Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > JeremÃas > Mensaje a Johanán (24:42:1 - 24:42:22)
Todos los oficiales de los soldados, Johanán hijo de Carea, JezanÃas hijo de OsaÃas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, se acercaron
y dijeron al profeta JeremÃas: —Por favor, llegue nuestro ruego a tu presencia, y ora por nosotros a Jehovah tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como tus ojos nos ven),
para que Jehovah tu Dios nos enseñe el camino por donde debemos ir y lo que hemos de hacer.
Entonces el profeta JeremÃas les dijo: —He oÃdo. He aquà que voy a orar a Jehovah vuestro Dios, conforme a vuestra petición. Todo lo que Jehovah os responda os lo declararé; nada os ocultaré.
Ellos dijeron a JeremÃas: —Jehovah sea entre nosotros testigo fiel y verdadero de que conforme a todo aquello para lo cual Jehovah tu Dios te envÃe a nosotros, asà haremos.
Sea bueno o malo, obedeceremos la voz de Jehovah nuestro Dios, a quien nosotros te enviamos. Para que nos vaya bien, ciertamente obedeceremos la voz de Jehovah nuestro Dios.
Aconteció que al cabo de diez dÃas vino la palabra de Jehovah a JeremÃas.
Este llamó a Johanán hijo de Carea, a todos los oficiales de los soldados que estaban con él y a todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor;
y les dijo: —Asà ha dicho Jehovah Dios de Israel, a quien me enviasteis para que presentase vuestra súplica delante de él:
“Si decididamente permanecéis en esta tierra, os edificaré y no os destruiré. Os plantaré y no os arrancaré, porque he desistido del mal que os he hecho.
No temáis al rey de Babilonia, de quien tenéis miedo. No le temáis, dice Jehovah, porque yo estoy con vosotros para salvaros y para libraros de su mano.
Os mostraré misericordia, de manera que él se compadecerá de vosotros y os hará volver a vuestra tierra.
Pero si decÃs: No habitaremos en esta tierra, desobedeciendo asà la voz de Jehovah vuestro Dios,
y si decÃs: No, sino que nos iremos a la tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra ni oiremos el sonido de la corneta, ni tendremos hambre de pan, y allà habitaremos,
entonces oÃd la palabra de Jehovah, oh remanente de Judá: Asà ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros habéis decidido ir a Egipto y os vais allá para residir,
sucederá que allà en la tierra de Egipto os alcanzará la espada que teméis. Allá en Egipto os acosará el hambre que os preocupa, y allà moriréis.
Sucederá que todos los hombres que han decidido ir a Egipto para residir allÃ, morirán por la espada, por el hambre y por la peste. No habrá quien quede vivo de ellos, ni quien escape ante el mal que yo traeré sobre ellos.
Porque asà ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi furor y mi ira sobre los habitantes de Jerusalén, asà se derramará mi ira sobre vosotros cuando entréis en Egipto. Seréis objeto de imprecación, de horror, de maldición y de oprobio; y no volveréis a ver este lugar.”
Oh remanente de Judá, Jehovah ha dicho de vosotros: “No entréis en Egipto.” Sabed ciertamente que hoy os lo he advertido.
Os habéis descarriado a costa de vuestras propias vidas, porque vosotros mismos me habéis enviado a Jehovah vuestro Dios, diciendo: “Ora por nosotros a Jehovah nuestro Dios; y todo lo que Jehovah nuestro Dios declare, háznoslo saber, y lo pondremos por obra.”
Pues os lo he declarado hoy, pero no habéis obedecido la voz de Jehovah vuestro Dios en nada de lo que me envió a deciros.
Ahora pues, sabed ciertamente que por la espada, por el hambre y por la peste moriréis en el lugar a donde deseáis entrar para residir allÃ.
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