Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > JeremÃas > Judá es amenazada de invasión (24:4:5 - 24:7:20)
Declarad en Judá y hacedlo oÃr en Jerusalén, diciendo: “¡Tocad la corneta en el paÃs! Pregonad a plena voz y decid: ¡ReunÃos y entremos en las ciudades fortificadas!
¡Alzad bandera hacia Sion; buscad refugio y no os detengáis! Porque yo hago venir del norte calamidad y gran quebrantamiento.
El león sale de su espesura; se ha puesto en marcha el destructor de las naciones. Ha salido de su lugar para convertir tu tierra en desolación. Tus ciudades serán devastadas y dejadas sin habitantes.
Por eso, ceñÃos de cilicio. Lamentad y gemid, porque el ardor de la ira de Jehovah no se ha apartado de nosotros.
“Y sucederá en aquel dÃa que desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los magistrados, dice Jehovah. Los sacerdotes se quedarán horrorizados, y los profetas quedarán atónitos.”
Entonces dije: “¡Oh Señor Jehovah! De veras has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Tendréis paz, mientras que la espada penetra hasta el alma.”
En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: “Un viento caliente viene desde los cerros del desierto en dirección de la hija de mi pueblo, pero no para aventar ni para limpiar.
Un viento más fuerte que éstos viene de parte mÃa. Ahora también yo declararé juicios contra ellos.”
He aquà que subirá como las nubes, y sus carros son como torbellino. Sus caballos son más veloces que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque somos devastados!
Lava de maldad tu corazón, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo dejarás permanecer en medio de ti tus planes de iniquidad?
Porque ya se oye la voz del que trae las noticias desde Dan y del que informa de la calamidad desde la región montañosa de EfraÃn.
Anunciad a las naciones; he aquÃ, haced oÃr en Jerusalén: “Vienen guardias de tierra lejana y alzarán su voz contra las ciudades de Judá.
Como guardias de campo estarán alrededor de ella, porque se rebeló contra mÃ,” dice Jehovah.
Tu camino y tus transgresiones te han acarreado esto. Esta es tu desgracia. ¡Cuán amargo! Porque llegó hasta tu corazón.
¡Ay, mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las paredes de mi corazón. Se conmociona mi corazón dentro de mÃ. No callaré, oh alma mÃa, porque lo que has oÃdo es el sonido de la corneta, el pregón de guerra.
Quebranto sigue a quebranto, porque toda la tierra es devastada. ¡De repente son devastadas mis moradas; en un momento, mis tiendas!
¿Hasta cuándo habré de ver la bandera y tendré que oÃr el sonido de la corneta?
Porque mi pueblo es insensato; no me conocen. Son hijos ignorantes y carentes de entendimiento. Son expertos para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.
Miré la tierra, y he aquà que estaba sin orden y vacÃa. Miré los cielos, y no habÃa en ellos luz.
Miré las montañas, y he aquà que temblaban; todas las colinas se estremecÃan.
Miré, y he aquà que no habÃa hombre, y todas las aves del cielo habÃan huido.
Miré, y he aquà que la tierra fértil era un desierto. Todas sus ciudades habÃan sido devastadas ante la presencia de Jehovah, ante el ardor de su ira.
Porque asà ha dicho Jehovah: “Todo el paÃs será desolado, aunque no lo consumiré del todo. tortas a la Reina del Cielo y para derramar libaciones a otros dioses, para ofenderme.
¿Me ofenderán a mÃ?, dice Jehovah. ¿Acaso no actúan, más bien, para su propia vergüenza?”
Por tanto, asà ha dicho el Señor Jehovah: “He aquà que mi furor y mi ira se derraman sobre este lugar, sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Se encenderá y no se apagará.”
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