas religiones. Lograron su propósito. […] Así como la teología antigua tenía algunos dioses principales, y muchos semidioses de ambos sexos, los paganocristianos (si se nos permite acuñar este término) se entregaron a la tarea de reconstruir la lista de dioses para la nueva teología. Fue entonces cuando se inventó la doctrina de tres Dioses: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo”.
    Algunos miembros del clero trataron de dar sabor bíblico a su enseñanza citando textos como 1 de Juan 5:7, pero el hermano Russell presentó prueba de que entre los escriturarios se reconocía que una porción de ese texto era una interpolación, una inserción espuria hecha por un escriba para apoyar una enseñanza que no está en las Escrituras. Otros apologistas de la Trinidad recurrieron a Juan 1:1, pero la revista Watch Tower mostró, basándose tanto en el contenido como en el contexto, que de ningún modo apoyaba este versículo la creencia de la Trinidad. En armonía con esto, en el número de julio de 1883 dijo: “Más estudio de la Biblia, en vez de estudio de los escritos eclesiásticos, hubiera hecho más claro este asunto para todos. La doctrina de la trinidad está en completa oposición a las Escrituras”.
    El hermano Russell denunció con franqueza la insensatez de afirmar que se cree en la Biblia mientras a la vez se enseña la doctrina trinitaria, que contradice lo que la Biblia enseña. Por eso escribió: “¡Qué mezcolanza de contradicciones y confusión manifiestan los que dicen que Jesús y el Padre son un mismo Dios! Esto encerraría la idea de que nuestro Señor Jesús obró con hipocresía cuando estuvo en la Tierra y solo fingió dirigirse a Dios en oración, cuando Él mismo era Dios. […] Además, el Padre siempre ha sido inmortal, de modo que no podía morir. ¿Cómo, entonces, pudo haber muerto Jesús? Los Apóstoles son todos testigos falsos al proclamar la muerte y resurrección de Jesús si Él no murió. Sin embargo, las Escrituras declaran que sí murió”.
    De esa manera, a principios de su historia moderna los testigos de Jehová rechazaron con firmeza el dogma trinitario de la cristiandad en favor de la enseñanza razonable y confortadora de la Biblia misma. Su labor de publicar esas verdades y dar a gente de todas partes la oportunidad de escucharlas ha alcanzado proporciones nunca antes logradas por ninguna otra persona o grupo, ni en el pasado ni en el presente.
    ¿En qué condición están los muertos?
    Algo que preocupaba mucho a C. T. Russell desde su juventud era qué les sucedería en el futuro a las personas que no hubieran aceptado la provisión divina para la salvación. Cuando era solo un muchacho, creía lo que el clero enseñaba sobre el infierno de fuego; confiaba en que ellos predicaban la Palabra de Dios. Salía de noche a escribir con tiza textos bíblicos en lugares visibles para que los obreros que pasaran por allí recibieran una advertencia y se salvaran de la horrible perspectiva del tormento eterno.
    Uno de sus colaboradores mencionó que más tarde, después que vio por sí mismo lo que la Biblia realmente enseña, Russell dijo: “Si la Biblia enseña que lo que espera a todos, con excepción de los santos, es el tormento eterno, eso debería predicarse, sí, anunciarse de manera atronadora desde las azoteas semanalmente, diariamente, a todas horas; pero si no enseña esa creencia, esto debe darse a conocer, y así debe borrarse la horrible mancha que deshonra el santo nombre de Dios”.
    En los comienzos de su estudio de la Biblia C. T. Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar donde se atormenta a las almas después de la muerte. Muy probablemente le ayudó a ver esto George Storrs, director de la publicación Bible Examiner, a quien el hermano Russell mencionó con mucho afecto en sus obras y quien había escrito mucho sobre lo que había aprendido de la Biblia respecto a la condición de los muertos.
    No obstante, ¿qué se puede decir del alma? ¿Apoyaron los Estudiantes de la Biblia la creencia de que es una parte espiritual del hombre, algo que sigue viviendo después que muere el cuerpo? Todo lo contrario; en 1903 la revista Watch Tower declaró: “Tenemos que prestar atención cuidadosa al hecho de que la lección no es que el hombre tenga un alma, sino que el hombre es un alma, o ser. Tomemos como ilustración de la naturaleza el aire que respiramos: se compone de oxígeno y nitrógeno, ninguno de los cuales es la atmósfera, o aire; pero cuando ambos se combinan en las proporciones químicas adecuadas, lo que resulta es la atmósfera. Lo mismo ocurre con el alma. Dios nos habla desde este punto de vista, de que cada uno de nosotros es un alma. Él no le habla a nuestro cuerpo ni a nuestro aliento de vida, sino que se dirige a nosotros como seres inteligentes, o almas. Cuando pronunció cuál sería la pena por violar su ley, no le habló específicamente al cuerpo de Adán, sino al hombre, al alma, al ser inteligente: ‘Porque el día que de él comieres, morirás’. ‘El alma que pecare, esa morirá.’ (Gén. 2:17; Eze. 18:20.)”. Esto armonizaba con lo que la revista Watch Tower había declarado en abril de 1881.
    Entonces, ¿cómo surgió la creencia de la inmortalidad inherente del alma humana? ¿Qué origen tuvo? Después de examinar cuidadosamente tanto la Biblia como la historia religiosa, el hermano Russell escribió en la revista Watch Tower del 15 de abril de 1894: “Es obvio que no procedió de la Biblia. […] La Biblia aclara que el hombre es mortal, que puede morir. […] Al investigar las páginas de la historia descubrimos que, aunque los testigos inspirados de Dios no enseñan la doctrina de la inmortalidad humana, esa doctrina es la esencia misma de toda religión pagana. […] Por eso, no es cierto que Sócrates y Platón fueran los primeros que enseñaron esa doctrina; esta tuvo un maestro que precedió a esos dos, y que era mucho más hábil. […] El primer registro de esta enseñanza falsa está en la historia más antigua que conocemos: la Biblia. El maestro falso fue Satanás”.
    Se dirige la “manguera” al infierno
    En armonía con el intenso deseo del hermano Russell de quitar del nombre de Dios la horrible mancha que se produjo como resultado de enseñar que existe un infierno de fuego donde se sufre tormento eterno, escribió un tratado al respecto: “¿Enseña la Biblia que el salario del pecado sea tormento eterno?” (The Old Theology [Antigua teología], 1889). En él dijo:
    “La teoría del tormento eterno tuvo origen pagano, si bien el concepto de los pueblos paganos no tenía nada que ver con la doctrina cruel en que se convirtió más tarde, cuando gradualmente entró a formar parte del cristianismo nominal, mientras este se mezclaba con la filosofía pagana en el siglo II. Fue la gran apostasía la que incorporó a la filosofía pagana los horribles detalles que en general ahora se aceptan como verdaderos, los pintó en las paredes de las iglesias, como se hizo en Europa, los escribió en sus credos e himnos y pervirtió la Palabra de Dios de tal manera que parecía que esta daba apoyo divino a esa blasfemia que deshonra a Dios. Por lo tanto, a la gente crédula de hoy no le ha llegado como legado del Señor ni de los apóstoles ni de los profetas, sino del espíritu de transigencia que sacrificó la verdad y la razón, y desvergonzadamente adulteró las doctrinas del cristianismo, por ambición y lucha impías por el poder, las riquezas y el número de adherentes. La noción del tormento eterno como castigo por el pecado era desconocida para los patriarcas del pasado; fue extraña para los profetas de la era judía; y ni el Señor ni los apóstoles la enseñaron; pero ha sido la doctrina principal del cristianismo nominal desde la gran apostasía, el látigo empleado con los crédulos, ignorantes y supersticiosos del mundo para obligarlos a dar obediencia servil a la tiranía. Se declaraba merecedores del tormento eterno a todos los que resistían o rechazaban la autoridad de Roma, y el infligir ese castigo mientras la persona aún vivía comenzó tan pronto como la Iglesia tuvo poder para hacerlo.”
    El hermano Russell sabía que la mayoría de la gente sensata en realidad no creía en la doctrina del infierno de fuego. Pero, como indicó en 1896, en el folleto What Say the Scriptures About Hell? (¿Qué dicen las Escrituras sobre el infierno?), “puesto que creen que la Biblia la enseña, cada paso que dan hacia el verdadero entendimiento y la bondad fraternal […] es, en la mayoría de los casos, un paso que los aleja de la Palabra de Dios, a la cual acusan falsamente de contener esta enseñanza”.
    Con el fin de que personas pensadoras volvieran a la Palabra de Dios, Russell presentó en aquel folleto todos los textos de la Versión Autorizada en los que aparecía la palabra infierno, de modo que los lectores pudieran ver por sí mismos lo que los textos decían, y luego dijo: “Gracias a Dios que no encontramos un lugar de tortura eterna como el que los credos, los himnarios y muchos púlpitos enseñan, una enseñanza errónea. Con todo, hemos hallado un ‘infierno’, sheol, hades, al que toda la raza humana ha sido condenada debido al pecado de Adán, y del cual todos somos redimidos por la muerte de nuestro Señor; y ese ‘infierno’ es la tumba, la condición de estar muertos. Además, hallamos otro ‘infierno’ (gehenna —la muerte segunda— destrucción total), que se nos menciona como el castigo final para todos los que, después de haber sido redimidos y haber adquirido conocimiento pleno de la verdad, y de haber sido completamente capacitados para obedecerla, todavía escojan la muerte por adoptar un proceder de oposición a Dios y a la justicia. Y nuestros corazones dicen amén a ello. Tus caminos son justos y verdaderos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y no glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo; porque todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti; porque tus juicios son manifestados”. (Rev. 15:3, 4.)
    Lo que él enseñaba fue fuente de irritación y desconcierto para el clero de la cristiandad. En 1903 le retaron a un debate público. La condición de los muertos fue una de las cuestiones tratadas en la serie de debates que hubo entre C. T. Russell y el Dr. E. L. Eaton, portavoz de una liga extraoficial de ministros protestantes de la zona oeste de Pensilvania.
    En aquellos debates el hermano Russell sostuvo firmemente que “la muerte es la muerte, y que nuestros seres queridos, cuando mueren, están realmente muertos; no están ni vivos con los ángeles ni con los demonios en un lugar de desesperanza”. Para apoyar aquellas declaraciones citó pasajes como Eclesiastés 9:5, 10; Romanos 5:12; 6:23 y Génesis 2:17. Dijo además: “Las escrituras están en plena armonía con lo que usted y yo y cualquier persona sensata y razonable en el mundo esperaríamos que lógica y propiamente caracterizara a nuestro Dios. ¿Qué se dice de nuestro Padre celestial? Que es justo, que es sabio, que es amoroso, y que es poderoso. Todo cristiano reconoce que estos son atributos del carácter divino. Si así es, ¿tiene sentido alguno para nosotros la declaración de que Dios es justo y a la vez castiga a una criatura suya por toda la eternidad, sin importar qué pecado haya cometido? No soy apologista del pecado; yo mismo no vivo en pecado, y nunca lo predico. […] Pero les aseguro que todas las personas de alrededor que, según nuestro hermano [el Dr. Eaton], hablan irreverentemente al blasfemar contra Dios y contra el santo nombre de Jesucristo son personas a quienes se les ha enseñado esta doctrina del tormento eterno. Y a todos los asesinos, ladrones y malhechores que están en las cárceles se les ha enseñado esta doctrina. […] Estas son doctrinas malas; han estado perjudicando al mundo por mucho tiempo; no son parte de la enseñanza del Señor en absoluto, y la visión espiritual de nuestro querido hermano sigue empañada por el humo de la edad del oscurantismo”.
    Se informa que después del debate uno de los clérigos presentes abordó a Russell y le dijo: “Me alegro de verle dirigir la manguera al infierno y apagar el fuego”.
    Para dar aún más publicidad a la verdad sobre la condición de los muertos, el hermano Russell asistió a una extensa serie de asambleas de un día celebradas entre 1905 y 1907, en las que presentó el discurso público “¡Ida y vuelta al infierno! ¿Quiénes están allí? La esperanza de que regresen muchos”. El título era interesante, y atrajo poderosamente la atención. Los lugares en los que se celebraron las asambleas, tanto en ciudades grandes como en pequeñas de Estados Unidos y Canadá, se llenaron a rebosar.
    Entre los que se conmovieron profundamente por lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos estuvo un estudiante universitario de Cincinnati (Ohio), que se preparaba para el ministerio presbiteriano. En 1913 recibió de su hermano carnal el folleto Where Are the Dead? (¿Dónde están los muertos?) que había escrito John Edgar, un Estudiante de la Biblia que a la vez era médico en Escocia. El estudiante que recibió el folleto era Frederick Franz. Después de leerlo con cuidado, dijo con firmeza: “Esta es la verdad”. Sin vacilar, cambió de metas en la vida y emprendió el ministerio de tiempo completo como repartidor de literatura bíblica y evangelizador. En 1920 ingresó en el personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower. Muchos años después llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, y, más tarde, presidente de la Sociedad Watch Tower.
    El sacrificio de rescate de Jesucristo
    En 1872 Russell y sus colaboradores reexaminaron, como parte de su estudio de las Escrituras, el tema de la restitución, desde el ángulo del rescate dado por Jesucristo. (Hech. 3:21.) Se entusiasmó cuando leyó en Hebreos 2:9 que ‘Jesús por la gracia de Dios gustó la muerte por todos’. Aquello no lo llevó a creer en la salvación universal, pues sabía que las Escrituras también dicen que uno tiene que ejercer fe en Jesucristo para ser salvo. (Hech. 4:12; 16:31.) Aunque no lo comprendió todo de una vez, comenzó a darse cuenta de la maravillosa oportunidad que presentaba a la humanidad el sacrificio de rescate de Jesucristo. Aquello abrió el camino para que el género humano recuperara lo que Adán había perdido, la perspectiva de disfrutar de vida eterna en perfección. El hermano Russell no adoptó una actitud pasiva sobre aquel asunto; reconoció la gran importancia del rescate y lo sostuvo con determinación, aun cuando colaboradores allegados a él dejaron que ideas filosóficas les corrompieran el pensamiento.
    A mediados del año 1878 el hermano Russell ya había sido por un año y medio corredactor de la revista Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), cuyo redactor jefe era N. H. Barbour. Pero cuando Barbour menospreció la enseñanza bíblica del rescate en el número de agosto de 1878, Russell respondió con una firme defensa de aquella importante verdad bíblica.
    Bajo el encabezamiento “La expiación”, Barbour había ilustrado de la siguiente manera lo que pensaba de aquella enseñanza: “Le digo a mi hijo, o a uno de mis sirvientes: Cuando James muerda a su hermana, tú atrapa una mosca, atraviésala con una aguja y clávala a la pared, y yo perdonaré a James. Esto ilustra la doctrina de la sustitución”. Aunque Barbour aseguraba que creía en el rescate, dijo que la idea de que Cristo pagara con su muerte la pena del pecado de toda la progenie de Adán “no [era] bíblica, y repugnaba a nuestro sentido de la justicia”.
    En el número siguiente de la revista Herald of the Morning (septiembre de 1878), el hermano Russell objetó vigorosamente a lo que Barbour había escrito. Analizó lo que las Escrituras dicen en realidad y la consecuencia de ello con “la perfección de la justicia [de Dios], y finalmente su gran misericordia y amor” expresados mediante la provisión del rescate. (1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:18, 19; 1 Ped. 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2.) En la primavera siguiente, después de repetidos esfuerzos por ayudar a Barbour a ver los asuntos desde el punto de vista bíblico, Russell retiró su apoyo de la revista Herald, y su nombre como corredactor dejó de aparecer a partir del número de junio de 1879. Su postura denodada e intransigente respecto a esta fundamental enseñanza bíblica tuvo efectos trascendentales.
    A lo largo de su historia moderna los testigos de Jehová han defendido consecuentemente la enseñanza bíblica del rescate. En el mismo primer número de la revista Zion’s Watch Tower (julio de 1879) se enfatizó que el “mérito para con Dios está […] en el sacrificio perfecto de Cristo”. En 1919, en una asamblea patrocinada por la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, en Cedar Point (Ohio), el programa impreso mostraba en letras grandes las palabras: “¡Bienvenidos todos los que creen en el gran sacrificio de rescate!”. Hoy La Atalaya, en su segunda página, sigue recalcando el rescate, y dice con relación al propósito de la revista: “Anima a la gente a tener fe en el Rey a quien Dios hace gobernar ahora, Jesucristo, cuya sangre derramada abre el camino para que la humanidad adquiera vida eterna”.
    Dispuestos a progresar, no atados a credos
    El entendimiento claro de la Palabra de Dios no llegó de una vez. En muchos casos los Estudiantes de la Biblia captaban un detalle del patrón de la verdad, pero no veían aún el cuadro completo. No obstante, querían aprender. No estaban atados a credos; estaban dispuestos a progresar. Compartían lo que aprendían. No se consideraban autores de lo que enseñaban; procuraban ser “enseñados por Jehová”. (Juan 6:45.) Y entendían que Jehová hace posible la comprensión de los detalles de su propósito a su modo y tiempo debidos. (Dan. 12:9; compárese con Juan 16:12, 13.)
    Aprender cosas nuevas requiere ajustar el modo de pensar de uno mismo. Se necesita humildad para reconocer los propios errores y efectuar cambios beneficiosos. Esta cualidad y sus frutos agradan a Jehová, y tal proceder les resulta sumamente atractivo a los que aman la verdad. (Sof. 3:12.) Sin embargo, se atrae la burla de los que se jactan de credos que han permanecido sin alterar por siglos, aunque los hayan concebido hombres imperfectos.
    Cómo regresa el Señor
    A mediados de los años setenta del siglo XIX el hermano Russell y los que con él examinaban diligentemente las Escrituras discernieron que el Señor volvería de manera invisible. (Juan 14:3, 19.)
    El hermano Russell dijo más tarde: “Nos apenó mucho el error de los segundoadventistas, que esperaban a Cristo en la carne y enseñaban que el mundo y todo cuanto hay en él, excepto los segundoadventistas, sería consumido por fuego en 1873 ó 1874, y cuyos cómputos de fechas, junto con sus desengaños e ideas toscas en general sobre el objeto y la manera de Su venida, hicieron que a nosotros y a todos los que anhelaban y proclamaban Su Reino venidero se nos desacreditara de algún modo. Estos conceptos equivocados tan generales, tanto del propósito como de la manera de la vuelta del Señor, me llevaron a escribir el folleto ‘The Object and Manner of Our Lord’s Return’ (El objeto y manera de la vuelta del Señor)”. Este folleto se publicó en 1877. El hermano Russell hizo que se imprimieran y distribuyeran 50.000 ejemplares de él.
    En el folleto escribió: “Creemos que las escrituras nos enseñan que al momento de Su venida, y por algún tiempo después de Su llegada, Él permanecerá invisible; que se manifestará o mostrará después mediante juicios y de diversas maneras, para que ‘todo ojo le vea’”. En apoyo de esto analizó textos como Hechos 1:11 (‘vendrá como le habéis visto irse’, es decir, sin ser observado por el mundo) y Juan 14:19 (“aun un poquito, y el mundo no me verá más”). El hermano Russell también se refirió a que The Emphatic Diaglott, publicado en su totalidad por primera vez en 1864 con una traducción interlineal palabra por palabra, probaba que la expresión griega pa·rou·sí·a significaba “presencia”. Al analizar cómo se emplea este término en la Biblia, Russell explicó en aquel folleto: “La palabra griega que por lo general se emplea para referirse al segundo advenimiento —parousia, traducida a menudo por venida— siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado, y nunca tiene el sentido de estar de camino, como usamos la palabra venida”.
    Al hablar del propósito de la presencia de Cristo, Russell dejó claro que no se trataba de un suceso único que sacudiría al mundo. “El segundo advenimiento, como el primero —escribió—, abarca un período, y no es un suceso momentáneo.” Dijo que en aquel tiempo el “rebaño pequeño” recibiría su recompensa con el Señor como coherederos en su Reino; otros, quizás miles de millones, tendrían la oportunidad de disfrutar de vida perfecta en una Tierra restaurada a la belleza edénica. (Luc. 12:32.)
    Tan solo unos años después, basándose en un estudio más a fondo de las Escrituras, Russell se dio cuenta de que Cristo no solo volvería de manera invisible, sino que también permanecería en invisibilidad, aun mientras manifestara su presencia mediante el juicio de los inicuos.
    En 1876, después de leer por primera vez un ejemplar de la revista Herald of the Morning, Russell se percató de que en aquel tiempo había otro grupo que creía que la vuelta de Cristo sería invisible y que asociaba aquella vuelta con bendiciones para todas las familias de la Tierra. El Sr. Barbour, editor de aquella publicación, persuadió a Russell a creer que la presencia invisible de Cristo había comenzado en 1874. Más tarde se llamó la atención a este hecho mediante el subtema “Herald of Christ’s Presence” (Heraldo de la Presencia de Cristo), que apareció en la portada de Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión).
    Reconocer que la presencia de Cristo era invisible se convirtió en una importante base para el entendimiento de muchas profecías bíblicas. Los Estudiantes de la Biblia de entonces se dieron cuenta de que la presencia del Señor debería ser de interés primordial para todo cristiano verdadero. (Mar. 13:33-37.) Se interesaban mucho en la vuelta del Amo y reconocían que tenían la responsabilidad de anunciarla, aunque todavía no discernían claramente todos los detalles implicados. Sin embargo, lo que el espíritu de Dios sí les permitió comprender casi desde el principio fue realmente notable. Una de esas verdades tenía que ver con una fecha muy importante señalada por la profecía bíblica.
    El fin de los Tiempos de los Gentiles
    La cuestión de la cronología bíblica es algo que por mucho tiempo ha interesado a los que estudian la Biblia. Algunos comentaristas habían presentado diversas opiniones respecto a la profecía de Jesús sobre “los tiempos de los Gentiles” y lo que escribió el profeta Daniel sobre el sueño del rey Nabucodonosor acerca del tronco de un árbol que estuvo atado por “siete tiempos”. (Luc. 21:24, VA; Valera, 1904; Dan. 4:10-17.)
    Ya en 1823 John A. Brown, cuya obra se publicó en Londres (Inglaterra), había calculado que los “siete tiempos” del capítulo 4 de Daniel duraban 2.520 años. Pero no había discernido con claridad cuándo comenzaría ni cuándo terminaría el período profético. Sin embargo, sí había conectado estos “siete tiempos” con los Tiempos de los Gentiles de Lucas 21:24. En 1844, E. B. Elliott, clérigo inglés, señaló a 1914 como la posible fecha del fin de los “siete tiempos” de Daniel, pero también expuso otra idea que apuntaba al tiempo de la Revolución francesa. En 1849, Robert Seeley, de Londres, trató el asunto de manera similar. Al menos para 1870, una publicación de Joseph Seiss y sus asociados, impresa en Filadelfia (Pensilvania), presentaba cálculos que señalaban a 1914 como una fecha importante, aunque el razonamiento que contenía se basó en una cronología que C. T. Russell rechazó más tarde.
    Luego, en los números de agosto, septiembre y octubre de 1875 de Herald of the Morning N. H. Barbour ayudó a armonizar ciertos detalles que otros habían indicado. Empleando la cronología compilada por Christopher Bowen, clérigo inglés, y publicada por E. B. Elliott, Barbour identificó el comienzo de los Tiempos de los Gentiles con la remoción de Sedequías de la gobernación real, según se había profetizado en Ezequiel 21:25, 26, y señaló al año 1914 como el fin de los Tiempos de los Gentiles.
    A principios de 1876 C. T. Russell recibió un ejemplar de Herald of the Morning. Enseguida escribió a Barbour y después pasó algún tiempo con él en Filadelfia durante el verano, analizando, entre otras cosas, los períodos proféticos. Poco después, en un artículo titulado “Los Tiempos de los Gentiles: ¿cuándo terminan?”, Russell también razonó sobre el asunto a partir de las Escrituras y declaró que la prueba demostraba que ‘los siete tiempos terminarían en 1914 d.C.’. Este artículo se imprimió en el número de octubre de 1876 de Bible Examiner. El libro Three Worlds, and the Harvest of This World (Tres mundos, y la siega de este mundo), escrito en 1877 por N. H. Barbour con la cooperación de C. T. Russell, llegaba a la misma conclusión. Más tarde, algunos de los primeros números de la revista Watch Tower, como los de diciembre de 1879 y julio de 1880, señalaron a 1914 E.C. como un año muy significativo desde el punto de vista de la profecía bíblica. En 1889 se dedicó todo el capítulo 4 del tomo II de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio, que después se llamó Estudios de las Escrituras) a un análisis de “Los Tiempos de los Gentiles”. Pero ¿qué significaría el fin de los Tiempos de los Gentiles?
    Los Estudiantes de la Biblia no estaban completamente seguros de lo que sucedería. Estaban convencidos de que el resultado no sería que la Tierra había de ser quemada ni la humanidad aniquilada. Más bien, sabían que marcaría un punto significativo respecto a la gobernación divina. Al principio pensaron que para aquella fecha el Reino de Dios habría alcanzado ya control pleno, universal. Cuando aquello no sucedió, la confianza que tenían en las profecías bíblicas que señalaban a aquella fecha no desfalleció. Llegaron a la conclusión de que, en vez de eso, la fecha marcaba sencillamente un comienzo respecto a la gobernación del Reino.
    Al principio también pensaron que antes de aquella fecha las dificultades mundiales culminarían en anarquía (lo cual creían que estaría asociado con la guerra del “gran día de Dios el Todopoderoso”). (Rev. 16:14.) Pero luego, diez años antes de 1914, la revista Watch Tower indicó que la agitación mundial que llevaría a la aniquilación de las instituciones humanas ocurriría inmediatamente después del fin de los Tiempos de los Gentiles. Esperaban que el año 1914 marcara un punto crucial y significativo para Jerusalén, pues la profecía había indicado que ‘Jerusalén sería hollada’ hasta que se cumplieran los Tiempos de los Gentiles. Al ver que se acercaba el año 1914 y ellos todavía no habían muerto como humanos ni habían sido ‘arrebatados en las nubes’ para encontrarse con el Señor —en conformidad con sus anteriores expectativas—, esperaban fervorosamente que su cambio tuviera lugar al fin de los Tiempos de los Gentiles. (1 Tes. 4:17.)
    Mientras los años pasaban y ellos seguían examinando las Escrituras, su fe en las profecías permanecía firme, y no se retraían de decir lo que esperaban que ocurriera. Se esforzaron, con algún éxito, por evitar ser dogmáticos respecto a detalles que no se mencionaban directamente en las Escrituras.
    ¿Sonó demasiado temprano el “despertador”?
    El estallido de la I Guerra Mundial en 1914, a la que por mucho tiempo se llamó sencillamente la Gran Guerra, desencadenó tiempos turbulentos para el mundo, no obstante, la caída de todos los gobiernos humanos existentes no se produjo inmediatamente. Los Estudiantes de la Biblia creyeron ver en acontecimientos relacionados con Palestina ocurridos después de 1914, pruebas de cambios significativos para Israel. Pero transcurrieron meses, luego años, y no recibieron su recompensa celestial como habían esperado. ¿Cómo reaccionaron ante esto?
    The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 llamó especialmente la atención al 1 de octubre de 1914, y pasó a decir: “Este era el último punto en el tiempo al que la cronología bíblica nos señalaba con relación a las experiencias de la Iglesia. ¿Nos dijo el Señor que entonces se nos llevaría al cielo? No. ¿Qué dijo? Su Palabra y el cumplimiento de las profecías parecían señalar inequívocamente a que esta fecha marcaba el fin de los Tiempos de los Gentiles. Dedujimos de esto que el ‘cambio’ de la Iglesia acontecería en esa fecha o antes. Pero Dios no nos dijo que sería así. Nos permitió llegar a esa deducción; y creemos que eso fue una prueba necesaria para los amados santos de Dios de todas partes”. Pero ¿probaron aquellos sucesos que su gloriosa esperanza había sido en vano? No. Esto sencillamente significó que los acontecimientos no ocurrían tan pronto como esperaban.
    Años antes de 1914 Russell había escrito: “Evidentemente la cronología (las profecías sobre medidas de tiempo en general) no se dio con el propósito de proporcionar al pueblo de Dios información cronológica exacta a lo largo de los siglos. Es obvio que se proveyó para que funcionara como un reloj de alarma que despertara y activara al pueblo del Señor al tiempo debido. […] Pero supongamos, por ejemplo, que pase octubre de 1914 y no haya una caída significativa del poder de los gentiles. ¿Qué probaría o refutaría eso? No rebatiría ningún aspecto del Plan Divino de las Edades. El precio de rescate que se pagó en el Calvario perduraría como garantía del cumplimiento final del gran Programa Divino para la restitución humana. La ‘llamada a lo alto’ de la Iglesia, para que sufriera con el Redentor y fuera glorificada con él como miembros de él, o como su Novia, todavía sería la misma. […] Lo único afectado por la cronología sería el tiempo en que habrían de realizarse esas gloriosas esperanzas para la Iglesia y para el mundo. […] Y si pasara esa fecha, eso sencillamente sería prueba de que nuestra cronología, nuestro ‘despertador’, habría sonado un poco antes de tiempo. ¿Consideraríamos una gran calamidad el que en la mañana de un día maravilloso, lleno de gozo y placer, la alarma nos despertara unos momentos antes? ¡Ciertamente que no!”.
    Pero aquel “despertador” no había sonado demasiado temprano. En realidad lo inesperado fueron las experiencias a las que el reloj los había despertado.
    Años después, cuando la luz se había hecho más brillante, reconocieron lo siguiente: “Muchos de los amados santos pensaban que no había más trabajo que hacer. […] Se regocijaron por la prueba clara de que el mundo había terminado, que el reino celestial se había aproximado y que el día de su liberación estaba cerca. Pero habían pasado por alto otra cosa que había que hacer. Las buenas nuevas que habían recibido tenían que contarse a otros; pues Jesús había mandado: ‘Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin’. (Mateo 24:14.)” (The Watch Tower, 1 de mayo de 1925.)
    Al comparar lo que ocurrió después de 1914 con lo que el Amo había predicho, poco a poco los Estudiantes de la Biblia se fueron dando cuenta de que vivían en los últimos días del viejo sistema y de que habían estado en ese período desde 1914. También llegaron a entender que fue en 1914 cuando comenzó la presencia invisible de Cristo y que esta no consistía en que él regresara personalmente (aunque de manera invisible) a la vecindad de la Tierra, sino en que dirigiera su atención a la Tierra como Rey en funciones. Se percataron de la importante responsabilidad que tenían de proclamar “estas buenas nuevas del reino” para testimonio a todas las naciones durante este tiempo crítico de la historia humana, y aceptaron aquella responsabilidad. (Mat. 24:3-14.)
    ¿Cuál era, precisamente, el mensaje que tenían que predicar acerca del Reino? ¿Difería del mensaje de los cristianos del siglo primero?
    El Reino de Dios, única esperanza de la humanidad
    Como resultado de su estudio cuidadoso de la Palabra de Dios, los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con el hermano Russell comprendieron que el Reino de Dios era el gobierno que Jehová había prometido establecer mediante su Hijo para bendecir a la humanidad. En los cielos, Jesucristo tendría como asociados en la gobernación al “rebaño pequeño” escogido por Dios de entre los humanos. Entendían que ese gobierno estaría representado por hombres fieles del pasado que serían príncipes en toda la Tierra. A estos se les llamaba los “beneméritos de la antigüedad”. (Luc. 12:32; Dan. 7:27; Rev. 20:6; Sal. 45:16.)
    Por mucho tiempo la cristiandad había sostenido la enseñanza del ‘derecho divino de los reyes’ como medio de mantener en sujeción a la gente. Pero por su estudio de las Escrituras aquellos Estudiantes de la Biblia se dieron cuenta de que el futuro de los gobiernos humanos no estaba asegurado por garantía divina alguna. En armonía con lo que iban aprendiendo, la Watch Tower de diciembre de 1881 dijo: “El establecimiento de este reino supondrá, por supuesto, el derribo de todos los reinos de la Tierra, puesto que todos ellos —hasta el mejor— están fundados en la injusticia y la desigualdad de los derechos y en la opresión para muchos y el favor para unos cuantos, como leemos: ‘Romperá en pedazos y consumirá todos estos reinos y él permanecerá para siempre’”. (Dan. 2:44.)
    Los Estudiantes de la Biblia todavía tenían mucho que aprender sobre cómo se destruiría a aquellos reinos opresivos. No comprendían aún con claridad cómo se extenderían los beneficios del Reino de Dios a toda la humanidad. Pero no confundían el Reino de Dios con un sentimiento impreciso en el corazón de la gente ni con la gobernación de una jerarquía religiosa que empleara como agente suyo al Estado seglar.
    Para 1914 los siervos fieles de Dios de la era precristiana no habían sido resucitados en la Tierra como representantes principescos del Rey Mesiánico, como se había esperado, ni se habían unido a Cristo en el Reino celestial en aquel año los que quedaban del “rebaño pequeño”. Sin embargo, The Watch Tower del 15 de febrero de 1915 dijo con confianza que 1914 había sido el tiempo debido “para que nuestro Señor tomara Su gran poder y gobernara”, poniendo fin así a los milenios de dominación gentil ininterrumpida. En el número del 1 de julio de 1920 The Watch Tower reafirmó aquella postura y la asoció con las buenas nuevas que Jesús había predicho que se proclamarían por toda la Tierra antes del fin. (Mat. 24:14.) En 1922, en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), se reafirmó aquel entendimiento en una resolución general, y el hermano Rutherford exhortó de este modo a los asambleístas: “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”.
    No obstante, en aquel tiempo los Estudiantes de la Biblia pensaban que la instauración del Reino, su establecimiento pleno en los cielos, no acontecería sino hasta que los últimos miembros de la novia de Cristo fueran glorificados. Por lo tanto, en 1925 se alcanzó un hito cuando The Watch Tower del 1 de marzo publicó el artículo “Nacimiento de la nación”. Este contenía un estudio esclarecedor sobre el capítulo 12 de Revelación. El artículo presentaba prueba de que el Reino Mesiánico había nacido —se había establecido— en 1914, que Cristo entonces había comenzado a gobernar en su trono celestial y que después Satanás había sido arrojado de los cielos a la vecindad de la Tierra. Estas eran las buenas nuevas que se tenían que proclamar, las buenas nuevas de que el Reino de Dios había empezado a funcionar. ¡Cómo estimuló este esclarecedor entendimiento a aquellos proclamadores del Reino a predicar hasta las extremidades de la Tierra!
    Por todos los medios adecuados el pueblo de Jehová dio testimonio de que solo el Reino de Dios podía traer alivio duradero y resolver los problemas profundamente arraigados que afligían a la humanidad. En 1931 este mensaje se presentó en un discurso de J. F. Rutherford transmitido por radio a través de la mayor red internacional de emisoras hasta entonces. El texto del discurso también se publicó en muchos idiomas en el folleto El Reino, la esperanza del mundo, del cual se distribuyeron millones de ejemplares en pocos meses. Además de su amplia distribución entre el público, se hicieron esfuerzos especiales por poner ejemplares de este folleto en manos de políticos, hombres prominentes del mundo de los negocios y del clero.
    Entre otras cosas el folleto decía: “En la actualidad los gobiernos injustos del mundo no pueden dar esperanza alguna a la gente. El juicio de Dios contra estos dicta que sean destruidos. Por lo tanto, la única esperanza del mundo es el reino o gobierno justo de Dios con Cristo Jesús como Gobernante invisible”. El pueblo de Jehová comprendía que ese Reino traería verdadera paz y seguridad a la humanidad. Bajo su gobernación la Tierra se convertiría en un verdadero paraíso, y ya no habría enfermedades ni muerte. (Rev. 21:4, 5.)
    Las creencias de los testigos de Jehová siguen teniendo como centro las buenas nuevas del Reino de Dios. Desde el número del 1 de marzo de 1939 en inglés, su revista principal, que ahora se publica en más de 110 idiomas, ha llevado el título The Watchtower Announcing Jehovah’s Kingdom; en español ha aparecido, desde el número de octubre de 1939, con el título de La Atalaya (Anunciando el Reino de Jehová).
    Pero antes de que la gobernación del Reino transformara la Tierra en un paraíso, el sistema inicuo actual tendría que ser eliminado. ¿Cómo se lograría eso?
    La guerra del gran día de Dios el Todopoderoso
    La guerra mundial que estalló en 1914 sacudió hasta sus cimientos al sistema de cosas existente. Por un tiempo pareció que todo sucedería tal como los Estudiantes de la Biblia habían esperado.
    En agosto de 1880 el hermano Russell había escrito: “Comprendemos que antes de que la familia humana sea restaurada, o siquiera empiece a ser bendecida, los reinos actuales de la Tierra, que atan y oprimen a la humanidad, serán derribados y el reino de Dios asumirá el control, y que la bendición y la restitución vendrán mediante ese nuevo reino”. ¿Cómo acontecería ese ‘derribo de los reinos’? Basándose en el desenvolvimiento de las condiciones mundiales, Russell creía que durante la guerra de Armagedón Dios se valdría de facciones en conflicto de la humanidad para derribar las instituciones existentes. Dijo: “Ha comenzado la demolición del imperio del hombre. Ya funciona la fuerza que los derribará. La gente está organizando sus fuerzas con nombres como comunistas, socialistas, nihilistas, etc.”.
    El libro The Day of Vengeance (El día de venganza), más tarde llamado The Battle of Armageddon (La batalla de Armagedón), publicado en 1897, dio más detalles sobre cómo los Estudiantes de la Biblia entendían entonces esta cuestión, al decir: “El Señor, por su imperante providencia, se encargará de este gran ejército de descontentos —patriotas, reformistas, socialistas, moralistas, anarquistas, ignorantes y desesperanzados— y se valdrá, según su sabiduría divina, de las esperanzas, temores, necedad y egoísmo de ellos para cumplir Sus propios magníficos propósitos de derribar las instituciones actuales, y de preparar al hombre para el Reino de la Justicia”. De modo que asociaban la guerra de Armagedón con la idea de una revolución social violenta.
    Pero ¿sería el Armagedón sencillamente un enfrentamiento entre facciones en conflicto de la humanidad, una revolución social utilizada por Dios para derribar las instituciones existentes? Tras haberse analizado con más detenimiento los textos bíblicos relacionados con este asunto, The Watch Tower del 15 de julio de 1925 llamó la atención a Zacarías 14:1-3 y dijo: “Esto nos lleva a la conclusión de que todas las naciones de la Tierra, bajo la dirección de Satanás, serán reunidas para pelear contra la clase Jerusalén, es decir, los que se ponen de parte del Señor […] Revelación 16:14, 16”.
    El año siguiente, en el libro Liberación, se fijó la atención en el verdadero propósito de esta guerra, y se dijo: “Ahora, Jehová, conforme a su Palabra, demostrará su poder tan clara e inequívocamente, que los pueblos podrán convencerse de su impío proceder, y comprenderán que Jehová es Dios. Esta es la razón por la cual Dios envió el gran diluvio, derribó la Torre de Babel, destruyó al ejército de Senaquerib, Rey de [Asiria], y destruyó a los Egipcios, y esta es también la razón por la cual Dios va a mandar sobre el mundo una gran calamidad. Las calamidades anteriores no fueron más que sombras de lo que ahora amenaza. La reunión de las naciones será preparativo de la batalla del gran día de Dios Todopoderoso en ‘el grande y terrible día del Señor’ (Joel 2:31), en el cual Jehová hará para sí un nombre. En este grande y último conflicto, los pueblos de cada tribu, nación y lengua aprenderán que Jehová es el Dios Omnipotente, [Omnisapiente] y Justo”. Pero a los siervos de Jehová en la Tierra se les advirtió: “En esta gran batalla ningún cristiano asestará un golpe. La razón, para no hacerlo, es porque Jehová ha dicho: ‘Porque la batalla no es vuestra, sino de Dios’”. Estaba claro que la guerra de la que se hablaba ahí no era la que habían entablado las naciones en 1914. Todavía tenía que acontecer.
    Sin embargo, tenían que resolverse otras cuestiones con las Escrituras como base. Una de ellas implicaba la identidad de la Jerusalén que sería hollada hasta que terminaran los Tiempos de los Gentiles, como se había indicado en Lucas 21:24; y algo que estaba relacionado con eso era la identidad del Israel mencionado en tantas profecías de restauración.
    ¿Haría Dios que los judíos volvieran a Palestina?
    Los Estudiantes de la Biblia estaban muy atentos a las muchas profecías de restauración que los profetas de Dios habían dado al Israel antiguo. (Jer. 30:18; 31:8-10; Amós 9:14, 15; Rom. 11:25, 26.) Hasta 1932 entendieron que aquellas profecías se referían específicamente a los judíos naturales. Por lo tanto, creían que Dios favorecería de nuevo a Israel y poco a poco haría que los judíos volvieran a Palestina, abriéndoles los ojos a la verdad respecto a Jesús como Rescatador y Rey Mesiánico y utilizándolos como medio de extender bendiciones a todas las naciones. El creer esto llevó al hermano Russell a hablar ante grandes auditorios judíos en Nueva York y Europa sobre el tema “El sionismo en la profecía”, y en 1925 el hermano Rutherford escribió el libro Comfort for the Jews (Consuelo para los judíos).
    Pero gradualmente fue quedando claro que lo que acontecía en Palestina con relación a los judíos no cumplía las magníficas profecías de Jehová sobre la restauración. En el siglo primero Jerusalén fue desolada porque los judíos rechazaron al Hijo de Dios, el Mesías, quien había sido enviado en el nombre de Jehová. (Dan. 9:25-27; Mat. 23:38, 39.) Se hacía cada vez más patente que la actitud de los judíos como pueblo no había cambiado. No se veía arrepentimiento por el acto inicuo cometido por sus antepasados. El regreso de algunos a Palestina no se debió al amor a Dios ni a un deseo de que su nombre fuera magnificado por cumplir su Palabra. Esto se explicó con claridad en el segundo tomo de la obra Vindicación, publicada por la Sociedad Watch Tower Bible and Tract en 1932. En 1949 se confirmó que esta opinión era correcta cuando el Estado de Israel, que se había formado poco antes como nación y patria para los judíos, se hizo miembro de la Organización de las Naciones Unidas, mostrando así que confiaba en las naciones políticas del mundo más bien que en Jehová.
    Lo que había estado sucediendo en cumplimiento de aquellas profecías de restauración señalaba en otra dirección. Los siervos de Jehová comenzaron a darse cuenta de que era el Israel espiritual, “el Israel de Dios”, compuesto de cristianos ungidos por espíritu, quienes en cumplimiento del propósito de Dios gozaban de paz con Dios mediante Jesucristo. (Gál. 6:16.) Entonces se les abrieron los ojos y pudieron percibir en el modo como Dios trataba con estos cristianos un maravilloso cumplimiento espiritual de aquellas promesas de restauración. Con el tiempo también comprendieron que la Jerusalén que fue ensalzada al fin de los Tiempos de los Gentiles no fue sencillamente una ciudad terrestre, o siquiera un pueblo en la Tierra que estuviera representado por aquella ciudad, sino más bien la “Jerusalén celestial”, donde en 1914 Jehová puso a su Hijo, Jesucristo, con autoridad para gobernar. (Heb. 12:22.)
    Al comprender claramente estos asuntos, los testigos de Jehová pudieron cumplir mejor con la comisión de predicar las buenas nuevas del Reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” sin parcialidad hacia grupo alguno. (Mat. 24:14.)
    ¿A quién deben atribuirse todas estas explicaciones bíblicas que han aparecido en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower?
    Cómo reciben instrucción los siervos de Jehová
    Jesucristo predijo que, después de su regreso al cielo, enviaría espíritu santo a sus discípulos. Este les serviría de ayudante y los guiaría “a toda la verdad”. (Juan 14:26; 16:7, 13.) Jesús también dijo que él, como Señor o Amo de los cristianos verdaderos, tendría un “esclavo fiel y discreto”, un “mayordomo fiel”, que daría “alimento [espiritual] al tiempo apropiado” a los domésticos, los que trabajaban en la casa de la fe. (Mat. 24:45-47; Luc. 12:42.) ¿Quién es este esclavo fiel y discreto?
    El mismo primer número de la revi

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  37. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    ¿TODAVIA NO LES QUEDÓ CLARO SOBRE LA TRINIDAD? PUES AQUÍ LES TENGO UN DATO INTERESANTE:

    Capítulo 10
    Aumenta el conocimiento exacto de la verdad
    LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ no se han propuesto introducir doctrinas nuevas ni una nueva forma de adoración ni una nueva religión. Más bien, su historia moderna refleja un esfuerzo consciente por enseñar lo que se halla en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios. A ella señalan como la base de todas sus creencias y su modo de vivir. En vez de fomentar creencias que reflejen la tendencia del mundo moderno hacia la permisividad, han procurado conformarse de manera más estrecha a las enseñanzas y prácticas bíblicas del cristianismo del siglo primero.
    A comienzos de los años setenta del siglo XIX Charles Taze Russell y sus colaboradores emprendieron un intenso estudio de la Biblia. Se les hizo patente que la cristiandad se había apartado mucho de las enseñanzas y prácticas del cristianismo primitivo. El hermano Russell no afirmó que él fuera el primero en discernir esto, y por eso reconoció francamente que estaba endeudado con otras personas por la ayuda que había recibido de ellas en los primeros años de su estudio de las Escrituras. Habló con aprecio de la buena labor que habían efectuado varios movimientos durante la Reforma para que la luz de la verdad resplandeciera con un brillo mayor. Mencionó a hombres mayores que él, como Jonas Wendell, George Stetson, George Storrs y Nelson Barbour, quienes contribuyeron personalmente de diversas maneras al entendimiento que él obtuvo de la Palabra de Dios.
    También dijo: “Varias doctrinas que aceptamos, y que parecen tan nuevas, recientes y distintas, ya se creían de alguna forma desde hace mucho tiempo; por ejemplo: La elección, el don gratuito, la restitución, la justificación, la santificación, la glorificación y la resurrección”. Sin embargo, a menudo sucedía que un grupo religioso se distinguía por su claro entendimiento de una verdad bíblica y otro grupo por su entendimiento de otra. Con frecuencia, el que estuvieran atados a doctrinas y credos que incluían creencias procedentes de la Babilonia o el Egipto antiguos o que se habían tomado de los filósofos griegos impedía su progreso.
    Pero ¿qué grupo se asiría gradualmente, con la ayuda del espíritu de Dios, del entero “modelo de palabras saludables” adoptado por los cristianos del siglo primero? (2 Tim. 1:13.) ¿Para quiénes resultaría cierto que su senda era “como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”? (Pro. 4:18.) ¿Quiénes harían realmente la obra que Jesús mandó cuando dijo: “Serán testigos de mí […] hasta la parte más distante de la tierra”? ¿Quiénes no solo harían discípulos, sino que también ‘les enseñarían a observar todas las cosas’ que Jesús había mandado? (Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20.) En verdad, ¿había llegado el tiempo para que el Señor hiciera una distinción clara entre los cristianos verdaderos, a quienes comparó a trigo, y los cristianos de imitación, a quienes llamó mala hierba (en realidad mala hierba de la clase que se parece mucho al trigo hasta que este y la mala hierba maduran)? (Mat. 13:24-30, 36-43.) ¿Quién resultaría ser “el esclavo fiel y discreto” a quien su Amo, Jesucristo, al tiempo de su presencia con poder real, le encomendaría más responsabilidades con relación a la obra predicha para la conclusión de este sistema de cosas? (Mat. 24:3, 45-47.)
    Dejan que resplandezca la luz
    Jesús mandó a sus discípulos que compartieran con otros la luz de la verdad divina que habían recibido de él. Dijo: “Ustedes son la luz del mundo. […] Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. (Mat. 5:14-16; Hech. 13:47.) Charles Taze Russell y sus colaboradores reconocieron que tenían la obligación de dejar brillar su luz.
    ¿Creían ellos que tenían todas las respuestas, la luz plena de la verdad? A esa pregunta el hermano Russell respondió categóricamente: “Desde luego que no; ni las tendremos hasta el ‘día perfecto’”. (Pro. 4:18, VA.) A menudo llamaban a sus creencias bíblicas la “verdad actual”, no con la idea de que la verdad misma cambiara, sino con la idea de que su comprensión de la verdad era progresiva.
    Aquellos estudiantes concienzudos de la Biblia no negaban que existiera tal cosa como la verdad en cuestiones de religión. Reconocían a Jehová como “el Dios de la verdad” y veían la Biblia como Su Palabra veraz. (Sal. 31:5; Jos. 21:45; Juan 17:17.) Estaban al tanto de que todavía desconocían muchas cosas, pero eso no impedía que declararan con convicción lo que habían aprendido de la Biblia. Y cuando las doctrinas y prácticas religiosas tradicionales contradecían lo que se explicaba claramente en la Palabra inspirada de Dios, imitando a Jesucristo denunciaban la falsedad, aunque tuvieran que sufrir entonces la burla y el odio del clero. (Mat. 15:3-9.)
    Para llegar a otras personas y alimentarlas espiritualmente, C. T. Russell empezó a publicar en julio de 1879 la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, hoy conocida en español como La Atalaya.
    La Biblia: realmente la Palabra de Dios
    La confianza que depositaba Charles Taze Russell en la Biblia no era solo cuestión de aceptar un punto de vista tradicional que fuera popular entonces. Por el contrario, lo popular entre muchas personas de su día era la crítica textual de la Biblia. Los partidarios de esta sostenían que no se podía confiar en las Escrituras.
    En su juventud Russell se había unido a la Iglesia Congregacional y estuvo activo en ella, pero la irracionalidad de los dogmas tradicionales lo llevaron al escepticismo. Descubrió que lo que le habían enseñado no se podía defender convincentemente con la Biblia. De modo que rechazó los dogmas de los credos eclesiásticos y, junto con ellos, la Biblia. Después investigó las principales religiones de Oriente, pero estas tampoco le fueron satisfactorias. Entonces empezó a preguntarse si acaso los credos de la cristiandad tergiversaban las enseñanzas bíblicas. Lo que escuchó cierta noche en una reunión adventista le impulsó a emprender un estudio sistemático de las Escrituras. En realidad lo que se le empezó a revelar fue la Palabra inspirada de Dios.
    Le impresionó profundamente la armonía interna de la Biblia y cómo concordaba esta con la personalidad de Aquel a quien se identifica como su Autor Divino. Para ayudar a otros a beneficiarse de esto, escribió más tarde el libro The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), que publicó en 1886. En él incluyó un profundo estudio de “La Biblia como una revelación divina examinada a la luz de la razón”. Al final de ese capítulo declaró categóricamente: “La profundidad, la fuerza, la sabiduría y el alcance de los testimonios de la Biblia nos llevan a la convicción de que no fue el hombre, sino el Dios Todopoderoso, el autor de sus planes y de su revelación”.
    La confianza en la Biblia entera como la Palabra de Dios sigue siendo la piedra angular de las creencias de los testigos de Jehová de hoy día. Por toda la Tierra disponen de ayudas para el estudio de la Biblia que les permiten examinar personalmente la prueba de su inspiración. A menudo se tratan en sus revistas aspectos de este asunto. En 1969 publicaron el libro ¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios? Veinte años después el libro La Biblia… ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? analizó de nuevo la cuestión de la autenticidad bíblica, proveyó evidencia adicional y llegó a la misma conclusión: la Biblia es realmente la Palabra inspirada de Dios. Otro libro de los Testigos, impreso por primera vez en inglés en 1963 y actualizado en 1990, es “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. Otros detalles adicionales se hallan en su enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras, publicada en inglés en 1988.
    Debido a que estudian esta información individualmente y como congregación están convencidos de que, aunque se utilizó a unos cuarenta hombres durante un período de dieciséis siglos para escribir lo que contienen los 66 libros de la Biblia, Dios mismo dirigió activamente la escritura mediante su espíritu. El apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada de Dios”. (2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:20, 21.) Esta convicción es un factor importante en la vida de los testigos de Jehová. Un periodista británico comentó así sobre esto: “Detrás de todo lo que un Testigo hace hay una razón bíblica. De hecho, uno de sus principios fundamentales es el reconocimiento de la Biblia como […] verdadera”.
    Se llega a conocer al Dios verdadero
    Por sus estudios de las Escrituras, el hermano Russell y sus colaboradores no tardaron en reconocer que el Dios del que habla la Biblia no es el mismo dios de la cristiandad. Este era un asunto importante, pues, como dijo Jesucristo, el que la gente obtenga vida eterna depende de que conozca al único Dios verdadero y a aquel a quien él ha enviado, su Agente Principal de salvación. (Juan 17:3; Heb. 2:10.) C. T. Russell y los que con él estudiaban la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con la sabiduría, el amor y el poder divinos, y de que estos atributos se manifiestan en todas Sus obras. Basándose en lo que sabían entonces de los propósitos de Dios, prepararon un análisis sobre por qué se permite el mal y lo incluyeron en una de sus primeras y más extensamente distribuidas publicaciones, el libro de 162 páginas Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), que originalmente se publicó como una edición especial de Zion’s Watch Tower en septiembre de 1881.
    Su estudio de la Palabra de Dios les ayudó a percibir que el Creador tiene un nombre personal y permite que los humanos le conozcan y disfruten de una relación estrecha con él. (1 Cró. 28:9; Isa. 55:6; Sant. 4:8.) La revista Watch Tower de octubre-noviembre de 1881 señaló que: “JEHOVÁ es el nombre que se aplica nada menos que al Ser Supremo, nuestro Padre, y aquel a quien Jesús llamó Padre y Dios”. (Sal. 83:18; Juan 20:17.)
    El año siguiente, en respuesta a la pregunta: “¿Aseguran ustedes que la Biblia no enseña que haya tres personas en un solo Dios?”, se dio la siguiente respuesta: “Es cierto; por el contrario, la Biblia nos dice que nuestro Señor Jesucristo tiene un solo Dios y Padre de quien son todas las cosas (o quien creó todas las cosas). Creemos, pues, en Un Solo Dios y Padre, y también en un solo Señor Jesucristo. […] Pero estos son dos seres, y no un solo ser. […] Son uno solamente en el sentido de que están en armonía. Creemos también en un espíritu de Dios. […] Pero este no es una persona, como tampoco lo son el espíritu de los demonios, el espíritu del mundo y el espíritu del anticristo”. (Zion’s Watch Tower, junio de 1882; Juan 17:20-22.)
    Aumenta el aprecio por el nombre de Dios
    Poco a poco aquellos Estudiantes de la Biblia fueron dándose cuenta, cada vez con más claridad, de la importancia que las Escrituras inspiradas dan al nombre personal de Dios. Este nombre había sido ocultado, en lo que se refiere al idioma inglés, por la versión católica Douay y la versión protestante del rey Jacobo, o Versión Autorizada, y lo mismo sucedió más tarde con la mayoría de las traducciones del siglo XX en diferentes idiomas. Pero varias traducciones, así como obras bíblicas de consulta, atestiguan que el nombre Jehová aparece miles de veces en el texto en sus lenguajes originales; de hecho, aparece muchas más veces que cualquier otro nombre y más que la suma total de otros títulos como Dios y Señor. Como “pueblo para su nombre”, el propio aprecio de los Estudiantes de la Biblia por el nombre divino aumentó. (Hech. 15:14.) En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 plantearon lo que reconocían como una cuestión que toda persona debe afrontar, a saber, “¿Quién honrará a Jehová?”.
    El énfasis que dieron al nombre de Dios no era solo asunto de tener conocimiento de un punto religioso. Como se explicó en el libro Profecía (publicado en inglés en 1929), la cuestión de mayor trascendencia que afronta toda la creación inteligente implica el nombre y la palabra de Jehová Dios. Los testigos de Jehová recalcan que la Biblia muestra que toda persona debe conocer el nombre de Dios y tratarlo como sagrado. (Mat. 6:9; Eze. 39:7.) Ese nombre tiene que ser limpiado de todo el oprobio que han amontonado sobre él no solo los que han desafiado abiertamente a Jehová, sino también los que por sus doctrinas y sus obras lo han representado mal. (Eze. 38:23; Rom. 2:24.) Los Testigos han reconocido, con las Escrituras como base, que el bienestar de todo el universo y de los que lo habitan depende de que el nombre de Jehová sea santificado.
    Se dan cuenta de que, antes de que Jehová tome acción para destruir a los inicuos, es el deber y el privilegio de sus testigos decir a otros la verdad acerca de él. Eso es lo que los testigos de Jehová han estado haciendo por toda la Tierra. Han sido tan celosos al cumplir con esa responsabilidad que por todo el mundo a cualquiera que emplea abiertamente el nombre Jehová se le identifica de inmediato como testigo de Jehová.
    Denuncia de la Trinidad
    Como testigos de Jehová, C. T. Russell y sus colaboradores consideraban que tenían la seria responsabilidad de denunciar las enseñanzas que representaban mal a Dios, para ayudar a los que amaban la verdad a reconocer que aquellas enseñanzas carecían de fundamento bíblico. Ellos no fueron los primeros que percibieron que la Trinidad no es una enseñanza bíblica, pero sí reconocieron que si querían ser siervos fieles de Dios tenían la responsabilidad de dar a conocer la verdad acerca de ella. Con valor denunciaron las raíces paganas de esta doctrina central de la cristiandad para beneficio de todos los que aman la verdad.
    La revista Watch Tower de junio de 1882 declaró: “Muchos filósofos paganos, al descubrir que les sería conveniente unirse a las filas de la religión en ascenso [una forma apóstata de cristianismo que tenía el apoyo de los emperadores romanos del siglo IV E.C.], empezaron a preparar un camino fácil a esta procurando descubrir similitudes entre el cristianismo y el paganismo, y así combinar ambas religiones. Lograron su propósito. […] Así como la teología antigua tenía algunos dioses principales, y muchos semidioses de ambos sexos, los paganocristianos (si se nos permite acuñar este término) se entregaron a la tarea de reconstruir la lista de dioses para la nueva teología. Fue entonces cuando se inventó la doctrina de tres Dioses: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo”.
    Algunos miembros del clero trataron de dar sabor bíblico a su enseñanza citando textos como 1 de Juan 5:7, pero el hermano Russell presentó prueba de que entre los escriturarios se reconocía que una porción de ese texto era una interpolación, una inserción espuria hecha por un escriba para apoyar una enseñanza que no está en las Escrituras. Otros apologistas de la Trinidad recurrieron a Juan 1:1, pero la revista Watch Tower mostró, basándose tanto en el contenido como en el contexto, que de ningún modo apoyaba este versículo la creencia de la Trinidad. En armonía con esto, en el número de julio de 1883 dijo: “Más estudio de la Biblia, en vez de estudio de los escritos eclesiásticos, hubiera hecho más claro este asunto para todos. La doctrina de la trinidad está en completa oposición a las Escrituras”.
    El hermano Russell denunció con franqueza la insensatez de afirmar que se cree en la Biblia mientras a la vez se enseña la doctrina trinitaria, que contradice lo que la Biblia enseña. Por eso escribió: “¡Qué mezcolanza de contradicciones y confusión manifiestan los que dicen que Jesús y el Padre son un mismo Dios! Esto encerraría la idea de que nuestro Señor Jesús obró con hipocresía cuando estuvo en la Tierra y solo fingió dirigirse a Dios en oración, cuando Él mismo era Dios. […] Además, el Padre siempre ha sido inmortal, de modo que no podía morir. ¿Cómo, entonces, pudo haber muerto Jesús? Los Apóstoles son todos testigos falsos al proclamar la muerte y resurrección de Jesús si Él no murió. Sin embargo, las Escrituras declaran que sí murió”.
    De esa manera, a principios de su historia moderna los testigos de Jehová rechazaron con firmeza el dogma trinitario de la cristiandad en favor de la enseñanza razonable y confortadora de la Biblia misma. Su labor de publicar esas verdades y dar a gente de todas partes la oportunidad de escucharlas ha alcanzado proporciones nunca antes logradas por ninguna otra persona o grupo, ni en el pasado ni en el presente.
    ¿En qué condición están los muertos?
    Algo que preocupaba mucho a C. T. Russell desde su juventud era qué les sucedería en el futuro a las personas que no hubieran aceptado la provisión divina para la salvación. Cuando era solo un muchacho, creía lo que el clero enseñaba sobre el infierno de fuego; confiaba en que ellos predicaban la Palabra de Dios. Salía de noche a escribir con tiza textos bíblicos en lugares visibles para que los obreros que pasaran por allí recibieran una advertencia y se salvaran de la horrible perspectiva del tormento eterno.
    Uno de sus colaboradores mencionó que más tarde, después que vio por sí mismo lo que la Biblia realmente enseña, Russell dijo: “Si la Biblia enseña que lo que espera a todos, con excepción de los santos, es el tormento eterno, eso debería predicarse, sí, anunciarse de manera atronadora desde las azoteas semanalmente, diariamente, a todas horas; pero si no enseña esa creencia, esto debe darse a conocer, y así debe borrarse la horrible mancha que deshonra el santo nombre de Dios”.
    En los comienzos de su estudio de la Biblia C. T. Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar donde se atormenta a las almas después de la muerte. Muy probablemente le ayudó a ver esto George Storrs, director de la publicación Bible Examiner, a quien el hermano Russell mencionó con mucho afecto en sus obras y quien había escrito mucho sobre lo que había aprendido de la Biblia respecto a la condición de los muertos.
    No obstante, ¿qué se puede decir del alma? ¿Apoyaron los Estudiantes de la Biblia la creencia de que es una parte espiritual del hombre, algo que sigue viviendo después que muere el cuerpo? Todo lo contrario; en 1903 la revista Watch Tower declaró: “Tenemos que prestar atención cuidadosa al hecho de que la lección no es que el hombre tenga un alma, sino que el hombre es un alma, o ser. Tomemos como ilustración de la naturaleza el aire que respiramos: se compone de oxígeno y nitrógeno, ninguno de los cuales es la atmósfera, o aire; pero cuando ambos se combinan en las proporciones químicas adecuadas, lo que resulta es la atmósfera. Lo mismo ocurre con el alma. Dios nos habla desde este punto de vista, de que cada uno de nosotros es un alma. Él no le habla a nuestro cuerpo ni a nuestro aliento de vida, sino que se dirige a nosotros como seres inteligentes, o almas. Cuando pronunció cuál sería la pena por violar su ley, no le habló específicamente al cuerpo de Adán, sino al hombre, al alma, al ser inteligente: ‘Porque el día que de él comieres, morirás’. ‘El alma que pecare, esa morirá.’ (Gén. 2:17; Eze. 18:20.)”. Esto armonizaba con lo que la revista Watch Tower había declarado en abril de 1881.
    Entonces, ¿cómo surgió la creencia de la inmortalidad inherente del alma humana? ¿Qué origen tuvo? Después de examinar cuidadosamente tanto la Biblia como la historia religiosa, el hermano Russell escribió en la revista Watch Tower del 15 de abril de 1894: “Es obvio que no procedió de la Biblia. […] La Biblia aclara que el hombre es mortal, que puede morir. […] Al investigar las páginas de la historia descubrimos que, aunque los testigos inspirados de Dios no enseñan la doctrina de la inmortalidad humana, esa doctrina es la esencia misma de toda religión pagana. […] Por eso, no es cierto que Sócrates y Platón fueran los primeros que enseñaron esa doctrina; esta tuvo un maestro que precedió a esos dos, y que era mucho más hábil. […] El primer registro de esta enseñanza falsa está en la historia más antigua que conocemos: la Biblia. El maestro falso fue Satanás”.
    Se dirige la “manguera” al infierno
    En armonía con el intenso deseo del hermano Russell de quitar del nombre de Dios la horrible mancha que se produjo como resultado de enseñar que existe un infierno de fuego donde se sufre tormento eterno, escribió un tratado al respecto: “¿Enseña la Biblia que el salario del pecado sea tormento eterno?” (The Old Theology [Antigua teología], 1889). En él dijo:
    “La teoría del tormento eterno tuvo origen pagano, si bien el concepto de los pueblos paganos no tenía nada que ver con la doctrina cruel en que se convirtió más tarde, cuando gradualmente entró a formar parte del cristianismo nominal, mientras este se mezclaba con la filosofía pagana en el siglo II. Fue la gran apostasía la que incorporó a la filosofía pagana los horribles detalles que en general ahora se aceptan como verdaderos, los pintó en las paredes de las iglesias, como se hizo en Europa, los escribió en sus credos e himnos y pervirtió la Palabra de Dios de tal manera que parecía que esta daba apoyo divino a esa blasfemia que deshonra a Dios. Por lo tanto, a la gente crédula de hoy no le ha llegado como legado del Señor ni de los apóstoles ni de los profetas, sino del espíritu de transigencia que sacrificó la verdad y la razón, y desvergonzadamente adulteró las doctrinas del cristianismo, por ambición y lucha impías por el poder, las riquezas y el número de adherentes. La noción del tormento eterno como castigo por el pecado era desconocida para los patriarcas del pasado; fue extraña para los profetas de la era judía; y ni el Señor ni los apóstoles la enseñaron; pero ha sido la doctrina principal del cristianismo nominal desde la gran apostasía, el látigo empleado con los crédulos, ignorantes y supersticiosos del mundo para obligarlos a dar obediencia servil a la tiranía. Se declaraba merecedores del tormento eterno a todos los que resistían o rechazaban la autoridad de Roma, y el infligir ese castigo mientras la persona aún vivía comenzó tan pronto como la Iglesia tuvo poder para hacerlo.”
    El hermano Russell sabía que la mayoría de la gente sensata en realidad no creía en la doctrina del infierno de fuego. Pero, como indicó en 1896, en el folleto What Say the Scriptures About Hell? (¿Qué dicen las Escrituras sobre el infierno?), “puesto que creen que la Biblia la enseña, cada paso que dan hacia el verdadero entendimiento y la bondad fraternal […] es, en la mayoría de los casos, un paso que los aleja de la Palabra de Dios, a la cual acusan falsamente de contener esta enseñanza”.
    Con el fin de que personas pensadoras volvieran a la Palabra de Dios, Russell presentó en aquel folleto todos los textos de la Versión Autorizada en los que aparecía la palabra infierno, de modo que los lectores pudieran ver por sí mismos lo que los textos decían, y luego dijo: “Gracias a Dios que no encontramos un lugar de tortura eterna como el que los credos, los himnarios y muchos púlpitos enseñan, una enseñanza errónea. Con todo, hemos hallado un ‘infierno’, sheol, hades, al que toda la raza humana ha sido condenada debido al pecado de Adán, y del cual todos somos redimidos por la muerte de nuestro Señor; y ese ‘infierno’ es la tumba, la condición de estar muertos. Además, hallamos otro ‘infierno’ (gehenna —la muerte segunda— destrucción total), que se nos menciona como el castigo final para todos los que, después de haber sido redimidos y haber adquirido conocimiento pleno de la verdad, y de haber sido completamente capacitados para obedecerla, todavía escojan la muerte por adoptar un proceder de oposición a Dios y a la justicia. Y nuestros corazones dicen amén a ello. Tus caminos son justos y verdaderos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y no glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo; porque todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti; porque tus juicios son manifestados”. (Rev. 15:3, 4.)
    Lo que él enseñaba fue fuente de irritación y desconcierto para el clero de la cristiandad. En 1903 le retaron a un debate público. La condición de los muertos fue una de las cuestiones tratadas en la serie de debates que hubo entre C. T. Russell y el Dr. E. L. Eaton, portavoz de una liga extraoficial de ministros protestantes de la zona oeste de Pensilvania.
    En aquellos debates el hermano Russell sostuvo firmemente que “la muerte es la muerte, y que nuestros seres queridos, cuando mueren, están realmente muertos; no están ni vivos con los ángeles ni con los demonios en un lugar de desesperanza”. Para apoyar aquellas declaraciones citó pasajes como Eclesiastés 9:5, 10; Romanos 5:12; 6:23 y Génesis 2:17. Dijo además: “Las escrituras están en plena armonía con lo que usted y yo y cualquier persona sensata y razonable en el mundo esperaríamos que lógica y propiamente caracterizara a nuestro Dios. ¿Qué se dice de nuestro Padre celestial? Que es justo, que es sabio, que es amoroso, y que es poderoso. Todo cristiano reconoce que estos son atributos del carácter divino. Si así es, ¿tiene sentido alguno para nosotros la declaración de que Dios es justo y a la vez castiga a una criatura suya por toda la eternidad, sin importar qué pecado haya cometido? No soy apologista del pecado; yo mismo no vivo en pecado, y nunca lo predico. […] Pero les aseguro que todas las personas de alrededor que, según nuestro hermano [el Dr. Eaton], hablan irreverentemente al blasfemar contra Dios y contra el santo nombre de Jesucristo son personas a quienes se les ha enseñado esta doctrina del tormento eterno. Y a todos los asesinos, ladrones y malhechores que están en las cárceles se les ha enseñado esta doctrina. […] Estas son doctrinas malas; han estado perjudicando al mundo por mucho tiempo; no son parte de la enseñanza del Señor en absoluto, y la visión espiritual de nuestro querido hermano sigue empañada por el humo de la edad del oscurantismo”.
    Se informa que después del debate uno de los clérigos presentes abordó a Russell y le dijo: “Me alegro de verle dirigir la manguera al infierno y apagar el fuego”.
    Para dar aún más publicidad a la verdad sobre la condición de los muertos, el hermano Russell asistió a una extensa serie de asambleas de un día celebradas entre 1905 y 1907, en las que presentó el discurso público “¡Ida y vuelta al infierno! ¿Quiénes están allí? La esperanza de que regresen muchos”. El título era interesante, y atrajo poderosamente la atención. Los lugares en los que se celebraron las asambleas, tanto en ciudades grandes como en pequeñas de Estados Unidos y Canadá, se llenaron a rebosar.
    Entre los que se conmovieron profundamente por lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos estuvo un estudiante universitario de Cincinnati (Ohio), que se preparaba para el ministerio presbiteriano. En 1913 recibió de su hermano carnal el folleto Where Are the Dead? (¿Dónde están los muertos?) que había escrito John Edgar, un Estudiante de la Biblia que a la vez era médico en Escocia. El estudiante que recibió el folleto era Frederick Franz. Después de leerlo con cuidado, dijo con firmeza: “Esta es la verdad”. Sin vacilar, cambió de metas en la vida y emprendió el ministerio de tiempo completo como repartidor de literatura bíblica y evangelizador. En 1920 ingresó en el personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower. Muchos años después llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, y, más tarde, presidente de la Sociedad Watch Tower.
    El sacrificio de rescate de Jesucristo
    En 1872 Russell y sus colaboradores reexaminaron, como parte de su estudio de las Escrituras, el tema de la restitución, desde el ángulo del rescate dado por Jesucristo. (Hech. 3:21.) Se entusiasmó cuando leyó en Hebreos 2:9 que ‘Jesús por la gracia de Dios gustó la muerte por todos’. Aquello no lo llevó a creer en la salvación universal, pues sabía que las Escrituras también dicen que uno tiene que ejercer fe en Jesucristo para ser salvo. (Hech. 4:12; 16:31.) Aunque no lo comprendió todo de una vez, comenzó a darse cuenta de la maravillosa oportunidad que presentaba a la humanidad el sacrificio de rescate de Jesucristo. Aquello abrió el camino para que el género humano recuperara lo que Adán había perdido, la perspectiva de disfrutar de vida eterna en perfección. El hermano Russell no adoptó una actitud pasiva sobre aquel asunto; reconoció la gran importancia del rescate y lo sostuvo con determinación, aun cuando colaboradores allegados a él dejaron que ideas filosóficas les corrompieran el pensamiento.
    A mediados del año 1878 el hermano Russell ya había sido por un año y medio corredactor de la revista Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), cuyo redactor jefe era N. H. Barbour. Pero cuando Barbour menospreció la enseñanza bíblica del rescate en el número de agosto de 1878, Russell respondió con una firme defensa de aquella importante verdad bíblica.
    Bajo el encabezamiento “La expiación”, Barbour había ilustrado de la siguiente manera lo que pensaba de aquella enseñanza: “Le digo a mi hijo, o a uno de mis sirvientes: Cuando James muerda a su hermana, tú atrapa una mosca, atraviésala con una aguja y clávala a la pared, y yo perdonaré a James. Esto ilustra la doctrina de la sustitución”. Aunque Barbour aseguraba que creía en el rescate, dijo que la idea de que Cristo pagara con su muerte la pena del pecado de toda la progenie de Adán “no [era] bíblica, y repugnaba a nuestro sentido de la justicia”.
    En el número siguiente de la revista Herald of the Morning (septiembre de 1878), el hermano Russell objetó vigorosamente a lo que Barbour había escrito. Analizó lo que las Escrituras dicen en realidad y la consecuencia de ello con “la perfección de la justicia [de Dios], y finalmente su gran misericordia y amor” expresados mediante la provisión del rescate. (1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:18, 19; 1 Ped. 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2.) En la primavera siguiente, después de repetidos esfuerzos por ayudar a Barbour a ver los asuntos desde el punto de vista bíblico, Russell retiró su apoyo de la revista Herald, y su nombre como corredactor dejó de aparecer a partir del número de junio de 1879. Su postura denodada e intransigente respecto a esta fundamental enseñanza bíblica tuvo efectos trascendentales.
    A lo largo de su historia moderna los testigos de Jehová han defendido consecuentemente la enseñanza bíblica del rescate. En el mismo primer número de la revista Zion’s Watch Tower (julio de 1879) se enfatizó que el “mérito para con Dios está […] en el sacrificio perfecto de Cristo”. En 1919, en una asamblea patrocinada por la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, en Cedar Point (Ohio), el programa impreso mostraba en letras grandes las palabras: “¡Bienvenidos todos los que creen en el gran sacrificio de rescate!”. Hoy La Atalaya, en su segunda página, sigue recalcando el rescate, y dice con relación al propósito de la revista: “Anima a la gente a tener fe en el Rey a quien Dios hace gobernar ahora, Jesucristo, cuya sangre derramada abre el camino para que la humanidad adquiera vida eterna”.
    Dispuestos a progresar, no atados a credos
    El entendimiento claro de la Palabra de Dios no llegó de una vez. En muchos casos los Estudiantes de la Biblia captaban un detalle del patrón de la verdad, pero no veían aún el cuadro completo. No obstante, querían aprender. No estaban atados a credos; estaban dispuestos a progresar. Compartían lo que aprendían. No se consideraban autores de lo que enseñaban; procuraban ser “enseñados por Jehová”. (Juan 6:45.) Y entendían que Jehová hace posible la comprensión de los detalles de su propósito a su modo y tiempo debidos. (Dan. 12:9; compárese con Juan 16:12, 13.)
    Aprender cosas nuevas requiere ajustar el modo de pensar de uno mismo. Se necesita humildad para reconocer los propios errores y efectuar cambios beneficiosos. Esta cualidad y sus frutos agradan a Jehová, y tal proceder les resulta sumamente atractivo a los que aman la verdad. (Sof. 3:12.) Sin embargo, se atrae la burla de los que se jactan de credos que han permanecido sin alterar por siglos, aunque los hayan concebido hombres imperfectos.
    Cómo regresa el Señor
    A mediados de los años setenta del siglo XIX el hermano Russell y los que con él examinaban diligentemente las Escrituras discernieron que el Señor volvería de manera invisible. (Juan 14:3, 19.)
    El hermano Russell dijo más tarde: “Nos apenó mucho el error de los segundoadventistas, que esperaban a Cristo en la carne y enseñaban que el mundo y todo cuanto hay en él, excepto los segundoadventistas, sería consumido por fuego en 1873 ó 1874, y cuyos cómputos de fechas, junto con sus desengaños e ideas toscas en general sobre el objeto y la manera de Su venida, hicieron que a nosotros y a todos los que anhelaban y proclamaban Su Reino venidero se nos desacreditara de algún modo. Estos conceptos equivocados tan generales, tanto del propósito como de la manera de la vuelta del Señor, me llevaron a escribir el folleto ‘The Object and Manner of Our Lord’s Return’ (El objeto y manera de la vuelta del Señor)”. Este folleto se publicó en 1877. El hermano Russell hizo que se imprimieran y distribuyeran 50.000 ejemplares de él.
    En el folleto escribió: “Creemos que las escrituras nos enseñan que al momento de Su venida, y por algún tiempo después de Su llegada, Él permanecerá invisible; que se manifestará o mostrará después mediante juicios y de diversas maneras, para que ‘todo ojo le vea’”. En apoyo de esto analizó textos como Hechos 1:11 (‘vendrá como le habéis visto irse’, es decir, sin ser observado por el mundo) y Juan 14:19 (“aun un poquito, y el mundo no me verá más”). El hermano Russell también se refirió a que The Emphatic Diaglott, publicado en su totalidad por primera vez en 1864 con una traducción interlineal palabra por palabra, probaba que la expresión griega pa·rou·sí·a significaba “presencia”. Al analizar cómo se emplea este término en la Biblia, Russell explicó en aquel folleto: “La palabra griega que por lo general se emplea para referirse al segundo advenimiento —parousia, traducida a menudo por venida— siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado, y nunca tiene el sentido de estar de camino, como usamos la palabra venida”.
    Al hablar del propósito de la presencia de Cristo, Russell dejó claro que no se trataba de un suceso único que sacudiría al mundo. “El segundo advenimiento, como el primero —escribió—, abarca un período, y no es un suceso momentáneo.” Dijo que en aquel tiempo el “rebaño pequeño” recibiría su recompensa con el Señor como coherederos en su Reino; otros, quizás miles de millones, tendrían la oportunidad de disfrutar de vida perfecta en una Tierra restaurada a la belleza edénica. (Luc. 12:32.)
    Tan solo unos años después, basándose en un estudio más a fondo de las Escrituras, Russell se dio cuenta de que Cristo no solo volvería de manera invisible, sino que también permanecería en invisibilidad, aun mientras manifestara su presencia mediante el juicio de los inicuos.
    En 1876, después de leer por primera vez un ejemplar de la revista Herald of the Morning, Russell se percató de que en aquel tiempo había otro grupo que creía que la vuelta de Cristo sería invisible y que asociaba aquella vuelta con bendiciones para todas las familias de la Tierra. El Sr. Barbour, editor de aquella publicación, persuadió a Russell a creer que la presencia invisible de Cristo había comenzado en 1874. Más tarde se llamó la atención a este hecho mediante el subtema “Herald of Christ’s Presence” (Heraldo de la Presencia de Cristo), que apareció en la portada de Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión).
    Reconocer que la presencia de Cristo era invisible se convirtió en una importante base para el entendimiento de muchas profecías bíblicas. Los Estudiantes de la Biblia de entonces se dieron cuenta de que la presencia del Señor debería ser de interés primordial para todo cristiano verdadero. (Mar. 13:33-37.) Se interesaban mucho en la vuelta del Amo y reconocían que tenían la responsabilidad de anunciarla, aunque todavía no discernían claramente todos los detalles implicados. Sin embargo, lo que el espíritu de Dios sí les permitió comprender casi desde el principio fue realmente notable. Una de esas verdades tenía que ver con una fecha muy importante señalada por la profecía bíblica.
    El fin de los Tiempos de los Gentiles
    La cuestión de la cronología bíblica es algo que por mucho tiempo ha interesado a los que estudian la Biblia. Algunos comentaristas habían presentado diversas opiniones respecto a la profecía de Jesús sobre “los tiempos de los Gentiles” y lo que escribió el profeta Daniel sobre el sueño del rey Nabucodonosor acerca del tronco de un árbol que estuvo atado por “siete tiempos”. (Luc. 21:24, VA; Valera, 1904; Dan. 4:10-17.)
    Ya en 1823 John A. Brown, cuya obra se publicó en Londres (Inglaterra), había calculado que los “siete tiempos” del capítulo 4 de Daniel duraban 2.520 años. Pero no había discernido con claridad cuándo comenzaría ni cuándo terminaría el período profético. Sin embargo, sí había conectado estos “siete tiempos” con los Tiempos de los Gentiles de Lucas 21:24. En 1844, E. B. Elliott, clérigo inglés, señaló a 1914 como la posible fecha del fin de los “siete tiempos” de Daniel, pero también expuso otra idea que apuntaba al tiempo de la Revolución francesa. En 1849, Robert Seeley, de Londres, trató el asunto de manera similar. Al menos para 1870, una publicación de Joseph Seiss y sus asociados, impresa en Filadelfia (Pensilvania), presentaba cálculos que señalaban a 1914 como una fecha importante, aunque el razonamiento que contenía se basó en una cronología que C. T. Russell rechazó más tarde.
    Luego, en los números de agosto, septiembre y octubre de 1875 de Herald of the Morning N. H. Barbour ayudó a armonizar ciertos detalles que otros habían indicado. Empleando la cronología compilada por Christopher Bowen, clérigo inglés, y publicada por E. B. Elliott, Barbour identificó el comienzo de los Tiempos de los Gentiles con la remoción de Sedequías de la gobernación real, según se había profetizado en Ezequiel 21:25, 26, y señaló al año 1914 como el fin de los Tiempos de los Gentiles.
    A principios de 1876 C. T. Russell recibió un ejemplar de Herald of the Morning. Enseguida escribió a Barbour y después pasó algún tiempo con él en Filadelfia durante el verano, analizando, entre otras cosas, los períodos proféticos. Poco después, en un artículo titulado “Los Tiempos de los Gentiles: ¿cuándo terminan?”, Russell también razonó sobre el asunto a partir de las Escrituras y declaró que la prueba demostraba que ‘los siete tiempos terminarían en 1914 d.C.’. Este artículo se imprimió en el número de octubre de 1876 de Bible Examiner. El libro Three Worlds, and the Harvest of This World (Tres mundos, y la siega de este mundo), escrito en 1877 por N. H. Barbour con la cooperación de C. T. Russell, llegaba a la misma conclusión. Más tarde, algunos de los primeros números de la revista Watch Tower, como los de diciembre de 1879 y julio de 1880, señalaron a 1914 E.C. como un año muy significativo desde el punto de vista de la profecía bíblica. En 1889 se dedicó todo el capítulo 4 del tomo II de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio, que después se llamó Estudios de las Escrituras) a un análisis de “Los Tiempos de los Gentiles”. Pero ¿qué significaría el fin de los Tiempos de los Gentiles?
    Los Estudiantes de la Biblia no estaban completamente seguros de lo que sucedería. Estaban convencidos de que el resultado no sería que la Tierra había de ser quemada ni la humanidad aniquilada. Más bien, sabían que marcaría un punto significativo respecto a la gobernación divina. Al principio pensaron que para aquella fecha el Reino de Dios habría alcanzado ya control pleno, universal. Cuando aquello no sucedió, la confianza que tenían en las profecías bíblicas que señalaban a aquella fecha no desfalleció. Llegaron a la conclusión de que, en vez de eso, la fecha marcaba sencillamente un comienzo respecto a la gobernación del Reino.
    Al principio también pensaron que antes de aquella fecha las dificultades mundiales culminarían en anarquía (lo cual creían que estaría asociado con la guerra del “gran día de Dios el Todopoderoso”). (Rev. 16:14.) Pero luego, diez años antes de 1914, la revista Watch Tower indicó que la agitación mundial que llevaría a la aniquilación de las instituciones humanas ocurriría inmediatamente después del fin de los Tiempos de los Gentiles. Esperaban que el año 1914 marcara un punto crucial y significativo para Jerusalén, pues la profecía había indicado que ‘Jerusalén sería hollada’ hasta que se cumplieran los Tiempos de los Gentiles. Al ver que se acercaba el año 1914 y ellos todavía no habían muerto como humanos ni habían sido ‘arrebatados en las nubes’ para encontrarse con el Señor —en conformidad con sus anteriores expectativas—, esperaban fervorosamente que su cambio tuviera lugar al fin de los Tiempos de los Gentiles. (1 Tes. 4:17.)
    Mientras los años pasaban y ellos seguían examinando las Escrituras, su fe en las profecías permanecía firme, y no se retraían de decir lo que esperaban que ocurriera. Se esforzaron, con algún éxito, por evitar ser dogmáticos respecto a detalles que no se mencionaban directamente en las Escrituras.
    ¿Sonó demasiado temprano el “despertador”?
    El estallido de la I Guerra Mundial en 1914, a la que por mucho tiempo se llamó sencillamente la Gran Guerra, desencadenó tiempos turbulentos para el mundo, no obstante, la caída de todos los gobiernos humanos existentes no se produjo inmediatamente. Los Estudiantes de la Biblia creyeron ver en acontecimientos relacionados con Palestina ocurridos después de 1914, pruebas de cambios significativos para Israel. Pero transcurrieron meses, luego años, y no recibieron su recompensa celestial como habían esperado. ¿Cómo reaccionaron ante esto?
    The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 llamó especialmente la atención al 1 de octubre de 1914, y pasó a decir: “Este era el último punto en el tiempo al que la cronología bíblica nos señalaba con relación a las experiencias de la Iglesia. ¿Nos dijo el Señor que entonces se nos llevaría al cielo? No. ¿Qué dijo? Su Palabra y el cumplimiento de las profecías parecían señalar inequívocamente a que esta fecha marcaba el fin de los Tiempos de los Gentiles. Dedujimos de esto que el ‘cambio’ de la Iglesia acontecería en esa fecha o antes. Pero Dios no nos dijo que sería así. Nos permitió llegar a esa deducción; y creemos que eso fue una prueba necesaria para los amados santos de Dios de todas partes”. Pero ¿probaron aquellos sucesos que su gloriosa esperanza había sido en vano? No. Esto sencillamente significó que los acontecimientos no ocurrían tan pronto como esperaban.
    Años antes de 1914 Russell había escrito: “Evidentemente la cronología (las profecías sobre medidas de tiempo en general) no se dio con el propósito de proporcionar al pueblo de Dios información cronológica exacta a lo largo de los siglos. Es obvio que se proveyó para que funcionara como un reloj de alarma que despertara y activara al pueblo del Señor al tiempo debido. […] Pero supongamos, por ejemplo, que pase octubre de 1914 y no haya una caída significativa del poder de los gentiles. ¿Qué probaría o refutaría eso? No rebatiría ningún aspecto del Plan Divino de las Edades. El precio de rescate que se pagó en el Calvario perduraría como garantía del cumplimiento final del gran Programa Divino para la restitución humana. La ‘llamada a lo alto’ de la Iglesia, para que sufriera con el Redentor y fuera glorificada con él como miembros de él, o como su Novia, todavía sería la misma. […] Lo único afectado por la cronología sería el tiempo en que habrían de realizarse esas gloriosas esperanzas para la Iglesia y para el mundo. […] Y si pasara esa fecha, eso sencillamente sería prueba de que nuestra cronología, nuestro ‘despertador’, habría sonado un poco antes de tiempo. ¿Consideraríamos una gran calamidad el que en la mañana de un día maravilloso, lleno de gozo y placer, la alarma nos despertara unos momentos antes? ¡Ciertamente que no!”.
    Pero aquel “despertador” no había sonado demasiado temprano. En realidad lo inesperado fueron las experiencias a las que el reloj los había despertado.
    Años después, cuando la luz se había hecho más brillante, reconocieron lo siguiente: “Muchos de los amados santos pensaban que no había más trabajo que hacer. […] Se regocijaron por la prueba clara de que el mundo había terminado, que el reino celestial se había aproximado y que el día de su liberación estaba cerca. Pero habían pasado por alto otra cosa que había que hacer. Las buenas nuevas que habían recibido tenían que contarse a otros; pues Jesús había mandado: ‘Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin’. (Mateo 24:14.)” (The Watch Tower, 1 de mayo de 1925.)
    Al comparar lo que ocurrió después de 1914 con lo que el Amo había predicho, poco a poco los Estudiantes de la Biblia se fueron dando cuenta de que vivían en los últimos días del viejo sistema y de que habían estado en ese período desde 1914. También llegaron a entender que fue en 1914 cuando comenzó la presencia invisible de Cristo y que esta no consistía en que él regresara personalmente (aunque de manera invisible) a la vecindad de la Tierra, sino en que dirigiera su atención a la Tierra como Rey en funciones. Se percataron de la importante responsabilidad que tenían de proclamar “estas buenas nuevas del reino” para testimonio a todas las naciones durante este tiempo crítico de la historia humana, y aceptaron aquella responsabilidad. (Mat. 24:3-14.)
    ¿Cuál era, precisamente, el mensaje que tenían que predicar acerca del Reino? ¿Difería del mensaje de los cristianos del siglo primero?
    El Reino de Dios, única esperanza de la humanidad
    Como resultado de su estudio cuidadoso de la Palabra de Dios, los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con el hermano Russell comprendieron que el Reino de Dios era el gobierno que Jehová había prometido establecer mediante su Hijo para bendecir a la humanidad. En los cielos, Jesucristo tendría como asociados en la gobernación al “rebaño pequeño” escogido por Dios de entre los humanos. Entendían que ese gobierno estaría representado por hombres fieles del pasado que serían príncipes en toda la Tierra. A estos se les llamaba los “beneméritos de la antigüedad”. (Luc. 12:32; Dan. 7:27; Rev. 20:6; Sal. 45:16.)
    Por mucho tiempo la cristiandad había sostenido la enseñanza del ‘derecho divino de los reyes’ como medio de mantener en sujeción a la gente. Pero por su estudio de las Escrituras aquellos Estudiantes de la Biblia se dieron cuenta de que el futuro de los gobiernos humanos no estaba asegurado por garantía divina alguna. En armonía con lo que iban aprendiendo, la Watch Tower de diciembre de 1881 dijo: “El establecimiento de este reino supondrá, por supuesto, el derribo de todos los reinos de la Tierra, puesto que todos ellos —hasta el mejor— están fundados en la injusticia y la desigualdad de los derechos y en la opresión para muchos y el favor para unos cuantos, como leemos: ‘Romperá en pedazos y consumirá todos estos reinos y él permanecerá para siempre’”. (Dan. 2:44.)
    Los Estudiantes de la Biblia todavía tenían mucho que aprender sobre cómo se destruiría a aquellos reinos opresivos. No comprendían aún con claridad cómo se extenderían los beneficios del Reino de Dios a toda la humanidad. Pero no confundían el Reino de Dios con un sentimiento impreciso en el corazón de la gente ni con la gobernación de una jerarquía religiosa que empleara como agente suyo al Estado seglar.
    Para 1914 los siervos fieles de Dios de la era precristiana no habían sido resucitados en la Tierra como representantes principescos del Rey Mesiánico, como se había esperado, ni se habían unido a Cristo en el Reino celestial en aquel año los que quedaban del “rebaño pequeño”. Sin embargo, The Watch Tower del 15 de febrero de 1915 dijo con confianza que 1914 había sido el tiempo debido “para que nuestro Señor tomara Su gran poder y gobernara”, poniendo fin así a los milenios de dominación gentil ininterrumpida. En el número del 1 de julio de 1920 The Watch Tower reafirmó aquella postura y la asoció con las buenas nuevas que Jesús había predicho que se proclamarían por toda la Tierra antes del fin. (Mat. 24:14.) En 1922, en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), se reafirmó aquel entendimiento en una resolución general, y el hermano Rutherford exhortó de este modo a los asambleístas: “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”.
    No obstante, en aquel tiempo los Estudiantes de la Biblia pensaban que la instauración del Reino, su establecimiento pleno en los cielos, no acontecería sino hasta que los últimos miembros de la novia de Cristo fueran glorificados. Por lo tanto, en 1925 se alcanzó un hito cuando The Watch Tower del 1 de marzo publicó el artículo “Nacimiento de la nación”. Este contenía un estudio esclarecedor sobre el capítulo 12 de Revelación. El artículo presentaba prueba de que el Reino Mesiánico había nacido —se había establecido— en 1914, que Cristo entonces había comenzado a gobernar en su trono celestial y que después Satanás había sido arrojado de los cielos a la vecindad de la Tierra. Estas eran las buenas nuevas que se tenían que proclamar, las buenas nuevas de que el Reino de Dios había empezado a funcionar. ¡Cómo estimuló este esclarecedor entendimiento a aquellos proclamadores del Reino a predicar hasta las extremidades de la Tierra!
    Por todos los medios adecuados el pueblo de Jehová dio testimonio de que solo el Reino de Dios podía traer alivio duradero y resolver los problemas profundamente arraigados que afligían a la humanidad. En 1931 este mensaje se presentó en un discurso de J. F. Rutherford transmitido por radio a través de la mayor red internacional de emisoras hasta entonces. El texto del discurso también se publicó en muchos idiomas en el folleto El Reino, la esperanza del mundo, del cual se distribuyeron millones de ejemplares en pocos meses. Además de su amplia distribución entre el público, se hicieron esfuerzos especiales por poner ejemplares de este folleto en manos de políticos, hombres prominentes del mundo de los negocios y del clero.
    Entre otras cosas el folleto decía: “En la actualidad los gobiernos injustos del mundo no pueden dar esperanza alguna a la gente. El juicio de Dios contra estos dicta que sean destruidos. Por lo tanto, la única esperanza del mundo es el reino o gobierno justo de Dios con Cristo Jesús como Gobernante invisible”. El pueblo de Jehová comprendía que ese Reino traería verdadera paz y seguridad a la humanidad. Bajo su gobernación la Tierra se convertiría en un verdadero paraíso, y ya no habría enfermedades ni muerte. (Rev. 21:4, 5.)
    Las creencias de los testigos de Jehová siguen teniendo como centro las buenas nuevas del Reino de Dios. Desde el número del 1 de marzo de 1939 en inglés, su revista principal, que ahora se publica en más de 110 idiomas, ha llevado el título The Watchtower Announcing Jehovah’s Kingdom; en español ha aparecido, desde el número de octubre de 1939, con el título de La Atalaya (Anunciando el Reino de Jehová).
    Pero antes de que la gobernación del Reino transformara la Tierra en un paraíso, el sistema inicuo actual tendría que ser eliminado. ¿Cómo se lograría eso?
    La guerra del gran día de Dios el Todopoderoso
    La guerra mundial que estalló en 1914 sacudió hasta sus cimientos al sistema de cosas existente. Por un tiempo pareció que todo sucedería tal como los Estudiantes de la Biblia habían esperado.
    En agosto de 1880 el hermano Russell había escrito: “Comprendemos que antes de que la familia humana sea restaurada, o siquiera empiece a ser bendecida, los reinos actuales de la Tierra, que atan y oprimen a la humanidad, serán derribados y el reino de Dios asumirá el control, y que la bendición y la restitución vendrán mediante ese nuevo reino”. ¿Cómo acontecería ese ‘derribo de los reinos’? Basándose en el desenvolvimiento de las condiciones mundiales, Russell creía que durante la guerra de Armagedón Dios se valdría de facciones en conflicto de la humanidad para derribar las instituciones existentes. Dijo: “Ha comenzado la demolición del imperio del hombre. Ya funciona la fuerza que los derribará. La gente está organizando sus fuerzas con nombres como comunistas, socialistas, nihilistas, etc.”.
    El libro The Day of Vengeance (El día de venganza), más tarde llamado The Battle of Armageddon (La batalla de Armagedón), publicado en 1897, dio más detalles sobre cómo los Estudiantes de la Biblia entendían entonces esta cuestión, al decir: “El Señor, por su imperante providencia, se encargará de este gran ejército de descontentos —patriotas, reformistas, socialistas, moralistas, anarquistas, ignorantes y desesperanzados— y se valdrá, según su sabiduría divina, de las esperanzas, temores, necedad y egoísmo de ellos para cumplir Sus propios magníficos propósitos de derribar las instituciones actuales, y de preparar al hombre para el Reino de la Justicia”. De modo que asociaban la guerra de Armagedón con la idea de una revolución social violenta.
    Pero ¿sería el Armagedón sencillamente un enfrentamiento entre facciones en conflicto de la humanidad, una revolución social utilizada por Dios para derribar las instituciones existentes? Tras haberse analizado con más detenimiento los textos bíblicos relacionados con este asunto, The Watch Tower del 15 de julio de 1925 llamó la atención a Zacarías 14:1-3 y dijo: “Esto nos lleva a la conclusión de que todas las naciones de la Tierra, bajo la dirección de Satanás, serán reunidas para pelear contra la clase Jerusalén, es decir, los que se ponen de parte del Señor […] Revelación 16:14, 16”.
    El año siguiente, en el libro Liberación, se fijó la atención en el verdadero propósito de esta guerra, y se dijo: “Ahora, Jehová, conforme a su Palabra, demostrará su poder tan clara e inequívocamente, que los pueblos podrán convencerse de su impío proceder, y comprenderán que Jehová es Dios. Esta es la razón por la cual Dios envió el gran diluvio, derribó la Torre de Babel, destruyó al ejército de Senaquerib, Rey de [Asiria], y destruyó a los Egipcios, y esta es también la razón por la cual Dios va a mandar sobre el mundo una gran calamidad. Las calamidades anteriores no fueron más que sombras de lo que ahora amenaza. La reunión de las naciones será preparativo de la batalla del gran día de Dios Todopoderoso en ‘el grande y terrible día del Señor’ (Joel 2:31), en el cual Jehová hará para sí un nombre. En este grande y último conflicto, los pueblos de cada tribu, nación y lengua aprenderán que Jehová es el Dios Omnipotente, [Omnisapiente] y Justo”. Pero a los siervos de Jehová en la Tierra se les advirtió: “En esta gran batalla ningún cristiano asestará un golpe. La razón, para no hacerlo, es porque Jehová ha dicho: ‘Porque la batalla no es vuestra, sino de Dios’”. Estaba claro que la guerra de la que se hablaba ahí no era la que habían entablado las naciones en 1914. Todavía tenía que acontecer.
    Sin embargo, tenían que resolverse otras cuestiones con las Escrituras como base. Una de ellas implicaba la identidad de la Jerusalén que sería hollada hasta que terminaran los Tiempos de los Gentiles, como se había indicado en Lucas 21:24; y algo que estaba relacionado con eso era la identidad del Israel mencionado en tantas profecías de restauración.
    ¿Haría Dios que los judíos volvieran a Palestina?
    Los Estudiantes de la Biblia estaban muy atentos a las muchas profecías de restauración que los profetas de Dios habían dado al Israel antiguo. (Jer. 30:18; 31:8-10; Amós 9:14, 15; Rom. 11:25, 26.) Hasta 1932 entendieron que aquellas profecías se referían específicamente a los judíos naturales. Por lo tanto, creían que Dios favorecería de nuevo a Israel y poco a poco haría que los judíos volvieran a Palestina, abriéndoles los ojos a la verdad respecto a Jesús como Rescatador y Rey Mesiánico y utilizándolos como medio de extender bendiciones a todas las naciones. El creer esto llevó al hermano Russell a hablar ante grandes auditorios judíos en Nueva York y Europa sobre el tema “El sionismo en la profecía”, y en 1925 el hermano Rutherford escribió el libro Comfort for the Jews (Consuelo para los judíos).
    Pero gradualmente fue quedando claro que lo que acontecía en Palestina con relación a los judíos no cumplía las magníficas profecías de Jehová sobre la restauración. En el siglo primero Jerusalén fue desolada porque los judíos rechazaron al Hijo de Dios, el Mesías, quien había sido enviado en el nombre de Jehová. (Dan. 9:25-27; Mat. 23:38, 39.) Se hacía cada vez más patente que la actitud de los judíos como pueblo no había cambiado. No se veía arrepentimiento por el acto inicuo cometido por sus antepasados. El regreso de algunos a Palestina no se debió al amor a Dios ni a un deseo de que su nombre fuera magnificado por cumplir su Palabra. Esto se explicó con claridad en el segundo tomo de la obra Vindicación, publicada por la Sociedad Watch Tower Bible and Tract en 1932. En 1949 se confirmó que esta opinión era correcta cuando el Estado de Israel, que se había formado poco antes como nación y patria para los judíos, se hizo miembro de la Organización de las Naciones Unidas, mostrando así que confiaba en las naciones políticas del mundo más bien que en Jehová.
    Lo que había estado sucediendo en cumplimiento de aquellas profecías de restauración señalaba en otra dirección. Los siervos de Jehová comenzaron a darse cuenta de que era el Israel espiritual, “el Israel de Dios”, compuesto de cristianos ungidos por espíritu, quienes en cumplimiento del propósito de Dios gozaban de paz con Dios mediante Jesucristo. (Gál. 6:16.) Entonces se les abrieron los ojos y pudieron percibir en el modo como Dios trataba con estos cristianos un maravilloso cumplimiento espiritual de aquellas promesas de restauración. Con el tiempo también comprendieron que la Jerusalén que fue ensalzada al fin de los Tiempos de los Gentiles no fue sencillamente una ciudad terrestre, o siquiera un pueblo en la Tierra que estuviera representado por aquella ciudad, sino más bien la “Jerusalén celestial”, donde en 1914 Jehová puso a su Hijo, Jesucristo, con autoridad para gobernar. (Heb. 12:22.)
    Al comprender claramente estos asuntos, los testigos de Jehová pudieron cumplir mejor con la comisión de predicar las buenas nuevas del Reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” sin parcialidad hacia grupo alguno. (Mat. 24:14.)
    ¿A quién deben atribuirse todas estas explicaciones bíblicas que han aparecido en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower?
    Cómo reciben instrucción los siervos de Jehová
    Jesucristo predijo que, después de su regreso al cielo, enviaría espíritu santo a sus discípulos. Este les serviría de ayudante y los guiaría “a toda la verdad”. (Juan 14:26; 16:7, 13.) Jesús también dijo que él, como Señor o Amo de los cristianos verdaderos, tendría un “esclavo fiel y discreto”, un “mayordomo fiel”, que daría “alimento [espiritual] al tiempo apropiado” a los domésticos, los que trabajaban en la casa de la fe. (Mat. 24:45-47; Luc. 12:42.) ¿Quién es este esclavo fiel y discreto?
    El mismo primer número de la revista Watch Tower hizo alusión a Ma

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  38. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    Capítulo 10
    Aumenta el conocimiento exacto de la verdad
    LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ no se han propuesto introducir doctrinas nuevas ni una nueva forma de adoración ni una nueva religión. Más bien, su historia moderna refleja un esfuerzo consciente por enseñar lo que se halla en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios. A ella señalan como la base de todas sus creencias y su modo de vivir. En vez de fomentar creencias que reflejen la tendencia del mundo moderno hacia la permisividad, han procurado conformarse de manera más estrecha a las enseñanzas y prácticas bíblicas del cristianismo del siglo primero.
    A comienzos de los años setenta del siglo XIX Charles Taze Russell y sus colaboradores emprendieron un intenso estudio de la Biblia. Se les hizo patente que la cristiandad se había apartado mucho de las enseñanzas y prácticas del cristianismo primitivo. El hermano Russell no afirmó que él fuera el primero en discernir esto, y por eso reconoció francamente que estaba endeudado con otras personas por la ayuda que había recibido de ellas en los primeros años de su estudio de las Escrituras. Habló con aprecio de la buena labor que habían efectuado varios movimientos durante la Reforma para que la luz de la verdad resplandeciera con un brillo mayor. Mencionó a hombres mayores que él, como Jonas Wendell, George Stetson, George Storrs y Nelson Barbour, quienes contribuyeron personalmente de diversas maneras al entendimiento que él obtuvo de la Palabra de Dios.
    También dijo: “Varias doctrinas que aceptamos, y que parecen tan nuevas, recientes y distintas, ya se creían de alguna forma desde hace mucho tiempo; por ejemplo: La elección, el don gratuito, la restitución, la justificación, la santificación, la glorificación y la resurrección”. Sin embargo, a menudo sucedía que un grupo religioso se distinguía por su claro entendimiento de una verdad bíblica y otro grupo por su entendimiento de otra. Con frecuencia, el que estuvieran atados a doctrinas y credos que incluían creencias procedentes de la Babilonia o el Egipto antiguos o que se habían tomado de los filósofos griegos impedía su progreso.
    Pero ¿qué grupo se asiría gradualmente, con la ayuda del espíritu de Dios, del entero “modelo de palabras saludables” adoptado por los cristianos del siglo primero? (2 Tim. 1:13.) ¿Para quiénes resultaría cierto que su senda era “como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”? (Pro. 4:18.) ¿Quiénes harían realmente la obra que Jesús mandó cuando dijo: “Serán testigos de mí […] hasta la parte más distante de la tierra”? ¿Quiénes no solo harían discípulos, sino que también ‘les enseñarían a observar todas las cosas’ que Jesús había mandado? (Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20.) En verdad, ¿había llegado el tiempo para que el Señor hiciera una distinción clara entre los cristianos verdaderos, a quienes comparó a trigo, y los cristianos de imitación, a quienes llamó mala hierba (en realidad mala hierba de la clase que se parece mucho al trigo hasta que este y la mala hierba maduran)? (Mat. 13:24-30, 36-43.) ¿Quién resultaría ser “el esclavo fiel y discreto” a quien su Amo, Jesucristo, al tiempo de su presencia con poder real, le encomendaría más responsabilidades con relación a la obra predicha para la conclusión de este sistema de cosas? (Mat. 24:3, 45-47.)
    Dejan que resplandezca la luz
    Jesús mandó a sus discípulos que compartieran con otros la luz de la verdad divina que habían recibido de él. Dijo: “Ustedes son la luz del mundo. […] Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. (Mat. 5:14-16; Hech. 13:47.) Charles Taze Russell y sus colaboradores reconocieron que tenían la obligación de dejar brillar su luz.
    ¿Creían ellos que tenían todas las respuestas, la luz plena de la verdad? A esa pregunta el hermano Russell respondió categóricamente: “Desde luego que no; ni las tendremos hasta el ‘día perfecto’”. (Pro. 4:18, VA.) A menudo llamaban a sus creencias bíblicas la “verdad actual”, no con la idea de que la verdad misma cambiara, sino con la idea de que su comprensión de la verdad era progresiva.
    Aquellos estudiantes concienzudos de la Biblia no negaban que existiera tal cosa como la verdad en cuestiones de religión. Reconocían a Jehová como “el Dios de la verdad” y veían la Biblia como Su Palabra veraz. (Sal. 31:5; Jos. 21:45; Juan 17:17.) Estaban al tanto de que todavía desconocían muchas cosas, pero eso no impedía que declararan con convicción lo que habían aprendido de la Biblia. Y cuando las doctrinas y prácticas religiosas tradicionales contradecían lo que se explicaba claramente en la Palabra inspirada de Dios, imitando a Jesucristo denunciaban la falsedad, aunque tuvieran que sufrir entonces la burla y el odio del clero. (Mat. 15:3-9.)
    Para llegar a otras personas y alimentarlas espiritualmente, C. T. Russell empezó a publicar en julio de 1879 la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, hoy conocida en español como La Atalaya.
    La Biblia: realmente la Palabra de Dios
    La confianza que depositaba Charles Taze Russell en la Biblia no era solo cuestión de aceptar un punto de vista tradicional que fuera popular entonces. Por el contrario, lo popular entre muchas personas de su día era la crítica textual de la Biblia. Los partidarios de esta sostenían que no se podía confiar en las Escrituras.
    En su juventud Russell se había unido a la Iglesia Congregacional y estuvo activo en ella, pero la irracionalidad de los dogmas tradicionales lo llevaron al escepticismo. Descubrió que lo que le habían enseñado no se podía defender convincentemente con la Biblia. De modo que rechazó los dogmas de los credos eclesiásticos y, junto con ellos, la Biblia. Después investigó las principales religiones de Oriente, pero estas tampoco le fueron satisfactorias. Entonces empezó a preguntarse si acaso los credos de la cristiandad tergiversaban las enseñanzas bíblicas. Lo que escuchó cierta noche en una reunión adventista le impulsó a emprender un estudio sistemático de las Escrituras. En realidad lo que se le empezó a revelar fue la Palabra inspirada de Dios.
    Le impresionó profundamente la armonía interna de la Biblia y cómo concordaba esta con la personalidad de Aquel a quien se identifica como su Autor Divino. Para ayudar a otros a beneficiarse de esto, escribió más tarde el libro The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), que publicó en 1886. En él incluyó un profundo estudio de “La Biblia como una revelación divina examinada a la luz de la razón”. Al final de ese capítulo declaró categóricamente: “La profundidad, la fuerza, la sabiduría y el alcance de los testimonios de la Biblia nos llevan a la convicción de que no fue el hombre, sino el Dios Todopoderoso, el autor de sus planes y de su revelación”.
    La confianza en la Biblia entera como la Palabra de Dios sigue siendo la piedra angular de las creencias de los testigos de Jehová de hoy día. Por toda la Tierra disponen de ayudas para el estudio de la Biblia que les permiten examinar personalmente la prueba de su inspiración. A menudo se tratan en sus revistas aspectos de este asunto. En 1969 publicaron el libro ¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios? Veinte años después el libro La Biblia… ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? analizó de nuevo la cuestión de la autenticidad bíblica, proveyó evidencia adicional y llegó a la misma conclusión: la Biblia es realmente la Palabra inspirada de Dios. Otro libro de los Testigos, impreso por primera vez en inglés en 1963 y actualizado en 1990, es “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. Otros detalles adicionales se hallan en su enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras, publicada en inglés en 1988.
    Debido a que estudian esta información individualmente y como congregación están convencidos de que, aunque se utilizó a unos cuarenta hombres durante un período de dieciséis siglos para escribir lo que contienen los 66 libros de la Biblia, Dios mismo dirigió activamente la escritura mediante su espíritu. El apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada de Dios”. (2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:20, 21.) Esta convicción es un factor importante en la vida de los testigos de Jehová. Un periodista británico comentó así sobre esto: “Detrás de todo lo que un Testigo hace hay una razón bíblica. De hecho, uno de sus principios fundamentales es el reconocimiento de la Biblia como […] verdadera”.
    Se llega a conocer al Dios verdadero
    Por sus estudios de las Escrituras, el hermano Russell y sus colaboradores no tardaron en reconocer que el Dios del que habla la Biblia no es el mismo dios de la cristiandad. Este era un asunto importante, pues, como dijo Jesucristo, el que la gente obtenga vida eterna depende de que conozca al único Dios verdadero y a aquel a quien él ha enviado, su Agente Principal de salvación. (Juan 17:3; Heb. 2:10.) C. T. Russell y los que con él estudiaban la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con la sabiduría, el amor y el poder divinos, y de que estos atributos se manifiestan en todas Sus obras. Basándose en lo que sabían entonces de los propósitos de Dios, prepararon un análisis sobre por qué se permite el mal y lo incluyeron en una de sus primeras y más extensamente distribuidas publicaciones, el libro de 162 páginas Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), que originalmente se publicó como una edición especial de Zion’s Watch Tower en septiembre de 1881.
    Su estudio de la Palabra de Dios les ayudó a percibir que el Creador tiene un nombre personal y permite que los humanos le conozcan y disfruten de una relación estrecha con él. (1 Cró. 28:9; Isa. 55:6; Sant. 4:8.) La revista Watch Tower de octubre-noviembre de 1881 señaló que: “JEHOVÁ es el nombre que se aplica nada menos que al Ser Supremo, nuestro Padre, y aquel a quien Jesús llamó Padre y Dios”. (Sal. 83:18; Juan 20:17.)
    El año siguiente, en respuesta a la pregunta: “¿Aseguran ustedes que la Biblia no enseña que haya tres personas en un solo Dios?”, se dio la siguiente respuesta: “Es cierto; por el contrario, la Biblia nos dice que nuestro Señor Jesucristo tiene un solo Dios y Padre de quien son todas las cosas (o quien creó todas las cosas). Creemos, pues, en Un Solo Dios y Padre, y también en un solo Señor Jesucristo. […] Pero estos son dos seres, y no un solo ser. […] Son uno solamente en el sentido de que están en armonía. Creemos también en un espíritu de Dios. […] Pero este no es una persona, como tampoco lo son el espíritu de los demonios, el espíritu del mundo y el espíritu del anticristo”. (Zion’s Watch Tower, junio de 1882; Juan 17:20-22.)
    Aumenta el aprecio por el nombre de Dios
    Poco a poco aquellos Estudiantes de la Biblia fueron dándose cuenta, cada vez con más claridad, de la importancia que las Escrituras inspiradas dan al nombre personal de Dios. Este nombre había sido ocultado, en lo que se refiere al idioma inglés, por la versión católica Douay y la versión protestante del rey Jacobo, o Versión Autorizada, y lo mismo sucedió más tarde con la mayoría de las traducciones del siglo XX en diferentes idiomas. Pero varias traducciones, así como obras bíblicas de consulta, atestiguan que el nombre Jehová aparece miles de veces en el texto en sus lenguajes originales; de hecho, aparece muchas más veces que cualquier otro nombre y más que la suma total de otros títulos como Dios y Señor. Como “pueblo para su nombre”, el propio aprecio de los Estudiantes de la Biblia por el nombre divino aumentó. (Hech. 15:14.) En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 plantearon lo que reconocían como una cuestión que toda persona debe afrontar, a saber, “¿Quién honrará a Jehová?”.
    El énfasis que dieron al nombre de Dios no era solo asunto de tener conocimiento de un punto religioso. Como se explicó en el libro Profecía (publicado en inglés en 1929), la cuestión de mayor trascendencia que afronta toda la creación inteligente implica el nombre y la palabra de Jehová Dios. Los testigos de Jehová recalcan que la Biblia muestra que toda persona debe conocer el nombre de Dios y tratarlo como sagrado. (Mat. 6:9; Eze. 39:7.) Ese nombre tiene que ser limpiado de todo el oprobio que han amontonado sobre él no solo los que han desafiado abiertamente a Jehová, sino también los que por sus doctrinas y sus obras lo han representado mal. (Eze. 38:23; Rom. 2:24.) Los Testigos han reconocido, con las Escrituras como base, que el bienestar de todo el universo y de los que lo habitan depende de que el nombre de Jehová sea santificado.
    Se dan cuenta de que, antes de que Jehová tome acción para destruir a los inicuos, es el deber y el privilegio de sus testigos decir a otros la verdad acerca de él. Eso es lo que los testigos de Jehová han estado haciendo por toda la Tierra. Han sido tan celosos al cumplir con esa responsabilidad que por todo el mundo a cualquiera que emplea abiertamente el nombre Jehová se le identifica de inmediato como testigo de Jehová.
    Denuncia de la Trinidad
    Como testigos de Jehová, C. T. Russell y sus colaboradores consideraban que tenían la seria responsabilidad de denunciar las enseñanzas que representaban mal a Dios, para ayudar a los que amaban la verdad a reconocer que aquellas enseñanzas carecían de fundamento bíblico. Ellos no fueron los primeros que percibieron que la Trinidad no es una enseñanza bíblica, pero sí reconocieron que si querían ser siervos fieles de Dios tenían la responsabilidad de dar a conocer la verdad acerca de ella. Con valor denunciaron las raíces paganas de esta doctrina central de la cristiandad para beneficio de todos los que aman la verdad.
    La revista Watch Tower de junio de 1882 declaró: “Muchos filósofos paganos, al descubrir que les sería conveniente unirse a las filas de la religión en ascenso [una forma apóstata de cristianismo que tenía el apoyo de los emperadores romanos del siglo IV E.C.], empezaron a preparar un camino fácil a esta procurando descubrir similitudes entre el cristianismo y el paganismo, y así combinar ambas religiones. Lograron su propósito. […] Así como la teología antigua tenía algunos dioses principales, y muchos semidioses de ambos sexos, los paganocristianos (si se nos permite acuñar este término) se entregaron a la tarea de reconstruir la lista de dioses para la nueva teología. Fue entonces cuando se inventó la doctrina de tres Dioses: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo”.
    Algunos miembros del clero trataron de dar sabor bíblico a su enseñanza citando textos como 1 de Juan 5:7, pero el hermano Russell presentó prueba de que entre los escriturarios se reconocía que una porción de ese texto era una interpolación, una inserción espuria hecha por un escriba para apoyar una enseñanza que no está en las Escrituras. Otros apologistas de la Trinidad recurrieron a Juan 1:1, pero la revista Watch Tower mostró, basándose tanto en el contenido como en el contexto, que de ningún modo apoyaba este versículo la creencia de la Trinidad. En armonía con esto, en el número de julio de 1883 dijo: “Más estudio de la Biblia, en vez de estudio de los escritos eclesiásticos, hubiera hecho más claro este asunto para todos. La doctrina de la trinidad está en completa oposición a las Escrituras”.
    El hermano Russell denunció con franqueza la insensatez de afirmar que se cree en la Biblia mientras a la vez se enseña la doctrina trinitaria, que contradice lo que la Biblia enseña. Por eso escribió: “¡Qué mezcolanza de contradicciones y confusión manifiestan los que dicen que Jesús y el Padre son un mismo Dios! Esto encerraría la idea de que nuestro Señor Jesús obró con hipocresía cuando estuvo en la Tierra y solo fingió dirigirse a Dios en oración, cuando Él mismo era Dios. […] Además, el Padre siempre ha sido inmortal, de modo que no podía morir. ¿Cómo, entonces, pudo haber muerto Jesús? Los Apóstoles son todos testigos falsos al proclamar la muerte y resurrección de Jesús si Él no murió. Sin embargo, las Escrituras declaran que sí murió”.
    De esa manera, a principios de su historia moderna los testigos de Jehová rechazaron con firmeza el dogma trinitario de la cristiandad en favor de la enseñanza razonable y confortadora de la Biblia misma. Su labor de publicar esas verdades y dar a gente de todas partes la oportunidad de escucharlas ha alcanzado proporciones nunca antes logradas por ninguna otra persona o grupo, ni en el pasado ni en el presente.
    ¿En qué condición están los muertos?
    Algo que preocupaba mucho a C. T. Russell desde su juventud era qué les sucedería en el futuro a las personas que no hubieran aceptado la provisión divina para la salvación. Cuando era solo un muchacho, creía lo que el clero enseñaba sobre el infierno de fuego; confiaba en que ellos predicaban la Palabra de Dios. Salía de noche a escribir con tiza textos bíblicos en lugares visibles para que los obreros que pasaran por allí recibieran una advertencia y se salvaran de la horrible perspectiva del tormento eterno.
    Uno de sus colaboradores mencionó que más tarde, después que vio por sí mismo lo que la Biblia realmente enseña, Russell dijo: “Si la Biblia enseña que lo que espera a todos, con excepción de los santos, es el tormento eterno, eso debería predicarse, sí, anunciarse de manera atronadora desde las azoteas semanalmente, diariamente, a todas horas; pero si no enseña esa creencia, esto debe darse a conocer, y así debe borrarse la horrible mancha que deshonra el santo nombre de Dios”.
    En los comienzos de su estudio de la Biblia C. T. Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar donde se atormenta a las almas después de la muerte. Muy probablemente le ayudó a ver esto George Storrs, director de la publicación Bible Examiner, a quien el hermano Russell mencionó con mucho afecto en sus obras y quien había escrito mucho sobre lo que había aprendido de la Biblia respecto a la condición de los muertos.
    No obstante, ¿qué se puede decir del alma? ¿Apoyaron los Estudiantes de la Biblia la creencia de que es una parte espiritual del hombre, algo que sigue viviendo después que muere el cuerpo? Todo lo contrario; en 1903 la revista Watch Tower declaró: “Tenemos que prestar atención cuidadosa al hecho de que la lección no es que el hombre tenga un alma, sino que el hombre es un alma, o ser. Tomemos como ilustración de la naturaleza el aire que respiramos: se compone de oxígeno y nitrógeno, ninguno de los cuales es la atmósfera, o aire; pero cuando ambos se combinan en las proporciones químicas adecuadas, lo que resulta es la atmósfera. Lo mismo ocurre con el alma. Dios nos habla desde este punto de vista, de que cada uno de nosotros es un alma. Él no le habla a nuestro cuerpo ni a nuestro aliento de vida, sino que se dirige a nosotros como seres inteligentes, o almas. Cuando pronunció cuál sería la pena por violar su ley, no le habló específicamente al cuerpo de Adán, sino al hombre, al alma, al ser inteligente: ‘Porque el día que de él comieres, morirás’. ‘El alma que pecare, esa morirá.’ (Gén. 2:17; Eze. 18:20.)”. Esto armonizaba con lo que la revista Watch Tower había declarado en abril de 1881.
    Entonces, ¿cómo surgió la creencia de la inmortalidad inherente del alma humana? ¿Qué origen tuvo? Después de examinar cuidadosamente tanto la Biblia como la historia religiosa, el hermano Russell escribió en la revista Watch Tower del 15 de abril de 1894: “Es obvio que no procedió de la Biblia. […] La Biblia aclara que el hombre es mortal, que puede morir. […] Al investigar las páginas de la historia descubrimos que, aunque los testigos inspirados de Dios no enseñan la doctrina de la inmortalidad humana, esa doctrina es la esencia misma de toda religión pagana. […] Por eso, no es cierto que Sócrates y Platón fueran los primeros que enseñaron esa doctrina; esta tuvo un maestro que precedió a esos dos, y que era mucho más hábil. […] El primer registro de esta enseñanza falsa está en la historia más antigua que conocemos: la Biblia. El maestro falso fue Satanás”.
    Se dirige la “manguera” al infierno
    En armonía con el intenso deseo del hermano Russell de quitar del nombre de Dios la horrible mancha que se produjo como resultado de enseñar que existe un infierno de fuego donde se sufre tormento eterno, escribió un tratado al respecto: “¿Enseña la Biblia que el salario del pecado sea tormento eterno?” (The Old Theology [Antigua teología], 1889). En él dijo:
    “La teoría del tormento eterno tuvo origen pagano, si bien el concepto de los pueblos paganos no tenía nada que ver con la doctrina cruel en que se convirtió más tarde, cuando gradualmente entró a formar parte del cristianismo nominal, mientras este se mezclaba con la filosofía pagana en el siglo II. Fue la gran apostasía la que incorporó a la filosofía pagana los horribles detalles que en general ahora se aceptan como verdaderos, los pintó en las paredes de las iglesias, como se hizo en Europa, los escribió en sus credos e himnos y pervirtió la Palabra de Dios de tal manera que parecía que esta daba apoyo divino a esa blasfemia que deshonra a Dios. Por lo tanto, a la gente crédula de hoy no le ha llegado como legado del Señor ni de los apóstoles ni de los profetas, sino del espíritu de transigencia que sacrificó la verdad y la razón, y desvergonzadamente adulteró las doctrinas del cristianismo, por ambición y lucha impías por el poder, las riquezas y el número de adherentes. La noción del tormento eterno como castigo por el pecado era desconocida para los patriarcas del pasado; fue extraña para los profetas de la era judía; y ni el Señor ni los apóstoles la enseñaron; pero ha sido la doctrina principal del cristianismo nominal desde la gran apostasía, el látigo empleado con los crédulos, ignorantes y supersticiosos del mundo para obligarlos a dar obediencia servil a la tiranía. Se declaraba merecedores del tormento eterno a todos los que resistían o rechazaban la autoridad de Roma, y el infligir ese castigo mientras la persona aún vivía comenzó tan pronto como la Iglesia tuvo poder para hacerlo.”
    El hermano Russell sabía que la mayoría de la gente sensata en realidad no creía en la doctrina del infierno de fuego. Pero, como indicó en 1896, en el folleto What Say the Scriptures About Hell? (¿Qué dicen las Escrituras sobre el infierno?), “puesto que creen que la Biblia la enseña, cada paso que dan hacia el verdadero entendimiento y la bondad fraternal […] es, en la mayoría de los casos, un paso que los aleja de la Palabra de Dios, a la cual acusan falsamente de contener esta enseñanza”.
    Con el fin de que personas pensadoras volvieran a la Palabra de Dios, Russell presentó en aquel folleto todos los textos de la Versión Autorizada en los que aparecía la palabra infierno, de modo que los lectores pudieran ver por sí mismos lo que los textos decían, y luego dijo: “Gracias a Dios que no encontramos un lugar de tortura eterna como el que los credos, los himnarios y muchos púlpitos enseñan, una enseñanza errónea. Con todo, hemos hallado un ‘infierno’, sheol, hades, al que toda la raza humana ha sido condenada debido al pecado de Adán, y del cual todos somos redimidos por la muerte de nuestro Señor; y ese ‘infierno’ es la tumba, la condición de estar muertos. Además, hallamos otro ‘infierno’ (gehenna —la muerte segunda— destrucción total), que se nos menciona como el castigo final para todos los que, después de haber sido redimidos y haber adquirido conocimiento pleno de la verdad, y de haber sido completamente capacitados para obedecerla, todavía escojan la muerte por adoptar un proceder de oposición a Dios y a la justicia. Y nuestros corazones dicen amén a ello. Tus caminos son justos y verdaderos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y no glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo; porque todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti; porque tus juicios son manifestados”. (Rev. 15:3, 4.)
    Lo que él enseñaba fue fuente de irritación y desconcierto para el clero de la cristiandad. En 1903 le retaron a un debate público. La condición de los muertos fue una de las cuestiones tratadas en la serie de debates que hubo entre C. T. Russell y el Dr. E. L. Eaton, portavoz de una liga extraoficial de ministros protestantes de la zona oeste de Pensilvania.
    En aquellos debates el hermano Russell sostuvo firmemente que “la muerte es la muerte, y que nuestros seres queridos, cuando mueren, están realmente muertos; no están ni vivos con los ángeles ni con los demonios en un lugar de desesperanza”. Para apoyar aquellas declaraciones citó pasajes como Eclesiastés 9:5, 10; Romanos 5:12; 6:23 y Génesis 2:17. Dijo además: “Las escrituras están en plena armonía con lo que usted y yo y cualquier persona sensata y razonable en el mundo esperaríamos que lógica y propiamente caracterizara a nuestro Dios. ¿Qué se dice de nuestro Padre celestial? Que es justo, que es sabio, que es amoroso, y que es poderoso. Todo cristiano reconoce que estos son atributos del carácter divino. Si así es, ¿tiene sentido alguno para nosotros la declaración de que Dios es justo y a la vez castiga a una criatura suya por toda la eternidad, sin importar qué pecado haya cometido? No soy apologista del pecado; yo mismo no vivo en pecado, y nunca lo predico. […] Pero les aseguro que todas las personas de alrededor que, según nuestro hermano [el Dr. Eaton], hablan irreverentemente al blasfemar contra Dios y contra el santo nombre de Jesucristo son personas a quienes se les ha enseñado esta doctrina del tormento eterno. Y a todos los asesinos, ladrones y malhechores que están en las cárceles se les ha enseñado esta doctrina. […] Estas son doctrinas malas; han estado perjudicando al mundo por mucho tiempo; no son parte de la enseñanza del Señor en absoluto, y la visión espiritual de nuestro querido hermano sigue empañada por el humo de la edad del oscurantismo”.
    Se informa que después del debate uno de los clérigos presentes abordó a Russell y le dijo: “Me alegro de verle dirigir la manguera al infierno y apagar el fuego”.
    Para dar aún más publicidad a la verdad sobre la condición de los muertos, el hermano Russell asistió a una extensa serie de asambleas de un día celebradas entre 1905 y 1907, en las que presentó el discurso público “¡Ida y vuelta al infierno! ¿Quiénes están allí? La esperanza de que regresen muchos”. El título era interesante, y atrajo poderosamente la atención. Los lugares en los que se celebraron las asambleas, tanto en ciudades grandes como en pequeñas de Estados Unidos y Canadá, se llenaron a rebosar.
    Entre los que se conmovieron profundamente por lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos estuvo un estudiante universitario de Cincinnati (Ohio), que se preparaba para el ministerio presbiteriano. En 1913 recibió de su hermano carnal el folleto Where Are the Dead? (¿Dónde están los muertos?) que había escrito John Edgar, un Estudiante de la Biblia que a la vez era médico en Escocia. El estudiante que recibió el folleto era Frederick Franz. Después de leerlo con cuidado, dijo con firmeza: “Esta es la verdad”. Sin vacilar, cambió de metas en la vida y emprendió el ministerio de tiempo completo como repartidor de literatura bíblica y evangelizador. En 1920 ingresó en el personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower. Muchos años después llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, y, más tarde, presidente de la Sociedad Watch Tower.
    El sacrificio de rescate de Jesucristo
    En 1872 Russell y sus colaboradores reexaminaron, como parte de su estudio de las Escrituras, el tema de la restitución, desde el ángulo del rescate dado por Jesucristo. (Hech. 3:21.) Se entusiasmó cuando leyó en Hebreos 2:9 que ‘Jesús por la gracia de Dios gustó la muerte por todos’. Aquello no lo llevó a creer en la salvación universal, pues sabía que las Escrituras también dicen que uno tiene que ejercer fe en Jesucristo para ser salvo. (Hech. 4:12; 16:31.) Aunque no lo comprendió todo de una vez, comenzó a darse cuenta de la maravillosa oportunidad que presentaba a la humanidad el sacrificio de rescate de Jesucristo. Aquello abrió el camino para que el género humano recuperara lo que Adán había perdido, la perspectiva de disfrutar de vida eterna en perfección. El hermano Russell no adoptó una actitud pasiva sobre aquel asunto; reconoció la gran importancia del rescate y lo sostuvo con determinación, aun cuando colaboradores allegados a él dejaron que ideas filosóficas les corrompieran el pensamiento.
    A mediados del año 1878 el hermano Russell ya había sido por un año y medio corredactor de la revista Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), cuyo redactor jefe era N. H. Barbour. Pero cuando Barbour menospreció la enseñanza bíblica del rescate en el número de agosto de 1878, Russell respondió con una firme defensa de aquella importante verdad bíblica.
    Bajo el encabezamiento “La expiación”, Barbour había ilustrado de la siguiente manera lo que pensaba de aquella enseñanza: “Le digo a mi hijo, o a uno de mis sirvientes: Cuando James muerda a su hermana, tú atrapa una mosca, atraviésala con una aguja y clávala a la pared, y yo perdonaré a James. Esto ilustra la doctrina de la sustitución”. Aunque Barbour aseguraba que creía en el rescate, dijo que la idea de que Cristo pagara con su muerte la pena del pecado de toda la progenie de Adán “no [era] bíblica, y repugnaba a nuestro sentido de la justicia”.
    En el número siguiente de la revista Herald of the Morning (septiembre de 1878), el hermano Russell objetó vigorosamente a lo que Barbour había escrito. Analizó lo que las Escrituras dicen en realidad y la consecuencia de ello con “la perfección de la justicia [de Dios], y finalmente su gran misericordia y amor” expresados mediante la provisión del rescate. (1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:18, 19; 1 Ped. 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2.) En la primavera siguiente, después de repetidos esfuerzos por ayudar a Barbour a ver los asuntos desde el punto de vista bíblico, Russell retiró su apoyo de la revista Herald, y su nombre como corredactor dejó de aparecer a partir del número de junio de 1879. Su postura denodada e intransigente respecto a esta fundamental enseñanza bíblica tuvo efectos trascendentales.
    A lo largo de su historia moderna los testigos de Jehová han defendido consecuentemente la enseñanza bíblica del rescate. En el mismo primer número de la revista Zion’s Watch Tower (julio de 1879) se enfatizó que el “mérito para con Dios está […] en el sacrificio perfecto de Cristo”. En 1919, en una asamblea patrocinada por la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, en Cedar Point (Ohio), el programa impreso mostraba en letras grandes las palabras: “¡Bienvenidos todos los que creen en el gran sacrificio de rescate!”. Hoy La Atalaya, en su segunda página, sigue recalcando el rescate, y dice con relación al propósito de la revista: “Anima a la gente a tener fe en el Rey a quien Dios hace gobernar ahora, Jesucristo, cuya sangre derramada abre el camino para que la humanidad adquiera vida eterna”.
    Dispuestos a progresar, no atados a credos
    El entendimiento claro de la Palabra de Dios no llegó de una vez. En muchos casos los Estudiantes de la Biblia captaban un detalle del patrón de la verdad, pero no veían aún el cuadro completo. No obstante, querían aprender. No estaban atados a credos; estaban dispuestos a progresar. Compartían lo que aprendían. No se consideraban autores de lo que enseñaban; procuraban ser “enseñados por Jehová”. (Juan 6:45.) Y entendían que Jehová hace posible la comprensión de los detalles de su propósito a su modo y tiempo debidos. (Dan. 12:9; compárese con Juan 16:12, 13.)
    Aprender cosas nuevas requiere ajustar el modo de pensar de uno mismo. Se necesita humildad para reconocer los propios errores y efectuar cambios beneficiosos. Esta cualidad y sus frutos agradan a Jehová, y tal proceder les resulta sumamente atractivo a los que aman la verdad. (Sof. 3:12.) Sin embargo, se atrae la burla de los que se jactan de credos que han permanecido sin alterar por siglos, aunque los hayan concebido hombres imperfectos.
    Cómo regresa el Señor
    A mediados de los años setenta del siglo XIX el hermano Russell y los que con él examinaban diligentemente las Escrituras discernieron que el Señor volvería de manera invisible. (Juan 14:3, 19.)
    El hermano Russell dijo más tarde: “Nos apenó mucho el error de los segundoadventistas, que esperaban a Cristo en la carne y enseñaban que el mundo y todo cuanto hay en él, excepto los segundoadventistas, sería consumido por fuego en 1873 ó 1874, y cuyos cómputos de fechas, junto con sus desengaños e ideas toscas en general sobre el objeto y la manera de Su venida, hicieron que a nosotros y a todos los que anhelaban y proclamaban Su Reino venidero se nos desacreditara de algún modo. Estos conceptos equivocados tan generales, tanto del propósito como de la manera de la vuelta del Señor, me llevaron a escribir el folleto ‘The Object and Manner of Our Lord’s Return’ (El objeto y manera de la vuelta del Señor)”. Este folleto se publicó en 1877. El hermano Russell hizo que se imprimieran y distribuyeran 50.000 ejemplares de él.
    En el folleto escribió: “Creemos que las escrituras nos enseñan que al momento de Su venida, y por algún tiempo después de Su llegada, Él permanecerá invisible; que se manifestará o mostrará después mediante juicios y de diversas maneras, para que ‘todo ojo le vea’”. En apoyo de esto analizó textos como Hechos 1:11 (‘vendrá como le habéis visto irse’, es decir, sin ser observado por el mundo) y Juan 14:19 (“aun un poquito, y el mundo no me verá más”). El hermano Russell también se refirió a que The Emphatic Diaglott, publicado en su totalidad por primera vez en 1864 con una traducción interlineal palabra por palabra, probaba que la expresión griega pa·rou·sí·a significaba “presencia”. Al analizar cómo se emplea este término en la Biblia, Russell explicó en aquel folleto: “La palabra griega que por lo general se emplea para referirse al segundo advenimiento —parousia, traducida a menudo por venida— siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado, y nunca tiene el sentido de estar de camino, como usamos la palabra venida”.
    Al hablar del propósito de la presencia de Cristo, Russell dejó claro que no se trataba de un suceso único que sacudiría al mundo. “El segundo advenimiento, como el primero —escribió—, abarca un período, y no es un suceso momentáneo.” Dijo que en aquel tiempo el “rebaño pequeño” recibiría su recompensa con el Señor como coherederos en su Reino; otros, quizás miles de millones, tendrían la oportunidad de disfrutar de vida perfecta en una Tierra restaurada a la belleza edénica. (Luc. 12:32.)
    Tan solo unos años después, basándose en un estudio más a fondo de las Escrituras, Russell se dio cuenta de que Cristo no solo volvería de manera invisible, sino que también permanecería en invisibilidad, aun mientras manifestara su presencia mediante el juicio de los inicuos.
    En 1876, después de leer por primera vez un ejemplar de la revista Herald of the Morning, Russell se percató de que en aquel tiempo había otro grupo que creía que la vuelta de Cristo sería invisible y que asociaba aquella vuelta con bendiciones para todas las familias de la Tierra. El Sr. Barbour, editor de aquella publicación, persuadió a Russell a creer que la presencia invisible de Cristo había comenzado en 1874. Más tarde se llamó la atención a este hecho mediante el subtema “Herald of Christ’s Presence” (Heraldo de la Presencia de Cristo), que apareció en la portada de Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión).
    Reconocer que la presencia de Cristo era invisible se convirtió en una importante base para el entendimiento de muchas profecías bíblicas. Los Estudiantes de la Biblia de entonces se dieron cuenta de que la presencia del Señor debería ser de interés primordial para todo cristiano verdadero. (Mar. 13:33-37.) Se interesaban mucho en la vuelta del Amo y reconocían que tenían la responsabilidad de anunciarla, aunque todavía no discernían claramente todos los detalles implicados. Sin embargo, lo que el espíritu de Dios sí les permitió comprender casi desde el principio fue realmente notable. Una de esas verdades tenía que ver con una fecha muy importante señalada por la profecía bíblica.
    El fin de los Tiempos de los Gentiles
    La cuestión de la cronología bíblica es algo que por mucho tiempo ha interesado a los que estudian la Biblia. Algunos comentaristas habían presentado diversas opiniones respecto a la profecía de Jesús sobre “los tiempos de los Gentiles” y lo que escribió el profeta Daniel sobre el sueño del rey Nabucodonosor acerca del tronco de un árbol que estuvo atado por “siete tiempos”. (Luc. 21:24, VA; Valera, 1904; Dan. 4:10-17.)
    Ya en 1823 John A. Brown, cuya obra se publicó en Londres (Inglaterra), había calculado que los “siete tiempos” del capítulo 4 de Daniel duraban 2.520 años. Pero no había discernido con claridad cuándo comenzaría ni cuándo terminaría el período profético. Sin embargo, sí había conectado estos “siete tiempos” con los Tiempos de los Gentiles de Lucas 21:24. En 1844, E. B. Elliott, clérigo inglés, señaló a 1914 como la posible fecha del fin de los “siete tiempos” de Daniel, pero también expuso otra idea que apuntaba al tiempo de la Revolución francesa. En 1849, Robert Seeley, de Londres, trató el asunto de manera similar. Al menos para 1870, una publicación de Joseph Seiss y sus asociados, impresa en Filadelfia (Pensilvania), presentaba cálculos que señalaban a 1914 como una fecha importante, aunque el razonamiento que contenía se basó en una cronología que C. T. Russell rechazó más tarde.
    Luego, en los números de agosto, septiembre y octubre de 1875 de Herald of the Morning N. H. Barbour ayudó a armonizar ciertos detalles que otros habían indicado. Empleando la cronología compilada por Christopher Bowen, clérigo inglés, y publicada por E. B. Elliott, Barbour identificó el comienzo de los Tiempos de los Gentiles con la remoción de Sedequías de la gobernación real, según se había profetizado en Ezequiel 21:25, 26, y señaló al año 1914 como el fin de los Tiempos de los Gentiles.
    A principios de 1876 C. T. Russell recibió un ejemplar de Herald of the Morning. Enseguida escribió a Barbour y después pasó algún tiempo con él en Filadelfia durante el verano, analizando, entre otras cosas, los períodos proféticos. Poco después, en un artículo titulado “Los Tiempos de los Gentiles: ¿cuándo terminan?”, Russell también razonó sobre el asunto a partir de las Escrituras y declaró que la prueba demostraba que ‘los siete tiempos terminarían en 1914 d.C.’. Este artículo se imprimió en el número de octubre de 1876 de Bible Examiner. El libro Three Worlds, and the Harvest of This World (Tres mundos, y la siega de este mundo), escrito en 1877 por N. H. Barbour con la cooperación de C. T. Russell, llegaba a la misma conclusión. Más tarde, algunos de los primeros números de la revista Watch Tower, como los de diciembre de 1879 y julio de 1880, señalaron a 1914 E.C. como un año muy significativo desde el punto de vista de la profecía bíblica. En 1889 se dedicó todo el capítulo 4 del tomo II de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio, que después se llamó Estudios de las Escrituras) a un análisis de “Los Tiempos de los Gentiles”. Pero ¿qué significaría el fin de los Tiempos de los Gentiles?
    Los Estudiantes de la Biblia no estaban completamente seguros de lo que sucedería. Estaban convencidos de que el resultado no sería que la Tierra había de ser quemada ni la humanidad aniquilada. Más bien, sabían que marcaría un punto significativo respecto a la gobernación divina. Al principio pensaron que para aquella fecha el Reino de Dios habría alcanzado ya control pleno, universal. Cuando aquello no sucedió, la confianza que tenían en las profecías bíblicas que señalaban a aquella fecha no desfalleció. Llegaron a la conclusión de que, en vez de eso, la fecha marcaba sencillamente un comienzo respecto a la gobernación del Reino.
    Al principio también pensaron que antes de aquella fecha las dificultades mundiales culminarían en anarquía (lo cual creían que estaría asociado con la guerra del “gran día de Dios el Todopoderoso”). (Rev. 16:14.) Pero luego, diez años antes de 1914, la revista Watch Tower indicó que la agitación mundial que llevaría a la aniquilación de las instituciones humanas ocurriría inmediatamente después del fin de los Tiempos de los Gentiles. Esperaban que el año 1914 marcara un punto crucial y significativo para Jerusalén, pues la profecía había indicado que ‘Jerusalén sería hollada’ hasta que se cumplieran los Tiempos de los Gentiles. Al ver que se acercaba el año 1914 y ellos todavía no habían muerto como humanos ni habían sido ‘arrebatados en las nubes’ para encontrarse con el Señor —en conformidad con sus anteriores expectativas—, esperaban fervorosamente que su cambio tuviera lugar al fin de los Tiempos de los Gentiles. (1 Tes. 4:17.)
    Mientras los años pasaban y ellos seguían examinando las Escrituras, su fe en las profecías permanecía firme, y no se retraían de decir lo que esperaban que ocurriera. Se esforzaron, con algún éxito, por evitar ser dogmáticos respecto a detalles que no se mencionaban directamente en las Escrituras.
    ¿Sonó demasiado temprano el “despertador”?
    El estallido de la I Guerra Mundial en 1914, a la que por mucho tiempo se llamó sencillamente la Gran Guerra, desencadenó tiempos turbulentos para el mundo, no obstante, la caída de todos los gobiernos humanos existentes no se produjo inmediatamente. Los Estudiantes de la Biblia creyeron ver en acontecimientos relacionados con Palestina ocurridos después de 1914, pruebas de cambios significativos para Israel. Pero transcurrieron meses, luego años, y no recibieron su recompensa celestial como habían esperado. ¿Cómo reaccionaron ante esto?
    The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 llamó especialmente la atención al 1 de octubre de 1914, y pasó a decir: “Este era el último punto en el tiempo al que la cronología bíblica nos señalaba con relación a las experiencias de la Iglesia. ¿Nos dijo el Señor que entonces se nos llevaría al cielo? No. ¿Qué dijo? Su Palabra y el cumplimiento de las profecías parecían señalar inequívocamente a que esta fecha marcaba el fin de los Tiempos de los Gentiles. Dedujimos de esto que el ‘cambio’ de la Iglesia acontecería en esa fecha o antes. Pero Dios no nos dijo que sería así. Nos permitió llegar a esa deducción; y creemos que eso fue una prueba necesaria para los amados santos de Dios de todas partes”. Pero ¿probaron aquellos sucesos que su gloriosa esperanza había sido en vano? No. Esto sencillamente significó que los acontecimientos no ocurrían tan pronto como esperaban.
    Años antes de 1914 Russell había escrito: “Evidentemente la cronología (las profecías sobre medidas de tiempo en general) no se dio con el propósito de proporcionar al pueblo de Dios información cronológica exacta a lo largo de los siglos. Es obvio que se proveyó para que funcionara como un reloj de alarma que despertara y activara al pueblo del Señor al tiempo debido. […] Pero supongamos, por ejemplo, que pase octubre de 1914 y no haya una caída significativa del poder de los gentiles. ¿Qué probaría o refutaría eso? No rebatiría ningún aspecto del Plan Divino de las Edades. El precio de rescate que se pagó en el Calvario perduraría como garantía del cumplimiento final del gran Programa Divino para la restitución humana. La ‘llamada a lo alto’ de la Iglesia, para que sufriera con el Redentor y fuera glorificada con él como miembros de él, o como su Novia, todavía sería la misma. […] Lo único afectado por la cronología sería el tiempo en que habrían de realizarse esas gloriosas esperanzas para la Iglesia y para el mundo. […] Y si pasara esa fecha, eso sencillamente sería prueba de que nuestra cronología, nuestro ‘despertador’, habría sonado un poco antes de tiempo. ¿Consideraríamos una gran calamidad el que en la mañana de un día maravilloso, lleno de gozo y placer, la alarma nos despertara unos momentos antes? ¡Ciertamente que no!”.
    Pero aquel “despertador” no había sonado demasiado temprano. En realidad lo inesperado fueron las experiencias a las que el reloj los había despertado.
    Años después, cuando la luz se había hecho más brillante, reconocieron lo siguiente: “Muchos de los amados santos pensaban que no había más trabajo que hacer. […] Se regocijaron por la prueba clara de que el mundo había terminado, que el reino celestial se había aproximado y que el día de su liberación estaba cerca. Pero habían pasado por alto otra cosa que había que hacer. Las buenas nuevas que habían recibido tenían que contarse a otros; pues Jesús había mandado: ‘Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin’. (Mateo 24:14.)” (The Watch Tower, 1 de mayo de 1925.)
    Al comparar lo que ocurrió después de 1914 con lo que el Amo había predicho, poco a poco los Estudiantes de la Biblia se fueron dando cuenta de que vivían en los últimos días del viejo sistema y de que habían estado en ese período desde 1914. También llegaron a entender que fue en 1914 cuando comenzó la presencia invisible de Cristo y que esta no consistía en que él regresara personalmente (aunque de manera invisible) a la vecindad de la Tierra, sino en que dirigiera su atención a la Tierra como Rey en funciones. Se percataron de la importante responsabilidad que tenían de proclamar “estas buenas nuevas del reino” para testimonio a todas las naciones durante este tiempo crítico de la historia humana, y aceptaron aquella responsabilidad. (Mat. 24:3-14.)
    ¿Cuál era, precisamente, el mensaje que tenían que predicar acerca del Reino? ¿Difería del mensaje de los cristianos del siglo primero?
    El Reino de Dios, única esperanza de la humanidad
    Como resultado de su estudio cuidadoso de la Palabra de Dios, los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con el hermano Russell comprendieron que el Reino de Dios era el gobierno que Jehová había prometido establecer mediante su Hijo para bendecir a la humanidad. En los cielos, Jesucristo tendría como asociados en la gobernación al “rebaño pequeño” escogido por Dios de entre los humanos. Entendían que ese gobierno estaría representado por hombres fieles del pasado que serían príncipes en toda la Tierra. A estos se les llamaba los “beneméritos de la antigüedad”. (Luc. 12:32; Dan. 7:27; Rev. 20:6; Sal. 45:16.)
    Por mucho tiempo la cristiandad había sostenido la enseñanza del ‘derecho divino de los reyes’ como medio de mantener en sujeción a la gente. Pero por su estudio de las Escrituras aquellos Estudiantes de la Biblia se dieron cuenta de que el futuro de los gobiernos humanos no estaba asegurado por garantía divina alguna. En armonía con lo que iban aprendiendo, la Watch Tower de diciembre de 1881 dijo: “El establecimiento de este reino supondrá, por supuesto, el derribo de todos los reinos de la Tierra, puesto que todos ellos —hasta el mejor— están fundados en la injusticia y la desigualdad de los derechos y en la opresión para muchos y el favor para unos cuantos, como leemos: ‘Romperá en pedazos y consumirá todos estos reinos y él permanecerá para siempre’”. (Dan. 2:44.)
    Los Estudiantes de la Biblia todavía tenían mucho que aprender sobre cómo se destruiría a aquellos reinos opresivos. No comprendían aún con claridad cómo se extenderían los beneficios del Reino de Dios a toda la humanidad. Pero no confundían el Reino de Dios con un sentimiento impreciso en el corazón de la gente ni con la gobernación de una jerarquía religiosa que empleara como agente suyo al Estado seglar.
    Para 1914 los siervos fieles de Dios de la era precristiana no habían sido resucitados en la Tierra como representantes principescos del Rey Mesiánico, como se había esperado, ni se habían unido a Cristo en el Reino celestial en aquel año los que quedaban del “rebaño pequeño”. Sin embargo, The Watch Tower del 15 de febrero de 1915 dijo con confianza que 1914 había sido el tiempo debido “para que nuestro Señor tomara Su gran poder y gobernara”, poniendo fin así a los milenios de dominación gentil ininterrumpida. En el número del 1 de julio de 1920 The Watch Tower reafirmó aquella postura y la asoció con las buenas nuevas que Jesús había predicho que se proclamarían por toda la Tierra antes del fin. (Mat. 24:14.) En 1922, en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), se reafirmó aquel entendimiento en una resolución general, y el hermano Rutherford exhortó de este modo a los asambleístas: “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”.
    No obstante, en aquel tiempo los Estudiantes de la Biblia pensaban que la instauración del Reino, su establecimiento pleno en los cielos, no acontecería sino hasta que los últimos miembros de la novia de Cristo fueran glorificados. Por lo tanto, en 1925 se alcanzó un hito cuando The Watch Tower del 1 de marzo publicó el artículo “Nacimiento de la nación”. Este contenía un estudio esclarecedor sobre el capítulo 12 de Revelación. El artículo presentaba prueba de que el Reino Mesiánico había nacido —se había establecido— en 1914, que Cristo entonces había comenzado a gobernar en su trono celestial y que después Satanás había sido arrojado de los cielos a la vecindad de la Tierra. Estas eran las buenas nuevas que se tenían que proclamar, las buenas nuevas de que el Reino de Dios había empezado a funcionar. ¡Cómo estimuló este esclarecedor entendimiento a aquellos proclamadores del Reino a predicar hasta las extremidades de la Tierra!
    Por todos los medios adecuados el pueblo de Jehová dio testimonio de que solo el Reino de Dios podía traer alivio duradero y resolver los problemas profundamente arraigados que afligían a la humanidad. En 1931 este mensaje se presentó en un discurso de J. F. Rutherford transmitido por radio a través de la mayor red internacional de emisoras hasta entonces. El texto del discurso también se publicó en muchos idiomas en el folleto El Reino, la esperanza del mundo, del cual se distribuyeron millones de ejemplares en pocos meses. Además de su amplia distribución entre el público, se hicieron esfuerzos especiales por poner ejemplares de este folleto en manos de políticos, hombres prominentes del mundo de los negocios y del clero.
    Entre otras cosas el folleto decía: “En la actualidad los gobiernos injustos del mundo no pueden dar esperanza alguna a la gente. El juicio de Dios contra estos dicta que sean destruidos. Por lo tanto, la única esperanza del mundo es el reino o gobierno justo de Dios con Cristo Jesús como Gobernante invisible”. El pueblo de Jehová comprendía que ese Reino traería verdadera paz y seguridad a la humanidad. Bajo su gobernación la Tierra se convertiría en un verdadero paraíso, y ya no habría enfermedades ni muerte. (Rev. 21:4, 5.)
    Las creencias de los testigos de Jehová siguen teniendo como centro las buenas nuevas del Reino de Dios. Desde el número del 1 de marzo de 1939 en inglés, su revista principal, que ahora se publica en más de 110 idiomas, ha llevado el título The Watchtower Announcing Jehovah’s Kingdom; en español ha aparecido, desde el número de octubre de 1939, con el título de La Atalaya (Anunciando el Reino de Jehová).
    Pero antes de que la gobernación del Reino transformara la Tierra en un paraíso, el sistema inicuo actual tendría que ser eliminado. ¿Cómo se lograría eso?
    La guerra del gran día de Dios el Todopoderoso
    La guerra mundial que estalló en 1914 sacudió hasta sus cimientos al sistema de cosas existente. Por un tiempo pareció que todo sucedería tal como los Estudiantes de la Biblia habían esperado.
    En agosto de 1880 el hermano Russell había escrito: “Comprendemos que antes de que la familia humana sea restaurada, o siquiera empiece a ser bendecida, los reinos actuales de la Tierra, que atan y oprimen a la humanidad, serán derribados y el reino de Dios asumirá el control, y que la bendición y la restitución vendrán mediante ese nuevo reino”. ¿Cómo acontecería ese ‘derribo de los reinos’? Basándose en el desenvolvimiento de las condiciones mundiales, Russell creía que durante la guerra de Armagedón Dios se valdría de facciones en conflicto de la humanidad para derribar las instituciones existentes. Dijo: “Ha comenzado la demolición del imperio del hombre. Ya funciona la fuerza que los derribará. La gente está organizando sus fuerzas con nombres como comunistas, socialistas, nihilistas, etc.”.
    El libro The Day of Vengeance (El día de venganza), más tarde llamado The Battle of Armageddon (La batalla de Armagedón), publicado en 1897, dio más detalles sobre cómo los Estudiantes de la Biblia entendían entonces esta cuestión, al decir: “El Señor, por su imperante providencia, se encargará de este gran ejército de descontentos —patriotas, reformistas, socialistas, moralistas, anarquistas, ignorantes y desesperanzados— y se valdrá, según su sabiduría divina, de las esperanzas, temores, necedad y egoísmo de ellos para cumplir Sus propios magníficos propósitos de derribar las instituciones actuales, y de preparar al hombre para el Reino de la Justicia”. De modo que asociaban la guerra de Armagedón con la idea de una revolución social violenta.
    Pero ¿sería el Armagedón sencillamente un enfrentamiento entre facciones en conflicto de la humanidad, una revolución social utilizada por Dios para derribar las instituciones existentes? Tras haberse analizado con más detenimiento los textos bíblicos relacionados con este asunto, The Watch Tower del 15 de julio de 1925 llamó la atención a Zacarías 14:1-3 y dijo: “Esto nos lleva a la conclusión de que todas las naciones de la Tierra, bajo la dirección de Satanás, serán reunidas para pelear contra la clase Jerusalén, es decir, los que se ponen de parte del Señor […] Revelación 16:14, 16”.
    El año siguiente, en el libro Liberación, se fijó la atención en el verdadero propósito de esta guerra, y se dijo: “Ahora, Jehová, conforme a su Palabra, demostrará su poder tan clara e inequívocamente, que los pueblos podrán convencerse de su impío proceder, y comprenderán que Jehová es Dios. Esta es la razón por la cual Dios envió el gran diluvio, derribó la Torre de Babel, destruyó al ejército de Senaquerib, Rey de [Asiria], y destruyó a los Egipcios, y esta es también la razón por la cual Dios va a mandar sobre el mundo una gran calamidad. Las calamidades anteriores no fueron más que sombras de lo que ahora amenaza. La reunión de las naciones será preparativo de la batalla del gran día de Dios Todopoderoso en ‘el grande y terrible día del Señor’ (Joel 2:31), en el cual Jehová hará para sí un nombre. En este grande y último conflicto, los pueblos de cada tribu, nación y lengua aprenderán que Jehová es el Dios Omnipotente, [Omnisapiente] y Justo”. Pero a los siervos de Jehová en la Tierra se les advirtió: “En esta gran batalla ningún cristiano asestará un golpe. La razón, para no hacerlo, es porque Jehová ha dicho: ‘Porque la batalla no es vuestra, sino de Dios’”. Estaba claro que la guerra de la que se hablaba ahí no era la que habían entablado las naciones en 1914. Todavía tenía que acontecer.
    Sin embargo, tenían que resolverse otras cuestiones con las Escrituras como base. Una de ellas implicaba la identidad de la Jerusalén que sería hollada hasta que terminaran los Tiempos de los Gentiles, como se había indicado en Lucas 21:24; y algo que estaba relacionado con eso era la identidad del Israel mencionado en tantas profecías de restauración.
    ¿Haría Dios que los judíos volvieran a Palestina?
    Los Estudiantes de la Biblia estaban muy atentos a las muchas profecías de restauración que los profetas de Dios habían dado al Israel antiguo. (Jer. 30:18; 31:8-10; Amós 9:14, 15; Rom. 11:25, 26.) Hasta 1932 entendieron que aquellas profecías se referían específicamente a los judíos naturales. Por lo tanto, creían que Dios favorecería de nuevo a Israel y poco a poco haría que los judíos volvieran a Palestina, abriéndoles los ojos a la verdad respecto a Jesús como Rescatador y Rey Mesiánico y utilizándolos como medio de extender bendiciones a todas las naciones. El creer esto llevó al hermano Russell a hablar ante grandes auditorios judíos en Nueva York y Europa sobre el tema “El sionismo en la profecía”, y en 1925 el hermano Rutherford escribió el libro Comfort for the Jews (Consuelo para los judíos).
    Pero gradualmente fue quedando claro que lo que acontecía en Palestina con relación a los judíos no cumplía las magníficas profecías de Jehová sobre la restauración. En el siglo primero Jerusalén fue desolada porque los judíos rechazaron al Hijo de Dios, el Mesías, quien había sido enviado en el nombre de Jehová. (Dan. 9:25-27; Mat. 23:38, 39.) Se hacía cada vez más patente que la actitud de los judíos como pueblo no había cambiado. No se veía arrepentimiento por el acto inicuo cometido por sus antepasados. El regreso de algunos a Palestina no se debió al amor a Dios ni a un deseo de que su nombre fuera magnificado por cumplir su Palabra. Esto se explicó con claridad en el segundo tomo de la obra Vindicación, publicada por la Sociedad Watch Tower Bible and Tract en 1932. En 1949 se confirmó que esta opinión era correcta cuando el Estado de Israel, que se había formado poco antes como nación y patria para los judíos, se hizo miembro de la Organización de las Naciones Unidas, mostrando así que confiaba en las naciones políticas del mundo más bien que en Jehová.
    Lo que había estado sucediendo en cumplimiento de aquellas profecías de restauración señalaba en otra dirección. Los siervos de Jehová comenzaron a darse cuenta de que era el Israel espiritual, “el Israel de Dios”, compuesto de cristianos ungidos por espíritu, quienes en cumplimiento del propósito de Dios gozaban de paz con Dios mediante Jesucristo. (Gál. 6:16.) Entonces se les abrieron los ojos y pudieron percibir en el modo como Dios trataba con estos cristianos un maravilloso cumplimiento espiritual de aquellas promesas de restauración. Con el tiempo también comprendieron que la Jerusalén que fue ensalzada al fin de los Tiempos de los Gentiles no fue sencillamente una ciudad terrestre, o siquiera un pueblo en la Tierra que estuviera representado por aquella ciudad, sino más bien la “Jerusalén celestial”, donde en 1914 Jehová puso a su Hijo, Jesucristo, con autoridad para gobernar. (Heb. 12:22.)
    Al comprender claramente estos asuntos, los testigos de Jehová pudieron cumplir mejor con la comisión de predicar las buenas nuevas del Reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” sin parcialidad hacia grupo alguno. (Mat. 24:14.)
    ¿A quién deben atribuirse todas estas explicaciones bíblicas que han aparecido en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower?
    Cómo reciben instrucción los siervos de Jehová
    Jesucristo predijo que, después de su regreso al cielo, enviaría espíritu santo a sus discípulos. Este les serviría de ayudante y los guiaría “a toda la verdad”. (Juan 14:26; 16:7, 13.) Jesús también dijo que él, como Señor o Amo de los cristianos verdaderos, tendría un “esclavo fiel y discreto”, un “mayordomo fiel”, que daría “alimento [espiritual] al tiempo apropiado” a los domésticos, los que trabajaban en la casa de la fe. (Mat. 24:45-47; Luc. 12:42.) ¿Quién es este esclavo fiel y discreto?
    El mismo primer número de la revista Watch Tower hizo alusión a Mateo 24:45-47 cuando dijo que el propósito de los publicadores de aquella revista era estar alerta

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  39. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    Capítulo 10
    Aumenta el conocimiento exacto de la verdad
    LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ no se han propuesto introducir doctrinas nuevas ni una nueva forma de adoración ni una nueva religión. Más bien, su historia moderna refleja un esfuerzo consciente por enseñar lo que se halla en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios. A ella señalan como la base de todas sus creencias y su modo de vivir. En vez de fomentar creencias que reflejen la tendencia del mundo moderno hacia la permisividad, han procurado conformarse de manera más estrecha a las enseñanzas y prácticas bíblicas del cristianismo del siglo primero.
    A comienzos de los años setenta del siglo XIX Charles Taze Russell y sus colaboradores emprendieron un intenso estudio de la Biblia. Se les hizo patente que la cristiandad se había apartado mucho de las enseñanzas y prácticas del cristianismo primitivo. El hermano Russell no afirmó que él fuera el primero en discernir esto, y por eso reconoció francamente que estaba endeudado con otras personas por la ayuda que había recibido de ellas en los primeros años de su estudio de las Escrituras. Habló con aprecio de la buena labor que habían efectuado varios movimientos durante la Reforma para que la luz de la verdad resplandeciera con un brillo mayor. Mencionó a hombres mayores que él, como Jonas Wendell, George Stetson, George Storrs y Nelson Barbour, quienes contribuyeron personalmente de diversas maneras al entendimiento que él obtuvo de la Palabra de Dios.
    También dijo: “Varias doctrinas que aceptamos, y que parecen tan nuevas, recientes y distintas, ya se creían de alguna forma desde hace mucho tiempo; por ejemplo: La elección, el don gratuito, la restitución, la justificación, la santificación, la glorificación y la resurrección”. Sin embargo, a menudo sucedía que un grupo religioso se distinguía por su claro entendimiento de una verdad bíblica y otro grupo por su entendimiento de otra. Con frecuencia, el que estuvieran atados a doctrinas y credos que incluían creencias procedentes de la Babilonia o el Egipto antiguos o que se habían tomado de los filósofos griegos impedía su progreso.
    Pero ¿qué grupo se asiría gradualmente, con la ayuda del espíritu de Dios, del entero “modelo de palabras saludables” adoptado por los cristianos del siglo primero? (2 Tim. 1:13.) ¿Para quiénes resultaría cierto que su senda era “como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”? (Pro. 4:18.) ¿Quiénes harían realmente la obra que Jesús mandó cuando dijo: “Serán testigos de mí […] hasta la parte más distante de la tierra”? ¿Quiénes no solo harían discípulos, sino que también ‘les enseñarían a observar todas las cosas’ que Jesús había mandado? (Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20.) En verdad, ¿había llegado el tiempo para que el Señor hiciera una distinción clara entre los cristianos verdaderos, a quienes comparó a trigo, y los cristianos de imitación, a quienes llamó mala hierba (en realidad mala hierba de la clase que se parece mucho al trigo hasta que este y la mala hierba maduran)? (Mat. 13:24-30, 36-43.) ¿Quién resultaría ser “el esclavo fiel y discreto” a quien su Amo, Jesucristo, al tiempo de su presencia con poder real, le encomendaría más responsabilidades con relación a la obra predicha para la conclusión de este sistema de cosas? (Mat. 24:3, 45-47.)

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  40. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    Dejan que resplandezca la luz
    Jesús mandó a sus discípulos que compartieran con otros la luz de la verdad divina que habían recibido de él. Dijo: “Ustedes son la luz del mundo. […] Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. (Mat. 5:14-16; Hech. 13:47.) Charles Taze Russell y sus colaboradores reconocieron que tenían la obligación de dejar brillar su luz.
    ¿Creían ellos que tenían todas las respuestas, la luz plena de la verdad? A esa pregunta el hermano Russell respondió categóricamente: “Desde luego que no; ni las tendremos hasta el ‘día perfecto’”. (Pro. 4:18, VA.) A menudo llamaban a sus creencias bíblicas la “verdad actual”, no con la idea de que la verdad misma cambiara, sino con la idea de que su comprensión de la verdad era progresiva.
    Aquellos estudiantes concienzudos de la Biblia no negaban que existiera tal cosa como la verdad en cuestiones de religión. Reconocían a Jehová como “el Dios de la verdad” y veían la Biblia como Su Palabra veraz. (Sal. 31:5; Jos. 21:45; Juan 17:17.) Estaban al tanto de que todavía desconocían muchas cosas, pero eso no impedía que declararan con convicción lo que habían aprendido de la Biblia. Y cuando las doctrinas y prácticas religiosas tradicionales contradecían lo que se explicaba claramente en la Palabra inspirada de Dios, imitando a Jesucristo denunciaban la falsedad, aunque tuvieran que sufrir entonces la burla y el odio del clero. (Mat. 15:3-9.)
    Para llegar a otras personas y alimentarlas espiritualmente, C. T. Russell empezó a publicar en julio de 1879 la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, hoy conocida en español como La Atalaya

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  41. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    La Biblia: realmente la Palabra de Dios
    La confianza que depositaba Charles Taze Russell en la Biblia no era solo cuestión de aceptar un punto de vista tradicional que fuera popular entonces. Por el contrario, lo popular entre muchas personas de su día era la crítica textual de la Biblia. Los partidarios de esta sostenían que no se podía confiar en las Escrituras.
    En su juventud Russell se había unido a la Iglesia Congregacional y estuvo activo en ella, pero la irracionalidad de los dogmas tradicionales lo llevaron al escepticismo. Descubrió que lo que le habían enseñado no se podía defender convincentemente con la Biblia. De modo que rechazó los dogmas de los credos eclesiásticos y, junto con ellos, la Biblia. Después investigó las principales religiones de Oriente, pero estas tampoco le fueron satisfactorias. Entonces empezó a preguntarse si acaso los credos de la cristiandad tergiversaban las enseñanzas bíblicas. Lo que escuchó cierta noche en una reunión adventista le impulsó a emprender un estudio sistemático de las Escrituras. En realidad lo que se le empezó a revelar fue la Palabra inspirada de Dios.
    Le impresionó profundamente la armonía interna de la Biblia y cómo concordaba esta con la personalidad de Aquel a quien se identifica como su Autor Divino. Para ayudar a otros a beneficiarse de esto, escribió más tarde el libro The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), que publicó en 1886. En él incluyó un profundo estudio de “La Biblia como una revelación divina examinada a la luz de la razón”. Al final de ese capítulo declaró categóricamente: “La profundidad, la fuerza, la sabiduría y el alcance de los testimonios de la Biblia nos llevan a la convicción de que no fue el hombre, sino el Dios Todopoderoso, el autor de sus planes y de su revelación”.
    La confianza en la Biblia entera como la Palabra de Dios sigue siendo la piedra angular de las creencias de los testigos de Jehová de hoy día. Por toda la Tierra disponen de ayudas para el estudio de la Biblia que les permiten examinar personalmente la prueba de su inspiración. A menudo se tratan en sus revistas aspectos de este asunto. En 1969 publicaron el libro ¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios? Veinte años después el libro La Biblia… ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? analizó de nuevo la cuestión de la autenticidad bíblica, proveyó evidencia adicional y llegó a la misma conclusión: la Biblia es realmente la Palabra inspirada de Dios. Otro libro de los Testigos, impreso por primera vez en inglés en 1963 y actualizado en 1990, es “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. Otros detalles adicionales se hallan en su enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras, publicada en inglés en 1988.
    Debido a que estudian esta información individualmente y como congregación están convencidos de que, aunque se utilizó a unos cuarenta hombres durante un período de dieciséis siglos para escribir lo que contienen los 66 libros de la Biblia, Dios mismo dirigió activamente la escritura mediante su espíritu. El apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada de Dios”. (2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:20, 21.) Esta convicción es un factor importante en la vida de los testigos de Jehová. Un periodista británico comentó así sobre esto: “Detrás de todo lo que un Testigo hace hay una razón bíblica. De hecho, uno de sus principios fundamentales es el reconocimiento de la Biblia como […] verdadera”.

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  42. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    Se llega a conocer al Dios verdadero
    Por sus estudios de las Escrituras, el hermano Russell y sus colaboradores no tardaron en reconocer que el Dios del que habla la Biblia no es el mismo dios de la cristiandad. Este era un asunto importante, pues, como dijo Jesucristo, el que la gente obtenga vida eterna depende de que conozca al único Dios verdadero y a aquel a quien él ha enviado, su Agente Principal de salvación. (Juan 17:3; Heb. 2:10.) C. T. Russell y los que con él estudiaban la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con la sabiduría, el amor y el poder divinos, y de que estos atributos se manifiestan en todas Sus obras. Basándose en lo que sabían entonces de los propósitos de Dios, prepararon un análisis sobre por qué se permite el mal y lo incluyeron en una de sus primeras y más extensamente distribuidas publicaciones, el libro de 162 páginas Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), que originalmente se publicó como una edición especial de Zion’s Watch Tower en septiembre de 1881.
    Su estudio de la Palabra de Dios les ayudó a percibir que el Creador tiene un nombre personal y permite que los humanos le conozcan y disfruten de una relación estrecha con él. (1 Cró. 28:9; Isa. 55:6; Sant. 4:8.) La revista Watch Tower de octubre-noviembre de 1881 señaló que: “JEHOVÁ es el nombre que se aplica nada menos que al Ser Supremo, nuestro Padre, y aquel a quien Jesús llamó Padre y Dios”. (Sal. 83:18; Juan 20:17.)
    El año siguiente, en respuesta a la pregunta: “¿Aseguran ustedes que la Biblia no enseña que haya tres personas en un solo Dios?”, se dio la siguiente respuesta: “Es cierto; por el contrario, la Biblia nos dice que nuestro Señor Jesucristo tiene un solo Dios y Padre de quien son todas las cosas (o quien creó todas las cosas). Creemos, pues, en Un Solo Dios y Padre, y también en un solo Señor Jesucristo. […] Pero estos son dos seres, y no un solo ser. […] Son uno solamente en el sentido de que están en armonía. Creemos también en un espíritu de Dios. […] Pero este no es una persona, como tampoco lo son el espíritu de los demonios, el espíritu del mundo y el espíritu del anticristo”. (Zion’s Watch Tower, junio de 1882; Juan 17:20-22.)
    Aumenta el aprecio por el nombre de Dios
    Poco a poco aquellos Estudiantes de la Biblia fueron dándose cuenta, cada vez con más claridad, de la importancia que las Escrituras inspiradas dan al nombre personal de Dios. Este nombre había sido ocultado, en lo que se refiere al idioma inglés, por la versión católica Douay y la versión protestante del rey Jacobo, o Versión Autorizada, y lo mismo sucedió más tarde con la mayoría de las traducciones del siglo XX en diferentes idiomas. Pero varias traducciones, así como obras bíblicas de consulta, atestiguan que el nombre Jehová aparece miles de veces en el texto en sus lenguajes originales; de hecho, aparece muchas más veces que cualquier otro nombre y más que la suma total de otros títulos como Dios y Señor. Como “pueblo para su nombre”, el propio aprecio de los Estudiantes de la Biblia por el nombre divino aumentó. (Hech. 15:14.) En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 plantearon lo que reconocían como una cuestión que toda persona debe afrontar, a saber, “¿Quién honrará a Jehová?”.
    El énfasis que dieron al nombre de Dios no era solo asunto de tener conocimiento de un punto religioso. Como se explicó en el libro Profecía (publicado en inglés en 1929), la cuestión de mayor trascendencia que afronta toda la creación inteligente implica el nombre y la palabra de Jehová Dios. Los testigos de Jehová recalcan que la Biblia muestra que toda persona debe conocer el nombre de Dios y tratarlo como sagrado. (Mat. 6:9; Eze. 39:7.) Ese nombre tiene que ser limpiado de todo el oprobio que han amontonado sobre él no solo los que han desafiado abiertamente a Jehová, sino también los que por sus doctrinas y sus obras lo han representado mal. (Eze. 38:23; Rom. 2:24.) Los Testigos han reconocido, con las Escrituras como base, que el bienestar de todo el universo y de los que lo habitan depende de que el nombre de Jehová sea santificado.
    Se dan cuenta de que, antes de que Jehová tome acción para destruir a los inicuos, es el deber y el privilegio de sus testigos decir a otros la verdad acerca de él. Eso es lo que los testigos de Jehová han estado haciendo por toda la Tierra. Han sido tan celosos al cumplir con esa responsabilidad que por todo el mundo a cualquiera que emplea abiertamente el nombre Jehová se le identifica de inmediato como testigo de Jehová.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  43. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    Denuncia de la Trinidad
    Como testigos de Jehová, C. T. Russell y sus colaboradores consideraban que tenían la seria responsabilidad de denunciar las enseñanzas que representaban mal a Dios, para ayudar a los que amaban la verdad a reconocer que aquellas enseñanzas carecían de fundamento bíblico. Ellos no fueron los primeros que percibieron que la Trinidad no es una enseñanza bíblica, pero sí reconocieron que si querían ser siervos fieles de Dios tenían la responsabilidad de dar a conocer la verdad acerca de ella. Con valor denunciaron las raíces paganas de esta doctrina central de la cristiandad para beneficio de todos los que aman la verdad.
    La revista Watch Tower de junio de 1882 declaró: “Muchos filósofos paganos, al descubrir que les sería conveniente unirse a las filas de la religión en ascenso [una forma apóstata de cristianismo que tenía el apoyo de los emperadores romanos del siglo IV E.C.], empezaron a preparar un camino fácil a esta procurando descubrir similitudes entre el cristianismo y el paganismo, y así combinar ambas religiones. Lograron su propósito. […] Así como la teología antigua tenía algunos dioses principales, y muchos semidioses de ambos sexos, los paganocristianos (si se nos permite acuñar este término) se entregaron a la tarea de reconstruir la lista de dioses para la nueva teología. Fue entonces cuando se inventó la doctrina de tres Dioses: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo”.
    Algunos miembros del clero trataron de dar sabor bíblico a su enseñanza citando textos como 1 de Juan 5:7, pero el hermano Russell presentó prueba de que entre los escriturarios se reconocía que una porción de ese texto era una interpolación, una inserción espuria hecha por un escriba para apoyar una enseñanza que no está en las Escrituras. Otros apologistas de la Trinidad recurrieron a Juan 1:1, pero la revista Watch Tower mostró, basándose tanto en el contenido como en el contexto, que de ningún modo apoyaba este versículo la creencia de la Trinidad. En armonía con esto, en el número de julio de 1883 dijo: “Más estudio de la Biblia, en vez de estudio de los escritos eclesiásticos, hubiera hecho más claro este asunto para todos. La doctrina de la trinidad está en completa oposición a las Escrituras”.
    El hermano Russell denunció con franqueza la insensatez de afirmar que se cree en la Biblia mientras a la vez se enseña la doctrina trinitaria, que contradice lo que la Biblia enseña. Por eso escribió: “¡Qué mezcolanza de contradicciones y confusión manifiestan los que dicen que Jesús y el Padre son un mismo Dios! Esto encerraría la idea de que nuestro Señor Jesús obró con hipocresía cuando estuvo en la Tierra y solo fingió dirigirse a Dios en oración, cuando Él mismo era Dios. […] Además, el Padre siempre ha sido inmortal, de modo que no podía morir. ¿Cómo, entonces, pudo haber muerto Jesús? Los Apóstoles son todos testigos falsos al proclamar la muerte y resurrección de Jesús si Él no murió. Sin embargo, las Escrituras declaran que sí murió”.
    De esa manera, a principios de su historia moderna los testigos de Jehová rechazaron con firmeza el dogma trinitario de la cristiandad en favor de la enseñanza razonable y confortadora de la Biblia misma. Su labor de publicar esas verdades y dar a gente de todas partes la oportunidad de escucharlas ha alcanzado proporciones nunca antes logradas por ninguna otra persona o grupo, ni en el pasado ni en el presente.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  44. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    ¿En qué condición están los muertos?
    Algo que preocupaba mucho a C. T. Russell desde su juventud era qué les sucedería en el futuro a las personas que no hubieran aceptado la provisión divina para la salvación. Cuando era solo un muchacho, creía lo que el clero enseñaba sobre el infierno de fuego; confiaba en que ellos predicaban la Palabra de Dios. Salía de noche a escribir con tiza textos bíblicos en lugares visibles para que los obreros que pasaran por allí recibieran una advertencia y se salvaran de la horrible perspectiva del tormento eterno.
    Uno de sus colaboradores mencionó que más tarde, después que vio por sí mismo lo que la Biblia realmente enseña, Russell dijo: “Si la Biblia enseña que lo que espera a todos, con excepción de los santos, es el tormento eterno, eso debería predicarse, sí, anunciarse de manera atronadora desde las azoteas semanalmente, diariamente, a todas horas; pero si no enseña esa creencia, esto debe darse a conocer, y así debe borrarse la horrible mancha que deshonra el santo nombre de Dios”.
    En los comienzos de su estudio de la Biblia C. T. Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar donde se atormenta a las almas después de la muerte. Muy probablemente le ayudó a ver esto George Storrs, director de la publicación Bible Examiner, a quien el hermano Russell mencionó con mucho afecto en sus obras y quien había escrito mucho sobre lo que había aprendido de la Biblia respecto a la condición de los muertos.
    No obstante, ¿qué se puede decir del alma? ¿Apoyaron los Estudiantes de la Biblia la creencia de que es una parte espiritual del hombre, algo que sigue viviendo después que muere el cuerpo? Todo lo contrario; en 1903 la revista Watch Tower declaró: “Tenemos que prestar atención cuidadosa al hecho de que la lección no es que el hombre tenga un alma, sino que el hombre es un alma, o ser. Tomemos como ilustración de la naturaleza el aire que respiramos: se compone de oxígeno y nitrógeno, ninguno de los cuales es la atmósfera, o aire; pero cuando ambos se combinan en las proporciones químicas adecuadas, lo que resulta es la atmósfera. Lo mismo ocurre con el alma. Dios nos habla desde este punto de vista, de que cada uno de nosotros es un alma. Él no le habla a nuestro cuerpo ni a nuestro aliento de vida, sino que se dirige a nosotros como seres inteligentes, o almas. Cuando pronunció cuál sería la pena por violar su ley, no le habló específicamente al cuerpo de Adán, sino al hombre, al alma, al ser inteligente: ‘Porque el día que de él comieres, morirás’. ‘El alma que pecare, esa morirá.’ (Gén. 2:17; Eze. 18:20.)”. Esto armonizaba con lo que la revista Watch Tower había declarado en abril de 1881.
    Entonces, ¿cómo surgió la creencia de la inmortalidad inherente del alma humana? ¿Qué origen tuvo? Después de examinar cuidadosamente tanto la Biblia como la historia religiosa, el hermano Russell escribió en la revista Watch Tower del 15 de abril de 1894: “Es obvio que no procedió de la Biblia. […] La Biblia aclara que el hombre es mortal, que puede morir. […] Al investigar las páginas de la historia descubrimos que, aunque los testigos inspirados de Dios no enseñan la doctrina de la inmortalidad humana, esa doctrina es la esencia misma de toda religión pagana. […] Por eso, no es cierto que Sócrates y Platón fueran los primeros que enseñaron esa doctrina; esta tuvo un maestro que precedió a esos dos, y que era mucho más hábil. […] El primer registro de esta enseñanza falsa está en la historia más antigua que conocemos: la Biblia. El maestro falso fue Satanás”.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  45. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    En armonía con el intenso deseo del hermano Russell de quitar del nombre de Dios la horrible mancha que se produjo como resultado de enseñar que existe un infierno de fuego donde se sufre tormento eterno, escribió un tratado al respecto: “¿Enseña la Biblia que el salario del pecado sea tormento eterno?” (The Old Theology [Antigua teología], 1889). En él dijo:
    “La teoría del tormento eterno tuvo origen pagano, si bien el concepto de los pueblos paganos no tenía nada que ver con la doctrina cruel en que se convirtió más tarde, cuando gradualmente entró a formar parte del cristianismo nominal, mientras este se mezclaba con la filosofía pagana en el siglo II. Fue la gran apostasía la que incorporó a la filosofía pagana los horribles detalles que en general ahora se aceptan como verdaderos, los pintó en las paredes de las iglesias, como se hizo en Europa, los escribió en sus credos e himnos y pervirtió la Palabra de Dios de tal manera que parecía que esta daba apoyo divino a esa blasfemia que deshonra a Dios. Por lo tanto, a la gente crédula de hoy no le ha llegado como legado del Señor ni de los apóstoles ni de los profetas, sino del espíritu de transigencia que sacrificó la verdad y la razón, y desvergonzadamente adulteró las doctrinas del cristianismo, por ambición y lucha impías por el poder, las riquezas y el número de adherentes. La noción del tormento eterno como castigo por el pecado era desconocida para los patriarcas del pasado; fue extraña para los profetas de la era judía; y ni el Señor ni los apóstoles la enseñaron; pero ha sido la doctrina principal del cristianismo nominal desde la gran apostasía, el látigo empleado con los crédulos, ignorantes y supersticiosos del mundo para obligarlos a dar obediencia servil a la tiranía. Se declaraba merecedores del tormento eterno a todos los que resistían o rechazaban la autoridad de Roma, y el infligir ese castigo mientras la persona aún vivía comenzó tan pronto como la Iglesia tuvo poder para hacerlo.”
    El hermano Russell sabía que la mayoría de la gente sensata en realidad no creía en la doctrina del infierno de fuego. Pero, como indicó en 1896, en el folleto What Say the Scriptures About Hell? (¿Qué dicen las Escrituras sobre el infierno?), “puesto que creen que la Biblia la enseña, cada paso que dan hacia el verdadero entendimiento y la bondad fraternal […] es, en la mayoría de los casos, un paso que los aleja de la Palabra de Dios, a la cual acusan falsamente de contener esta enseñanza”.
    Con el fin de que personas pensadoras volvieran a la Palabra de Dios, Russell presentó en aquel folleto todos los textos de la Versión Autorizada en los que aparecía la palabra infierno, de modo que los lectores pudieran ver por sí mismos lo que los textos decían, y luego dijo: “Gracias a Dios que no encontramos un lugar de tortura eterna como el que los credos, los himnarios y muchos púlpitos enseñan, una enseñanza errónea. Con todo, hemos hallado un ‘infierno’, sheol, hades, al que toda la raza humana ha sido condenada debido al pecado de Adán, y del cual todos somos redimidos por la muerte de nuestro Señor; y ese ‘infierno’ es la tumba, la condición de estar muertos. Además, hallamos otro ‘infierno’ (gehenna —la muerte segunda— destrucción total), que se nos menciona como el castigo final para todos los que, después de haber sido redimidos y haber adquirido conocimiento pleno de la verdad, y de haber sido completamente capacitados para obedecerla, todavía escojan la muerte por adoptar un proceder de oposición a Dios y a la justicia. Y nuestros corazones dicen amén a ello. Tus caminos son justos y verdaderos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y no glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo; porque todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti; porque tus juicios son manifestados”. (Rev. 15:3, 4.)
    Lo que él enseñaba fue fuente de irritación y desconcierto para el clero de la cristiandad. En 1903 le retaron a un debate público. La condición de los muertos fue una de las cuestiones tratadas en la serie de debates que hubo entre C. T. Russell y el Dr. E. L. Eaton, portavoz de una liga extraoficial de ministros protestantes de la zona oeste de Pensilvania.
    En aquellos debates el hermano Russell sostuvo firmemente que “la muerte es la muerte, y que nuestros seres queridos, cuando mueren, están realmente muertos; no están ni vivos con los ángeles ni con los demonios en un lugar de desesperanza”. Para apoyar aquellas declaraciones citó pasajes como Eclesiastés 9:5, 10; Romanos 5:12; 6:23 y Génesis 2:17. Dijo además: “Las escrituras están en plena armonía con lo que usted y yo y cualquier persona sensata y razonable en el mundo esperaríamos que lógica y propiamente caracterizara a nuestro Dios. ¿Qué se dice de nuestro Padre celestial? Que es justo, que es sabio, que es amoroso, y que es poderoso. Todo cristiano reconoce que estos son atributos del carácter divino. Si así es, ¿tiene sentido alguno para nosotros la declaración de que Dios es justo y a la vez castiga a una criatura suya por toda la eternidad, sin importar qué pecado haya cometido? No soy apologista del pecado; yo mismo no vivo en pecado, y nunca lo predico. […] Pero les aseguro que todas las personas de alrededor que, según nuestro hermano [el Dr. Eaton], hablan irreverentemente al blasfemar contra Dios y contra el santo nombre de Jesucristo son personas a quienes se les ha enseñado esta doctrina del tormento eterno. Y a todos los asesinos, ladrones y malhechores que están en las cárceles se les ha enseñado esta doctrina. […] Estas son doctrinas malas; han estado perjudicando al mundo por mucho tiempo; no son parte de la enseñanza del Señor en absoluto, y la visión espiritual de nuestro querido hermano sigue empañada por el humo de la edad del oscurantismo”.
    Se informa que después del debate uno de los clérigos presentes abordó a Russell y le dijo: “Me alegro de verle dirigir la manguera al infierno y apagar el fuego”.
    Para dar aún más publicidad a la verdad sobre la condición de los muertos, el hermano Russell asistió a una extensa serie de asambleas de un día celebradas entre 1905 y 1907, en las que presentó el discurso público “¡Ida y vuelta al infierno! ¿Quiénes están allí? La esperanza de que regresen muchos”. El título era interesante, y atrajo poderosamente la atención. Los lugares en los que se celebraron las asambleas, tanto en ciudades grandes como en pequeñas de Estados Unidos y Canadá, se llenaron a rebosar.
    Entre los que se conmovieron profundamente por lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos estuvo un estudiante universitario de Cincinnati (Ohio), que se preparaba para el ministerio presbiteriano. En 1913 recibió de su hermano carnal el folleto Where Are the Dead? (¿Dónde están los muertos?) que había escrito John Edgar, un Estudiante de la Biblia que a la vez era médico en Escocia. El estudiante que recibió el folleto era Frederick Franz. Después de leerlo con cuidado, dijo con firmeza: “Esta es la verdad”. Sin vacilar, cambió de metas en la vida y emprendió el ministerio de tiempo completo como repartidor de literatura bíblica y evangelizador. En 1920 ingresó en el personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower. Muchos años después llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, y, más tarde, presidente de la Sociedad Watch Tower

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  46. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    YO MÁS BIEN LAS LECTURAS DE MIS HISTORIAS BÍBLICAS LAS DEJO PARA LA PROXIMA SEMANA Y EN ESTA SEMANA SE ESTUDIAN ESTOS ESCRITOS QUE LES DEJÉ Y AUN HAY MÁS:

    El sacrificio de rescate de Jesucristo
    En 1872 Russell y sus colaboradores reexaminaron, como parte de su estudio de las Escrituras, el tema de la restitución, desde el ángulo del rescate dado por Jesucristo. (Hech. 3:21.) Se entusiasmó cuando leyó en Hebreos 2:9 que ‘Jesús por la gracia de Dios gustó la muerte por todos’. Aquello no lo llevó a creer en la salvación universal, pues sabía que las Escrituras también dicen que uno tiene que ejercer fe en Jesucristo para ser salvo. (Hech. 4:12; 16:31.) Aunque no lo comprendió todo de una vez, comenzó a darse cuenta de la maravillosa oportunidad que presentaba a la humanidad el sacrificio de rescate de Jesucristo. Aquello abrió el camino para que el género humano recuperara lo que Adán había perdido, la perspectiva de disfrutar de vida eterna en perfección. El hermano Russell no adoptó una actitud pasiva sobre aquel asunto; reconoció la gran importancia del rescate y lo sostuvo con determinación, aun cuando colaboradores allegados a él dejaron que ideas filosóficas les corrompieran el pensamiento.
    A mediados del año 1878 el hermano Russell ya había sido por un año y medio corredactor de la revista Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), cuyo redactor jefe era N. H. Barbour. Pero cuando Barbour menospreció la enseñanza bíblica del rescate en el número de agosto de 1878, Russell respondió con una firme defensa de aquella importante verdad bíblica.
    Bajo el encabezamiento “La expiación”, Barbour había ilustrado de la siguiente manera lo que pensaba de aquella enseñanza: “Le digo a mi hijo, o a uno de mis sirvientes: Cuando James muerda a su hermana, tú atrapa una mosca, atraviésala con una aguja y clávala a la pared, y yo perdonaré a James. Esto ilustra la doctrina de la sustitución”. Aunque Barbour aseguraba que creía en el rescate, dijo que la idea de que Cristo pagara con su muerte la pena del pecado de toda la progenie de Adán “no [era] bíblica, y repugnaba a nuestro sentido de la justicia”.
    En el número siguiente de la revista Herald of the Morning (septiembre de 1878), el hermano Russell objetó vigorosamente a lo que Barbour había escrito. Analizó lo que las Escrituras dicen en realidad y la consecuencia de ello con “la perfección de la justicia [de Dios], y finalmente su gran misericordia y amor” expresados mediante la provisión del rescate. (1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:18, 19; 1 Ped. 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2.) En la primavera siguiente, después de repetidos esfuerzos por ayudar a Barbour a ver los asuntos desde el punto de vista bíblico, Russell retiró su apoyo de la revista Herald, y su nombre como corredactor dejó de aparecer a partir del número de junio de 1879. Su postura denodada e intransigente respecto a esta fundamental enseñanza bíblica tuvo efectos trascendentales.
    A lo largo de su historia moderna los testigos de Jehová han defendido consecuentemente la enseñanza bíblica del rescate. En el mismo primer número de la revista Zion’s Watch Tower (julio de 1879) se enfatizó que el “mérito para con Dios está […] en el sacrificio perfecto de Cristo”. En 1919, en una asamblea patrocinada por la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, en Cedar Point (Ohio), el programa impreso mostraba en letras grandes las palabras: “¡Bienvenidos todos los que creen en el gran sacrificio de rescate!”. Hoy La Atalaya, en su segunda página, sigue recalcando el rescate, y dice con relación al propósito de la revista: “Anima a la gente a tener fe en el Rey a quien Dios hace gobernar ahora, Jesucristo, cuya sangre derramada abre el camino para que la humanidad adquiera vida eterna”.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  47. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    Dispuestos a progresar, no atados a credos
    El entendimiento claro de la Palabra de Dios no llegó de una vez. En muchos casos los Estudiantes de la Biblia captaban un detalle del patrón de la verdad, pero no veían aún el cuadro completo. No obstante, querían aprender. No estaban atados a credos; estaban dispuestos a progresar. Compartían lo que aprendían. No se consideraban autores de lo que enseñaban; procuraban ser “enseñados por Jehová”. (Juan 6:45.) Y entendían que Jehová hace posible la comprensión de los detalles de su propósito a su modo y tiempo debidos. (Dan. 12:9; compárese con Juan 16:12, 13.)
    Aprender cosas nuevas requiere ajustar el modo de pensar de uno mismo. Se necesita humildad para reconocer los propios errores y efectuar cambios beneficiosos. Esta cualidad y sus frutos agradan a Jehová, y tal proceder les resulta sumamente atractivo a los que aman la verdad. (Sof. 3:12.) Sin embargo, se atrae la burla de los que se jactan de credos que han permanecido sin alterar por siglos, aunque los hayan concebido hombres imperfectos.

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  48. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    DENTRO DE 15 DIAS, DESPUES DEL MIERCOLES DE SENIZA NOS VEMOS SI DIOS QUIERE QUE AHORA QUE ME ACUERDO, ME VOY DE VACIONES CON MI FAMILIA A PASAR CARNAVALES, LES DESEO LA MEJOR DE LAS SUERTES Y QUE DIOS LOS ILUMINE Y LOS BENDIGA…
    AHORA ME VOY A DEDICAR A VER TELEVISIÓN… TIENEN COMO 15 DIAS PARA ESTUDIAR ESOS ESCRITOS Y TODOS LO QUE HE ESCRITO SIN QUE HAYA RECIBIDO MÁS COMENTARIOS NI MÁS MUESTRAS DE CREATIVIDAD DE USTEDES.
    TENGO RATOS QUE YO LES HE MANDADO PONER LAS PELICULAS DEL APOSTOL PABLO Y NO ME HAN HECHO CASO,¿A QUE LE TIENEN MIEDO, O TIENEN PERESA DE PONERLO, O ESTÁN DEMASIADO OCUPADOS?

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  49. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    ESPERO QUE ESTOS ULTIMOS ESCRITOS LES ACLAREN MUCHAS DUDAS, BUENA SUERTE, ¡ GOOD BAY!

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

  50. REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA opina:

    ES QUE SI YO FUERA EL MISMÍSIMO PAPA YO MANDARÍA CAMBIAR LOS TRAJES ANTICUADOS DE LA GUARDIA SUIZA DEL SIGLO XVI POR UNOS DEL SIGLO XVIII PARA QUE SE VEAN UN POQUITÍN MÁS MODERNOS…

    [contesta a REVERENDO JOANNY ALBERTO AFANADOR VILORIA]

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